La capacidad de las redes sociales para
organizar plataformas de protesta
e impulsar cambios políticos es incontestable después de sucesos como
la Primavera Árabe, tanto como el hecho de que agentes externos pueden
manipular estas nuevas plataformas de comunicación para dirigirlas o
servirse de ellas. Lo que tal vez no cabía esperar es que algunos
gobiernos pudieran llegar tan lejos como para crear sus propias redes
sociales a fin de influir en países extranjeros. Esto es lo que ha
sucedido con la start-up ZunZuneo, que de acuerdo con informaciones
obtenidas por
Associated Press, fue creada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (
USAID) para fomentar la aparición de movimientos sociales antigubernamentales en
Cuba.
La red social, que desapareció en 2012 con el mismo misterio con el que
apareció en primer lugar, era un servicio de carácter social comparable a
Twitter, pero basado en mensajes SMS (intermediarios españoles se
encargaron de hacerlas más económicos y posteriormente de anonimizar las
comunicaciones ocultando su origen). Su objetivo era ofrecer una
plataforma de difusión de "contenidos no controvertidos" como "música,
fútbol y alertas de huracanes", entre los cuales se insertaban
sutilmente mensajes de tipo político con los que se esperaba generar una
reacción entre los usuarios.
Es importante señalar que este no era un servicio de mensajería dirigido
a personas ya disconformes con el regimen cubano, sino una herramienta
de propaganda dirigida a cualquier ciudadano que pudiera hacer uso de
ZunZuneo.
Según
Associated Press, ZunZuneo llegó a ser usado por unos
40.000 cubanos en su momento de mayor apogeo, hasta que un día se cortó
el grifo de la financiación y cerró sus puertas sin dar mayores
explicaciones. Las causas fueron múltiples. Aunque engendrada y apoyada
económicamente por USAID, ZunZuneo era una start-up con intenciones de
convertirse en una compañía viable a corto plazo, algo que no se veía
reflejado en sus cuentas. Su relación con USAID se fue haciendo cada vez
más complicada; no solo la agencia se sentía incómoda con el hecho de
que después de todo estaba pagando cientos de miles de dólares al
gobierno cubano en mensajes SMS, sino que terminó dándose cuenta de que
cada vez era más complicado negar su relación en el proyecto, lo que
podía haber terminado en un escándalo mayúsculo justo cuando Estados
Unidos y Cuba comenzaban a acercar posturas. Estos problemas, unidos por
las dificultades para encontrar un CEO independiente, lograron poner
punto y final a ZunZuneo, que nunca llegó a tener la penetración o la
influencia suficiente para incitar una Primavera Cubana.
La legalidad de ZunZuneo se encuentra ahora en tela de juicio. Las leyes
estadounidenses indican que cualquier acción encubierta de este tipo
debería haber contado con una autorización presidencial, cosa que no
llegó a suceder, y luego está el pequeño detalle de que USAID es
oficialmente una agencia dedicada a ayudar a países en desarrollo, y no a
organizar o promover acciones políticas en el extranjero. USAID asegura
que el programa era ajustado a la ley, pero eso no estará claro hasta
que concluya la investigación que ha abierto el congreso estadounidense.