Una
vez más, los sirios han tomado las calles para reiterar que el
presidente sirio, Bashar al Assad, es el único garante de la unidad de
Siria, y pedir su candidatura en las próximas elecciones presidenciales
del país.
Los sirios marcharon el jueves por las calles de las ciudades de
Tartus (en la costa norte) y de Masyaf, ubicada en la provincia central
de Hama, para manifestar su rotundo rechazo al terrorismo y los
disturbios que sacuden al país desde mediados de marzo de 2011.
Portando banderas nacionales y pancartas con consignas a favor de los
principios nacionales y contra la oposición, autora del derramamiento
de sangre inocente y de la destrucción del país, los participantes
abogaron por el proceso de reconciliación nacional en desarrollo en
varias zonas de Damasco-campo.
Durante la misma jornada, en los suburbios de Damasco, capital siria,
y en la ciudad de Al-Haffeh, sita en la provincia costera de Latakia,
los sirios reafirmaron su pleno respaldo al Ejército en su misión contra
el terrorismo, así como a los principios nacionales declarados por la
delegación de este país árabe en la conferencia de Ginebra (Suiza).
Diferentes ciudades de Siria son escenarios de masivas marchas en
apoyo a Al Assad y a los esfuerzos del Ejército para combatir y
erradicar el terrorismo; marchas que se han convertido en una
herramienta también para denunciar el terrorismo y la injerencia
extranjera.
Entre tanto, el primer ministro Wael al-Halqi anunció el jueves la
voluntad del Gobierno de Damasco de construir viviendas alternativas y
crear nuevas zonas residenciales y urbanizaciones para las familias que
fueron obligadas a abandonar sus hogares ante el temor de los atentados
terroristas perpetrados por los grupos armados, financiados y orientados
desde el exterior.
Rusia, con Estados Unidos y la Unión Europea, se halla inmersa en la preparación de la conferencia Ginebra 2 sobre la cuestión siria. Sin embargo, tras la cortina del palabrerío diplomático se siente un vacío cósmico ya que la llamada oposición siria no sólo es cada vez menos representativa sino que, además, está siendo derrotada en todos los frentes militares de esta guerra subversiva orquestada por los estadounidenses siguiendo el modelo de Lawrence de Arabia. Efímera y altamente etérea, esta extraña oposición, que parecía surgida en un país solidario con su presidente, se ve cada vez más claramente como un injerto occidental que trata de aferrarse al añoso olivo de la nación siria. Pero el injerto está siendo rechazado por el tronco y está languideciendo poco a poco. La oposición externa está viviendo sus últimos momentos y la aventura bélica de quienes estuvieron a punto de incendiar el planeta está llegando a su fin.
RED VOLTAIRE | MOSCÚ (RUSIA) | 18 DE ENERO DE 2014
Thierry Meyssan, figura predominante de la resistencia mediática francesa, se halla en Siria y nuevamente nos ofrece su visión para un completo análisis de todos los aspectos de la situación.
La Voz de Rusia:¿Podría tener un efecto positivo la Conferencia Ginebra 2?
Thierry Meyssan: Cuando hablamos de la oposición siria, estamos hablando de títeres que intervienen en nombre de potencias externas, actualmente 11 países que se agrupan bajo el título de «Amigos de Siria». Por otro lado, el objetivo de la conferencia de Ginebra es establecer la paz en Siria. Está basada en un acuerdo anterior entre Rusia y Estados Unidos, que ya tiene un año y medio que no había podido concretarse hasta ahora.
¿Funcionará ahora para esta conferencia Ginebra 2? Todo parece indicar que sí pero no es seguro ¡y Estados Unidos todavía se reserva la posibilidad de sabotear esta conferencia si no logra imponer esa solución a sus aliados! Es una situación bastante complicada. Estados Unidos es quien imparte las órdenes en esta guerra… Quiero recordar que fue Estados Unidos quien declaró la guerra a Siria al votar la Syrian Accountability Act en 2003. A partir de aquel momento, Estados Unidos trató un gran número de veces de entrar en guerra hasta llegar a los acontecimientos que hoy estamos y que constituyen una guerra a través de intermediarios, o sea a través de otras potencias. Estados Unidos ha delegado sus poderes de guerra a Francia y Gran Bretaña y a las potencias regionales, o sea Turquía, Jordania y sucesivamente a Qatar y Arabia Saudita.
Pero cuando uno a los demás a la guerra es difícil llegar y decirles: «¡Ahora se acabó! ¡Váyanse para su casa porque perdimos!» Esa es la situación que Estados Unidos está tratando de manejar en este momento. Yo decía hace un moment que todavía puede sabotear la conferencia porque dentro de 2 días [El 16 de enero de 2014. Nota de RV.] tendrá lugar la primera audiencia del Tribunal Especial para el Líbano. Si Estados Unidos quiere sabotear la conferencia no hay más que acusar nuevamente a Siria del asesinato de Rafik Hariri basándose en cualquier falso testigo que será desmentido en unos cuantos meses. Eso bastaría para interrumpir el proceso de negociación.
La Voz de Rusia:Hablando precisamente de la oposición siria, ¿quiénes son en realidad?
Thierry Meyssan: No hay una oposición estructurada, lo cual corresponde al deseo inicial de Estados Unidos que quiso desatar en Siria no una guerra convencional, de frente contra frente, sino lo que se ha dado en llamar una guerra de cuarta generación en la que se manipula a la población haciéndole creer que existe un desastre generalizado y que la caída del régimen es inminente. Y es así como se convence a la gente de cosas que aún no han sucedido. En esta guerra de cuarta generación se había decidido financiar varios grupos dispersos, diferentes entre sí, para dar la impresión de que había un movimiento generalizado. No existe coordinación entre esos diferentes grupos y estos comenzaron a cometer actos de terrorismo aquí y allá para convencer a la población de que era verdad lo que veían en [los canales de televisión] Al-Jazeera y Al-Arabiya.
Eso funcionó durante algún tiempo. Finalmente, Estados Unidos consideró que aquello no funcionaba. Se hizo la primera conferencia de Ginebra para poner fin a la guerra pero, unos meses más tarde, Israel, Francia y Qatar primeramente y más tarde Arabia Saudita reactivaron la guerra trayendo masivamente yihadistas del mundo entero.
Pero, como se habían impartido instrucciones para que los diferentes grupos siguieran siendo diferentes entre sí, nunca llegó a construirse un ejército homogéneo como exigía el cambio de estrategia militar.
Es además por esa razón que han sido derrotados claramente en el terreno. Y también es por eso que no logran una representación coherente para esta conferencia Ginebra 2. Cuando hablo de representación coherente me refiero a líderes políticos que irían [a la conferencia] a hablar en nombre de los grupos extranjeros infiltrados en Siria.
La Voz de Rusia:Última pregunta. ¿Cree usted que el gobierno de Bachar al-Assad puede mantenerse o hay que pensar en la salida del presidente sirio con la creación de un gobierno de transición?
Thierry Meyssan: Primero que todo, según varios enemigos de Siria –me refiero a la OTAN y Turquía– el respaldo popular a Bachar al-Assad se estima actualmente entre el 60 y el 88% de la población. No podemos menos que comparar: En Francia actualmente el apoyo popular al presidente de la República [Francois Hollande] ¡es de un 15%! Entonces, si alguien tiene que dejar el poder ¡no es precisamente Bachar al-Assad!
Por otro lado, si miramos la técnica militar utilizada, sí se ha necesitado tiempo para alcanzar la victoria. Hoy se habla, en efecto, de victoria ya que la ciudad de Alepo está siendo liberada y se está limpiando completamente la periferia de Damasco. Se han necesitado 3 años para eso. Y durante esos 3 años las potencias extranjeras no han parado de enviar combatientes extranjeros. Ni siquiera se sabe con precisión cuantos han sido enviados. Los estimados mencionan cifras muy diferentes, entre 40 000 y 160 000 combatientes extranjeros enviados a Siria. Probablemente hay todavía 120 000 combatientes extranjeros en territorio sirio.
Se ha necesitado tiempo pero Assad ha logrado ganar a pesar de esa coalición exterior… Y, por otro lado, en el interior del país el Estado sigue funcionando al cabo de estos 3 años. Yo vivo en Damasco… y aquí no se carece de nada, absolutamente de nada. Usted puede encontrar aquí absolutamente todos los productos necesarios para la vida corriente. Por supuesto, no hay una variedad enorme. Si usted busca atún en conserva, encontrará una sola marca… pero existen todos los productos que uno puede necesitar. Lo mismo sucede en la costa del Mediterráneo, donde no sólo se encuentra de todo sino que además visiblemente ya ni siquiera hay acciones militares.
Sin embargo, hay zonas del país donde ya no funciona el Estado: las zonas llamadas «liberadas» por esa oposición armada. Pero, cuando se dice que el Estado no funciona en esas zonas, eso quiere decir solamente que se han detenido algunos servicios mientras que otros siguen funcionando. Por ejemplo, los hospitales… y también las escuelas. Incluso en los territorios ocupados por esas bandas armadas hay escuelas que siguen funcionando y que siguen recibiendo financiamiento, pero no de las bandas armadas ni de los padrinos extranjeros de esos grupos.
Sí, la política de Bachar al-Assad ha resultado exitosa y ese éxito será de seguro ampliamente estudiado ahora por todas las academias militares del mundo porque es la primera vez que vemos este tipo de guerra. Hasta ahora, las guerras de cuarta generación se desarrollaban en otro contexto, como el final de la guerra de Vietnam o la resistencia del Hezbollah ante Israel… Pero nunca en la situación de un Estado atacado desde el exterior por bandas armadas.
Comentario del autor. Thierry Meyssan es un eminente observador y analista pero se equivoca en un punto. El primer país que tuvo que enfrentar una invasión de bandas armadas con instauración de un régimen wahabita fue Rusia, en suelo checheno y en detrimento del pueblo checheno. Pero esa fórmula mágica ya no funciona y es hora ya de que el presidente estadounidense Obama y el presidente francés Hollande comiencen a pensar en una postguerra en ese Medio Oriente que tanto han castigado.
¿Puede Washington derrocar tres gobiernos a la vez?
por Thierry Meyssan
El poder de un Estado se mide a la vez por su capacidad para defenderse y por su posibilidad de atacar en uno o varios frentes. Bajo esa óptica, Washington está tratando –por primera vez– de demostrar que es capaz de derrocar tres gobiernos simultáneamente: en Siria, en Ucrania y en Venezuela. Creyendo que, si lo logra, ningún gobierno tendrá ya posibilidades de hacerle frente.
¿Y desde cuándo el imperialismo apoya revoluciones?
Imagen captada en la plaza Maidan, Kiev.
Washington, después de fracasar en 2011 en su intento de bombardear simultáneamente Libia y Siria, está tratando de hacer una nueva demostración de fuerza: organizar cambios de régimen en tres Estados al mismo tiempo y en diferentes regiones del mundo –en Siria (CentCom), Ucrania (EuCom) y Venezuela (SouthCom).
Para lograrlo, el presidente Obama ha movilizado prácticamente todo el equipo de su Consejo de Seguridad Nacional.
Primeramente, la consejera de seguridad nacional Susan Rice y la embajadora ante la ONU Samantha Power. Las dos son maestras en el uso de la jerga «democrática». Y durante años se han especializado en aconsejar la injerencia en los asuntos internos de otros Estados con el pretexto de prevenir genocidios. Sin embargo, y a pesar de sus generosos discursos, a ninguna de las dos les importan las vidas no estadounidenses, como lo demostró la señora Power en el momento de la crisis de las armas químicas en la Ghoutta de Damasco. La señora embajadora de Estados Unidos, quien sabía perfectamente que las autoridades sirias no habían cometido aquel acto, simplemente se fue a Europa para asistir con su esposo a un festival de cine dedicado a Charles Chaplin mientras que su gobierno denunciaba un crimen contra la humanidad atribuyéndolo al presidente Assad.
Están también los tres responsables por regiones: Philip Gordon (Medio Oriente y Norte de África), Karen Donfried (Europa y Eurasia) y Ricardo Zúñiga (Latinoamérica).
Phil Gordon (amigo personal y traductor del ex presidente francés Nicolas Sarkozy) organizó el sabotaje de la conferencia de paz Ginebra 2 hasta que la cuestión palestina se resuelva en función de lo que quiere Estados Unidos. Durante la segunda sesión de Ginebra 2, mientras que el secretario de Estado John Kerry hablaba de paz, Phil Gordon reunía en Washington a los jefes de los servicios secretos de Jordania, Qatar, Arabia Saudita y Turquía para preparar un enésimo ataque contra Siria. Estos conspiradores han reunido en Jordania un ejército de 13 000 hombres, de los que sólo 1 000 han recibido un breve entrenamiento militar para pilotear blindados y tomar Damasco. El problema es que esa columna corre el riesgo de ser destruida por el Ejército Árabe Sirio antes de alcanzar la capital siria. Pero sus padrinos no logran ponerse de acuerdo sobre la manera de defender esa fuerza sin equiparla con armamento antiaéreo, que pudiera ser utilizado después contra la aviación de Israel.
Karen Donfried es la ex oficial nacional de inteligencia a cargo de Europa. Dirigió durante mucho tiempo elGerman Marshall Fund en Berlín. Actualmente se dedica a manipular a la Unión Europea para enmascarar el intervencionismo de Washington en Ucrania. A pesar de la reciente revelación del contenido de una conversación telefónica de la embajadora estadounidense Victoria Nuland, la señora Donfried logró hacerles creer a los europeos que el objetivo de la oposición de Kiev era unirse a la Unión Europea y que estaban luchando por la democracia, cuando en realidad más de la mitad de los amotinados de la plaza Maidan son miembros de partidos nazis y agitan retratos de Stepan Bandera, quien colaboró con la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Para terminar, Ricardo Zúñiga es nieto del Ricardo Zúñiga que presidió el Partido Nacional de Honduras y que organizó los golpes de Estado militares de 1963 y 1972 a favor del general López Arellano. El nuevo Zúñiga dirigió la estación de la CIA en La Habana, donde reclutó agentes y los financió para fabricar una oposición contra Fidel Castro. Y ahora moviliza a la extrema derecha trotskista en Venezuela para derrocar al presidente Nicolás Maduro acusándolo de stalinismo.
La parte mediática de estas operaciones está en manos de Dan Rhodes, el especialista en propaganda que se encargó en el pasado de escribir la versión oficial de lo sucedido el 11 de septiembre de 2001 redactando el informe de la comisión presidencial. En ese informe, Rhodes eliminó toda huella del golpe de Estado militar que se produjo aquel día (al presidente George W. Bush se le retiró el poder sobre las 10 de la mañana y no se le devolvió hasta la noche, todo su gabinete y los miembros del Congreso fueron confinados en búnkeres, supuestamente para «garantizar su seguridad») para que sólo quedara el recuerdo de los atentados.
En las operaciones organizadas contra Siria, Ucrania y Venezuela, la narrativa estadounidense reposa exactamente sobre los mismos principios: acusar a los gobiernos de matar a sus propios ciudadanos, calificar a los opositores de «democráticos», adoptar sanciones contra los «asesinos» y, en definitiva, concretar un golpe de Estado.
El movimiento comienza siempre con una manifestación en la que mueren opositores pacíficos y ambos bandos se acusan mutuamente de los hechos de violencia. En realidad, fuerzas especiales o elementos a las órdenes de Estados Unidos o de la OTAN, convenientemente ubicados, disparan a la vez contra la multitud y contra la policía. Así sucedió en Deraa (Siria) en 2011, al igual que en Kiev (Ucrania) y en Caracas (Venezuela) en los últimos días. En el caso de Venezuela, las autopsias practicadas demuestran que 2 víctimas –un manifestante de la oposición y otro favorable al gobierno– fueron baleadas con la misma arma.
Calificar a los opositores de «democráticos» es un simple juego de retórica. En Siria, se trata de takfiristas financiados por la peor dictadura del planeta: la de Arabia Saudita. En Ucrania, son unos cuantos proeuropeos sinceros rodeados de un montón de nazis. En Venezuela, son jóvenes trotskistas de familias acomodadas respaldados por milicias a sueldo de dueños de empresas. Y en todos los casos aparece el seudo opositor estadounidense John McCain para proclamar su solidaridad con los opositores locales, sean verdaderos o falsos.
Del apoyo a los opositores se encarga la National Endowment for Democracy (NED). La NED es una agencia gubernamental estadounidense que se presenta como una ONG financiada por el Congreso de Estados Unidos. La realidad es que la NED fue creada por el presidente Ronald Reagan, en asociación con Canadá, Gran Bretaña y Australia. La dirigen el neoconservador Carl Gershman y Barbara Haig, la hija del general Alexander Haig (ex comandante supremo de la OTAN y posteriormente secretario de Estado bajo la administración Reagan). Es precisamente la NED –en realidad el Departamento de Estado– quien moviliza al senador «de oposición» John McCain.
En este dispositivo no podía faltar la Albert Einstein Institution, «ONG» financiada por la OTAN. Creada por Gene Sharp en 1983, la NED formó agitadores profesionales a través del CANVAS [1] –en Serbia – y de la Academy of Change–en Qatar.
En todos los casos, Susan Rice y Samantha Power adoptan invariablemente la misma pose de justa indignación antes de dictar la adopción de sanciones –a las que rápidamente se suma la Unión Europea– cuando en realidad son ellas mismas quienes se dedican a orquestar previamente los actos de violencia.
Queda entonces por llegar a concretar los golpes de Estados, lo que no siempre funciona.
Así trata Washington de demostrarle al mundo que sigue siendo el amo. Para garantizar los resultados, emprendió las operaciones en Ucrania y en Venezuela mientras se desarrollaban los Juegos de Sochi. Así garantizaba que Rusia no tomara medidas de respuesta, con tal de evitar que algún atentado de los terroristas islamistas le echara a perder la fiesta olímpica.
Pero los Juegos de Sochi terminaron este fin de semana. Y ahora le toca jugar a Moscú.
Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).
Estados Unidos, primer financista mundial del terrorismo
por Thierry Meyssan
Desde la guerra de Afganistán contra los soviéticos, numerosos autores han mencionado el papel de Estados Unidos en el financiamiento del terrorismo internacional. Pero hasta ahora se trataba de acciones secretas cuya existencia Washington nunca reconocía mientras estaban teniendo lugar. En el caso de Siria se ha dado un paso decisivo: el Congreso estadounidense ha votado financiamiento y armamento para dos organizaciones que representan a al-Qaeda. Lo que hasta ahora fue un secreto a voces se ha convertido en la política oficial del «país de la libertad»: el terrorismo.
En violación de las resoluciones 1267 y 1373 del Consejo de Seguridad de la ONU, el Congreso de Estados Unidos ha votado financiamiento y armamento para el Frente al-Nusra y el Emirato Islámico en Irak y el Levante, dos organizaciones vinculadas a al-Qaeda y clasificadas como «terroristas» por la propia ONU. Esa decisión del Congreso estadounidense estará vigente hasta el 30 de septiembre de 2014.
Muchas sorpresas marcaron la primera semana de la conferencia de paz Ginebra 2. Desgraciadamente, la censura impuesta a los grandes medios de difusión no permitió que el público occidental fuese informado sobre esos acontecimientos.
En eso reside la principal paradoja de la guerra contra Siria: se divulgan imágenes que ofrecen un panorama contrario a la realidad. Según los medios de prensa internacionales, en este conflicto un grupo de Estados, reunidos alrededor de Washington y de Riad, que supuestamente defienden la democracia y encabezan la lucha mundial contra el terrorismo, se enfrentan a Siria y a sus aliados rusos, presentados a su vez como dictaduras que manipulan el terrorismo.
Si bien todo el mundo está perfectamente consciente de que Arabia Saudita no es una democracia sino una monarquía absolutista, la tiranía de una familia y una secta sobre todo un pueblo, Estados Unidos tiene la reputación de ser una democracia y hasta se le considera como «el país de la libertad».
Sin embargo, la información más importante de toda la semana fue censurada en el conjunto de los países miembros de la OTAN: el Congreso de Estados Unidos se reunió en secreto para votar financiamiento y armamento destinados a los «rebeldes en Siria» hasta el 30 de septiembre de 2014.
Sí, querido lector, ¡usted ha leído bien! En Estados Unidos, el Congreso realiza reuniones secretas que la prensa ni siquiera tiene derecho a mencionar. Es por esa razón que la información, originalmente transmitida por la agencia británica Reuters [1], ha sido cuidadosamente ignorada por toda la prensa escrita y audiovisual, tanto en Estados Unidos como en la mayoría de los medios de difusión de Europa occidental, al igual que en los llamados países del Golfo. Esa verdad sólo tienen derecho a conocerla los habitantes del «resto del mundo».
La libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a la información son –al menos eso se supone– condiciones sine qua non de la democracia. Y resulta que son más respetadas en Siria y en Rusia que en Occidente.
Como nadie ha leído la ley que adoptó el Congreso estadounidense, ni siquiera se sabe exactamente lo que en ella se estipula. Lo que sí ya se hace evidente es que los mencionados «rebeldes» ya no están tratando de derrocar el Estado sirio –han tenido que renunciar a ello– y que su nuevo objetivo es «desangrarlo». Por eso es que no se comportan como soldados sino como terroristas.
De nuevo ha leído bien, estimado lector. Estados Unidos, el país que supuestamente fue víctima de al-Qaeda el 11 de septiembre de 2001 y que desde entonces encabeza la «guerra global contra el terrorismo», financia ahora el principal vivero del terrorismo internacional, donde actúan dos organizaciones oficialmente subordinadas al-Qaeda: el Frente al-Nusra y el Emirato Islámico en Irak y el Levante. Y ya no se trata de una oscura maniobra de los servicios de inteligencia sino de una ley, plenamente asumida y legalizada, aunque haya sido adoptada a puertas cerradas para no entrar en contradicción con la propaganda oficial.
Por otro lado, ¿cómo podría la prensa –la prensa que afirma desde hace 13 años que al-Qaeda es el autor de los atentados del 11 de septiembre, la prensa que nunca ha mencionado el hecho que aquel 11 de septiembre el presidente George W. Bush fue destituido por los militares–, cómo explicaría esa prensa a su público esta decisión del Congreso? En Estados Unidos hasta el procedimiento mismo de «Continuidad del Gobierno» (CoG) está protegido por la censura. Así que el público del mundo occidental nunca supo que el 11 de septiembre de 2001 se produjo en Estados Unidos una transferencia del poder de manos de los civiles a manos de los militares a las 10 de la mañana y hasta bien entrada la noche, ni que durante todo aquel día Estados Unidos estuvo gobernado por una autoridad secreta, en violación de las leyes y de la Constitución de ese país.
En tiempos de la guerra fría, la CIA financiaba al escritor George Orwell, cuando este autor concebía la dictadura del futuro. Washington creía que despertaría así las conciencias ante el peligro soviético. La realidad es que la URSS nunca llegó a parecerse a la pesadilla que describió Orwell en su novela 1984, mientras que Estados Unidos se ha convertido en su encarnación misma.
Así que el discurso anual de Barack Obama sobre el Estado de la Unión se transformó en un ejercicio excepcional de la mentira. Ante los 538 miembros del Congreso que lo aplaudían de pie, el presidente declaró: «Hay algo que no cambiará: nuestra determinación de que los terroristas no lancen otros ataques contra nuestro país.» Y también dijo: «En Siria, apoyaremos a los grupos de oposición que rechazan los planes de las redes terroristas.»
Sin embargo, cuando la delegación siria que participa en Ginebra 2 propuso a la delegación que supuestamente debería representar a la «oposición» una moción basada única y exclusivamente en las resoluciones 1267 y 1373 del Consejo de Seguridad de la ONU condenando el terrorismo, los «opositores» rechazaron ese documento, sin que Washington protestase en lo absoluto. Pero es normal que no hubiese tal protesta dado que es Estados Unidos quien estimula el terrorismo… y que la delegación de la «oposición» recibe órdenes directamente del embajador estadounidense Robert S. Ford, incluso presente en Ginebra.
Robert S. Ford, trabajó como asistente de John Negroponte en Irak. A principios de los años 1980, John Negroponte dirigió la guerra estadounidense contra la revolución sandinista en Nicaragua contratando para ello miles de mercenarios que, junto a algunos colaboradores locales, fueron rápidamente identificados por la población nicaragüense como «los Contras». La Corte Internacional de Justicia, o sea el tribunal interno de las Naciones Unidas, condenó a Washington por aquella injerencia, cuyo verdadero carácter se trataba de esconder. Más tarde, en los años 2000, Negroponte y Ford aplicaron el mismo escenario en Irak. En aquel momento, el objetivo era acabar con la resistencia nacionalista iraquí utilizando contra ella a los hombres de al-Qaeda.
Esta vez, en enero de 2014, mientras que los sirios y la delegación de la «oposición» discutían en Ginebra, en Washington el presidente Obama proseguía su ejercicio de hipocresía diciéndole al Congreso –cuyos miembros lo aplaudían mecánicamente– que «luchamos contra el terrorismo no sólo a través de las actividades de inteligencia y las operaciones militares sino también cuando permanecemos fieles a los ideales de nuestra Constitución y dando el ejemplo al mundo (…) y seguiremos trabajando con la comunidad internacional para dar nacimiento al futuro que merece el pueblo sirio, un futuro sin dictadura, sin terror ni miedo».
La guerra de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo contra Siria ya ha dejado un saldo de 130 000 muertos –según las cifras del MI6 divulgadas por el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH)–, muertos cuyos verdugos son los mismos que atribuyen la responsabilidad de sus muertes al pueblo que se atreve a oponerles resistencia y a su presidente, Bachar al-Assad.
Los vándalos venezolanos o violentos callejeros, piensan que Venezuela es Ucrania y Siria. Cada país tiene sus características y mi Patria es de una mayoría chavista y bolivariana. Somos un pueblo disciplinado y organizado que no hemos caído en la trampa de la ultraderecha de ir a una confrontación. Ese reducto de antisociales y asesinos NO son la expresión de un pueblo democrático, simplemente, son actores financiados por la ultraderecha de Leopoldo López y Henrique Capriles con el apoyo, por supuesto, de USA y del paramilitarismo colombiano representado por Álvaro Uribe Vélez y YO no meto la mano por Santos (no confío en ese tipo).
Estamos pasando momentos difíciles, pero aquí estamos en la calle con nuestra alegría y, lo más importante, UNIDOS contra los que quieren un baño de sangre en la Patria de Bolívar y de Chávez.