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General: The Miami Herald ve las conversaciones EE.UU.-Cuba a través de un lente oscuro
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 30/01/2015 20:05

The Miami Herald ve las conversaciones EE.UU.-Cuba a través de un lente oscuro

Publicado en: Bloqueo contra Cuba
En este artículo: Cuba, Estados Unidos, Miami
28 enero 2015 | 3 |
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Banderas de Cuba y Estados Unidos

Parecía que nunca iba a suceder. La idea de que importantes diplomáticos de Cuba y EE.UU. se sentaran como iguales, mesa por medio en La Habana, y realizaran un diálogo civilizado acerca de la reanudación de las relaciones, después de más de cincuenta años, es materia de sueños para muchos –y de pesadilla para los exiliados extremistas.

Durante más de cinco décadas, la política de EE.UU. hacia el gobierno de la Isla apuntaba al cambio de régimen, primero por medios militares (Bahía de Cochinos, Operación Mangosta) y siempre por medio de la estrangulación económica, la subversión y el aislamiento diplomático (con la excepción parcial de la presidencia de Carter). El hecho de que esta política haya sido un completo fracaso ha sido evidente durante mucho tiempo.

Prácticamente toda la comunidad de naciones representadas en Naciones Unidas, incluidos aliados de EE.UU., sabían que era una locura. Muchos altos funcionarios de EE.UU. habían tenido la misma opinión, pero en público se mantuvieron callados a fin de no perder su puesto. Una vez fuera del gobierno, era otra historia.

Hasta un presidente de EE.UU., Bill Clinton, se declaró incapaz de cambiar la política hacia Cuba sin el sello de aprobación de los exiliados de Miami. Por tanto, hizo falta valor para que Barack Obama iniciara este sorprendente cambio de política. También le tomaron a Obama seis años para hacer lo que él siempre supo que era lo correcto: establecer relaciones diplomáticas y pedir al Congreso que terminara con el embargo. Sirve de ayuda que Obama no tenga que ganar más elecciones o preocuparse acerca del impacto político de todo esto en el estado clave de la Florida.

El lobby anticubano resultó que no era invencible, después de todo. Pero hizo falta un contexto muy especial para infligirle una importante derrota. Ciertamente el cabildo era poderoso (pregúntenle a Al Gore) y todavía tiene poder. Con el apoyo del belicoso grupo republicano que ahora controla el Congreso, el lobby se lanzará a la lucha y probablemente tenga éxito en evitar, por el momento, el fin del embargo.

Desde el punto de vista de Miami, uno de los elementos más destacados que rodean las conversaciones es la manera en que fueron presentadas a diferentes públicos en esta ciudad, y el contraste entre el tenor general de la cobertura de los medios en Miami, en comparación que el que dio el resto del país y el mundo entero.

En Miami, parece que el éxito o el fracaso de las conversaciones se juzgan hasta dónde el acercamiento produzca un cambio de régimen por nuevas vías. La cobertura y las opiniones en los medios en español fueron, de manera predecible, hostiles a la idea en sí de las conversaciones. Los dos temas principales son que al hablar con Cuba sin precondiciones, la administración Obama está “traicionado a los exiliados, y que está rindiéndose ante el régimen de Castro”.

Más interesante aún es el enfoque editorial del Miami Herald. Mientras se esfuerza por parecer balanceado y razonable, el editorial del Herald comienza a partir de la suposición que el objetivo de las conversaciones debe ser el de cambio de régimen.

“Cualquiera que creyó que una decisión mutua por parte de Estados Unidos y Cuba para normalizar las relaciones diplomáticas produciría cambios inmediatos debe sentirse decepcionado por los resultados de la primera ronda de las conversaciones cara a cara entre altos diplomáticos de ambos países…

“Las conversaciones de la semana pasada en La Habana, lideradas por la parte norteamericana por la subsecretaria de Estado Roberta Jacobson, no produjeron cambios sustanciales en los temas por los que los norteamericanos, en especial los cubanoamericanos, están más preocupados –a saber, los derechos humanos…”

Dada la historia, ¿quién su sano juicio podría creer que conversaciones acerca de abrir embajadas en las capitales de los países respectivos llevarían inmediatamente al tipo de cambios que el Herald está pidiendo? Demente. Risible. Absurdo. Bienvenidos a la realidad diferenciada de Miami.

El Herald también pone en primer plano el hecho de que la representante norteamericana “puso sobre la mesa el tema de los derechos humanos en Cuba”. De alguna manera, olvidó mencionar que la representante de Cuba contrarrestó poniendo sobre la misma mesa el tema de los derechos humanos en Estados Unidos, incluyendo las recientes muertes a manos de la policía de ciudadanos desarmados, la mayoría negros.

En otra parte del editorial, el Herald declara que “legisladores de EE.UU. que dudan acerca de la prudencia de la decisión de la Casa Blanca debieran exigir que el gobierno cubano ponga en la mesa algo sustancial, antes de acordar eliminar lo que queda del embargo”.

No hay mucha diferencia entre esa exigencia y la política existente durante más de cinco décadas. En otras palabras, no tiene la menor posibilidad, es un callejón sin salida. La misma vieja política fracasada. Si hay algo que el gobierno cubano ha demostrado sistemáticamente en todos estos años es que no cederá ante el chantaje ni entregará su soberanía a cambio de una ganancia económica.

La suposición no dicha e incuestionable que subyace en la posición del Herald es que Estados Unidos tiene la superioridad moral en la relación entre los dos estados. Para que ese fuera el caso, durante las últimas cinco décadas Cuba hubiera tenido que armar una brigada de Panteras Negras y otros revolucionarios norteamericanos para invadir este país, organizar repetidos intentos por asesinar a un presidente de EE.UU., tratar de estrangular económicamente a EE.UU. (incluyendo la interferencia en los negocios norteamericanos con otros países) e intentar aislarlo diplomáticamente. De hecho, ha sido exactamente al revés.

Dado el peculiar lente del Herald, no es de extrañar que el periódico haga hincapié en el desencanto cuando evalúa las recientes conversaciones. Sin embargo, en el mundo de la realidad, el consenso es que, a pesar de diferencias y desacuerdos, las conversaciones en esencia fueron exitosas en lo que se pretendía lograr: avanzar en el proceso de restablecer las relaciones diplomáticas. Y eso, por sí mismo, es algo bueno.

(Tomado de Progreso Semanal)



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De: adamar okoye Enviado: 30/01/2015 21:40


 
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