El País alaba programa de EE.UU. para comprar médicos cooperantes de Cuba en Venezuela
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José Manzaneda, coordinador de
Cubainformación.- El pasado 28 de marzo, el diario español El País
publicaba un reportaje titulado “Las relaciones desmedidas”, un nuevo
intento de ensuciar la imagen de los programas de cooperación de Cuba en
Venezuela (1). Y defendía la estrategia del Departamento de Estado de
Estados Unidos para destruir la cooperación sanitaria cubana, llevada a
cabo por 50.000 profesionales en 66 países del mundo (2).
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Recordemos que en 40 de estos países, los más pobres, Cuba asume
todos los gastos de los programas médicos, y en los otros 26 –los más
potentes económicamente, como Venezuela- existen acuerdos de
contraprestación económica que permiten, por ejemplo, financiar el
sistema de salud cubano (3).
El diario El País alababa el llamado Cuban Medical Professional
Parole, un programa del Gobierno norteamericano por el que los
cooperantes cubanos pueden obtener asilo político automático en
cualquier embajada o consulado estadounidense del mundo (4). Esta
mezquindad política era justificada por El País, al ser una oportunidad
“que permite al personal “reclutado” por el Gobierno cubano (…)
solicitar un visado humanitario” en EEUU. El reportaje era aderezado con
varios casos puntuales de médicos cubanos que “huyeron a EEUU” desde
Venezuela a través de Colombia.
Para El País y los medios hegemónicos los datos espectaculares del
impacto social de la cooperación médica cubana en Venezuela carecen de
relevancia informativa. Por ejemplo. La Misión Barrio Adentro, eje
central del Sistema Público Nacional de Salud de Venezuela, integra
cerca de 10.000 consultorios populares (5), ubicados principalmente en
barrios urbanos y poblados rurales, donde 31.600 médicos cooperantes de
Cuba (6) atienden de manera gratuita a más de once millones de personas
(7). En 11 años, han efectuado 617 millones de consultas y han salvado
1.750.000 vidas (8).
Cuba cubre también una buena parte de la formación universitaria de
los Médicos Integrales Comunitarios de Venezuela, que paulatinamente
darán el relevo al personal sanitario cubano: hasta la fecha se han
graduado 17.000 (9).
Existen otros programas sanitarios apoyados por Cuba, como el llamado
Convenio de salud Cuba-Venezuela, por el que 60.000 personas de bajos
recursos han viajado a hospitales cubanos para ser atendidas y operadas
gratuitamente (10).
A los medios corporativos no les interesa informar sobre el impacto
social de los más de 30 programas contra la exclusión social en
Venezuela, las llamadas “misiones sociales”, que han servido, por
ejemplo, para reducir la extrema pobreza, de un 11 % en 2001, a un 5,5 %
en 2013 (11).
Y aún menos les interesa explicar que estos programas nacieron en
2003, gracias a la recuperación de la industria petrolera por parte del
Estado venezolano, tras el llamado “paro petrolero” de la oposición
(12). La redistribución social de la renta petrolera ha servido, por
ejemplo, para incrementar un 1.555 % la inversión en salud pública (13).
Tampoco nos dicen estos medios que estos programas sanitarios han
sido objetivo sistemático de atentados terroristas de la oposición. En
abril de 2013, tras la victoria electoral del presidente Nicolás Maduro,
fueron atacados 25 consultorios médicos atendidos por la cooperación
cubana (14), y en las recientes protestas 3 de ellos fueron incendiados
(15).
Pero, de cuando en cuando, la labor médica cubana en Venezuela sí es
noticia en El País y en otros medios internacionales: cuando unos pocos
de las decenas de miles de cooperantes cubanos deciden acogerse al asilo
político que les ofrece EEUU, abandonando a las comunidades atendidas
por la Misión Barrio Adentro (16).
La cooperación sanitaria a gran escala que lleva a cabo Cuba se ha
extendido recientemente a Brasil, donde ya trabajan 11.400 médicos
cubanos (17). Ni El País ni otros grandes medios han considerado
relevante informar de que 46 millones de personas pobres accederán por
primera vez en sus vidas a servicios gratuitos de salud pública gracias a
la cooperación cubana (18).
Sin embargo, estos medios sí cubrieron durante semanas las ruedas de
prensa de una médica cubana que, junto a representantes de la derecha
brasileña, decidió abandonar el programa para pedir asilo político en la
Embajada de EEUU (19). También ha sido noticia en no pocos medios la
muerte –posiblemente por suicidio- de un médico cubano en un hotel de
Brasilia (20). Pero del impacto social y la mejora de las condiciones de
vida de las comunidades –antes olvidadas- a las que atienden, ni un
sola sola noticia, reportaje o artículo.
Así moldean la opinión pública quienes ejercen la hegemonía sobre los
flujos de información, gracias a su poder económico. Mientras, quienes
se atreven a reclamar leyes que limiten este poder y permitan la
democratización de los medios, son acusados de atentar contra la
“libertad de prensa” (21).