Apenas a 5 kilómetros de la ciudad de Ica, se encuentra Huacachina, un verdadero oasis de agua dulce y palmeras en pleno desierto del suroeste de Perú.
Apodado como el Oasis de América, es uno de los pocos verdaderamente naturales que quedan tanto en Sudamérica como en Norteamérica, donde viven apenas un centenar de residentes.
La pequeña ciudad se encuentra situada alrededor de una laguna color verde esmeralda, y completan este entorno paradisíaco una frondosa vegetación compuesta por palmeras, eucaliptos y huarangos.
Una leyenda local cuenta que la laguna se originó cuando una hermosa doncella llamada Huacay China se enamoró de un joven guerrero. Poco tiempo después de casarse, él tuvo que marchar para luchar en la guerra, en la que moriría tiempo después. Tras enterarse del trágico suceso, Huacay China se fue a llorar al campo de girasoles donde se habían visto por primera vez. La joven lloró durante días, hasta que sus lágrimas formaron una pequeña laguna.
Un día, un joven guerrero pasó junto a la laguna y vio a la hermosa Huacay China. Esta, tras ver que la estaban observando, comenzó a correr. Cuando el guerrero estaba a punto de alcanzarla, ella se lanzó a la laguna. Allí estuvo durante horas, hasta que el guerrero se marchó apesadumbrado del lugar. Cuando Huacay China quiso salir del lago, se dio cuenta de que se había convertido en una hermosa sirena. Desde entonces, narra la leyenda, la muchacha sale del agua cada noche de luna nueva para llorar por su amado.
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