Puede que se trate del lugar más conocido de Venezuela, tanto es así que hasta es la “l” de su logotipo turístico. Si Argentina y Brasil tienen Iguazú, Estado Unidos y Canadá las del Niagara y Zambia y Zimbabue las Victoria, Venezuela tiene el Salto Ángel. Hablamos de la catarata más alta del mundo con casi mil metros de cada de agua –979 exactamente divididos en dos saltos, el más largo de 807–.
Por qué Salto Ángel
No hay criaturas celestiales en el origen de su nombre, pero sí alas. Las de Jimmie Angel que, con su avioneta, sobrevoló y localizó la caída de agua, posándose luego sobre la cima del Auyantepuy –otro famoso tepuy como el Roraima–. Todo esto sucedió en 1937, pero los indígenas ya sabían de su existencia. Para ellos era, en pemón, Kerepakupai Vená o salto del lugar más profundo.
Cómo llegar a Salto Ángel
El Auyantepuy se encuentra en el Parque Nacional Canaima, cerca del poblado de Canaima. Llegar hasta allí es “sencillo”, el requisito es contratar una excursión desde Ciudad Bolívar que incluya el vuelo hasta Canaima y la estancia en uno de los muchos campamentos –diferentes categorías– que forman el poblado, Canaima está creado por y para el turismo. Esta opción ronda los 6.000 BsF, en los campamentos más básicos, llegando a los 15.000 BsF en los de lujo.
También es posible comprar el vuelo por tu cuenta en el aeropuerto y contratar directamente con el campamento. No hay mucha diferencia de precio y resulta más engorroso. Atentos, nos comentario que lo que no hay que hacer nunca es llegar hasta Canaima sin campamento contratado. Una vez allí, con el dinero del avión gastado, no hay margen para regatear.
Excursión a Salto Ángel
En todas las agencias y campamentos os dirán que es igual, y lo es porque está bien pensada y porque tiene que ser así. El viaje estándar es de tres días y dos noches.
Primer día: Llegada a Canaima
Se llega a Canaima en un vuelo de unos noventa minutos. Esa tarde se recorre la laguna de Canaima con sus cinco saltos y se visitan los saltos del Sapo y, pasando por detrás de la cascada –mucho más tranquilo que en la Gran Sabana–, el del Sapito. Se duerme en el campamento.
Segundo día: Salto Ángel
Se sale temprano en barca remontando el río durante casi cinco horas hasta los campamentos al pie del salto. Allí se almuerza y se va, de nuevo en barca, hasta el camino del mirador –un camino de una hora de duración con fuerte pendiente–. Se duerme en las hamacas.
Tercer día: Vuelta a Canaima
Tras ver amanecer sobre Salto Ángel, se vuelve a Canaima y desde allí a Ciudad Bolívar. Algunas agencias incluyen una noche gratis en sus posadas.
Nuestra experiencia
Esto que parece tan bien pensando no fue lo que nosotros hicimos. El campamento WeyTepuy –con el que trabaja la agencia a la que compramos el tour– decidió que sacar la barca para remontar el río con sólo nueve personas no era rentable, así que juntó dos grupos. Los que llegaron el día anterior esperaron a que llegásemos los seis del siguiente día para salir al Salto Ángel. Y nosotros vimos como todo el programa cambiaba por completo nada más aterrizar: salíamos a Salto Ángel directamente.
Con todo esto, la salida del aeropuerto y los vuelos –dos avionetas–, acabamos saliendo al mediodía. Comimos un triste sandwich en la barca poco antes de que se desatara el diluvio universal –siempre llueve alrededor de las 13.30, por eso hay que salir pronto–. Llegamos al camino del mirador, sin pasar por el campamento, a las cinco. Las cinco no es un buen momento para llegar porque a las seis, en esa época del año, se pone el Sol. El guía nos dijo que cogiéramos linternas para la vuelta. Antes de ver el camino no parecía mala idea la aventura de bajar a la luz de las linternas. Pero nada más comenzar, entre el barro y sorteando raíces y charcos, nos preocupó bajar a oscuras.
Tiempo en el mirador: 10-15 minutos. Cinco horas en una barca y una hora de caminata para ver Salto Ángel durante ¡un cuarto de hora! Sin contar el peligro que supuso bajar con los frontales por ese camino.
El campamento Wey Tepuy no sólo no admitió el error de cambiar el programa y la responsabilidad por poner en peligro nuestra integridad física, sino que, cuando nos quejamos por ello, dijeron que éramos conflictivos y que no habíamos hecho más que criticarlos a ellos y al país desde nuestra llegada… El resto del grupo tampoco estaba contento pero, suponemos que por estar de vacaciones y querer relajarse, no le dijeron nada al guía –aunque sí a nosotros–. Obviamente pusimos una denuncia en la comandancia del parque, aunque dudamos de que sirva para nada. Luego nos enteramos de que no es la primera vez, ni será la última, que hacían eso, ni el único campamento que busca ahorrar costes de cualquier manera.
Evidentemente no queríamos tener mucho más que ver con la agencia ni su posada en Ciudad Bolívar, por lo que buscamos otro lugar en el que alojarnos. Nos decidimos por la Posada Don Carlos, una enorme casona colonial restaurada como hotel en pleno centro de la capital del estado Bolívar de Venezuela, a dos pasos de la plaza Bolívar con su Palacio de la Angostura. Nos gustó el lugar porque cuenta con las comodidades de un hotel –habitaciones privadas con aire acondicionado– y las de un hostal –cocina, dormitorios e, incluso, zona de hamacas–.
Además, gracias a Álvaro, manager de la posada, pudimos hacernos fácilmente con los billetes de autobús que nos llevarían, desde Ciudad Bolívar, a nuestro siguiente destino. Y, comprar unos billetes de autobús en Venezuela no es algo que le desee ni a mi peor enemigo…
Recomendaciones para Salto Ángel
- Aseguraos de que no se cambia el programa y de que el segundo día se sale antes de las diez de la mañana. Si a esa hora no habéis salido estáis esperando que llegue gente de Ciudad Bolívar y os están liando.
- Cuando vayáis en la barca dejad las zapatillas en la mochila a cubierto de la lluvia. Hay que bajar para andar mientras la barca sortea unos rápidos, pero se puede hacer perfectamente en sandalias y es mejor tener los zapatos secos.
- En el mirador hay mucha agua en suspensión, se está cerca de la caída del Salto Ángel. Subid con poncho de lluvia y cuidado con las cámaras.
- Llevad ropa seca para cambiaros por la noche en el campamento de hamacas, no hay nada peor que tratar de dormir con ropa mojada.

Sensaciones en Salto Ángel
Por poco tiempo que pases en el mirador o viéndolo desde el río, el Salto Ángel sobrecoge. Tuvimos la suerte de verlo casi al máximo de agua y, ver esa mole –porque parece un bloque– de agua caer y sentir más que oír el ruido vibrando en las costillas es inolvidable.