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General: CULPABLES
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De: cele19331  (Mensaje original) Enviado: 13/10/2014 16:05

Culpables

La auxiliar ha sido el chivo expiatorio sobre el que cargar la incompetencia de los gestores políticos

Susana Cuadrado

Dan ganas de coserse los labios y los dedos para no tener que explicar o escribir según qué. A veces no queda más remedio. Hoy, por ejemplo. De un tiempo a esta parte detesto la política porque está llena de prepotentes y miserables. Provoca repelús decirlo, pero parece que a algunos les satisface que Teresa Romero pudiera haber cometido un error. Un fallo humano, involuntario e inconsciente, como rozarse la cara con el guante contaminado durante su turno de guardia.

Así que Teresa es la culpable.

Mientras la mujer se debatía entre la vida y la muerte, las hienas corrían a tomar posiciones. Desprecio y escarnio. "No se necesita un máster para ponerse un traje", se dijo por boca de alguien que ayer seguía en su cargo. Aquí no dimite nadie, ¿o qué creíamos? El autismo del poder resulta más contagioso que el ébola, aunque aquel no mata. Sobre la hipótesis del error humano, los gobernantes han desempolvado el discurso de la autoexculpación, que ha funcionado con éxito notable en otras catástrofes.

Así que Teresa es la culpable. 

Siempre se busca a alguien para que otros expíen sus pecados. Tiempo atrás dieron con quién en el caso Gürtel: el juez, el culpable. Hace unos días supimos que la cabeza de otro juez, que encarceló a Blesa, era la primera en rodar por el opaco escándalo de Caja Madrid. ¿Democracia? Y esta misma semana se señalaba al maquinista del tren como el único responsable de la tragedia del Alvia en Galicia. La moral pública y la política suelen ir por distintas vías.

Hay motivos para la desolación. La cuerda se ha roto por donde menos debía, y volver a atar los nudos resultará muy difícil. Que no nos vengan luego con el cuento de la confianza cuando un día, de súbito, descubrimos que ese sistema público que debía protegernos puede hacernos enfermar. Corren las hienas a por su presa, espoleados por un grupo de corifeos bien situados en diarios, televisiones y radios. La auxiliar de enfermería que hemos conocido por una foto íntima en Facebook ha sido hasta ahora el chivo expiatorio sobre el que cargar la ineficacia y la incompetencia de otros, los mismos que han troceado y descuartizado la sanidad pública madrileña. 

Demasiado tarde llega Rajoy para corregir tanta insensatez, tanto sinsentido. Ayer se paseó el presidente por el Carlos III, en plan colega con el personal sanitario: "Eh, que estoy con vosotros, que soy de los vuestros". No lo expresa, pero se le entiende todo. Cunde el miedo a la protesta en la calle. Es así como el inquilino de la Moncloa vira 180 grados. Lo hará en dos pasos. Uno, esconder a Ana Mato. Dos, poner al mando a la vicepresidenta. ¡Soraya al rescate! En cinco días de crisis, Mato y los secuaces de la Comunidad de Madrid han desbaratado las defensas del Gobierno. Es más, han dejado que se propague otro virus, el del cabreo, hasta la cocina de nuestras casas. 

De repente, médicos, enfermeras y auxiliares son los mejores del planeta. Unos héroes. Y Teresa ya no es culpable.




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