La “base” de la lucha contra la pobreza es el desarrollo económico
Por: Francisco Guacarán.
Especial para TP
El presidente Nicolás Maduro anunció el viernes 27 de junio que
durante 15 días –desde el 1° hasta el 15 de julio– realizaría una
revisión exhaustiva del gobierno nacional, “ejecución de presupuestos,
ministerio por ministerio, proyecto por proyecto, meta por meta”, con el
fin de hacer una “reestructuración global del sistema de gobierno, para
articularlo con máxima eficiencia”.
Si bien debe celebrarse este anuncio y sus intenciones, salta la
duda, más que razonable, acerca de la posibilidad de cumplir con esos
objetivos en apenas 15 días. Especialmente cuando la experiencia ha
demostrado que la corredera y la improvisación dejan un amargo sabor de
boca al movimiento popular y un desgaste del proceso político.
Un ejemplo de ello han sido los planes para eliminar la pobreza: en
2005, el entonces presidente Chávez anunciaba la “Misión Cristo” para
acabar con la pobreza en 2011; en 2007 se impulsó el “Plan Miseria Cero
2011”; en 2013 se “ratifica” la meta de “pobreza cero” en 2019; y en
2014 se anuncia la “Campaña Nacional para la Erradicación de la Pobreza
Extrema en 2018”.
¿Qué plantea inicialmente la más reciente política? La construcción
de “1.500 Bases para Misiones” y la realización de “Sábados y Domingos
Rojos”, para articular, a nivel comunal, las distintas Misiones
sociales, identificar y gestionar la atención social a las comunidades
con pobreza extrema.
Entonces, cabe preguntarse ¿efectivamente la construcción de estas
infraestructuras comunitarias, como “Bases para Misiones”, se desprende
de un estudio científico de las necesidades reales de esos sectores? ¿Se
cuenta con el recurso presupuestario y logístico para su mantenimiento y
dotación periódica? Además, ¿cuál será el impacto de esos espacios ante
una desarticulación de las Misiones y programas sociales a nivel
regional y nacional?
Nuevamente una política con buenas intenciones corre el riesgo de ser
derrotada por la improvisación y el localismo, priorizando lo
territorial sobre lo económico, lo cual no trastoca la lógica
fundamental del modelo causante de la pobreza y la miseria: el
capitalismo rentista y dependiente, aún en funcionamiento.
Tal como lo ha venido planteando el PCV, la lucha contra la pobreza
debe centrarse fundamentalmente en el desarrollo de un fuerte aparato
productivo nacional, dando un impulso a las industrias básicas y de
transformación de materias primas, desarrollar nuestro potencial
agrícola, además de la nacionalización de la banca, todo ello como
garantía para el funcionamiento y mejoramiento de la inversión social.
Asimismo, se hace necesario un Sistema Unificado de Misiones, con un
registro único compartido por todas las instituciones, metas claras y
científicas en sus objetivos, con mecanismos transparentes de
evaluación, seguimiento y contraloría social.
El llamado al debate que se ha hecho desde el PCV debe servirnos para
reivindicar las exigencias para una Nueva y Revolucionaria Política
Económica, denunciar a los enemigos del pueblo trabajador (la burguesía
parasitaria-reaccionaria y los funcionarios corruptos y sus cómplices) y
conformar la más amplia unidad clasista y popular para la
profundización del proceso revolucionario. La clase obrera y el pueblo
trabajador son los únicos interesados en derrotar seriamente la miseria y
la explotación, somos nosotros quienes debemos asumir esa tarea desde
la fuerza de un Estado Democrático, Popular y Revolucionario por
construir.
Fuente: Tribuna Popular Nº 239