|
General: Dilma Presidenta (2do. mandato)
Elegir otro panel de mensajes |
|
De: Gran Papiyo (Mensaje original) |
Enviado: 05/10/2014 20:01 |
MIENTRAS DILMA ES FAVORITA PARA GANAR LA REELECCION, MARINA Y AECIO PELEAN POR UN LUGAR EN EL BALLOTTAGE
Brasil elige entre la continuidad y el cambio
Ayer, víspera de la hora en que 142 millones de brasileños irán a las urnas, los sondeos indicaban que Aécio Neves había superado a Marina Silva y se dirigía, en plena curva ascendente, a disputar la segunda vuelta con Dilma Rousseff.
Por Eric Nepomuceno
Propaganda electoral de Dilma Rousseff y Lula da Silva en la favela Mangueira de Río de Janeiro.
Desde Río de Janeiro
Los brasileños llegan este domingo a las urnas electorales luego de una caminata que se definió principalmente por las sorpresas. Desde que empezó el año, lo único seguro es que el 5 de octubre habría –como habrá– elecciones. Todo lo demás fue una veloz secuencia de dudas y sorpresas.
Hasta abril, por ejemplo, se sabía a ciencia cierta que la candidata del PT sería la actual presidenta Dilma Rousseff, y que del lado de los más tradicionales adversarios de los petistas el nombre sería Aécio Neves, del neoliberal PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña).
Ya el tercer contrincante, del PSB –Partido Socialista Brasileño–, era una incógnita: tanto podría ser Eduardo Campos, gobernador de Pernambuco, un político joven y hasta entonces leal a Lula da Silva y al PT, como Marina Silva, que luego de haber ido pasando de partido en partido terminó por abrigarse bajo esa ala generosa. Prevaleció la candidatura de Campos, y con una peculiaridad: la candidata a vicepresidenta, la misma Marina, cuando era presentada como postulante principal, obtenía casi el triple de declaraciones de voto en sondeos y encuestas electorales.
Hasta mediados de agosto, el escenario parecía nítido: Dilma era la franca favorita, con posibilidades concretas de reelegirse en la primera vuelta, Aécio Neves era su competidor directo y a Eduardo Campos le tocaba hacerse conocido para lanzarse en las elecciones de 2018. Muchos se preguntaban si poner a Campos como candidato en lugar de su vice no había sido un error estratégico.
Así las cosas, hasta que a mediados de agosto el destino se encargó de dirimir esa duda: Campos murió en un accidente aéreo, Marina asumió la candidatura y el panorama electoral fue sacudido por un inesperado temblor. En pocas semanas, Marina, ambientalista radical y misionera de una de esas sectas evangélicas que brotan como hongos por todo Brasil, irrumpió como un fenómeno formidable. Arrinconó a Aécio Neves con semejante fuerza que hasta sus más fieles aliados dieron el juego por perdido. Amenazó a Dilma Rousseff –hasta entonces franca favorita– a punto de dejar atónitos a sus estrategas de campaña. Era el nacimiento de lo que la misma Marina proclamaba, con aires mesiánicos, “la nueva política”.
En muy poco tiempo ella se acercó a Dilma en los sondeos relacionados a la primera vuelta electoral y logró una ventaja de casi diez puntos en las proyecciones para la segunda y decisiva vuelta. Y fue entonces que el juego empezó en serio, y la vida real se impuso.
El discurso de Marina Silva, palabras vacías girando alrededor de un eje hueco, fue desgastando su imagen santificada. En cuatro semanas –casi el mismo tiempo en que ella había subido a los cielos como un fenómeno–, el mito se desplomó. Dilma logró recuperar terreno, se consolidó como líder de todos los sondeos y encuestas, y vio cómo disminuía el rechazo a su candidatura mientras mejoraba la aprobación a su gobierno.
Ayer, víspera de la hora en que 142 millones de brasileños irán a las urnas, los sondeos indicaban que Aécio Neves había superado a Marina Silva y se dirigía, en plena curva ascendente, a disputar la segunda vuelta con Dilma Rousseff. E indicaban también que la actual mandataria se había consolidado como favorita para la reelección en la disputa final, el domingo 26 de octubre.
Las de hoy son las elecciones más tensas y sorprendentes de los últimos 25 años en Brasil. De junio hasta ahora se vio de todo un poco, y no sólo entre los que disputan la presidencia.
Las alianzas entre los principales partidos que respaldan a Dilma Rousseff se mostraron, y de manera inédita, de una infidelidad a toda prueba. Mientras Marina Silva se disparaba como un cohete imparable, en varias provincias aliados del PT se bandearon de lado sin escrúpulo alguno. Y cuando la candidata mesiánica empezó a deshacerse como polvo, esos mismos aliados volvieron a casa con cara de marido arrepentido, jurando amores eternos.
Del lado de Aécio Neves, se verificó movimiento similar: cuanto más él se hundía en los sondeos, más sus aliados defendían la necesidad de ser realistas y acercarse al fenómeno fulgurante que Marina parecía ser. Cuando se dio la inversa, o sea, cuando Neves empezó a reaccionar y a sorprender inclusive a sus más optimistas seguidores, todo se invirtió: el mismo ex presidente Fernando Henrique Cardoso empezó a convocar a una unión nacional suprapartidaria para derrotar al demonio principal, el PT.
Es demasiado arriesgado prever lo que saldrá de las urnas electorales brasileñas hoy. Puede ocurrir cualquier cosa, hasta una victoria de Dilma Rousseff ya en la primera vuelta. Nadie puede prever, con un margen mínimo de lucidez y seguridad, cuáles serán los porcentajes de votos que Aécio Neves y Marina Silva alcanzarán.
Hay que ver, además, cómo se darán las elecciones provinciales. De esos resultados dependerá el reacomodo de fuerzas no sólo entre los aliados del PT (se considera, hoy por hoy, que Dilma tiene, aunque en una segunda vuelta, una reelección asegurada), como entre las corrientes internas del partido de Lula da Silva.
La misma duda surge cuando se intenta saber cuál será el rol de Marina Silva y su partido si no logra ir a la segunda vuelta. Ella es un organismo extraño dentro del PSB. El partido se encuentra dividido en tres: el grupo de Marina y una doble división entre los socialistas considerados “auténticos”. Nadie se arriesga a decir qué rol tendrá Marina en caso de que quede, como todo indica, fuera de la disputa final. Y con relación a los “auténticos” del PSB, se sabe que existe una firme división entre los que defienden una alianza con Aécio Neves, y los que, a empezar por el actual presidente del partido, Roberto Amaral, defienden una vuelta a los brazos del PT.
Hay que ver, por fin, cuál será la nueva composición del Congreso. Se espera una renovación de al menos 30 por ciento de la Cámara de Diputados, y otro tanto en el Senado. Algunas figuras históricas quedarán fuera del juego, y nadie se arriesga a predecir cómo será el escenario que el próximo gobierno, tanto si gana Dilma como si ocurre la poco probable victoria de su adversaria, tendrá por delante a la hora de establecer la cada vez más difícil negociación para alcanzar esa cosa exótica que llaman gobernabilidad.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
|
|
Primer
Anterior
2 a 8 de 8
Siguiente
Último
|
|
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
|
|
|
La incógnita será saber qué posición adopta Marina Silva, la gran derrotada de las elecciones de Brasil
Rousseff ganó, pero irá a segunda vuelta con Neves
La mandataria obtuvo el 41,5 por ciento de los votos, el opositor del PSDB Aécio Neves consiguió un 33,6 y Marina Silva debió contentarse con un 21 por ciento. Neves tuvo una doble derrota en su provincia natal, Minas Gerais.
Por Eric Nepomuceno
Dilma Rousseff competirá en el ballottage con Aécio Neves, quien hace poco más de un mes parecía al borde de renunciar.
Página/12 En Brasil
Desde Río de Janeiro
Terminado el conteo de los votos, Dilma Rousseff obtuvo –en números aproximados– 41,5 por ciento del electorado. Y la disputa por el segundo lugar en el ballottage se dio como era esperado: Aécio Neves, del neoliberal PSDB, derrotó a Marina Silva, del PSB.
Sin embargo, hubo sorpresas. Si los institutos de sondeo de opinión dieron en el blanco en lo relacionado a tendencia, se equivocaron, y mucho, con los resultados. Aécio Neves, en lugar de algo alrededor de los 24 o 25 por ciento previstos, logró hacerse con 33,6 por ciento de los votos. Y Marina Silva tuvo que contentarse con un escuálido 21 por ciento del electorado, una votación –alrededor de 21 millones electores– muy similar a la que obtuvo hace cuatro años, cuando disputó e igualmente quedó fuera de la segunda vuelta.
No se trata exactamente del mejor escenario para Dilma. Primero, porque su votación disminuyó sensiblemente comparada con la que obtuvo en la primera vuelta en 2010 (46,9 por ciento –una diferencia que se traduce en cuatro millones menos de votos–). Segundo, porque en tres de los cuatro mayores colegios electorales brasileños, ella no logró una ventaja realmente impactante: superó a Aécio por 700 mil votos en Río, 400 mil en el estado natal de ambos, Minas Gerais, y escasos 110 mil votos en Rio Grande do Sul. Ya en San Pablo, mayor colegio electoral –responde por 22 por ciento del total de votantes brasileños–, la ventaja obtenida por Neves supera los cuatro millones de votos. Y tercero, porque su adversario en ese tramo decisivo contará con el respaldo sustancial de los electores de Marina Silva, para no mencionar el respaldo firme de la totalidad de los medios de comunicación, donde se concentra la oposición más feroz y determinada al PT, en general, y a Rousseff, en particular.
Es verdad que Neves tuvo una doble –e importante– derrota en su provincia natal, Minas Gerais. No logró superar a Dilma (aunque por escasa diferencia) y vio cómo su candidato a la gobernación local fue aplastado por Fernando Pimentel, del PT, ex ministro y amigo personal de Dilma. En Río, tercer colegio electoral brasileño, su votación fue de poco impacto. Así, su sorprendente votación se debió principalmente a San Pablo, donde el actual gobernador, Geraldo Alckmin, de su mismo PSDB, logró una sonora victoria en la primera vuelta, superando hasta las más optimistas previsiones de sus propios correligionarios.
El tradicional adversario de Neves dentro del PSDB, José Serra, obtuvo una contundente ventaja sobre Eduardo Suplicy, derrotándolo en la carrera para el Senado y terminando con 32 años de legislatura del veterano militante del PT.
Así, en la segunda vuelta, cuya disputa empieza hoy mismo, Neves sale acelerado. Cuenta con el respaldo del electorado conservador y antipetista de San Pablo, donde contará con los esfuerzos de un gobernador reelegido de manera formidable. Y cuenta, además, con los problemas que el PT enfrenta en algunas provincias importantes, principalmente Rio Grande do Sul y Río de Janeiro.
La gran incógnita se refiere a la posición que será adoptada por Marina Silva, la gran derrotada en todo ese proceso. La tendencia natural de parte significativa de los votos dirigidos a Silva será que se desvíen a Neves. Los estrategas de Dilma creen que será necesario “recuperar” al menos 30 por ciento de los 21 millones de votos de Marina, lo que significaría unos 6 millones de electores que supuestamente abandonaron a la actual mandataria en medio del trayecto. No será, desde luego, una tarea fácil.
La duda que prevaleció en las horas siguientes al resultado de ayer es sobre cuál será la decisión personal de la candidata derrotada. Para los estrategas del PSDB, a empezar por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, es fundamental que Marina declare formal y oficialmente su respaldo a Neves. Y más: que su partido, el PSB, tradicional aliado del PT, se asuma ahora como parte de una nueva alianza, la que pretende conducir a Neves a la presidencia.
Ocurre que Marina, además de centralizadora y autoritaria, es imprevisible. Tanto puede salir hoy mismo en fervorosa defensa de quien la atacó duramente durante la primera etapa de la campaña como puede cerrarse en silencio por algunos días y luego declararse neutral.
En el PT, se da por seguro de que una parte mayoritaria del electorado de la evangélica ambientalista confirmará su antipetismo y acarreará sus votos para Neves. La cuestión es cómo recuperar la parte significativa que, desilusionada con el PT y Dilma, pasó a apoyar a Silva pero igualmente rechaza el neoliberalismo enfático del otro candidato.
En dos colegios electorales importantes, Minas Gerais y San Pablo, Dilma salió en la delantera en la primera vuelta, y ahora tratará de ampliar su ventaja. En Bahía, también muy importante, el candidato del PT, Rui Costa, en un vuelco espectacular logró derrotar al derechista Paulo Souto, aliado a Neves, y ganar la gobernación en la primera vuelta. Será un respaldo muy importante.
En otra provincia importante, Rio Grande do Sul, el cuadro es bastante más complicado. El actual gobernador, Tarso Genro, petista histórico, obtuvo un resultado inferior a lo esperado: 32,5 por ciento de los votos. Su adversario en la segunda vuelta es José Sartori, del PMDB, quien obtuvo sorprendentes 40,4 por ciento (hace tres semanas no pasaba de los 10 por ciento en los sondeos: ha sido otro vuelco espectacular en una jornada electoral plagada de sorpresas). Pese a que los dos partidos, PT y PMDB, son aliados en el plan nacional, desde luego en Rio Grande do Sul la situación permanece en suspenso. Hay varios sectores del PMDB, en todo el país, que se pasaron a Aécio. ¿Cómo será en Rio Grande do Sul?
Hay, finalmente, dos factores que tendrán que ser tenidos en cuenta. Primero: Lula da Silva estuvo un tanto al margen en esa primera etapa. Pese a estar presente en una gran cantidad de actos pro Dilma, la verdad es que su participación en el comando y en la estrategia de la campaña ha sido más bien discreta. ¿Cómo será ahora? Segundo: al contrario del PT, su rival PSDB carece de militancia de base, capaz de promocionar grandes movilizaciones populares. En esta primera etapa, esa militancia petista poco apareció. ¿Habrá condiciones de llenar calles de manifestaciones masivas en la segunda y definitiva vuelta?
Del lado del PSDB, el cuadro es considerado, por los estrategas de Neves, como muy positivo. Al fin y al cabo, el candidato que hace poco más de un mes parecía al borde de renunciar frente a la estampida de Marina Silva logró un arranque formidable, y llega a la segunda vuelta de la campaña en curva ascendente, mientras que Dilma quedó estacionada. La diferencia entre los dos, de ocho puntos, es considerada vulnerable por la campaña de Aécio. Y a la falta de militancia de base, capaz de movilizar gente, y también a la falta de capilaridad entre las camadas más populares, la campaña pretende responder con un programa electoral fuerte y propositivo en radio y televisión. Ahora, los dos disponen del mismo tiempo, diez minutos al mediodía y otros diez por la noche, además de un número igual de spots publicitarios a lo largo de todo el día.
El blanco preferencial del PSDB está en las clases medias urbanas, especialmente de las regiones más ricas del país, el sur y el sudeste, donde se concentra el mayor contingente de electores. Para eso, contará, además de sus propios recursos, con un apoyo esencial, el de los grandes grupos mediáticos. A Dilma y al PT les espera un largo y complicado camino, pero hoy por hoy, ella sigue ocupando el sitio de favorita.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
|
|
|
Bien por Dilma ! ! ! !
Lunes, 27 de octubre de 2014
La mandataria del Partido de los Trabajadores fue reelecta y prometió una reforma política de fondo
Brasil reafirmó su confianza en Dilma
Fue el resultado más apretado logrado por el PT desde la elección de Lula en 2002, pero suficiente para asegurar la reelección de Rousseff. Las regiones más pobres del país votaron masivamente por Dilma. Las más ricas, por Aécio Neves.
Por Eric Nepomuceno
Cientos de seguidores del PT celebraron la reelección de Dilma Rousseff ayer en la Avenida Paulista en San Pablo.
Página/12 En Brasil
Desde Río de Janeiro
Tres puntos, es decir, alrededor de tres millones de votos, aseguraron a Dilma Rousseff, del PT, el derecho de permanecer cuatro años más como presidenta de Brasil, mayor población y mayor economía de América latina, y una de las ocho mayores del mundo.
Ha sido el resultado más apretado logrado por el PT desde la elección de Lula da Silva en 2002. Pero, de todas formas, suficiente para asegurar al Partido de los Trabajadores el derecho –decidido de forma soberana por las urnas– a cumplir 16 años en la presidencia de Brasil.
Alrededor de las nueve de la noche de ayer, horario de Río, el país se enfrentó a un retrato claro e indiscutible: estuvo definitivamente dividido en dos a raíz de las elecciones de este año. Y dividido no sólo geográficamente sino también socialmente. Las regiones más pobres del país votaron masivamente por Dilma. Las más ricas y desarrolladas, por el neoliberal Aécio Neves.
Y así Dilma tendrá, no sólo de enero en adelante (cuando empieza su segundo mandato consecutivo), sino a partir de hoy mismo, que empezar a armar un nuevo gobierno, que enfrentará un cuadro complejo y difícil. Para complicar aún más el escenario, el nuevo Congreso tendrá una mayoría conservadora, especialmente en la Cámara de Diputados, lo que seguramente dificultará las negociaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Es verdad que la alianza del PT mantuvo la mayoría en el Congreso, tanto en Diputados como en el Senado. Pero es igualmente verdad que el mayor de los partidos aliados, el PMDB, se confirmó, en estas elecciones, como mucho más una federación de intereses personales y, en el mejor de los casos, regionales, que como partido con una línea política e ideológica consistente. A ejemplo del país, el PMDB se dividió en la campaña: mitad apoyó a Aécio, mitad a Dilma. Ahora habrá que ver cuál será el precio pedido por el PMDB para mantenerse como aliado o pasarse a la oposición.
Más allá del espectro político, hay otro punto a ser observado: el ausentismo rompió marcas históricas, bien como voto en blanco o directamente nulo. Eso, acorde con analistas independientes, señala un gran desencanto de una parte importante del electorado en relación con la política, a los partidos, a los políticos y, claro, al gobierno nacional.
Dilma ganó con el 51,64 por ciento, la mitad y poco más del electorado reafirmó su confianza en el proyecto de país llevado adelante por el PT desde Lula da Silva (2003-2010) y ahora con la mandataria reelecta. Aécio obtuvo el 48,36 por ciento de los sufragios. Pero lo que hay en el horizonte es un escenario difícil, confuso. El cuadro económico es complicado, hay que reconquistar la confianza de inversionistas, organizar las cuentas públicas sin que el ajuste fiscal signifique sacrificar programas que contribuyeron, de manera decisiva, para cambiar el mapa social brasileño.
Además, mientras no se cambie el sistema político, las alianzas significan un precio altísimo a cambio de la tan mencionada gobernabilidad. No hay prácticamente ningún punto de coincidencia programática e ideológica entre Dilma, el PT y los aliados, de la misma forma que dentro de su mismo partido la presidenta reelecta enfrenta diferencias significativas. Dilma tuvo sus orígenes en la militancia armada contra la dictadura. Recuperada la democracia, fue militante del PDT de Leonel Brizola, en su época uno de los mayores líderes de la izquierda brasileña. Entró en el PT hace 14 años y, contrariando expectativas de corrientes poderosas del partido, fue indicada por Lula da Silva para sucederlo. Su primer gobierno ha sido difícil, muchas veces confuso, especialmente en su errática política económica; pero logró mantener e incluso ampliar los programas sociales implantados por Lula.
Son muchos los desafíos que enfrentará en su nuevo gobierno, y ahora con una novedad: una oposición dura, firme, sólida y agresiva.
Porque la verdad es que ni Lula ni ella enfrentaron en el ámbito de la política una oposición verdadera y contundente. Lo que hubo ha sido una oposición diseñada y llevada a cabo por los grandes conglomerados de comunicación, dispuestos a cualquier desvío y desprecio por los hechos con tal de fustigar, de manera inclemente, al gobierno. Ahora, además de ésa, Dilma tendrá que hacer frente a otra oposición: la parlamentaria. El mismo PSDB de Aécio Neves eligió para el Senado un equipo altamente capacitado para hacer de la vida de cualquier gobernante un infierno. En la Cámara de Diputados, un detalle será preocupante para Dilma en su nuevo mandato: la votación formidable lograda por políticos que, más que conservadores, son radicalmente conservadores. Basta con ver que, en San Pablo, el diputado nacional más votado es un presentador de televisión dispuesto a cualquier cosa con tal de oponerse al aborto, al derecho de las minorías y a cualquier cosa que huela a progreso. En Río, el más votado ha sido un militar retirado que defiende la dictadura y dice que prefiere tener a un hijo muerto que a un hijo homosexual.
Ayer por la noche, en su discurso como presidenta reelecta, Dilma Rousseff mencionó una serie de compromisos. La principal: una reforma política de fondo, precisamente para que en el futuro ningún mandatario tenga de someterse a lo que ella se sometió en su primer mandato, y seguramente seguirá enfrentando en el segundo.
Luego de una campaña extremadamente agresiva, de parte a parte, convocó al diálogo. Admitió que es larga y ardua la tarea que la espera. Aseguró que serán mantenidos los programas de inclusión social llevados a cabo desde el gobierno de su antecesor, Lula da Silva. Y admitió que hoy se siente mucho más fuerte, más madura y más serena para enfrentar los desafíos, que son muchos. Ha sido una campaña difícil, dura, agresiva. El discurso de Dilma Rousseff ha sido emotivo, sincero, de compromiso.
Ahora, a ver qué logra. Qué le dejan hacer. Si dependiese solamente de Dilma y de su generación, seguramente sería mucho.
A ver.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
|
|
|
Cristina Fernández saludó la reelección de Dilma Rousseff en Brasil
Voto para la Patria Grande
CFK le envió a Dilma una carta para felicitarla.
“Este nuevo triunfo representa un paso más hacia la consolidación de nuestra Patria Grande sudamericana”, sostuvo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la carta de felicitación que le envió a su par brasileña, Dilma Rousseff, después de que consiguiera su reelección. Fernández de Kirchner le expresó a la mandataria reelecta que quería ser “una de las primeras en felicitarte y transmitirte un fraternal abrazo en nombre propio y de todo el pueblo argentino”.
“Sé que tu reelección ayudará a continuar en la senda que la Argentina y el Brasil emprendieron en 2003, cuando asumieron sus respectivos mandatos los ex presidentes Néstor Kirchner y Lula da Silva”, apuntó Fernández de Kirchner en la carta, destacando el camino abierto por los presidentes que las precedieron a ambas, y agregó que “ahora bajo nuestra responsabilidad continúa sirviendo de inspiración al mundo como alternativa de desarrollo con énfasis en las necesidades y aspiraciones de nuestros pueblos”.
El kirchnerismo y el Partido de los Trabajadores de Brasil siempre mantuvieron una relación cordial y de cercanía política desde que Néstor Kirchner llegara a la presidencia nacional en 2003. La convicción de la necesidad de sacarse de encima las recetas neoliberales que traían los enviados del Fondo Monetario Internacional hizo que los gobiernos de Kirchner y de Luiz Inácio “Lula” da Silva recorrieran un camino parecido. La llegada de Rou-sseff y de Fernández de Kirchner estrechó el camino con la profundización de la integración regional. Por eso, en el texto CFK destacó que “este nuevo triunfo representa un paso más hacia la consolidación de nuestra Patria Grande sudamericana, a la cual tanto empeño hemos dedicado desde nuestras funciones de gobierno y desde la militancia de toda una vida”. Además, le escribió que “de cara al inicio de este segundo mandato quiero hacerte llegar el incondicional apoyo y amistad de esta Presidenta y de la Nación Argentina para seguir avanzando juntos hacia un futuro mejor para nuestros pueblos”.
“Recibo con gran alegría la noticia de tu victoria desde Brasilia, por lo cual quiero ser una de las primeras en felicitarte y transmitirte un fraternal abrazo en nombre propio y de todo el pueblo argentino”, señaló la Presidenta en el escrito que luego publicó en las redes sociales. “Esta victoria, luego de una ardua campaña electoral, muestra a la sociedad brasileña reafirmando su compromiso inclaudicable con el proyecto político que garantiza crecimiento económico con inclusión social”, destacó, emparentando las políticas llevadas adelante por el modelo de-sarrollado por el kirchnerismo en materia social y las implementadas en Brasil por los gobiernos petistas.
Voces de apoyo
La victoria de Rousseff en el ballottage también fue saludada por diversos dirigentes del oficialismo.
- Daniel Filmus, secretario de Asuntos Relativo a las Islas Malvinas: “Grande Dilma, Lula y el PT: seguimos transformando América latina. Dilma ganó y será presidenta de Brasil por cuatro años más”, escribió en Twitter.
- Aníbal Ibarra, legislador porteño: “Ganó Dilma y ganó el desarrollo regional y el compromiso social. Perdieron los conservadores y el anti-Mercosur. Estamos muy contentos”, tuiteó.
- Jorge Rivas, diputado socialista del FpV: “El triunfo de Dilma Rousseff en Brasil, el de Tabaré Vázquez y Raúl Sendic en Uruguay demuestran que las mayorías populares de la región valoran los proyectos de inclusión, distribución económica ampliación de derechos, y vigencia plena de las libertades democráticas”.
- Hernán Grana, diputado bonaerense por Nuevo Encuentro: “La decisión del pueblo brasileño representa la voz de una América latina que no está dispuesta a retroceder”.
- Mesa Nacional del Movimiento Evita: “Lula les pidió a las madres y los padres de Brasil que les contaran a sus hijos cómo era su país doce años atrás, y por suerte la memoria popular dijo presente, por eso hoy el movimiento popular latinoamericano logra una nueva victoria que incide notablemente en la política de toda la región”.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)
|
|
|
|
¡¡En hora buena Dilma, Venezuela te felicita!!
Aquí dos grandes: Dilma y Cristina
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 8 de 8
Siguiente
Último
|
|
|
|
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados | |
|
|