Ayer en un ómnibus, con el calor del verano y la larga espera previa en la parada, dos hombres comentaban en voz alta su molestia. "¡Esto seguro que no pasa en Chipre!", le decía uno al otro y una carcajada recorrió toda la guagua. Se refería a un monólogo del humorista Nelson Gudín, que se ha convertido en un fenómeno viral en las redes alternativas de distribución de audiovisuales. El actor encarna a un borracho que se queja, entre otros muchos absurdos, del espacio que los medios nacionales dedican a contar los problemas de otras naciones, mientras silencian los nuestros. La vieja técnica de "la paja en el ojo ajeno..." que constituye uno de los pilares de la prensa oficial cubana.

El desempleo, la corrupción, los recortes económicos y el malestar social... en Chipre fueron en varias ocasiones tema de debate y análisis por varios panelistas de la Mesa Redonda. Para apuntalar el axioma de que "allá afuera el infierno y aquí el paraíso", el impopular programa televisivo hizo especial énfasis en las dificultades por las que atraviesa ese Estado miembro de la Unión Europea. Le dedicó tanto tiempo y tantas reflexiones, que el personaje interpretado por Gudín termina preguntándose "¿Ah... yo no sabía que nosotros vivíamos en Chipre?" La sarcástica frase ha pasado a ser casi una consigna en nuestras calles.

Basta que un funcionario demore un trámite, para que una voz irónica apunte "este seguro que viene de Chipre". Aquella señora que se ha quedado sin trabajo debido a los ajustes económicos "a lo mejor va y es chipriota", refieren con malicia sus conocidos. Ni hablar de los anaqueles vacíos por el desabastecimiento, que "no debe ser en La Habana sino en Nicosia", como aseguraba hace unos días una frustrada cliente. "A este ritmo, vamos a conocer más de los antagonismos entre griegos y turcos que de nuestros propios problemas nacionales", apuntaba también un profesor universitario frente a su alumnado.

Por obra y gracia de los ideólogos del periodismo oficial, nuestras principales preocupaciones ya no llevan la forma de una Isla en el Caribe, sino de esa otra en un punto lejano del Mediterráneo y donde se concentran todos los problemas.