“Me
dirijo a ustedes en un momento complicado. Los Estados que nos rodean, se han
puesto en movimiento. Ucrania bulle, Rusia intenta alzarse a su estatura
histórica. Ante nuestros ojos desaparecen las antiguas fronteras. Y por primera
vez en muchos años en Europa volvemos a ver el humo de las explosiones”. Ya al
comienzo del discurso anual al pueblo llano asamblea nacional de Bielorrusia
con el que intervino Alexánder Lukashenko, subrayaba la necesidad de análisis
profundo de la situación actual en la república y a su alrededor. “Cualquier
cataclismo geopolítico, especialmente en la Europa oriental, -señaló el jefe del estado
bielorruso-, a buen seguro nos afectará a nosotros”.
Oleg
Stepanenko
Pravda
Traducido
del ruso por Josafat S. Comín
“En
este sentido especialmente alarmantes por supuesto son los acontecimientos
trágicos que se están sucediendo en Ucrania. Como ya he dicho en alguna otra
ocasión, recordó Lukashenko, la crisis ucraniana tiene dos motivos: La
debilidad de la economía, prácticamente su quiebra, y una corrupción total.
Ambas están íntimamente ligadas. La crisis ucraniana es una advertencia para
todos. No solo para nosotros, los bielorrusos, que vivimos al lado. Por eso
estamos obligados a extraer conclusiones”.
Como
es sabido, el derrumbe de la economía en Ucrania fue exitosamente llevado a
cabo, siguiendo las recetas que estuvo imponiendo occidente, en primer lugar
los EE.UU. Bielorrusia no ha mordido el anzuelo de los “consejeros”
occidentales. Eligiendo el camino de la justicia, impidió que saqueasen la
propiedad. De ese modo, salvándonos de la ruina, impedimos la corrupción
masiva.
Fueron
precisamente las cuestiones económicas, el tema principal del discurso a la
nación. Y puede que las más delicadas. Lukashenko no ocultó las complicaciones
y problemas que amenazan a la infraestructura económica del país. Un bajo
tiempo de crecimiento del producto interior bruto (el primer trimestre apenas ha
supuesto un 0,5 %), el crecimiento de los stocks de producción en los
almacenes, el descenso de la productividad del trabajo y la reducción de las
exportaciones, motivada tanto por factores externos como internos, que es
imprescindible corregir.
Hemos
asimilado bien lo cruel que puede ser la economía globalizada. Ésta no perdona
a aquellos que no advierten a tiempo las variaciones y adoptan los cambios que
de ello se derivan. Por eso hoy, declaró Lukashenko, ha madurado el momento de
perfeccionar la política económica del país de un modo tranquilo, evolutivo
pero firme, sin demoras, ni fluctuaciones innecesarias.
En
el país, señaló, no vamos a renunciar a las prioridades básicas del Estado: las
exportaciones, la vivienda y la seguridad alimentaria. “Vamos a continuar lo
comenzado. A modernizar la industria, a desarrollar la agricultura, la medicina,
apoyar por todos los medios la investigación. Pero ha llegado el momento de
incidir en otras áreas”.
El
Presidente de Bielorrusia mencionó las tres orientaciones de lo que él ha
venido en llamar nuevo curso económico: desarrollo acelerado del mercado
interno, perfeccionamiento de los mecanismos de dirección económica y
desarrollo pleno de la competencia.
La
idea vertebral de este curso para los años siguientes, está convencido Lukashenko,
de que debe ser el desarrollo del mercado interno, que no puede ser entregado a
los extranjeros. Además cabe incidir no solo en la producción de productos,
sino en la prestación de servicios.
A
fin de perfeccionar la dirección de la economía, Lukashenko encargó a la
administración de la presidencia reducir las competencias innecesarias de los altos cargos.
Recientemente en Bielorrusia se ha rebajado considerablemente el peso del
aparato estatal. Y eso, teniendo en cuenta que ya de por sí no era
excesivamente grande en comparación con otros países. El número de funcionarios
por cada mil ocupados es aquí uno de los más bajos de Europa y de la CEI: 35
personas. En Rusia son 75, en Kazajistán alrededor de 50, en Lituania, Letonia,
Estonia, Polonia, que presumen de economía de mercado, son hasta 70 personas. La
reducción del exceso de competencias del aparato estatal, la supresión de las
funciones que no les son propias, al tiempo que se mantienen los principios de
la regulación estatal de la economía, deben arrojar el efecto deseado.
Se
señalaron una serie de medidas para el incremento del prestigio del servicio
público, al que muchos trabajadores activos y con talento deciden renunciar. Uno de los motivos es que
en los funcionarios bielorrusos reciben un salario notablemente inferior que
los rusos.
No
comparto para nada esas disquisiciones
conceptuales, que predominan en Rusia. “Vamos a pagarle al funcionario diez
veces más, después cien veces más, y después lo convertiremos en dependiente
absoluto del Estado, y así será honesto. Eso es una estupidez absoluta”.
Fomentar
el incremento de salario a los
funcionarios es algo que está previsto hacer dentro únicamente de aquellos
límites, que permitan garantizar el prestigio del servicio público.
Al
anunciar un nuevo curso económico el país no renuncia a los sectores
tradicionales del desarrollo de la economía, en la que un papel predominante
juegan las grandes empresas estatales y los principios que han demostrado la viabilidad
de la regulación estatal de los procesos económicos.
Un
lugar destacado en el discurso, ocupó el problema de la modernización de la
economía. En el plan quinquenal en curso, se ha invertido en la modernización 1,5 veces más
que en el plan anterior, casi 20.000 millones de dólares. Se han ejecutado
numerosos proyectos de modernización en el sector de la construcción de
maquinaria, en la metalurgia, industria química, petroquímica, en el complejo
agroindustrial, en la industria farmacológica, del papel, maderera, en la
producción de materiales de construcción, y en los sectores textiles y
peleteros. Hoy conjuntamente con la renovación del potencial económico se hace
imprescindible una utilización eficaz del potencial modernizador, la conquista
y mantenimiento de nuevos mercados.
En
el país se está haciendo mucho para aumentar el nivel de vida de la población.
Está creciendo el salario, las pensiones, los subsidios y las becas. Especial
atención se concede al apoyo a las familias con hijos. El nacimiento de un tercer
hijo va a suponer que el Estado hará un depósito de 10.000$. A aquel progenitor
que cuide de su hijo hasta los tres años, se le pagará mensualmente hasta un 35%
del salario medio mensual por cada hijo
menor de edad que haya en la familia.
El
Presidente bielorruso dedicó especial atención a la lucha contra la corrupción.
A
diferencia de otros, constató, nosotros luchamos contra esa lacra de forma
permanente, sistémica. Nuestros altos funcionarios, hay que reconocerlo, no
tienen ni yates, ni palacios ni limusinas. Gente honesta y cabal en el gobierno,
son por supuesto la mayoría. Y sin embargo no hay motivos para tranquilizarnos
por ahora, ni una victoria decisiva, definitiva, sobre la corrupción.
El
castigo, incluso el ineluctable, sólo es capaz de acabar con la capa
superficial de la corrupción. Mientras que para arrancarla de raíz, hay que cavar mucho
más profundo: son imprescindibles medidas mucho más eficaces de restructuración
de muchos institutos económicos y de gobierno. En algunas áreas hemos logrado
notables éxitos. Recordarán como esa
juventud de niños bien, ingresaba en la universidad mediante sobornos; ya saben
ustedes lo que son las pruebas de acceso. Y con todos los defectos que pueda
haber, estamos perfeccionando ese proceso. Hoy, declaró Lukashenko, ingresar a
una universidad solo es posible gracias a tus conocimientos. Hagamos lo propio
en todas las esferas de nuestra vida social y económica. Es precisamente eso a
lo que debemos aspirar en todos los campos.
Bielorrusia,
-está convencido Lukashenko-, debe y puede dar ejemplo de cómo luchar contra la
corrupción. Una economía fuerte que no esté afectada por esa hidra de la
corrupción, es el cimiento principal del
desarrollo estable del Estado,
Al
mismo tiempo, hay otros factores no menos importantes, que pueden jugar un
papel decisivo.
No
necesitamos una sociedad gris sumisa e indiferente a todo. Una sociedad así,
sin valores, sin raíces, sin fe en sí misma, sería presa fácil de las fuerzas enemigas,
tanto internas como externas, advirtió Lukashenko.
Estas
fuerzas están actuando contra la unidad de los tres pueblos hermanos:
Bielorrusia, Ucrania y Rusia. Últimamente han llegado a “informar” de que en
Bielorrusia están “arrinconando” a la lengua rusa. Es difícil imaginar mayor
absurdo.
Si
perdemos la lengua rusa, nos vemos privados de la inteligencia, si se nos
olvida hablar en bielorruso, dejaremos de ser una nación. Más aún, consideramos
que la lengua rusa representa la riqueza común, primordial, de los tres pueblos
hermanos: ucranianos, bielorrusos y rusos. Y también de otros pueblos con los
que estuvimos conviviendo en un mismo país. Siempre hemos luchado con las
falsas ideas de occidente, de la OTAN y de otros, -dijo el Presidente de
Bielorrusia.
He
encargado a los órganos de seguridad, al KGB, atajar de raíz ese tipo de
rumores, partan de donde partan.
Nosotros
los bielorrusos, subrayó, ni por un segundo olvidamos nuestras raíces
históricas comunes con nuestra Rusia y nuestra Ucrania.
Como
viene siendo tradición, al responder a las preguntas de los diputados de la
Asamblea Nacional, Alexánder Lukashenko no se guardó su opinión sobre los
políticos occidentales y su criatura ucraniana:
“Estoy
absolutamente convencido de que a Rusia no le interesa para nada una guerra
allí. Yo conozco los objetivos que persigue Rusia. Persigue los objetivos de la
defensa no solo propia, de sus intereses, incluidos los nuestros, cuando dice
que Ucrania debe ser neutral. Allí no puede haber Fuerzas Armadas extranjeras.
Ya saben a qué fuerzas me refiero. Eso sería malo para nosotros, malo para
Rusia.
El
Jefe del Estado bielorruso recordó que en el mundo hay millones de mercenarios
y criminales, bien financiados y equipados con el armamento más sofisticado. Los pueden traer aquí a
todos. Pueden sofocar todos los conflictos en el mundo y lanzar a todos contra
Rusia. Es algo que no debemos permitir.
La
Federación de Rusia siempre ha sido y seguirá siendo nuestro aliado
estratégico, nuestros hermanos. Allí no solo viven rusos. Son nuestros hermanos,
que nos tienen en gran estima. Y perder esos lazos sería imperdonable para los
bielorrusos. En todas las situaciones complicadas, aseveró el Presidente
bielorruso, nosotros estaremos al lado de Rusia.