Rafael Nadal sabe que para destronar a Novak Djokovic y sustituirlo en el palmarés del Open de Australia que lleva coronando durante tres años consecutivos tendrá que tomarse el primer Grand Slam del año como una carrera de fondo, más aún después de la dura batalla que vivió ante el japonés Kei Nishikori, que si bien duró solo tres sets, conllevó un alto coste para el campeón del mundo en forma de dolorosas ampollas en su mano izquierda, con la que maneja el 'drive'.
De este modo, Nadal aprovechó su jornada de descanso en Melbourne para disfrutar rodeado de todo el equipo que lo acompaña, en el que se encuentran su padre, Sebastián Nadal; su entrenador, Toni Nadal; su jefe de prensa, Benito Pérez Barbadillo; su agente, Carlos Costa, y su asistente en Nike Jordi Robert; entre otros; y quiso compartirlo a través de las redes sociales, en las que se vio a un Nadal relajado y sonriente ante el reto que le espera en cuartos de final, con su mano convenientemente vendada para intentar recuperarla e intentar que no le dé más quebraderos de cabeza en los siguientes partidos.
"Después del entrenamiento, aquí estamos comiendo el equipo en Donovan’s en la playa de St. Kilda en Melbourne", publicó el tenista balear en su cuenta de Facebook, lo que sirvió para tranquilizar a todos sus fans, preocupados por el estado de la mano con la que suele castigar a todos sus rivales.