Se llama
La sala de la toga (The Robing Room) y es una web estadounidense en la que empleados de tribunales, fiscales, abogados y litigantes votan y dan su opinión sobre los jueces con los que se cruzan. Con 4,2 puntos sobre 10, el juez
Thomas Griesa es uno de los que desaprueban según el veredicto popular.
De los catorce puntos valorables en la web "donde los jueces son juzgados" (propiedad de la
editorial jurídica North Law), las peores notas de Griesa fueron en dos atributos: lo calificaron como poco trabajador y con mal desempeño en las negociaciones para llegar a arreglos extrajudiciales.
Sacó un tres en las dos.
En la
sección comentarios se distingue perfectamente un antes y un después de la fecha del 12 de junio de 2014, cuando la Corte Suprema de Estados Unidos se reunió para decidir si trataba el caso de Argentina contra los fondos buitre (el lunes 16 de junio se hizo público que en ese encuentro eligieron no tratarlo).
Antes de esa fecha, hay once comentarios sobre Griesa en los que no se nombra a Argentina. En enero de 2014 un abogado lo acusa de ser una especie de “segundo fiscal haciendo el trabajo del Gobierno”. Otro se queja de una supuesta
predisposición de Griesa contra los abogados de despachos conocidos. En mayo de 2013 un testigo argumenta largamente sobre su
falta de neutralidad y en 2008 otro internauta
lo acusa de “vago”: “No se molesta en leer los brief ni las cartas. Sus jornadas deben de ser las más cortas del Southern District. Termina a las 15,30 en punto, aunque estén a la mitad de los argumentos de cierre”.
También hay comentarios a favor. “Un auténtico caballero que trabaja duramente para obtener el resultado correcto. No acierta el 100% de las veces pero intenta sinceramente hacer lo correcto” escribió un abogado en 2013. “El juez más asombroso, inteligente y amable con el que he argumentado hasta ahora”, publicó otro.
Y en la catarata de comentarios sobre Argentina que llegaron a partir de junio se lo acusa, sobre todo, de introducir “inseguridad financiera”: “La comunidad internacional reaccionó favorablemente apoyando la solicitud de Argentina y solicitando justicia en las decisiones que se tomen.
Usted, como juez, no lo puede ignorar”, escribió un internauta sin identificar su profesión.
La campaña contra Argentina muestra lo determinados que pueden ser los fondos de inversión y cuánta plata pueden tener para hacer uso de su influencia fuera de los mercados en los que hacen sus jugadas". Con el título "Argentina encontró un enemigo implacable en el fondo de inversión de Paul Singer", el blog especializado en negocios y finanzas del diario estadounidense The New York Times criticó hoy el poder desmedido del fondo NML.
"Con sólo 300 empleados, el fondo del multimillonario Paul Singer se las ha arreglado para forzar a Argentina, una nación de 41 millones de personas, a retroceder hasta una posición en la que ahora debe considerar la posibilidad de una rendición humillante", publicó el diario.
Se hizo eco también de las implicaciones que una victoria de los fondos tendría sobre futuras reestructuraciones de deuda, una preocupación que comparte con el Fondo Monetario Internacional y con el propio gobierno de Barack Obama: "Algunos expertos dicen que la pelea puede haber desplazado ya el centro de poder hacia los acreedores en los gigantescos mercados de deuda a los que los países acuden regularmente para financiar sus déficits: los países en crisis podrían tener más problemas ahora para conseguir un respiro frente a sus acreedores mediante la declaración de un default".
"Estados Unidos está lanzando una bomba en el sistema económico mundial (...) No sabemos cuán grande va a ser la explosión y no afecta sólo a Argentina", dijo al diario estadounidense el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz.
Sin descartar que el principal deseo de Singer es "hacer dinero", el diario apunta la posibilidad de que el multimillonario vea su batalla contra Argentina como una especie de "cruzada": "Donante del Partido Republicano con inclinaciones libertarias, se ha manifestado cada vez que ha pensado que había gobiernos o empresas dañando los derechos de los acreedores".
Hace una semana, el jefe de la sección de finanzas de The New York Times, Floyd Norris, acusó al juez federal de ignorar un detalle básico del caso: que una parte muy importante de los bonos emitidos en los canjes de 2005 y 2010 habían sido emitidos bajo legislación argentina.
Además de una pesadilla para Argentina, Thomas Griesa es un motivo de vergüenza para estadounidenses como el jefe de la sección de finanzas de The New York Times, Floyd Norris. En su columna de ayer acusó al juez federal de ignorar los detalles básicos del caso: "La audiencia de esta semana dejó en claro que no había comprendido completamente las transacciones de bonos sobre las que ha estado fallando durante años".
De acuerdo con Norris, en el fallo de Griesa que impide al Gobierno pagar los intereses de los bonos reestructurados sin pagar también a los holdouts, el juez se refiere a "los bonos canjeados" pero no especifica qué tipo de bonos canjeados.
"Ese fallo sonaba como si afectara a todos los títulos de los canjes, incluso aquellos que no habían sido emitidos bajo legislación de Nueva York", explicó Norris. Sin embargo, en los comentarios al fallo Norris encuentra que el propio Griesa se refiere constantemente a los bonos en dólares emitidos bajo legislación de Nueva York.
¿Con cuál de las dos interpretaciones quedarse? Antes de meterse en problemas, la filial local de Citibank, encargada de los pagos para bonos con legislación argentina, lo preguntó al juez. Griesa respondió el 27 de junio: Citibank podía hacer esos pagos; el fallo no alcanzaba a los bonos con ley argentina.
Hasta ahí, todo bien. Las contradicciones vinieron con la audiencia de esta semana, cuando Edward A. Friedman, abogado de un fondo de inversión, pidió a Griesa cambiar la orden que hablaba de "bonos canjeados" para dejar claramente fuera de su alcance a los bonos con legislación argentina. El juez le respondió que no lo veía necesario y que su decisión de junio de permitir a Citibank pagar los intereses de bonos argentinos representaba una "excepción diminuta" sobre el fallo original.
"Por lo que entiendo, los bonos de los que se habla en su petición no son parte de los canjes", dijo Griesa a Friedman. Cuando le informaron que sí lo eran, y que además representaban casi una cuarta parte de todos los bonos canjeados, respondió que no se había dado cuenta y dio marcha atrás: "Me parece entonces que si son bonos de los canjes deberían ser tratados como bonos de los canjes y por lo tanto incluidos con los otros bonos de los canjes de mi orden del 23 de febrero".
¿En qué quedamos entonces? ¿Citibank puede pagar los intereses de los títulos bajo legislación argentina como dijo Griesa el 27 de junio o esos bonos deberán incluirse en el grupo genérico "bonos del canje" sobre el que falló el juez en febrero sin tener pleno conocimiento de que en esos canjes había otros títulos además de los emitidos en dólares bajo legislación estadounidense?
Por ahora son preguntas sin respuesta. Lo que sí se sabe es que de una persona crucial en un conflicto que podría desembocar en un default soberano lo mínimo que se espera es competencia técnica. Como el propio Norrys escribio, "el espectáculo fue entretenido pero difícilmente inspira confianza en el sistema legal estadounidense".
publicado en el new york times