El fiscal Brice Robin, quien investiga las causas de la caída del Airbus Germanwings que mató a 150 personas, afirmó que las primeras pruebas indican que el copiloto alemán Andreas Lubitz no abrió la puerta de la cabina cuando le fue requerido y accionó el mecanismo de descenso, y descartó la posibilidad de que se haya tratado de un ataque terrorista. "Estamos desconcertados", reconoció el presidente de la aerolínea, Carsten Spohr.
Después de que el comandante saliera de la cabina para ir al baño, "el copiloto quedó al mando" y accionó el mecanismo de descenso, relató el fiscal, para quien Lubitz habría tenido "la voluntad de destruir el avión".
"En estos momentos, 48 horas después del accidente (...) la interpretación más plausible es que el copiloto, mediante una acción voluntaria, cerró la puerta de la cabina, se negó a abrirla ante la llamada del comandante de vuelo y accionó el botón que ordenaba la pérdida de altitud", explicó Robin.
El copiloto de 28 años, identificado como Andreas Lubitz por la Fiscalía de Marsella, trabajaba en Germanwings desde septiembre de 2013 y tenía 630 horas de vuelo, informó una portavoz de Lufthansa. Antes de comenzar a trabajar en Germanwings recibió formación en la escuela de vuelo de Lufthansa, matriz de Germanwings, en Bremen, donde la compañía alemana lleva a cabo la formación de sus pilotos.
El jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, cuyo país identificó al menos 50 víctimas en el A320 de Germanwings, se declaró "conmocionado" tras conocerse que el copiloto activó voluntariamente el descenso dejando al piloto fuera de la cabina antes de estrellarse el avión. "De nuevo nuestro abrazo emocionado a las familias", escribió en su cuenta Twitter.