La fortaleza, colgada sobre la población, es uno de los más espectaculares castillos roqueros de toda España. Bajo su torre se contemplan los rojos tejados y las estrechas calles de lo que fue un importante enclave. Lo mandó levantar, en el siglo XII, el rey Alfonso VIII quien concedió a Frías derecho de mercado y un especial fuero que convirtió a la localidad en capital del valle e importante centro industrial y comercial. Del primitivo castillo quedan capiteles románicos en los que se representan caballeros y figuras mitológicas. Se halla a 73 kilómetros de Burgos. Tiene unos 280 habitantes. Turismo, tel. 947 358 011.
Introducción a la ciudad de Frías (Burgos)
Frías es una de las poblaciones más hermosas de toda España. Es uno de esos conjuntos con encanto en que parece que el tiempo se detuvo hace muchos siglos y perderse por sus calles es una auténtica delicia.
Frías se encuentra en el Valle de Tobalina, al noreste de la provincia de Burgos, perteneciente a la comarca histórica de Las Merindades y al límite de otra de las comarcas emblemáticas de Burgos: La Bureba.
Frías adquirió importancia partir de la concesión de su fuero por Alfonso VIII de Castilla en 1202. Como curiosidad Frías tiene el título de ciudad desde 1435, por disposición del rey Juan II.

Está asentada sobre un cerro alargado situado en un lugar verdaderamente estratégico y de comunicaciones desde tiempo inmemorial, como lo atestigua el paso de una antigua calzada romana. A sus pies corre el Río Ebro y su puente fue, desde hace siglos, nexo de unión entre las tierras cántabras y vascas con las castellanas de Burgos.

Frías, con su rico conjunto monumental ofrece numerosos alicientes al visitante, como sus empinadas calles de estructura medieval, los restos de su recinto amurallado, el barrio de la Judería, el conjunto de casas colgantes, etc.

No obstante hay una serie de edificios emblemáticos que centran nuestra atención, nos referimos al extraordinario castillo, la iglesias de San Vicente y San Vítores, además del puente romano y medieval. Muy cerca, en Tobera, nos centraremos en la Ermita de Nuestra Señora de la Hoz.
Otro de los grandes alicientes de realizar una visita a Frías es que su privilegiada situación geográfica es clave para poder hacer excursiones por dos maravillosas comarcar burgalesas como so La Bureba y Las Merindades.

Castillo de Frías
El castillo de Frías, llamado de los Velascos o de los Duques de Frías, se alza en lo alto del cerro (Peñasco de la Muela) que domina la población, y el cercano río Ebro cruzado por su magnífico puente medieval fortificado.

Introducción a la historia del castillo de Frías
Ocupa el lugar donde existiría una pequeña fortificación defensiva de los siglos IX y X con papel de vigilancia frente a las tropas musulmanas del Emirato de Córdoba, aunque pronto el adversario será el Reino de Navarra.
Sin embargo, el conjunto actual es una construcción que es el resultado de la agregación de obras que van de los siglos XII al XVI.

Perteneció a Alfonso VIII, rey de Castilla al serle entregado por los Armengol. Éste mandaría ampliar la fortaleza y de estos tiempos quedan los muros meridionales del patio de armas con sus ventanales románicos de los que luego nos ocuparemos.
La protección que el fuero del monarca castellano ofrecía a los fredenses cambió radicalmente en 1446 al ser cedida la villa con su castillo por el rey Juan II a D. Pedro Fernández de Velasco (Conde de Haro) a cambio de Peñafiel. Las imposiciones e incrementos de impuestos -que no respetaban el fuero real- del nuevo señor sobre la población provocaron una revuelta que él mismo tuvo que sofocar mediante un asedio.

Desde el punto de vista de la historia del castillo, la familia Fernández de Velasco aportó importantes obras de acondicionamiento y ampliación como residencia señorial.
Breve descripción del castillo de Frías
El castillo de Frías tiene una planta irregular con dos tramos rectos casi perpendiculares: los del noroeste y noreste, más otro curvilíneo -formando un arco-, que se adapta al perfil del cerro de la Muela en su flaco meridional. Sus muros se jalonan de torres de planta circular y cuadrada delimitando un amplio patio de armas con gran aljibe.

En los costados de este patio de armas se encontraban las diversas estancias para la vida y funcionamiento de la fortaleza: viviendas, cuadras, almacenes, etc.

La entrada se practica en el costado oriental para lo que era necesario emplear un puente levadizo que salvaba el correspondiente foso.

La torre del homenaje - de planta poligonal irregular- se sitúa en la esquina suroccidental, edificada independientemente sobre un erizado peñasco. Su silueta es el verdadero emblema de la ciudad gracias a su ubicación y al juego de volúmenes de sus estructuras, como los garitones esquineros y el almenado.

Los ventanales románicos
De la primera construcción de tiempos de Alfonso VIII se conserva en el patio de armas el muro sur de la zona noble residencial, que se comunicaba con el exterior mediante tres ventanales ajimezados románicos. Cada uno de ellos consta de dos arcos de ligero perfil apuntado unidos por una columna mainel.

Los tres capiteles que coronan dichos parteluces nos interesan especialmente por sus hermosos capiteles de tradición silense que muestran animales fantásticos finamente esculpidos, como parejas de grifos.

Más interés iconográfico tienen las escenas de persecución y combate entre un caballero y una centaura hembra que amamanta a un bebé y un caballero cristiano que vence a otro musulmán.

Se trata de una obra de comienzos del siglo XIII y el taller que los esculpió parece el mismo de otras iglesias próximas de La Bureba como Soto de Bureba o Hermosilla.

Estos ventanales son visibles y analizables perfectamente desde el interior del castillo pero también se alcanzan a ver desde la calle principal de la ciudad, aunque a mucha mayor distancia (se necesita un teleobjetivo o unos prismáticos potentes para descifrar la escultura de la cara exterior de los capiteles).

En conclusión: la vista de la fortaleza desde las calles adyacentes de Frías, que aparentemente amenaza despeñarse sobre el pueblo, es de las más pintorescas y espectaculares que se pueden contemplar en España.

Iglesia de San Vicente
La iglesia de San Vicente fue la principal de Frías y parte de la fortaleza de la ciudad al situarse en uno de los extremos del cerro, a modo de espolón.


Se trataba de un templo románico muy tardío del que se conservan algunos restos en el interior como pilares, columnas y parte del abovedamiento, ya que por desgracia se desplomó su torre en 1904 y se reconstruyó nuevamente.

Para colmo de males, la puerta románica, como otros valiosos patrimonios románicos castellanos, fue a parar al Museo de los Claustros (Museo Metropolitano) de Nueva York.
Por ello, más que la arquitectura hay que fijarse en los bienes muebles que atesora, como imágenes religiosas, retablos, sepulcros, cuadros, etc.
Iglesia de San Vítores
En el costado meridional de la ciudad de Frías, ubicada en una acusada pendiente, encontramos la iglesia parroquial de San Vítores. Es un edificio rectangular de moderadas dimensiones y con grandes contrafuertes apuntalando los muros.

Se trata de un templo del siglo XIII de un primitivo estilo gótico no exento de resabios románicos como los canecillos de los muros y la potente espadaña de dos pisos de huecos para las campanas y remate agudo, al estilo de otras muchas espadañas románicas burgalesas, palentinas y cántabras.

En el muro sur tenemos la puerta de cuatro arquivoltas con boceles y medias cañas que se apoyan en tres parejas de columnas cuyos capiteles se animan con esquemáticos trazos geométricos de perfil más o menos triangular.

Convento de Vadillo
Al sur de la población se encuentra el Convento de Vadillo, fundación del siglo XIII por D. Diego Faro que sirvió de hospital de caminantes.
En la actualidad es propiedad del Ayuntamiento de Frías, conservándose el edificio gótico en un estado necesitado de recuperación, quizás para fines culturales.

Puente romano y medieval de Frías
Siendo los puentes medievales verdaderas maravillas ingenieriles y artísticas, suelen pasar bastante desapercibidos por el gran público, éste de Frías es in embargo uno de los más famosos y admirados.

Forma, junto al de Puente la Reina, Cangas de Onís, Balmaseda, Besalú y algunos pocos más, parte de ese grupo de puentes privilegiados que sí aparecen en las guías turísticas convencionales.

La base del puente y los tajamares son de época romana y por él cruzaba la calzada romana antes citada. Ya en tiempos medievales fueron necesarios importantes reconstrucciones.
Este puente fortificado de Frías es un portento de longitud y belleza. Mide 143 metros de largo y una altura máxima de 11,3 de pretil al río y otros tanto tiene la gran torre central.

Consta de nueve arcos de distinto perfil (apuntados y rebajados) y su trazado algo irregular responde a la necesidad de aprovechar las rocas que emergen distintos puntos del río para asentarlo.
Esta torre construida en el centro tiene planta poligonal, se aboveda con medio cañón y por encima está la propia sala de la torre con saeteras para los vigilantes del mismo.

La función de la torre era controlar el paso y cobrar el impuesto de paso o "pontazgo" que permitía, entre otras cosas, sufragar las continuas reparaciones que serían necesarias para mantener su integridad.
Convento de San Francisco
A las afueras se encuentra el antiguo convento de San Francisco, edificio gótico fundado en el siglo XIII, del que queda la nave con bóvedas de crucería y algunos sepulcros monumentales en su interior.
Tobera
A sólo dos kilómetros al suroeste de Frías tenemos el precioso pueblecito de Tobera (en realidad es una pedanía de Frías) , conocido por las bellas cascadas del río Molinar que surcan sus calles.

En el extremo alto de la aldea encontramos uno de los rincones mágicos de la provincia de Burgos, el constituido por la ermita de Santa María de la Hoz, el Santuario del Cristo de los Remedios y el puente medieval sobre el Molinar. Todo ello rodeado por paredones montañosos cubiertos de verde vegetación.

El Santuario es un típico humilladero barroco del siglo XVIII que guarda una talla de esa época de Cristo crucificado.
Por su parte, el puente medieval es de acusado perfil triangular o de "lomo de asno" (bastante más alto en el medio que en los extremos). Este adorable puentecillo, que ha perdido las paredes del pretil, permitía salvar el río Molinar a quienes circulaban por la calzada romana que comunicaba el corazón de Burgos con Vizcaya.

Del conjunto de monumentos de este pintoresco rincón burgalés, el edificio más relevante es la Ermita de Nuestra Señora de la Hoz, templo de dimensiones considerables, construido en el siglo XIII, quizás sobre otro anterior.

Su planta es de una nave orientada canónicamente a levante con cabecera de planta rectangular, pórtico lateral y puerta de arcos apuntados.

El costado del edifico que se asoma al valle es el norte donde se construyó un pórtico de tradición románica con grandes arcos de medio punto que gravitan sobre pilares prismáticos por mediación de impostas achaflanadas, desde donde es una verdadera gozada echar un vistazo al paisaje que lo rodea.
Además de los canecillos que se conservan en las cornisas y algunos preciosos ventanales góticos, nos interesa la puerta anteriormente citada.

Esta portada, ya bastante gótica, tiene cinco arquivoltas de perfil muy ojival, resueltas mediante finos baquetones y escocias, a excepción de la externa que está adornada con un total de once estatuas de figuras humanas en disposición longitudinal.

Los capiteles de las columnas son troncocónicos y sus relieves se encuentran esculpidos en registros horizontales paralelos a base de tallos y hojas ondulantes. No faltan los motivos heráldicos.

En el interior, la nave se cubre con bóveda de cañón y el ábside con crucería sencilla. Gran parte de los muros de esta cabecera se cubren con pinturas barrocas.


Desde este paraje tan pintoresco y hermoso parte un estrecho camino recientemente acondicionado para que los turistas puedan descender hacia el pueblo siguiendo el curso del río, contemplando sus diferentes cascadas desde varios miradores estratégicamente ubicados.

Rutas desde Frías

Uno de los alicientes de visitar el conjunto monumental de Frías, es poder usar la ciudad como base para hacer innumerables visitas a las comarcas de las Merindades de Burgos y La Bureba, con un patrimonio monumental (románico, gótico, renacentista, etc.) de primer nivel.

Por ejemplo, a muy pocos kilómetros está el Monasterio de Oña con una iglesia y claustro medievales de gran valor histórico. Desde Oña se puede visitar también el Monasterio de Rodilla y otros muchos pueblos con iglesias parroquiales románicas.
Más información del Monasterio de Oña 
Más información del Monasterio de Rodilla 