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General: A Cuba quien la defiende la quiere más
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 04/01/2014 13:00 |
A Cuba quien la defiende la quiere más
16 abril 2005
“…pues el Estado les dará la suficiente para vivir y educarse.” CHE
En la 61º sesión de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha votado ayer, en Ginebra, Suiza, un nuevo pedido de condena por violación a los derechos humanos en la República de Cuba. 21 votos a favor, 17 en contra y 15 abstenciones. O sea, que más de la mitad no está de acuerdo con el reiterado pedido estadounidense.
Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) es un país terrorista e invasor, tanto su gobierno como la mayoría de su pueblo que lo vota y apoya, y no tiene la más mínima autoridad moral para insistir con éste tema. Así ha quedado demostrado al no contar con la complicidad de ningún gobierno para que lo presente en su nombre. Vaya a saber los compromisos por los cuales lo han acompañado los países de la Unión Europea en su conjunto. Muchos de ellos están participando con sus soldados y armamentos en la masacre del pueblo iraquí, como antes lo hicieron en Palestina, Corea, Vietnam, Suez, Argelia, Congo, Cuba, Chipre, República Dominicana, Biafra, Checoslovaquia, Angola, Afganistán, Irán, Malvinas, Granada, Libia, Palestina, Panamá, Bosnia, Chechenia, Kosovo por nombrar a algunos.
Para quien tiene un íntimo y fuerte compromiso con la revolución cubana, y con su digno pueblo, resulta muy difícil mantenerse callado y expectante.
Sabemos que la ONU tiene serios problemas al momento de hacer lo que debe hacer -para lo que está mandada ser y hacer- y es muy rápida en pasar al olvido muchos temas trascendentales en la vida de los pueblos del mundo que sufren de los atropellos de los “grandes”. No es esta la oportunidad para su análisis, aunque a la comprobación de cualquiera están el silencio y la complicidad que tiene al momento de establecer alguna condena hacia sus miembros más “importantes” y más “aportantes”.
La agresión -militar, económica, comercial y financiera- de casi medio siglo que ha debido soportar Cuba por haber decidido por el socialismo no tiene precedentes históricos. Ni siquiera en aquellas épocas de la supuesta “guerra fría”, donde por lo menos existía algo parecido a un balanceo de fuerzas que permitía que muchos países no fueran maltratados por los “dueños del mundo”. El bloqueo terrorista de los EEUU ha causado los daños más graves que nación alguna haya podido soportar. Solamente un pueblo respetado en sus derechos humanos es capaz de sobreponerse y mantener bien en alto los principios de solidaridad, libertad y justicia. Ese es el cubano sin dudas.
La decisión tomada por los gobiernos es una demostración del alejamiento que los diferentes representantes y sistemas políticos tienen de sus supuestos representados. Es imposible pensar que los ciudadanos alemanes, armenios, canadienses, finlandeses, franceses, húngaros, irlandeses, italianos, holandeses, rumanos y ucranianos piensen como lo hicieron sus representantes ante la CDH. Sencillamente porque saben muy bien lo que son los derechos humanos en su totalidad e integridad.
La opinión de los estadounidenses e ingleses que avalan cada una de las masacres cometidas por sus gobiernos y que responden únicamente a la lógica del bienestar a cualquier precio me relevan de otros comentarios. El historial colonialista y usurpador confirma los criterios de sus representantes y que la mayoría de sus ciudadanos comparten y disfrutan de sus nefastas consecuencias aplicadas en los pueblos libres.
Los ciudadanos saudíes, australianos, japoneses y surcoreanos saben muy bien, por la historia vivida en sus países, lo que ha significado el colonialismo, sus protectorados, autoritarismos extraños y hasta las bombas atómicas de la muerte indiscriminada.
Los pueblos costarricense, guatemalteco, hondureño y mexicano por su pertenencia a la América Latina han podido comprobar lo que significa la falta de los derechos humanos en sus países y pueden comprobar las violaciones que a los mismos se hicieron desde la conquista hasta el presente; como también el salvajismo económico y financiero que se produce con el capitalismo y su versión más inhumana: el neoliberalismo.
Sin embargo si analizamos cual es la representación humana que han tenido los gobiernos de los pueblos nombrados que votaron a favor de la indigna condena a Cuba nos encontramos que suman unos 1.000 millones de seres. Una diferencia abismal con los 3.200 millones representados por las delegaciones que se opusieron, o bien los 500 millones que sus gobiernos se abstuvieron.
Cuba seguirá siendo un ejemplo de una patria que se autodetermina y que nunca se pondrá de rodillas ante el imperio terrorista que destruye vidas, desprecia al medio ambiente y somete de cualquier indeseable forma a gran parte del mundo -la que aún no ha tenido la valentía de negarse a sus designios pero que sin embargo más temprano que tarde lo hará-. Ahí están los venezolanos, norcoreanos, vietnamitas, africanos y los muchos árabes dando sus ejemplos de independencia y dignidad.
Los cubanos seguirán adelante con el socialismo sin ninguna duda, corrigiendo errores constantemente -como cualquiera puede comprobarlo- y avanzando hacia una sociedad que como pocas tiene una participación ciudadana inexistente en cualquier parte del orbe. Sólo basta informarse del proceso eleccionario que se está llevando adelante en estos mismos momentos.
El gobierno cubano sigue siendo ejemplo del desprendimiento que solamente el internacionalismo permite comprobar en la práctica y seguirá demostrando a los pueblos del mundo que sus decenas de miles de pedagogos, maestros, enfermeros y médicos estarán allá donde los pueblos del mundo lo necesiten. Una cuestión que los africanos, asiáticos y latinoamericanos pueden dar el suficiente crédito.
La tierra cubana seguirá siempre abierta a los estudiantes, técnicos y profesionales que quieran perfeccionarse y seguirá otorgando las becas que los países bien intencionados conocen y propagan. Solamente en medicina hay 18.000 becarios y estudiantes extranjeros para dar el ejemplo y testimonio.
Los que sufren en el mundo encuentran siempre en Cuba un sitio de contención, cuidados y asistencia médica como lo demuestran los casi 20.000 niños, con tratamiento en la isla, por haber sido afectados por el accidente nuclear de Chernobil. Hace poco nomás han estado presente sus profesionales con los equipos necesarios para acompañar al pueblo de indonesia a causa del tsunami que dejó dos centenares de miles de muertos y desaparecidos. A eso hay que sumarle los 7.000 venezolanos atendidos gratuitamente con tratamientos, cirugías y medicina de alta especialización. Abundan los ejemplos.
Es una parte del mundo parcialmente representada en la ONU la que no hace nada por los cinco prisioneros cubanos -antiterroristas y héroes- que tienen los EEUU en sus cárceles desde hace siete años, la que mira para otro lado sobre los tormentos aplicados en la base militar estadounidense de Guantánamo, la que confunde a espías, mercenarios y contrarrevolucionarios con periodistas, etcétera.
Cuba, su pueblo y sus dirigentes no merecen el castigo de los gobiernos del mundo por su condición de revolucionarios. Merecen el reconocimiento de los niños, jóvenes y adultos del planeta porque desde el 1º de enero de 1959 le han demostrado a los pueblos de la tierra que otro mundo es urgente, necesario y fundamentalmente posible.
Cuba les duele. Cuba les molesta. Cuba es el espejo que mejor permite ver las miserias del gendarme mundial y sus socios. Cuba les incomoda por los niveles de educación y salud pública que posee.
En fin… Cuba, que linda es Cuba.
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El bloqueo de EE.UU. a Cuba no ha terminado, afirma Josefina Vidal
Cristina Escobar (CE): Cuba y Estados Unidos están viviendo una nueva etapa de relaciones diplomáticas. ¿Cómo construir este lazo tras tantos años de enfrentamiento y qué significan los recientes diálogos entre ambos países?, fueron preguntas que llevamos a Josefina Vidal, directora general de Estados Unidos del MINREX, en entrevista exclusiva con la Televisión Cubana.
CE: Josefina, hay personas en las calles, aquí en Cuba, y también medios de prensa internacionales que dicen, o se preguntan, que el bloqueo de Estados Unidos hacia Cuba terminó. ¿Eso es verdead?
Josefina Vidal (JV): No, no, el bloqueo no ha terminado, lo que ha ocurrido es que en uso de sus prerrogativas ejecutivas, que las tiene, el Presidente de Estados Unidos anunció un grupo de medidas para modificar la aplicación de algunos aspectos del bloqueo, y es en ese sentido que pudo emitir un grupo de regulaciones ordenadas por él y enunciadas por los Departamentos del Tesoro y Comercio para expandir los viajes a Cuba, expandir también la posibilidad del envío de remesas y permitir algunas operaciones comerciales, todavía de carácter limitado, en esferas como las telecomunicaciones, por ejemplo.
CE: ¿Cuándo podríamos decir que el bloqueo terminó? ¿Qué tiene que pasar para decir que terminó?
JV: Desde que el bloqueo fue proclamado en febrero del año 1962 oficialmente hasta el año 1996 cuando se aprobó la Ley Helms-Burton, esto era una prerrogativa del Presidente; o sea, como mismo el Presidente Kennedy había decretado el bloqueo en el año 1962, un presidente con posterioridad podía haber declarado el fin de esa política.
En el año 1996 se aprobó la Ley Helms-Burton, que codificó el bloqueo, que quiere decir que estableció que en lo adelante el Presidente por sí mismo no podía él finalizar la política de bloqueo, sino que corresponde al Congreso de Estados Unidos declarar que esta política concluyó.
Sin embargo, es muy importante señalar que esa misma Ley Helms-Burton, en un acápite posterior a la codificación del bloqueo, dejó claramente establecido que esto no priva al Presidente de sus prerrogativas ejecutivas para, mediante un procedimiento que se llama licencias, autorizar la inmensa mayoría de las cosas relacionadas con el bloqueo.
De otra manera, el presidente Clinton, en los años 1998 y 1999 no hubiera podido modificar algunas cuestiones que permitieron ampliar los viajes a Cuba de algunas categorías de norteamericanos.
Si no hubiera sido así, tampoco el presidente Clinton hubiera permitido el envío, por ejemplo, de algunas remesas limitadas a nuestro país, y tampoco Obama hubiera podido en los años 2009 y 2011 restablecer las visitas familiares a Cuba, restaurar la posibilidad para el envío de remesas a nuestro país y también permitir que un grupo de norteamericanos, que están comprendidos en un grupo de 12 categorías, pudiesen visitar nuestro país.
Y lo que ha hecho Obama ahora es eso, o sea, usando sus prerrogativas presidenciales ha ampliado las transacciones, operaciones que se pueden hacer dentro de viajes, remesas, algunas operaciones comerciales, y esto quiere decir que puede seguir usándolas.
CE: ¿Las ha usado todas?
JV: No las ha usado.
CE: ¿Cuántas más tiene?
JV: El Presidente de Estados Unidos tiene posibilidades, yo diría que ilimitadas, para vaciar al bloqueo de su contenido fundamental.
Según los abogados que nos asesoran en este tema, porque es una cuestión que desde el punto de vista legal tiene sus complejidades, hay solamente un grupo reducido de cuestiones que el Presidente no puede modificar, porque están prohibidas por la ley.
Aparte de esas cuestiones, que son muy pocas, el Presidente puede autorizar, mediante licencias o del Departamento del Tesoro o del Departamento de Comercio, todas las demás transacciones, que incluye comercio, servicios, transportación.
CE: ¿Y cuáles son las que él no puede cambiar? ¿Cuáles son las que definitivamente dependen del Congreso?
JV: Para empezar, el Congreso es el único que puede decir un día se acabó el bloqueo a Cuba. Eso no lo puede decir el Presidente; pero el Presidente puede aprobar un grupo de cosas, como ya te dije.
Ahora, dentro de las cosas que el Presidente puede hacer se excluyen las siguientes: está prohibido por ley el turismo a Cuba. Hay una ley del año 2000, la Ley de Reforma a las sanciones comerciales aprobada por el Congreso —por cierto, la misma ley que permitió ventas limitadas de alimentos y productos agrícolas a Cuba—, que prohibió el turismo a Cuba. Eso quiere decir que el Presidente ni siquiera en uso de sus facultades puede cambiar esto, o sea, Obama no puede permitir que los norteamericanos viajen libremente a Cuba.
CE: Una de cal y una de arena, es decir, se puede permitir el comercio limitado de productos agrícolas; pero entonces se prohíbe el turismo.
JV: Esa fue una condición que se impuso en la negociación de aquella ley por parte de los sectores que estaban opuestos a que se permitieran las ventas agrícolas a Cuba.
Por esa razón, en esa ocasión, de acuerdo con decisiones anteriores tomadas por el presidente Clinton, se habían establecido 12 categorías de personas que podían visitar Cuba, y eso fue lo que quedó aprobado por la ley, que el Presidente sí puede ampliar los viajes a Cuba dentro de esas 12 categorías, y es lo que acaba de hacer Obama; pero no puede permitir los viajes de turismo a nuestro país. Eso corresponde al Congreso y, por tanto, hasta que el Congreso no apruebe una ley no podrán venir libremente los norteamericanos a Cuba como turistas.
Otra cosa que está prohibida por la ley es el comercio de Cuba con subsidiarias de empresas norteamericanas en otros países.
CE: ¿En Estados Unidos sí?
JV: Por ejemplo, Obama, en uso de sus prerrogativas, pudiera permitir mañana que una compañía norteamericana comercie con Cuba, comercie en ambas direcciones, que exporte y que importe; pero Obama no puede permitir, porque es una prohibición del Congreso, que la filial, la subsidiaria de esa misma empresa en otro país pueda comerciar con Cuba.
CE: Eso es parte de la extraterritorialidad del bloqueo.
JV: Exactamente, y eso está contenido así en la Ley Torricelli del año 1992.
Otro elemento que está prohibido por Ley del Congreso y que el Presidente no puede modificar, es la prohibición para conceder créditos a Cuba para comprar productos agrícolas.
La misma Ley del año 2000, la Ley de Reforma a las sanciones comerciales que permitió ventas limitadas, bajo determinadas condiciones, de productos agrícolas a Cuba, estableció que no se podía conceder créditos a Cuba para la adquisición de estos productos y que la única manera que teníamos de comprar era pagando en efectivo y por adelantado.
Esto quiere decir que Obama no puede cambiar eso; pero Obama pudiera permitir que otros productos que no sean agrícolas se vendan a Cuba con créditos, eso es una prerrogativa presidencial que él puede usar autorizando licencias y no está prohibido por el Congreso.
CE: ¿Y eso no está entre las regulaciones anunciadas por el Departamento del Tesoro?
JV: No está entre las regulaciones. Por eso nosotros decimos que las medidas que ha anunciado recientemente el Presidente son medidas positivas, van en una dirección correcta; pero todavía están limitadas a un grupo reducido de esferas, de áreas, y no quiere decir que todas sus prerrogativas se han agotado.
Recientemente, entre las medidas que aprobó el Presidente está la posibilidad de que instituciones financieras norteamericanas establezcan relaciones de corresponsalía con bancos cubanos.
Se supone que podremos empezar a usar el dólar en las transacciones autorizadas entre Cuba y Estados Unidos, que no son muchas; pero, por ejemplo, sigue prohibido el uso del dólar por parte de Cuba en sus transacciones financieras con otros países. Eso es algo que el Presidente pudiera permitir.
CE: Es decir que podemos comprarle a Estados Unidos en dólares, pero no le podemos comprar a ningún otro país en dólares.
JV: Exactamente, según las nuevas regulaciones que incluyen la posibilidad de exportar a Cuba, por ejemplo, algunos equipos de telecomunicaciones, se supone que vamos a poder pagar en dólares estadounidenses por esas operaciones comerciales; sin embargo, seguiremos imposibilitados de usar el dólar en las operaciones de Cuba con otros países.
Obama pudiera permitir el comercio mucho más allá de esto que se ha limitado a la esfera de las telecomunicaciones, eso no está prohibido por ley. Obama pudiera permitir importaciones a Estados Unidos de productos de nuestro país, importaciones de servicios.
El Presidente de Estados Unidos tiene potestad, por ejemplo, para permitir también que Cuba pueda comprar en terceros mercados productos con más del 10 por ciento de componentes norteamericanos, lo cual hoy está prohibido, él pudiera emitir una licencia general para facilitar eso.
También pudiera permitir, por ejemplo, que se importen a Estados Unidos productos de terceros países en cuya elaboración se han usado materias primas cubanas. Eso no está comprendido en las actuales medidas.
Con esto lo que yo quiero decir es que hay un camino bastante ilimitado, diríamos, de posibilidades para que un presidente de Estados Unidos, mediante sus facultades y mediante la emisión de licencias permita vaciar al bloqueo de una parte muy significativa de su contenido, y dejar al Congreso solamente lo que es potestad del Congreso, que son cosas como las que te mencioné, y, por supuesto, sepultar definitivamente el bloqueo a Cuba, que eso se tiene que hacer mediante un acto congresional.
CE: Uno de los temas más debatidos en las conversaciones que sucedieron hace poco tiempo entre Estados Unidos y Cuba fue la Ley de Ajuste Cubano, en la petición de Cuba de que esta termine y, además, la opinión de la delegación estadounidense de que no es voluntad del gobierno que esta termine.
Y uno de los temas que mencionó precisamente la Subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental es que la política de “pies secos, pies mojados” era una ley, una cuestión soberana de Estados Unidos. ¿Es una ley?
JV: No, no es una ley. Aquí hay dos cuestiones: nosotros hemos tratado durante años en nuestras rondas de conversaciones migratorias con el gobierno de Estados Unidos de enfatizar el criterio de que es necesario normalizar el flujo migratorio entre los dos países, porque no es de interés para Cuba ni de interés para Estados Unidos que se mantenga un flujo migratorio irregular, un flujo ilegal por vía marítima, pero tampoco una entrada irregular en territorio de Estados Unidos desde terceros países de cubanos que salen del país de manera legal, y esto ocurre debido a la combinación de dos factores, y por eso nosotros decimos que este es el principal estímulo a la emigración ilegal y al tráfico de personas desde Cuba, y esos dos factores son: La Ley de Ajuste Cubano y la política de “pies secos, pies mojados”.
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La Ley de Ajuste Cubano se aprobó en el año 1966 por el Congreso de Estados Unidos para regularizar la situación migratoria en que se encontraban muchos cubanos que habían salido del país a partir del triunfo de la Revolución en 1959 y no habían legalizado su estatus migratorio en Estados Unidos, teniendo en cuenta que muchos de ellos aspiraban a regresar a Cuba con la ayuda de Estados Unidos.
Eso se fue prolongando en el tiempo y el gobierno de Estados Unidos llegó a la conclusión de que ese limbo migratorio en que se encontraban miles de ciudadanos cubanos en Estados Unidos había que eliminarlo, y se aprueba la Ley de Ajuste Cubano.
Y la Ley de Ajuste Cubano es muy sencilla, es un párrafo que dice que el Fiscal General de Estados Unidos, que es el Secretario de Justicia de ese país, tiene el poder discrecional para ajustar el estatus de los cubanos que en ese momento se encontraban en Estados Unidos; pero esa Ley no dice que ese poder discrecional hay que aplicarlo automáticamente a cualquier cubano que se presente en el territorio de Estados Unidos, no importa la forma que ha usado para llegar allí.
Y lo que ha pasado es que con los años lo que plantea esta Ley se ha aplicado con un carácter automático a todos los cubanos que llegan a Estados Unidos, independientemente de las vías y de las formas que hayan usado para hacerlo. Por lo tanto, hay potestad ejecutiva, en el Poder Ejecutivo en el gobierno de Estados Unidos para aplicar la Ley de Ajuste Cubano como dice la Ley, de manera discrecional y no automática.
A esto se añade la Política de pies secos, pies mojados, que es una política que existe en Estados Unidos desde principios de los años noventa; no está asociada, como dice alguna prensa erróneamente, a la salida de emigrantes ilegales desde Cuba, tiene sus antecedentes en otros flujos migratorios, sobre todo desde Haití a Estados Unidos, y es una política que es gubernamental, no es una ley del Congreso, y es una política según la cual la persona que es interceptada en altamar es devuelta a su país de origen y la persona que logra llegar a Estados Unidos se le permite permanecer en el país, y es una política que, como podrán entender, también estimula la emigración ilegal.
No solo eso, también alienta el tráfico de emigrantes y también pone en una situación peligrosa vidas de personas en el mar o los expone a actividades de grupos delictivos que se dedican al tráfico de emigrantes; o sea, genera una serie de problemas adicionales, y más recientemente también está produciendo fenómenos asociados al fraude de documentos migratorios, teniendo en cuenta que hoy día se hace valioso para algunas nacionalidades adquirir algún documento cubano, a partir del tratamiento exclusivo, preferencial que reciben los ciudadanos cubanos.
En síntesis, este es el principal estímulo a la emigración ilegal que nosotros hemos reiterado a Estados Unidos que es imprescindible abordar y enfocar, con vistas a normalizar los flujos migratorios entre nuestros países y a evitar situaciones como la exposición de las vidas de personas a peligros, situaciones peligrosas en sus intentos de llegar a ese país.
CE: ¿Podríamos afirmar entonces que es imposible tener relaciones migratorias normales con Estados Unidos mientras no se quite la Ley de Ajuste Cubano?
JV: Claro que lo podemos afirmar. De hecho, la Ley de Ajuste Cubano y la política de “pies secos, pies mojados” son instrumentos que se aplican con carácter exclusivo para Cuba, no existen leyes similares para otros países, de lo contrario estaríamos viendo una arribada descontrolada, masiva de emigrantes del mundo entero, como parte de la tendencia natural que siempre ha existido en el mundo, desde hace siglos, de que algunas personas tratan de moverse, tienden a moverse de países con menores niveles de desarrollo hacia países con más desarrollo.
CE: Hay una percepción, Josefina, cuando uno escucha a los diplomáticos estadounidenses referirse a este tema, y también cuando lee la prensa internacional, de que si se le critica es porque ellos han cedido sin Cuba haber cedido lo que ellos piden, como si Cuba tuviese que hacer cosas para complacer los intereses de Estados Unidos y así nosotros, pues, tener la posibilidad de tener relaciones diplomáticos con ellos.
¿Esto es así? En términos diplomáticos, ¿cuál es su opinión sobre esto? ¿Cuba tiene que hacer cosas para complacer a Estados Unidos?
JV: Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos han sido históricamente asimétricas. Por lo tanto, no se puede aplicar un enfoque de lo que llama en diplomacia de quit pro quo, yo te doy algo y tú me das algo, no se puede aplicar con automatismo, teniendo en cuenta que hay muchas más cosas que desmontar del lado de Estados Unidos que del lado de Cuba, porque en Cuba no tenemos sanciones contra empresas o ciudadanos norteamericanos, tampoco tenemos un territorio ocupado en Estados Unidos que podamos cambiar por el territorio ocupado en la base naval en Guantánamo, no tenemos programas financiados desde Cuba con vistas a influir dentro de la situación de Estados Unidos o a promover cambios en el orden interno de Estados Unidos, no tenemos trasmisiones radiales y televisivas ilegales, especialmente concebidas desde Cuba hacia Estados Unidos, sino que es lo contrario.
En fin, hay un grupo mayor de políticas y de medidas que hay que cambiar del lado de Estados Unidos que del lado de Cuba. Por supuesto que en todo proceso de negociación diplomática, en algunos temas es posible encontrar puntos en los que podemos decir: Bueno, yo estaría dispuesto a dar esto y yo estaría dispuesto a dar lo otro, aun y cuando sea asimétricamente, con vistas a irnos acercando hacia la solución de muchos problemas.
Lo que pasa es que hay una confusión, y la prensa, de alguna manera la prensa internacional alimenta la confusión en el sentido de que hay personas que piensan, o que aspiran o pretenden a que como parte de este proceso de negociación Cuba pondría sobre la mesa cuestiones que son totalmente del orden interno cubano y que son cuestiones de soberanía cubana. Eso no va a ocurrir.
Nosotros hemos reiterado, incluso en entrevistas a la prensa de Estados Unidos, que las cuestiones de orden interno en Cuba no son negociables, como no son negociables para ningún otro país.
CE: Las de ellos mismos, por ejemplo.
JV: Las de ellos mismos ni las de ningún otro país, esas cuestiones son de competencia única y exclusiva del pueblo cubano que soberanamente en referendo ha decidido el rumbo de este país y que le tocará al pueblo de Cuba decidir siempre. Por lo tanto, nunca se pondrán sobre la mesa en este proceso de negociación para resolver problemas pendientes, cuestiones de carácter interno o cuestiones dirigidas a promover cambios en nuestro orden interno.
Y eso yo creo que es importante que se tenga claro. Por eso cuando a mí me preguntaron la semana pasada en una conferencia de prensa, yo dije: No se puede pretender que para mejorar las relaciones con Estados Unidos o para avanzar en ese largo y complejo proceso que vamos a tener por delante hacia la normalización de las relaciones, Cuba va a negociar cuestiones de orden interno a cambio de una política de Estados Unidos que ellos mismos han reconocido como fracasada, ni vamos a negociar cuestiones de carácter interno, de la soberanía cubana, por el levantamiento del bloqueo.
Fuera de eso, en un proceso de negociación, todo lo que no atente contra la soberanía de un Estado, todo lo demás puede formar parte de un proceso de negociación; de lo contrario no habríamos tenido los resultados del pasado 17 de diciembre cuando, después de 18 meses de un proceso de negociaciones entre ambos países, fuimos capaces, sobre la base del respeto absoluto a la igualdad soberana y a la independencia de nuestros países, de identificar cuestiones que eran muy importantes, en las cuales ambos teníamos intereses comunes y que pudimos resolver.
Son siempre procesos complejos, procesos yo diría que prolongados, arduos, pero demostramos que incluso en temas sensibles se puede, cuando hay una buena voluntad, encontrar una solución y esa es la voluntad que hemos trasladado como parte de estas conversaciones y de este proceso que comenzamos, y hemos reiterado al gobierno de Estados Unidos que estamos enfocando estas conversaciones con un espíritu constructivo y con plena disposición para encontrar solución a los problemas que se han acumulado a lo largo de 54 años y también de identificar áreas —que son muchas— de interés común en las que nuestros dos países pueden cooperar por el beneficio común.
CE: Usted se sentó mesa de por medio con la delegación estadounidense, ¿cuál es la voluntad de ellos?
JV: Bueno, después de que nuestros Presidentes anunciaron simultáneamente la decisión tomada de restablecer relaciones, primero, y, segundo, avanzar en un proceso hacia la normalización, creo que esa voluntad está de ambas partes.
CE: Pero más allá del restablecimiento de las relaciones, ¿hay un cambio de objetivos en Cuba por parte de la política exterior de Estados Unidos?
JV: No puedo decir que haya un cambio en los objetivos. Se ha iniciado, yo diría, una nueva etapa; una nueva etapa en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. La etapa anterior vamos a decir que existió hasta el 17 de diciembre de 2014, era una etapa que estuvo caracterizada, signada por la confrontación.
Yo diría que pasamos ahora de la etapa de una confrontación abierta, con políticas muy agresivas y hostiles, a una etapa en la que hemos decidido que vamos a restablecer relaciones para buscar solución a algunas de esas políticas hostiles que permanecen y que deben cambiar en esta nueva fase que abrimos, y una etapa en la que no van a desaparecer las contradicciones, no van a desaparecer las diferencias políticas entre Cuba y Estados Unidos, que son profundas; no van a desaparecer las divergencias de concepciones, por tanto no van a desaparecer las fricciones, los problemas.
Pero sí se supone que vamos a transitar hacia un período en que cuando restablezcamos relaciones, vamos a dotarnos de mecanismos que no existían —que no existen todavía, pero que se supone que los vamos a construir—, para lidiar con esos problemas, con esas dificultades, con esas fricciones de manera civilizada, para buscarles solución de manera conjunta, aun cuando no desaparezcan las diferencias.
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Creo que no han desaparecido los objetivos de la política de Estados Unidos hacia Cuba, de hecho la señora Roberta Jacobson, quien nos visitó la semana pasada al frente de la delegación de Estados Unidos, lo dijo, Estados Unidos no ha modificado sus objetivos estratégicos hacia Cuba, lo que cambian son las formas, las tácticas. Pero, bueno, nosotros estamos listos para adentrarnos en esa fase de enfrentamiento de nuevo tipo.
No todos los países del mundo coinciden en sus aproximaciones y sus concepciones, y hay países que se relacionan con objetivos contrarios unos hacia otros, pero se puede demostrar que teniendo objetivos contrarios podemos buscar una mejor y más civilizada manera de relacionarnos, sin renunciar a lo que cada parte cree, pero, como decía, armándonos de instrumentos y mecanismos para poder dirimir los problemas, las diferencias y al mismo tiempo buscar puntos de contacto que existen y puntos de interés común para avanzar en una relación de convivencia civilizada y pacífica entre nuestros países; convivencia difícil, pero que creo que es posible.
CE: En caso de que para finales de este año, Josefina, como es presumible, el bloqueo de Estados Unidos permanezca, como seguramente será y el Congreso se tardará en tomar una decisión más clara sobre esto, ¿Cuba volvería a presentar en Naciones Unidas a la Asamblea General una resolución de condena a este? Si así fuese, ¿se imagina que Estados Unidos votaría en contra, significará que ellos están votando en contra de su propio gobierno? ¿Cómo ve esta circunstancia?
JV: No sé cómo votaría Estados Unidos, es algo que ellos tendrán que decidir, discutir y dirimir. Del lado de Cuba, por supuesto, mientras el bloqueo se mantenga, y el bloqueo se mantiene, el propio presidente Obama lo reconoce, y el propio presidente Obama ha estado diciendo ya que va a involucrarse personalmente en un debate con el Congreso dirigido a lograr el fin del bloqueo; en fecha reciente, la misma semana pasada él instó, hizo un llamado al Congreso de Estados Unidos en su Discurso sobre el Estado de la Unión a levantar el bloqueo, por tanto, el bloqueo está, está presente, se mantiene, el propio gobierno de Estados Unidos lo reconoce así, y mientras esa situación se mantenga, por supuesto que Cuba va a insistir en su reclamo de que se levante el bloqueo, porque es una política obsoleta, es una política que ha dañado los intereses de Estados Unidos, pero daña al pueblo de Cuba, el propio Presidente de Estados Unidos lo reconoció el pasado 17 de diciembre. Por tanto es una batalla y es algo que continuaremos haciendo hasta que esa política no sea definitivamente eliminada.
CE: Habrá que esperar entonces para ver por quién votan, o con su gobierno, o con el mundo, o con el Congreso.
JV: Habrá que ver.
CE: Habrá que ver... Roberta Jacobson en su conferencia de prensa se refirió mucho a la situación de los diplomáticos estadounidenses en La Habana y su petición de que puedan viajar por todo el país, pero no se refirió a la situación de los diplomáticos cubanos en Estados Unidos, tanto en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, como en Washington DC. ¿Cuál es la situación que tienen actualmente? ¿Se espera que esta situación mejore?
JV: Mira, Cristina, cuando las Secciones de Intereses se inauguraron en septiembre de 1977 esto se hizo con libertad de movimiento total para los diplomáticos de los dos países en las respectivas capitales, y de hecho el gobierno de Estados Unidos decidió también aprobar libertad de movimiento para el personal diplomático cubano ante las Naciones Unidas.
Con posterioridad, con los años, como resultado de las políticas hacia Cuba que distintos gobiernos decidieron aplicar, se fueron introduciendo restricciones al movimiento de nuestros diplomáticos por parte de Estados Unidos, y fue el presidente Reagan el primero que impuso de nuevo —digo de nuevo porque Nueva York ya tenía limitaciones de movimiento desde principios de los años sesenta— las limitaciones a Nueva York y aplicó las primeras restricciones a nuestro personal en Washington. El presidente Clinton amplió esas restricciones, y esas restricciones se hicieron mucho mayores aun en etapa de la presidencia de Goerge W. Bush.
Por tanto, estamos hoy en un momento en que hay restricciones para el movimiento de los funcionarios de Cuba y Estados Unidos en ambos países. Hoy en día para salir de los límites de La Habana y de los límites de Washington hay que pedir un permiso.
Desde hace dos años hemos estado proponiendo al gobierno de Estados Unidos pasar a una situación intermedia, vamos a decir, de eliminar un poco esas restricciones en el sentido de aplicar lo que se llama como notificación de viaje, no se eliminan totalmente las restricciones, pero es un marco un poco más flexible para moverse; pero el gobierno de Estados Unidos no ha accedido a ello.
El gobierno de Estados Unidos en este momento ha estado planteando que para la apertura de las embajadas es importante la libertad de movimiento. Nosotros le hemos dicho que estamos dispuestos a sostener una discusión en esta dirección, pero que para ello es muy importante que cambie la conducta de los diplomáticos norteamericanos en La Habana, y en particular nos estamos refiriendo a que debe cambiar la manera de actuar de esos diplomáticos en el sentido de estimular, organizar, entrenar, abastecer, financiar a elementos dentro de nuestro país que actúan contra los intereses de nuestro Estado, contra los intereses del gobierno y del pueblo cubanos, y hemos dicho eso porque la Convención de Viena, que debe ser la base sobre la cual funcionen las nuevas embajadas, establece muy claramente que hay que respetar las leyes del Estado receptor, y estamos enfatizando esto con mucha fuerza, y lo hacemos porque nuestros diplomáticos en Washington tienen una conducta impecable y nunca harían ningún tipo de acción que pueda interpretarse por el gobierno de Estados Unidos como una intromisión en sus asuntos internos, es lo mismo que estamos diciendo acá en estas conversaciones, que el análisis de este tema, o sea, del asunto de la libertad total de movimiento, que es lo que está planteando la parte norteamericana, está asociada a un cambio en el comportamiento de su misión diplomática y de sus funcionarios aquí en La Habana.
CE: Hay una preocupación expresada por varias personas también aquí en Cuba, sobre la posibilidad de que cuando se acabe la administración Obama, ha sido discrecionalidad del presidente Obama hacer lo que ha hecho, si ganara, por ejemplo, un presidente republicano, o incluso, una presidenta, o un presidente demócrata, de que esto pueda acabarse, lo que ha pasado hasta ahora, revertirlo, ¿es eso posible?
JV: Eso es posible. Hay que tener en cuenta que —como he dicho— el presidente Obama ha actuado en uso de sus facultades ejecutivas, esto quiere decir que como mismo él ha tomado algunas decisiones, un posterior presidente, el presidente que lo suceda, puede tomar las mismas decisiones en un sentido contrario; pero, por supuesto esas decisiones pasarían por un análisis del contexto político, y para que estas decisiones se hagan totalmente irreversibles, creo que deberían ir acompañadas de algunas leyes aprobadas por el Congreso de Estados Unidos, y así y todo, nada sería reversible; porque en la misma medida que un congreso puede actuar en un sentido, una legislatura posterior puede hacerlo en el sentido contrario; pero todo eso estaría en dependencia del contexto político, y yo me preguntaría, si sería costoso o no, o menos costoso, o más costoso para un presidente que suceda al actual que está en Estados Unidos, al presidente Obama, revertir algunas medidas que pueden resultar beneficiosas para muchos sectores dentro de Estados Unidos, y hablo de sectores de negocio, pero también hablo de cubanos residentes en Estados Unidos, o de académicos, universidades que se van a beneficiar ahora de las modificaciones que el Presidente ha hecho en la política de viajes a Cuba para permitir una mayor interacción entre nuestros países, intercambios culturales.
O sea, eso pasaría siempre —me imagino yo— por un análisis costo-beneficio, en el orden político; pero sí se pueden revertir, por supuesto, porque existen las vías para eso, y es potestad de un presidente tomar esas decisiones.
CE: En nuestras calles, Josefina, hay muchísima expectativa. Primero, el entusiasmo por los anuncios del 17 de diciembre, el regreso de nuestros tres Héroes, la alegría de ver el comienzo de un camino de restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos; pero también, a veces el entusiasmo puede llevar a confundir determinadas cosas.
Hay personas que esperan que todo se arregle; hay personas que esperan un alivio en la persecución económica que supone el bloqueo de Estados Unidos hacia Cuba, y, por tanto, que eso redunde en una mejoría de su calidad de vida. Es decir, hay mucha ansiedad sobre este tema después de 55 años de una política tan hostil.
¿Qué mensaje tiene usted que darles a esas personas que nos están viendo y que tienen tantas expectativas en cuanto a las relaciones Cuba-Estados Unidos?
JV: Bueno, hemos decidido restablecer relaciones diplomáticas y comenzar conversaciones hacia la normalización de esas relaciones, pero esto es un proceso; o sea, no todo va a tener solución en el corto plazo.
El primer paso, o el paso inicial que tenemos que dar es la formalización de las relaciones diplomáticas, y eso es sobre lo cual estamos negociando en este momento; pero concluido este paso tenemos, entonces, que adentrarnos en un proceso más prolongado, más complejo, que es el proceso que hemos llamado hacia la normalización, esto va a ser a más largo plazo, porque requiere que encontremos solución a muchos problemas que se han acumulado a lo largo de 54 años, 54 años sin relaciones; pero sería a lo largo de 56 años, si contamos desde el propio inicio del triunfo de la Revolución.
Por tanto, creo que no hay que ser ni pesimistas ni optimistas, esto es un proceso y todo proceso lleva plazos, lleva arduos períodos de negociación. Hay temas que resolver que son muy complicados, como por ejemplo el levantamiento del bloqueo, y solamente se encontraría una solución a estas dificultades económicas que nos han afectado, el día que termine totalmente el bloqueo, aunque reitero que el Presidente tiene facultades y prerrogativas presidenciales para ir mucho más allá de lo que ha hecho hasta ahora, y eliminar muchísimas restricciones que hoy día conforman la política de bloqueo; pero, en síntesis, es un proceso, va a requerir tiempo, va a requerir esfuerzo, va a requerir mucho trabajo de parte de Cuba y de parte de Estados Unidos también.
Hay que negociar la solución de temas complicados; pero, al mismo tiempo, en paralelo, porque no se puede pensar que esto es un proceso que requiere que se termine una cosa para empezar a hablar de la otra. Se pueden ir teniendo muchas conversaciones a la vez, para ir tratando de buscar solución a problemas que nos pueden tomar un poquito de tiempo; pero a la vez, podemos, al mismo tiempo, empezar a avanzar en otras áreas que no son tan complejas, que nos van a permitir, por ejemplo, fortalecer la cooperación entre entidades cubanas y norteamericanas para mejorar la comunicación entre nuestros países, la colaboración científico-técnica, los intercambios de carácter cultural, la interacción entre las sociedades cubanas y norteamericanas.
O sea, en paralelo se puede desarrollar este proceso que creo que, por sí mismo, tiene sus dinámicas propias; pero que puede crear condiciones favorables para ayudar a que se avance en la otra parte del proceso que es más compleja, de la solución de temas pendientes.
Por tanto, creo que tenemos por delante, diría, una etapa interesante para Cuba y Estados Unidos. Interesante en el sentido de que vamos a empezar a construir una relación de carácter distinto, aun y cuando no cambien muchas apreciaciones y visiones de los dos países, porque no van a cambiar, creo que podemos construir un período diferente en la relación bilateral.
Estamos conscientes de los retos, de las dificultades que tenemos que solucionar; pero, a su vez, creemos que hay oportunidades para desarrollar áreas para una mejor relación entre Cuba y Estados Unidos, por eso es un enfoque combinado y nosotros tenemos la mejor disposición.
Hemos iniciado este proceso y lo estamos abordando con un enfoque constructivo, de nuevo, conscientes de que es complejo, que requiere trabajo, esfuerzo, energía; pero conscientes, al mismo tiempo, de que es posible en beneficio de Cuba y Estados Unidos que encontremos —que encontremos al menos— una mejor convivencia, como yo digo, una convivencia sobre la base del respeto, aun sabiendo que no van a cambiar nuestras concepciones, que son muy fuertes y muy firmes sobre muchas cosas.
CE: ¿Usted es optimista o pesimista?
JV: Yo estoy, diría, en un punto medio, no puedo decir que soy optimista total, porque hay cosas que se salen de mi control; no todo lo puede controlar la parte cubana, son dos países y del lado de Estados Unidos no solo hay un gobierno; hay un gobierno, hay un Congreso, hay una sociedad, hay un contexto político, por tanto, no todo está bajo nuestro control; pero tampoco puedo decir que soy pesimista, de lo contrario, no habríamos llegado al punto en que nos encontramos.
Pero creo que estamos siendo bastante realistas en nuestro enfoque y en nuestra apreciación de las circunstancias, para tratar de avanzar lo más posible en la solución de los problemas y, al mismo tiempo, tratar de aprovechar de la mejor manera posible las oportunidades que se nos puedan presentar.
CE: Muchísimas gracias, Josefina, ha sido un verdadero placer escucharla.
JV: Gracias a ti, Cristina, el placer ha sido mío.
Gracias.
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)
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Si hay una nación que tuvo que afanarse por conquistar su independencia fue Cuba
En este artículo: Acciones contra Cuba, Antiterrorismo, Bloqueo, Carlos Muñiz, CIA, Cinco Héroes, Cuba, Dwight D. Eisenhower, Estados Unidos, Fidel Castro Ruz, Ley de Ajuste Cubano, Luis Posada Carriles, Miami, Orlando Bosch, Terrorismo, Terrorismo contra Cuba, Wright Mills
25 marzo 2008
Discurso pronunciado por Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en la clausura del evento “Cubanos residentes en el exterior contra el bloqueo y el terrorismo”, efectuada Hotel Nacional, La Habana, el 21 de marzo de 2008.
Quiero recordar -como lo he hecho varias veces, recientemente- a un norteamericano, que fue quien más se esforzó por combatir la distorsión y la mentira al comienzo de la política agresiva contra Cuba, el profesor Wright Mills. Él publicó un libro en 1960, con un título muy sencillo, Listen Yankee, o sea, Escucha yanki.
Hoy se podría usar la misma expresión, para decir: “Escucha yanki, escucha castellano, escucha francés escucha alemán, escucha mucha gente.”
En ese libro él plantea que había dos Cubas: la real, la verdadera, la que nosotros conocemos, los cubanos que vivimos acá y los cubanos que viven en otras partes, pero la llevan en el corazón; y la otra, la fabricada artificialmente por los medios de comunicación al servicio de una política agresiva contra esa Cuba.
Si hay un área en la que se refleja con toda claridad ese contraste es en la emigración. Si hay quienes han sido manipulados groseramente, distorsionados sistemáticamente, por muchos años, han sido ustedes, queridos compatriotas que viven fuera de Cuba, los emigrantes cubanos.
En estos mismos días se conmemoraba el aniversario de aquella reunión secreta en la Casa Blanca, en que el presidente Eisenhower aprobó el llamado Programa Cuba, que tenía como un elemento fundamental, precisamente, ese: fabricar una oposición adentro de Cuba y fabricar afuera una supuesta organización de exiliados cubanos que le permitiera a la Agencia Central de Inteligencia dirigir, canalizar su respaldo a esa oposición fabricada adentro, ocultando su mano a través de esa supuesta organización exiliada; si algo se puede decir de la política norteamericana, es que no puede ser más inmovilista, más aburridamente repetitiva, porque es exactamente la política hoy, exactamente la misma.
La famosa Ley de Ajuste Cubano, que ha sido mencionada acá, no lo olviden nunca, compatriotas, es una ley con dos filos dirigidos contra la nación cubana aquí adentro y afuera.
No se olviden que los legisladores se tomaron el trabajo de repetir, en cada párrafo de esa ley, la condición principal: los llamados beneficios que la misma daría a quienes llegasen a Estados Unidos estaban condicionados a que lo hubieran hecho el día Primero de Enero de 1959 o después.
¿Qué significaba eso? Ante todo, la discriminación contra quienes eran entonces la mayoría de la emigración y, al mismo tiempo, tratar de emplear ese instrumento legal para socavar la sociedad cubana, ofreciéndoles a los cubanos lo que el imperio no le ha ofrecido ni le ofrece a ninguna otra nacionalidad en el planeta.
Cuánta discusión hay ahora en que le reclaman que se reforme el sistema migratorio, que se ajuste el estatus de millones; hablan de 12 millones, ninguno de ellos cubano, sometidos a las peores vejaciones, maltratos, persecuciones; pero nadie les ajusta su estatus.
No se lo ajustaron, no lo han hecho nunca a ninguno de los cubanos que llegaron allá antes del Primero de Enero de 1959, y eran muchos, y eran muy importantes, hasta el extremo de que en la ley se tomaron el trabajo de aclararlo. No, a los que vinieron antes no; a esos batistianos o ahijados de batistianos, porque hay uno por ahí bastante notorio, que fue “cargadito” por el dictador, y para vergüenza de esa supuesta democracia norteamericana, ese señor y su hermanito, el otro ahijado, son supuestos representantes del pueblo de Estados Unidos, dedicados a perseguir a la nación cubana adentro y afuera, como lo reflejan esas monstruosas restricciones que ustedes con toda justeza han denunciado y condenado.
¿Por qué fue José Martí a Norteamérica a organizar el Partido Revolucionario Cubano, a organizar a los cubanos y a los puertorriqueños para la lucha por la independencia? Por la sencilla razón de que en aquella parte del planeta vivían muchos cubanos, vivieron siempre muchos cubanos, que nunca se beneficiaron por ninguna Ley de Ajuste, que nunca se beneficiaron por ningún programa federal, sino todo lo contrario: fueron perseguidos sistemáticamente, como hizo el presidente Ulises Grant, que los reprimió con saña y los insultó, que les impuso los peores castigos a los emigrados cubanos que intentasen apoyar al movimiento patriótico, a la guerra por la independencia iniciada por Carlos Manuel de Céspedes, que fue lo que llevó al Padre de la Patria a hacer el descubrimiento fundamental de nuestra historia: “El propósito de Estados Unidos es apoderarse de Cuba, ese es el secreto de su política.”
Eso no lo dijo Fidel Castro -Fidel Castro lo repitió hace poco-, eso lo dijo Carlos Manuel de Céspedes en 1870. ¿Y dónde lo dijo? En uno de sus numerosos mensajes a la emigración cubana, de la que se habla muy poco, como si no hubiera existido; pero que en el siglo XIX fue mucho más importante, más numerosa, más decisiva que en todo el siglo XX.
Recordemos que solo en 10 meses posteriores al 10 de octubre de 1868, según las informaciones oficiales españolas, solo por el puerto de La Habana emigraron hacia Estados Unidos unos 100 000 cubanos, cuando la isla tenía un millón de habitantes. Dejo a ustedes sacar las conclusiones del caso.
¿Cuántos supuestos conocedores de Cuba, cuántos analistas de Cuba se toman el trabajo de pensar que Cuba siempre fue esa realidad, nación de inmigrantes y de emigrantes?, esa es la otra parte oculta. ¿Cuánto tiempo nos costó descubrir que en nuestra comunidad nacional, en nuestra sociedad, había mucha gente esclavizada, discriminada, perseguida, que procedían de Haití y de las otras islas caribeñas, muchas de ellas gente que solo recibieron los derechos a una vida humana, que se les reconociera sus derechos como personas, cuando se produjo aquí el triunfo revolucionario el Primero de Enero de 1959?, antes fueron segregados, ignorados, desconocidos, incluso, como seres humanos.
Los compañeros de mi generación, o los que se tomen el trabajo de ir a la Biblioteca Nacional o ir a los archivos de Bohemia, esa revista tan decisiva en la historia de Cuba, que celebra por estos días su centenario, ahí pueden ver la atención que, incluso, nuestra prensa le dio en los años cuarenta y en los años cincuenta, cuando se producía otra gran ola migratoria de cubanos que iban hacia Estados Unidos a buscar un empleo, a buscar mejores oportunidades -pensaban ellos-, y a afrontar también la discriminación y los vejámenes que esa sociedad reserva para todos los emigrantes, especialmente los latinos.
Quienes tanto hablan siguiendo las instrucciones del gobierno de Estados Unidos, que vienen desde los tiempos de Eisenhower, de ese supuesto “exilio”, de “esa nación” que ha escapado de la isla en busca de la “libertad” y todo el resto de las tonterías que repiten sin sonrojarse, ¿por qué no dedican un parrafito a reclamar los derechos de esos cubanos que fueron hasta 1958 la segunda comunidad de inmigrantes de este Hemisferio en Estados Unidos?
Para eso no tienen que citar el Granma. Para eso les basta buscar los medios oficiales norteamericanos. Si yo digo que los cubanos ocupaban el segundo lugar, solo después de México, por el número de inmigrantes en Estados Unidos es porque estoy citando al Servicio de Inmigración y Naturalización. Ya no se llama así, ahora es parte de ICE, Inmigración y Ciudadanía, pero sigue publicando sus estadísticas anualmente.
Hasta el año 1958 había tres grupos: México, Cuba y después el resto del hemisferio. Ya no pueden hacerlo así. Ahora tienen que poner, por sus nombres y apellidos, uno por uno, a los países de la América Central, a algunos países de la América del Sur y a algunos países caribeños, todos los cuales están por encima de Cuba en el número de inmigrantes en Estados Unidos, a pesar de que ellos no tienen Ley de Ajuste y de que solo respecto a Cuba existe un plan de desestabilización, de atraer, de fomentar, como parte de ese proyecto de destrucción de la Revolución Cubana, usando como instrumento a organizaciones de denominados exiliados y presentando a los emigrantes como si hubieran sido todos ellos supuestos exiliados políticos.
Exiliados y emigrados fueron las decenas de miles de compatriotas que a lo largo del siglo XIX y del siglo XX se vieron forzados a irse allá, pero al hacerlo no rompían con su patria, sino que se la llevaban consigo, y la supieron mantener viva en los peores momentos, en los días más difíciles de nuestras guerras por la independencia, y a todo lo largo del tiempo transcurrido desde entonces.
Se pudiera decir que también hay dos emigraciones: la verdadera, la real, y la inventada, la fabricada por la Agencia Central de Inteligencia, cumpliendo con un plan premeditado que tiene como finalidad destruir a Cuba, o, para emplear la expresión del Padre de la Patria, “apoderarse de Cuba”.
¿Y cómo tratan de apoderarse de Cuba? ¿Cuáles son los instrumentos, los medios que emplean para ello? Ustedes los han discutido, los han examinado y se han pronunciado con relación a ellos. Por una parte, el llamado bloqueo económico, comercial y financiero. ¿Por qué no empleamos el lenguaje exacto? El intento de genocidio, porque se trata de eso y no de otra cosa, y no porque lo diga yo, sino porque lo dijeron ellos.
Alguien me hablaba por acá de un libro que he citado varias veces, y me preguntaba si era de la Editora Política, y le dije: No, no, no es de la Editora Política; es del US Printing Office, de una cosa que se llama Departamento de Estado. Esos documentos que yo citaba ni existen en español: Foreign, Relations of the United States, volume VI, Cuba 1958-1960. Tengo que decirlo en inglés, me perdonan la pedantería porque es el título.
No, no, compañeros, no fue la Editora Política, son parte de los documentos desclasificados por el gobierno norteamericano. Algún día desclasificarán documentos correspondientes a la fecha de hoy, lo que pasa es que ese día hay que esperar que se dé dentro de 30 años, ese sencillo detalle.
Bueno, pero en ese libro publicado en los años noventa, que es nada más que una recopilación de documentos desclasificados, ahí están expuestos los análisis internos en la Casa Blanca, no del año 2008, sino del año 1959 y 1960.
Felipe lo conoce, porque lo ha citado en algún discurso en la ONU y yo también, y tendremos que hacerlo toda la vida, hay un documento clave que explica el genocidio: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro. Tenemos que adoptar de inmediato medidas para negarle recursos financieros y materiales para causar hambre y desesperación y provocar el cambio de gobierno“, se lee en la página 885. Provocar hambre y desesperación, ¿a quiénes? A los cubanos. Ellos no se ocultaron para decirlo; por supuesto, ocultaron durante 30 años esa política que fue aprobada por el presidente Eisenhower.
¿Qué cosa es provocar hambre y desesperación en un pueblo? Busquen la Convención sobre el crimen y del genocidio para que vean si no es exactamente eso, cualquier política encaminada a causar sufrimientos a un grupo humano.
Bueno, pues hay un grupo humano, que se llama el pueblo de Cuba, que es víctima del genocidio más prolongado de la historia, el más largo, el que va a cumplir medio siglo. ¿Y cuál es su propósito? Su propósito es negarle al pueblo cubano sus derechos democráticos. ¡Ah!, como la mayoría está con Castro, vamos a castigar a esa mayoría y vamos a hacerla sufrir hasta que dejen de apoyar a Castro.
¿Puede sorprender a alguien que algunos hayan flaqueado? ¿Que algunos no hayan podido resistir el nivel de sufrimiento y de desesperación, provocado sobre todo un pueblo, por la mayor superpotencia de la historia? ¿Qué tiene de raro que algunos compatriotas no hayan podido resistir, con la misma tenacidad que la inmensa mayoría de los cubanos, todo este tiempo? Es al contrario, es causa de admiración el hecho de que la población de Cuba hoy sea el doble de aquella que tenía cuando se empezó a aplicar contra ella esta política y que la inmensa mayoría de los cubanos que viven en otros países, ni han dejado de ser cubanos, ni han traicionado a su patria (Aplausos).
Ustedes han hablado de varios puntos importantes en los que tenemos, como una meta, como un propósito, seguir luchando para lograr que los medios de comunicación se den por enterados y actúen con apego a lo que se dice ser su misión en la vida, que es informar. Yo no quiero referirles a ellos, aquí hay algunos representantes de esos medios, ningún argumento del gobierno cubano, lo que les sugeriría es que repasaran las conclusiones del Tribunal de Nuremberg, y, en particular, el alegato presentado por el fiscal, norteamericano por cierto.
Él les dedicó una parte muy importante, que yo no sé por qué no se encuentra con tanta asiduidad en los medios de prensa internacionales, a pesar de que, incluso, fue hace poco el aniversario del fallo de ese tribunal; ese Fiscal se levantó y apuntó no ya solo a los acusados inmediatos, a los criminales nazis que estaban sentados en el banquillo de los acusados, sino se dirigió a los otros: a los que sabían del crimen, pero no lo combatieron; a los periodistas, a los informadores que sabían, pero no informaron.
Algún día, algún fiscal se levantará para preguntarle a alguno: ¿Y usted dónde estaba durante el medio siglo de genocidio contra el pueblo de Cuba? (Aplausos.) ¿Dónde estaba usted cuando pasaron -como va a ser el próximo abril- los 30 años del vil asesinato de Carlos Muñiz Varela, dónde estaba usted que no denunció a los asesinos por sus nombres, que son conocidos, que están ubicados en documentos oficiales norteamericanos? ¿Cómo es posible que en 30 años todavía Carlitos esté muerto y no se le haya hecho justicia?
¿Dónde estaban, mientras Posada Carriles y Orlando Bosch se paseaban libremente por las calles de Miami y, al mismo tiempo, cinco compatriotas nuestros, que no le han hecho daño a nadie, que tuvieron el heroísmo, la osadía incomparable de ir allá a ese país, a lo peor de ese país para, sin emplear la fuerza ni la violencia, tratar de descubrir los planes de los terroristas y salvar vidas…? Si alguien lo hubiera hecho en los años setenta, a lo mejor Eulalio Negrín no habría sido asesinado como lo fue en Nueva Jersey, no en Cuba, allá, allá muy cerca del corazón de Nueva York, o Carlos no hubiera sido asesinado a plena luz del día en San Juan, si hubiéramos contado con Gerardo, con Ramón, con Antonio, con Fernando y con René entonces.
Cuántas vidas de cubanos de aquí o de allá no existen hoy, no se salvaron gracias al sacrificio de nuestros hermanos.
¿Dónde estaban ustedes, preguntará ese fiscal futuro, estoy seguro de que lo va a hacer, dónde estaban cuando el gobierno de Estados Unidos le reconoció al Tribunal de Miami que el interés principal para ese gobierno al castigar a nuestros Cinco compañeros era proteger a esos grupos terroristas? ¿Dónde estaban cuando el tribunal accedió a la petición del gobierno de que no bastaban las cuatro cadenas perpetuas más 75 años de prisión?, que, además de eso, había que incapacitarlos a los Cinco para siempre, para que nunca más pudieran volver a poner en riesgo la actividad de los terroristas. ¿Por qué nadie ha publicado eso?
¿Los que silencian el terrorismo anticubano, los que silencian el genocidio contra Cuba, no son acaso tan culpables como los terroristas y los genocidas?
Ese fue el principio de Nuremberg, yo no lo estoy inventando; búsquenlo, que eso está publicado. Hace 60 años fue un principio consagrado, precisamente reclamado por juristas norteamericanos que comprendían que, para evitar la repetición de esa horrenda experiencia de la Segunda Guerra Mundial, había que ser consecuentes y exigir no solamente a los culpables inmediatos, reales, de un crimen, sino a todos los que incumplían una obligación ética elemental al no denunciarlo y combatirlo en su tiempo.
Dos Cuba, dos emigraciones y un gran fracaso; un gran fracaso de una política que no ha podido contra nosotros, que no ha sido capaz de doblegar ni al abnegado, heroico y sufrido pueblo que habita en esta isla asediada, ni a los miles y miles de hermanos y hermanas que son portadores de esas mismas virtudes dondequiera que se encuentren.
Por eso, estimados amigos, compatriotas, quiero saludar este encuentro de cubanos residentes en el exterior, porque han sido capaces de debatir los temas más importantes, más cruciales para la patria; de adoptar decisiones, conclusiones orientadas hacia lo práctico, y, sobre todo, porque han sido capaces de lanzar un mensaje al mundo que es muy importante.
Si hay una nación que tuvo que afanarse, más que ninguna otra, por conquistar su independencia, por llegar a ser ella, fue la cubana. Si hay un pueblo que tuvo que afrontar obstáculos, riesgos enormes, sobre el cual se alzó la amenaza de la extinción, incluso cuando estaba naciendo, es el pueblo cubano, y desde aquellos días era el pueblo cubano viviendo y combatiendo en la isla, y el pueblo cubano viviendo y combatiendo más allá de los límites de esta isla. Sigue siendo hoy esa la verdadera Cuba, la Cuba que no pueden distorsionar ni fabricar; la Cuba que desde La Habana y desde todos los rincones del planeta vuelve a proclamar ahora y siempre:
¡Viva Cuba Libre! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
Muchas gracias (Aplausos prolongados y exclamaciones).
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