Dos años han pasado desde la muerte de Hugo Chávez. Y, desde entonces, su adorada Venezuela ha sufrido un cambio radical con respecto al país que dejó, con un ambiente de mayor crispación política y problemas económicos agudizados por la caída de los precios del petróleo.
Su sucesor en el cargo, Nicolás Maduro, no ha sabido mantener el espíritu del comandante, fallecido el 5 de marzo de 2013 después de una larga lucha contra el cáncer, que incluyó convalecencias en La Habana, con tratamientos de quimio y radioterapia.
Chávez tenía un liderazgo político indiscutible, mientras que Maduro, primero impuesto por el mandatario para que le sustituyera durante su enfermedad y después designado presidente tras ganar unas controvertidas elecciones celebradas en abril tras el deceso, comparte sus labores al mando con figuras como el jefe de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
Desde que fue investido, el actual dirigente se enfrenta a una serie de dificultades económicas, agudizadas por la caída de los precios del petróleo, la alta inflación y el creciente desabastecimiento de los mercados, uq ha derivado en una escasez de productos esenciales para los cada vez más desencantados ciudadanos.
Además, su persecución desmedida sobre los líderes opositores -ha llevado a prisión a Leopoldo López y Antonio Ledezma, considerados emblemas del antichavismo- por su continua obsesión de que se está forjando un intento de golpe de Estado en una alianza de sus detractores y Gobierno internacionales, como los de EEUU, España o Colombia, ha desencadenado en fuertes revueltas, como las que el año pasado se cobraron la vida de decenas de personas por la violencia en la actuación policial para reprimir las protestas.
Pero ayer, todos esos problemas parecieron desaparecer para el Ejecutivo, que ha organizado 10 días de homenajes en memoria del comandante.
Los actos comenzaron ayer en el llamado Cuartel de la Montaña, el museo militar de Caracas donde reposan los restos del difunto presidente, y se prolongarán hasta el próximo domingo 15. Entre las actividades previstas se incluyen eventos musicales, exposiciones, conferencias y encuentros con simpatizantes .
Eterno. A Maduro le correspondió en 2013 anunciar al país la muerte de su mentor. El pasado martes, en su recuerdo, aseveró que su predecesor le había formado para «cosas grandes».
«Todos eso que nos sucedió hace dos años nos ha dejado grandes lecciones de lo que Chávez formó en nosotros. Sí, se puede seguir teniendo patria, lo hemos demostrado este tiempo. Nos han puesto todas las pruebas y aquí estamos de pie y listos para las pruebas que vengan para seguir defendiendo la patria que nos dejó», subrayó.
Sin embargo, su legado no le ha granjeado la misma popularidad que al comandante. Al final de sus días, y en el contexto de una gran incertidumbre dentro y fuera de Venezuela por saber qué pasaría tras su muerte, Chávez se mantuvo en un 50 por ciento que ha logrado mantener hasta ahora, dos años después de su desaparición. Ese porcentaje le sitúa como el ciudadano más querido en estos momentos, en contraste con su «hijo», como él mismo denominaba a su sucesor, que vive sus horas más bajas y, en general, las peores de un presidente del país, con apenas un 20 por ciento de respaldo.
La oposición no aprovecha esta situación y, según los últimos sondeos, no han mejorado sus datos. López, a quien su reclusión en la cárcel militar de Ramo Verde ha convertido en la cabeza visible de la coalición antichavista, se sitúa como el contrario al Gobierno más destacado, con un 40 por ciento de respaldo, lo que parece dejar evidente que, pese a todo, el difunto presidente seguirá siendo «eterno», como subrayó Maduro al anunciar el fallecimiento.