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General: LA HERRADURA
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: OSCARJ  (Mensaje original) Enviado: 01/07/2014 13:45




La herradura

 

Herradura de siete agujeritos 
fuiste historia de fútbol y potrero,
esa era la cábala secreta
que guardábamos callados y en silencio.
 

Nunca más perdimos un partido 
desde el día en que la trajo Nicodemo, 
arrasamos a todos los equipos 
sin tener quizás mucho talento.

La colgábamos en el ángulo del arco 
con la suerte jugando al lado nuestro, 
nadie hermano paraba aquella marcha 
ganando casi todos los encuentros.

En la última fecha el campeonato 
se acercaba con delirio de festejo, 
un empate nos daba la alegría; 
ser campeones ya era casi un hecho.

Ese día de sol a puro fútbol 
con tablones cargados y repletos, 
de local enfrentábamos al cola 
que venía a salvarse del descenso.

Esos pobres muchachos no sabían 
que la suerte cubría nuestros pechos, 
que una vieja herradura protegía 
aquel paso ganador y futbolero.

El partido comenzó sin sobresaltos 
con el gol picando en cada centro, 
y clavamos un golazo de cabeza 
a los cinco apenas del comienzo.

Al descanso nos fuimos sin apuro 
con la vuelta girando como un sueño, 
que allí estaba al alcance de la mano, 
separada tan sólo por un tiempo.

Cuarenta y cinco minutos nos quedaban 
de ansiedad, de fervor y de deseo. 
Ahí a un paso la puerta nos llamaba 
para abrirla con todo el sentimiento.

Pero algo sucedió por esa tarde 
el segundo no fue como el primero, 
nos habían robado la herradura 
que servía al equipo de amuleto.

La debacle entonces comenzó,
el empate llegó de treinta metros,
los contrarios se vinieron en jauría
más que fútbol, con garra y con esfuerzo.

El reloj marcaba los cuarenta 
el empate igual nos daba el premio, 
pero el nueve contrario en palomita 
nos dejaba vacío el sentimiento.

La agonía se instaló con la tristeza 
desde el cielo pasamos al infierno, 
dos a uno la cosa se ponía 
sellando nuestra suerte en aquel pleito.

El partido terminó con un sollozo 
con el alma partida por el medio, 
la alegría se fue con el contrario 
que zafaba a las garras del descenso.

Sin respuestas quedamos esa tarde 
con el llanto oprimiéndonos el pecho, 
la herradura de siete agujeritos 
se perdió gambeteando con los sueños.

*José Cantero Verni 



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