El presidente uruguayo, José Mujica, defendió hoy en el Banco Mundial (BM) una izquierda pragmática con políticas de reparto vía salarios pero también incentivos para la inversión privada y énfasis en la mejora de la productividad.
Mencionó que ese pragmatismo ha dado resultados en su país, que tiene el mejor ingreso per cápita de América Latina en estos momentos, al haber saltado de algo más de 6.000 dólares a 17.000 (( 4.374 euros a 12.395 euros) en esta década.
"La política de principios es que la gente viva mejor. Ese es el gran principio", aseguró.
Señaló que los pronósticos apuntan que Uruguay crecerá entre un 4 % y un 4,5 % este año, un dato positivo en momentos en los que "hay un cierto congelamiento" en la región.
Destacó que el crecimiento económico de esta década estuvo "deliberadamente acompañado" de una política de reparto e insistió en que el primer término de ese reparto "se llama salario".
"No es el único pero es el fundamental", afirmó el gobernante uruguayo en el marco de su primera visita oficial a Washington, que esta semana incluyó una reunión el lunes con el presidente Barack Obama en la Casa Blanca, así como un encuentro con el secretario de Estado John Kerry el martes, y que concluye mañana con un acto en la Organización de Estados Americanos (OEA).
Mujica apuntó que el salario real subió un 54 % durante esta década, y recordó que el 75 % del gasto público se destina a política sociales.
Aseguró que los cambios positivos no obedecen solo "al viento de cola", si no también, al ajuste que se hizo en el país para favorecer la inversión.
"Favorecimos la inversión porque era el punto débil de los últimos 50 años de la economía uruguaya. Invertíamos muy poco", dijo el exguerrillero tupamaro durante un "Diálogo sin Corbata" en el que estuvo acompañado del vicepresidente del BM para América Latina, Jorge Familiar.
El presidente uruguayo apuntó que se propició tanto la inversión extranjera directa como a los inversores nacionales que reinvertían, algo que, dijo, le costó críticas.
Mencionó, en ese sentido, las críticas a los inversores extranjeros que se llevaban las ganancias del país y bromeó que, claro, "no son las Carmelitas Descalzas", pero insistió en que lo que hay que ver es la movilización salarial que eso genera.
Recomendó, por lo demás, no ser "como el perro del hortelano", que no come ni deja comer.
De cara al futuro, dijo, lo que quiere su país es aumentar los ingresos per cápita hasta los 25.000 dólares.
Para seguir mejorando, dijo, Uruguay necesita más gente con formación técnica y también más inversión en infraestructuras.
El otro gran desafío es el envejecimiento de la población por lo que será necesario, opinó, multiplicar la productividad.
Celebró, por lo demás, que el sistema político uruguayo sea un sistema civilizado en el que hay respeto y no hay corrupción, algo que, aseguró, es también cierto del sistema sindical.
La charla tuvo un carácter personal, que ganó a Mujica grandes aplausos de la audiencia.
El gobernante uruguayo pidió hoy que se desmitifique su figura y no se le compare con el fallecido líder sudafricano Nelson Mandela, encarcelado como él por motivos políticos, pero de quien dijo juega "en otra liga" porque "rompió moldes".
"No soy Mandela. Soy el Pepe, un muchacho de barrio. Pedí un juego y me tocó jugar este partido", afirmó Mujica, quien viaja acompañado de varios de sus ministros.
El exguerrillero, que pasó 14 años en prisión durante la dictadura que gobernó su país entre 1973 y 1985, aseguró que si estuvo muchos años entre rejas, no fue por ser un héroe sino porque "me agarraron".
Animó a los más jóvenes de la sala a mantener el espíritu de lucha: "Derrotados", dijo, "son los que dejan de luchar".
"No me estoy refiriendo a la política. Me estoy refiriendo a todas las trampas que tiene la vida, y que se te presentan por cualquier circunstancia. Hay que cuadrar la lágrima y volver a arrancar", añadió.
Se refirió también a los flujos migratorios en el mundo, al indicar que "a los pobres no los van a atajar con alambrados" y pedir que la globalización del capital vaya acompañada "de la globalización de la humanidad y el derecho a vivir que tienen los que han nacido".
Bromeó también diciendo que la política de EE.UU. en América Latina que más ha servido es cuando Washington "no se mete".
Teresa Bouza