ROMPER EL CERCO
A comienzos de los noventa, la desintegración de la Unión Soviética y la caída del campo socialista supusieron un duro golpe para Cuba, que de la noche a la mañana perdió sus principales mercados y fuentes de suministros esenciales.
Los sectores más extremistas y anticubanos en Estados Unidos, ante la posibilidad de dar la estocada final, arreciaron el bloqueo con la aprobación de la Ley Torricelli, en 1992, y la HelmsBurton, en 1996, entre otras medidas. Al mismo tiempo, destinaron cientos de millones de dólares extras a la subversión y la creación de una supuesta disidencia interna.
Millones de personas han recuperado la vista en más de una treintena de países con la Operación Milagro.
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Contra todos los pronósticos de quienes contaban los días finales de la Revolución, Cuba no solo logró resistir, sino que salió fortalecida en diversos frentes.
Adquirieron un renovado auge las relaciones con los países del Sur, en especial con América Latina y el Caribe, Asia y África. Con ello, se dio continuidad a nuestros principios y propósitos en los organismos internacionales, se privilegió la búsqueda de la paz, la voluntad de integración y colaboración.
Las políticas agresivas, ilegales y extraterritoriales de Washington resultaron ser tan arrogantes, que suscitaron un casi unánime rechazo internacional y llevaron a niveles exponenciales la solidaridad con Cuba, incluso dentro de países tradicionalmente aliados de los norteamericanos.
Prueba de ello son las votaciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que desde comienzos de los noventa condenan anualmente el bloqueo estadounidense: si en 1992, 59 países votaron a favor, tres en contra y la inmensa mayoría, 71, se abstuvieron; en 1997 (un año después de la aprobación de la Helms-Burton), 143 países votaron a favor, tres en contra y 17 se abstuvieron.
A pesar de las vicisitudes económicas, la solidaridad cubana se multiplicó. Incluso durante los años más duros del periodo especial, Cuba no vaciló en poner a disposición de los pueblos del mundo su ingente capital humano, y hasta sus magros recursos económicos. Ese fue el caso de la ayuda médica gratuita ofrecida a varios países centroamericanos que resultaron devastados por los huracanes George y Mitch en 1998.
Las escuelas continuaron abiertas no solo para los cubanos, sino para miles de estudiantes extranjeros que compartieron necesidades para convertirse en ingenieros, maestros e infinidad de otras profesiones.
ÉXITOS Y AMENAZAS DE UN NUEVO SIGLO
La primera década del siglo XXI iniciaba con un hecho que removió los cimientos de la nación: la lucha por el regreso del niño Elián González, retenido ilegalmente en Estados Unidos. Esta vez, el pueblo sacó la política exterior a las calles en masivas manifestaciones que no cesaron hasta que su padre, Juan Miguel González, tocó suelo cubano con su hijo en brazos.
La década traería también nuevas amenazas. Durante ocho años, el mundo tuvo que soportar el gobierno del republicano George W. Bush, quizás el peor presidente que ha tenido los Estados Unidos, quien inició una de las etapas más negras de la política exterior norteamericana.
Guerras preventivas, daños colaterales, cárceles secretas, torturas a prisioneros, se volvieron términos comunes en su mandato. El atentado contra el World Trade Center de Nueva York fue utilizado para desatar una paranoica guerra contra un nuevo y escurridizo enemigo: el terrorismo.
La política guerrerista emprendida por Estados Unidos constituyó una amenaza directa, ya que la Isla "pasó a formar parte del grupo de 60 o más "oscuros rincones del mundo" acusados de patrocinar el terrorismo, y por tanto sujetos a una "guerra preventiva".
Los argumentos resultaban risibles. Más de medio siglo de agresiones de Estados Unidos contra la Revolución, eran más que suficientes para probar que ese país practica con sistematicidad el terrorismo de Estado para lograr sus objetivos.
Además, en territorio norteamericano se albergaron y protegieron organizaciones terroristas y declarados criminales que causaron muerte y destrucción en Cuba, como Luis Posada Carriles y Orlando Bosh, entre muchos otros.
En lugar de apresarlos y condenarlos por sus crímenes, las autoridades estadounidenses se dedicaron a perseguir y apresar a un grupo de jóvenes cubanos cuya misión era obtener información sobre esas mismas estructuras terroristas que ponían en peligro la seguridad de los ciudadanos.
Desde entonces, Cuba libra una batalla por la liberación de Cinco declarados Héroes en el país, la cual se ha convertido en el centro del conflicto histórico con los Estados Unidos y en uno de los puntos más importantes de su política exterior.
La campaña internacional por la libertad de estos antiterroristas, que se extiende ya por más de 15 años, ha recabado muestras de solidaridad en todo el orbe, incluso dentro de importantes sectores de la sociedad civil norteamericana.
Por otro lado, y como ratificación de su protagonismo en las causas del Tercer Mundo, Cuba asumió en el 2006 nuevamente la presidencia del Movimiento de Países No Alineados.
A lo largo de la primera década del siglo, la Isla cosechó importantes éxitos en la esfera multilateral como las masivas condenas contra el bloqueo estadounidense en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Tras la supresión de la antigua Comisión de Derechos Humanos, fue electa como miembro pleno del nuevo Con-sejo de Derechos Humanos, en el que Estados Unidos no tenía asiento, lo cual echó por tierra la justificación que esgrimían para mantener su política de agresiones y subversión y dejó en evidencia sus verdaderos intereses y objetivos.
FIN DE LA LARGA NOCHE NEOLIBERAL
Durante los primeros diez años del siglo XXI, América Latina y el Caribe sufrieron una transformación radical que cambió la correlación de fuerzas, hasta entonces dominada por la derecha y el neoliberalismo.
En ese lapso de tiempo, como ha dicho el presidente ecuatoriano Rafael Correa, se terminó "la larga noche neoliberal" que había llevado a la miseria a las grandes mayorías, mientras enriquecía a unos pocos privilegiados.
La llegada de Hugo Chávez a la presidencia venezolana en 1999, y el posterior triunfo de movimientos progresistas y de izquierda en Argentina, Uruguay, Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Nicaragua, entre otros, crearon un nuevo ambiente de cooperación e intercambio entre los países de la región.
A comienzos de noviembre del año 2005, en la ciudad argentina de Mar del Plata, se produjo un punto de inflexión que evidenció los nuevos aires que corrían. Allí se desterró el ALCA que proponían los Estados Unidos para crear un espacio de libre comercio en todo el continente.
Algunos meses antes, se había producido otro hito en pos de la unión de los pueblos latinoamericanos. En diciembre del 2004 el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, y el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, firmaron la Declaración Conjunta para la creación del ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América) y se realiza en La Habana la primera cumbre de este organismo.
En los años siguientes se sumarían a esta iniciativa Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda y Honduras. Este último abandonó el organismo en el 2009, luego del golpe de Estado que removió del poder al presidente constitucional Manuel Zelaya.
"Afirmamos que el principio cardinal que debe guiar el ALBA es la solidaridad más amplia entre los pueblos de América Latina y el Caribe, que se sustenta con el pensamiento de Bolívar, Martí, Sucre, O’Higgins, San Martín, Hidalgo, Petión, Morazán, Sandino, y tantos otros próceres, sin nacionalismos egoístas que nieguen el objetivo de construir una Patria Grande en la América Latina, según lo soñaron los héroes de nuestras luchas emancipadoras", refiere su documento constitutivo.
SOLIDARIDAD: PRINCIPIO Y FIN
En este nuevo escenario y después de dejar atrás las más graves vicisitudes económicas, el alcance de la cooperación internacionalista cubana se convertiría en un ejemplo de lo que puede lograr un país cuando se mueve por principios de justicia.
Surgió el Programa Integral de Salud que buscaba extender los servicios médicos a un centenar de países, fundamentalmente en África y América Latina. Este incluía también la formación y capacitación de recursos humanos en las áreas don-de laboran los galenos cubanos como en la Isla. La Escuela Latinoamericana de Medicina, que en el curso 1999-2000 contaba con más de 3 000 estudiantes de 23 naciones, multiplicó sus matrículas para convertir a jóvenes pobres en doctores para sus propias comunidades.
En el 2005, las graves inundaciones provocadas por el huracán Katrina en Estados Unidos, motivaron que Cuba organizara la Brigada Médica Henry Reeve, bautizada así por Fidel en honor a un médico neoyorquino que luchó por la independencia de Cuba.
Esa brigada, rechazada por los norteamericanos, sería desplegada poco tiempo después en suelo paquistaní, afectado por un fuerte terremoto, considerado la peor catástrofe natural de ese país, con un saldo aproximado de 80 mil muertos y más de tres millones de damnificados.
La Henry Reeve sumó desde entonces más de una decena de misiones ante la ocurrencia de terremotos, inundaciones y otras situaciones de catástrofes en Guatemala, Paquistán, Bolivia, Indonesia, Belice, Perú, México, Ecuador, China, Haití, El Salvador y Chile.
Si bien el área de la salud ha sido el buque insignia de la cooperación internacional, en otras áreas como la educativa el aporte no ha sido menos importante. Mediante el método cubano Yo sí puedo, desarrollado por especialistas de la Isla a principios de la década, se han alfabetizado millones de personas adultas en todo el mundo.
Además, como parte del ALBA, Cuba y Venezuela han llevado a cabo misiones internacionales de manera conjunta, como es el caso de la Operación Milagro, que se planteó el objetivo de operar a seis millones de personas de diferentes padecimientos oftalmológicos en diez años. El plan que se inició en Venezuela, abarcó una treintena de países de América Latina, el Caribe, Asia y África.
Los profesionales se desplegaron también en territorio venezolano en Misiones sociales que han cambiado la fisionomía de ese país. Como es el caso de Barrio Adentro, que llevó salud a millones de ciudadanos pobres de esa rica nación.
La cooperación internacional cubana, por su alcance y trascendencia, ha devenido un elemento troncal en las relaciones de Cuba con el Tercer Mundo.
Sin abandonar los principios solidarios que siempre la han guiado, se ha ido transformando en un sistema cooperación Sur-Sur, que resulta beneficioso para ambas partes.
UNA CUMBRE HISTÓRICA
La II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que se desarrollará en La Habana a finales de enero de este año, constituye un acontecimiento histórico. Con ella se culminará la presidencia Pro Témpore anual de nuestro país al frente del primer organismo que agrupa a las 33 naciones independientes de América Latina y el Caribe, sin el tutelaje de ningún factor externo.
En el 2008, respondiendo a un llamado del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, los países que hoy componen la CELAC se reunieron en Costa do Sauipe, Brasil.
Allí se decidió la incorporación de Cuba al Grupo de Río y se acordó formar una unión de América Latina y el Caribe sin los Estados Unidos.
Cuba participó activamente en la discusión para la creación de lo que hoy conocemos como la CELAC, que tuvo su cumbre fundacional en Caracas en diciembre del 2011.
Su constitución, calificada por Fidel Castro como el hecho institucional más importante del último siglo, demostró la madurez de la región para lograr un nuevo paradigma de integración con inclusión social, no solo basado en intereses mercantiles. El hecho de que Cuba haya sido el segundo país escogido para asumir la presidencia no es casual. Es el reconocimiento de la validez y permanencia de los principios, valores y objetivos de la política exterior cubana a lo largo de más de medio siglo.
También constituye un mensaje directo de unidad de la región en contra de las agresiones que sufre Cuba de parte de los Estados Unidos. Un país que se ha quedado totalmente aislado en su política de bloqueo y subversión.