Es una suerte que Noam Chomsky sea quien es: uno de los mayores intelectuales contemporáneos. De no tener el prestigio internacional que tiene, sin duda este profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), que viajó a Buenos Aires para participar del Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación, sería considerado por los medios hegemónicos de la Argentina como un intelectual pago por el kirchnerismo, uno de los tantos corruptos que vende opiniones favorables al proyecto K a cambio de un sobre con dinero, un integrante de La Cámpora que pasó años distrayéndose y distrayéndonos con la gramática generativa a la espera de que Máximo le diera la señal para entrar en acción, publica Tiempo Argentino.
Quienes tuvimos el privilegio de asistir a la grabación de la entrevista que le hizo Ignacio Ramonet para la Televisión Pública, donde amplió varios de los temas de la conferencia magistral que el día anterior había dado en el Teatro Cervantes, experimentamos la sensación de que ese lúcido crítico del capitalismo salvaje y de la política exterior implementada por su país de origen, de haber nacido en la Argentina, seguramente sería denigrado con insultos por Jorge Lanata, obtendría el premio Pinocho de manos Julio Blanck y Eduardo van der Kooy, Elisa Carrió lo denunciaría públicamente como custodio de las armas que Néstor Kirchner tenía preparadas para tender una emboscada, la dupla Patricia Bullrich-Laura Alonso lo implicaría en el caso Nisman y Mauricio Macri propondría tirarlo por la ventana. Además, dada la coincidencia de ideas, no sería raro que Alfredo Leuco dejara traslucir su sospecha de que fuera el propio Chomsky quien le escribe a Cristina esos discursos brillantes que ella finge tan bien que son propios y espontáneos.
La extensa entrevista que será transmitida por la Televisión Pública el sábado 21 tuvo como ejes fundamentales América Latina, Estados Unidos y los medios masivos de comunicación.
En ella, el intelectual estadounidense repitió lo dicho el día anterior, que América Latina intenta liberarse del dominio imperial por primera vez en 500 años, pero en esta oportunidad le puso nombre y apellido a ese impulso libertario: Hugo Chávez, Lula da Silva, Rafael Correa, Evo Morales y Néstor Kirchner. En su extenso y claro discurso hubo algunas perlitas: Chomsky subrayó los "métodos mafiosos" de los Estados Unidos en su objetivo de disciplinar a los países periféricos, así como destacó la implementación de parte de algunos países europeos como Grecia de modelos políticos y económicos que constituyen una alternativa al neoliberalismo y que han demostrado su eficiencia en América Latina. Tambien señaló los peligros que implica la concentración mediática.
Terminada la grabación, resultó imposible no preguntarse si el verdadero Chomsky no había sido sustituido por un doble argentino y populista, o si ese Chomsky que había dialogado con Ramonet no había sido previamente abducido por La Cámpora.