La primera sesión ordinaria de la
Legislatura porteña tuvo como hilo
conductor una exaltación inusitada
de Bergoglio, convertido en el papa
Francisco. Los diputados votaron
una declaración de “beneplácito”
por el aniversario de la asunción
del nuevo Papa, mientras prohibían
un debate acerca del día internacional
de la Mujer Trabajadora para silenciar
cualquier ataque al clericalismo.
La moción del Frente de Izquierda
para reclamar al Congreso
la sanción del derecho al aborto legal
y gratuito fue archivada en forma
sumaria. Sí se aprobó la erección
de un monumento al cura Carlos
Mujica, pero con la condición de
silenciar su lucha social (tercermundismo)
y presentarlo, en cambio,
como un antecesor de Bergoglio
-quien acaba de condenar, retrospectivamente,
a los párrocos
setentistas. Los bloques oficiales
ocultaron que Mujica fue asesinado
por las Tres A, la banda parapolicial
de la burocracia sindical y del gobierno
de Perón-López Rega.
La clericalización de la Legislatura
porteña expresa una tendencia
más general. Bergoglio-Francisco
se ha convertido (valga la expresión)
en un árbitro de la desquiciada
política criolla. Los K lo reconvirtieron
de diablo en santo cuando
comprendieron, a toda velocidad,
que Roma no era San Martín y Rivadavia.
La Presidenta retorna "a
Dios" -el Te Deum del 25 de mayo.
Entre las corridas bancarias, Francisco
maneja algunos hilos decisivos
de la crisis política. El Vaticano
se ha transformado en el destino de
la peregrinación politiquera, pero la
moneda de cambio es la clericalización
de la política patronal. Al Papa
se le atribuye la frase "cuiden a Cristina"
-una ambigüedad que sirve
por igual para continuistas y para
golpistas.
El arbitraje que ejerce el Papa delata
el punto al que ha llegado la disolución
del régimen vigente del
kirchnerismo-oposición. Hace un
mes, fue desmentida la versión de
una ‘cumbre’ en el Vaticano entre
partidos, centrales patronales y la
burocracia sindical en camino a una
reunión de la OIT. Ahora, la ‘cumbre’
será con CFK. La cena prevista
recibirá la bendición de las huelgas
docentes y las movilizaciones contra
suspensiones y despidos.
El Vaticano cobra caro su tutelaje.
Los partidos del régimen han
arriado cualquier referencia o reivindicación
anti-clerical. Es lo que
ocurre con el nuevo Código Civil,
que impugna la legalización del
aborto. Verbitsky denuncia que la
Corte ha rechazado un pedido para
que haga cumplir su propio fallo de
2012, que establece que los abortos
no punibles (por violación) podían
llevarse a cabo con la sola declaración
de la víctima. El periodista oficial
excluye a su gobierno de lo que
denuncia como una clericalización
de la Corte.
La clericalización política acompaña
la entrega al Club de París, el
FMI, el Banco Mundial, los fondos
buitre, Chevron y Repsol.