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General: NACIONALIZADA TODA LA RED FERROVIARIA ARGENTINA
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 16/04/2015 12:20

ECONOMIA › EL SENADO CONVIRTIO EN LEY EL PROYECTO DE CREACION DE FERROCARRILES ARGENTINOS SOCIEDAD DEL ESTADO

Otro salto en la recuperación de soberanía

Con el consenso de la mayor parte de la oposición –sólo votó en contra, paradójicamente, la izquierda–( TROSKOS ...ETC ), el Estado dio un nuevo paso en la recuperación del control de servicios esenciales para un país más integrado.

 Por Sebastián Premici

La Cámara de Senadores convirtió en ley la creación de Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado, la empresa que tendrá bajo su estructura la gestión operativa y diaria de todo el transporte de pasajeros y cargas. La iniciativa fue acompañada por el Frente para la Victoria (FpV), el PRO, la UCR y el Peronismo Federal. En total fueron 53 votos afirmativos, y dos en contra: Fernando “Pino” Solanas y Norma Morandini. Luego hubo varias ausencias llamativas a la hora de votar, como las de Rubén Giustiniani (Partido Socialista), Ernesto Sanz (UCR), Adolfo Rodríguez Saá (Peronismo Federal) y Gabriela Michetti (PRO), quien atendió su compromiso de asistir al canal de televisión TN para participar de un debate con Horacio Rodríguez Larreta. La sesión fue presenciada por el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, y por el titular de la Unión Ferroviaria, Sergio Sasia.

“Con esta decisión profundizamos la política de nacionalización del Gobierno, adoptada en los casos de las ex AFJP, Aerolíneas Argentinas e YPF. Ferrocarriles Argentinos beneficiará a las economías regionales, optimizará los costos de flete y generará mano de obra calificada. Quienes venimos del interior sabemos de los efectos negativos que tuvieron las políticas desacertadas de los ’90”, sostuvo Adolfo Bermejo (FpV-Mendoza), miembro informante del oficialismo y titular de la comisión de Infraestructura, Vivienda y Transporte.

La sesión sobre tablas fue consensuada con la oposición en la reunión de Labor Parlamentaria del martes por la noche, horas después de la firma del dictamen de mayoría conseguido en el plenario de las comisiones de Transporte y Presupuesto. La Cámara alta no suele tratar proyectos sobre tablas, ya que en los últimos años ha optado por tratar solamente iniciativas en sesiones ordinarias que requieren dictámenes con siete días de vigencia. En esta oportunidad, el FpV aprovechó el alto consenso que reunía el proyecto para acelerar los tiempos, y a su vez logró correr la mirada sobre la fallida sesión para aprobar el pliego de Roberto Carlés como miembro de la Corte Suprema de Justicia.

El trámite parlamentario incluyó varias modificaciones a la iniciativa enviada por el Poder Ejecutivo, todas concretadas durante el debate en la Cámara baja y avaladas por la oposición. El proyecto original establecía el sistema de red abierta para el transporte de carga solamente. Pero a pedido del PRO se sugirió incluir al sistema de pasajeros dentro de este nuevo esquema. El otro cambio fue la incorporación de los “usuarios” dentro del directorio de la nueva empresa, a solicitud de Carlos Heller (Nuevo Encuentro). La oposición también reclamó la incorporación de las provincias, pero no se avanzó en ese sentido. El radicalismo acompañó con su voto.

“Lo que ha pasado desde 2012 con las reformas en materia ferroviaria tiene que ver con el accidente de Once, que marcó un antes y un después, y a partir de allí ha habido una reacción del gobierno nacional. El proyecto reafirma la idea de que el Estado reasume facultades”, aseveró Gerardo Morales, jefe del bloque de la UCR. Más allá de votar a favor, algunos discursos opositores dejaron entrever cierta incomodidad por tener que acompañar un proyecto del oficialismo. “Acompañaremos, sí, pero conscientes de que no es el proyecto integrador del que habla (Florencio) Randazzo, pero quizá sirva para mejorar un poquito el sistema”, expresó Mario Cimadevilla (UCR-Chubut), casi con tono despectivo. A la hora de la votación, el chubutense decidió ausentarse.

El puntano Rodríguez Saá también decidió levantarse de su banca a la hora de votar. Durante su discurso, sostuvo que los ferrocarriles habían sido nacionalizados en 1947 “hasta que llegó el saqueo del país”. “El desmantelamiento de los trenes afectó al interior y dejó pueblos aislados. Tenemos dudas sobre este proyecto, pero si es bien aplicado, en algo podremos mejorar”, aseveró. El puntano olvidó mencionar que durante la gestión de su hermano Alberto Rodríguez Saá, la provincia de San Luis decretó levantar las vías del Ferrocarril San Martín para realizar una autopista.

El artículo 1º de la nueva ley declara de interés público nacional la política de reactivación de los ferrocarriles de pasajeros y de cargas, la renovación y el mejoramiento de la infraestructura y la incorporación de tecnología. El proyecto toma como referencia la reciente experiencia francesa, donde se reunificó todo el sistema ferroviario bajo un “gran holding público”. Ferrocarriles Argentinos será el paraguas para la Sociedad Operadora Ferroviaria (Sofse), la Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF) y Belgrano Cargas y Logística. “Se ha planteado como objetivo central lograr una red ferroviaria con logística plenamente integrada al circuito productivo regional y enlaces comerciales a los países limítrofes”, puede leerse en los fundamentos del proyecto. Algunos legisladores llegaron a estimar durante el transcurso del debate parlamentario que las economías regionales podrían beneficiarse con una reducción de sus costos cercana al 80 por ciento, a partir de la reactivación del sistema de cargas.

El proceso de recuperación de los ferrocarriles fue paulatino. Arrancó en 2008 con la creación de dos empresas estatales, la Sofse y ADIF, y se potenció luego de la tragedia de Once. En la Cámara de Diputados, la izquierda del FIT más Victoria Donda (Proyecto Sur) votaron en contra. En el Senado expresaron su voto negativo Pino Solanas (ex alianza Unen) y Norma Morandini (Alianza Frente Cívico). Solanas ha basado su carrera política en la supuesta defensa de los ferrocarriles y los recursos naturales. “La destrucción del ferrocarril fue el plan más perverso. Se robaron los 37 talleres-fábricas y desaparecieron cuatro mil vagones del Belgrano Cargas. Este tema no tiene que tener distinciones partidarias. Es algo estratégico ligado a qué modelo de país queremos”, explicó, para luego emitir su voto no positivo.

El cierre del debate estuvo a cargo de Juan Manuel Abal Medina, titular de la Comisión de Presupuesto. “Este es un debate histórico. Tenemos que recordar dónde estaba la Argentina antes de 2003. Se había caído el Estado. Por eso hoy recuperar ferrocarriles significa recuperar soberanía”, concluyó el senador, luego de citar la histórica frase de Raúl Scalabrini Ortiz “adquirir ferrocarriles es adquirir soberanía”.

spremici@pagina12.com.ar



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: alí-babá Enviado: 16/04/2015 23:41
Un nuevo sueño cumplido para la mayor parte de los argentinos junto a nuestras aerolíneas a la nacionalización de nuestro petróleo y a la anulación dfe las afjp.Ni UN Paso Atrás!!!!

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 17/04/2015 12:24

Un poco de historia para ubicar a la izquierda "inmanente" de hoy que se opuso  torpemente al paso gigante de soberanía ....

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Perón estatizó los trenes

El 1º de marzo de 1948 se creaban las empresas estatales ferroviarias y culminaba la compra de los trenes ingleses y franceses por parte del gobierno. Aunque se hizo en condiciones altamente beneficiosas para el imperialismo ingles, fue una medida muy importante a favor del país.

Enorme cartel de propaganda de la nacionalización, 1948

Enorme cartel de propaganda de la nacionalización, 1948

Locomotora del Ferrocarril General Roca

Locomotora del Ferrocarril General Roca

Desde 1854, los ferrocarriles fueron una herramienta clave para unir las enormes distancias del territorio nacional. Nacieron por impulso del Estado, y daban ganancias, con tarifas inferiores de las de los incipientes ferrocarriles privados. A fines de la década de 1880, el presidente Carlos Pellegrini y su vice Julio A Roca, comenzaron a entregar los servicios estatales ingleses y también franceses, que desde entonces fueron sacando fabulosas ganancias.

La nacionalización fue también negocio para los ingleses

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, a mediados de la década de los 40, el imperialismo inglés estaba en total decadencia. En los hechos, iba dejando de funcionar el pacto colonial firmado en abril de 1933 por el gobierno probritánico de Agustín P. Justo (conocido como Roca-Runciman). Por su parte, la Argentina atravesaba un período de tremenda bonanza económica.

Los gobiernos patronales argentinos habían ido entregando a los capitales imperialistas las líneas férreas que podían dar suculentas ganancias, en las zonas de alta producción. El ferrocarril estatal, considerado de “interés público”, cumplía con el deber de llegar a zonas más pobres o de poca densidad de población. Y ninguna línea estatal tenía acceso a Buenos Aires. El viejo truco: privatizar las ganancias y que las pérdidas las paguen… los pobres. De todos modos, desde la crisis del 29 los ferrocarriles ingleses estaban en decadencia y el imperio quería desprenderse de ellos.

Al asumir Perón la presidencia en 1946, comenzaron las negociaciones con los ingleses, que intentaron imponer una sociedad mixta, que les siguiera garantizando ganancias, antes de que en 1947 venciera la concesión. El imperialismo yanqui, que avanzaba sobre toda América Latina, acechaba para quedarse con los trenes, y frustró ese el proyecto.

A fines del 46 el gobierno compró las empresas francesas, y en febrero de 1947 las inglesas. El 1º de marzo de 1948 se realizó el acto formal de posesión por parte de las empresas del Estado de las líneas San Martín, Belgrano, Mitre, Urquiza, Roca, Sarmiento y Patagónico. Hubo una gran concentración en Retiro, a la cual no pudo asistir el presidente Perón, que había sido operado de apendicitis.

Perón pagó una fortuna: 600 millones de dólares (en libras) a los ingleses y 45 a los franceses. Sin duda, fue un gran regalo a la metrópoli. Las ganancias robadas al país desde el siglo XIX superaban con creces todo lo invertido. Estos ferrocarriles totalmente en crisis y en grave estado de deterioro, deberían haber sido nacionalizados sin pagar un peso. Pero un gobierno burgués nacionalista como el del coronel Perón fue fiel a su carácter de clase, y le “compró” lo que ya era legítimamente nuestro a los piratas imperialistas.

De todos modos, la estatización fue un gran paso adelante (ver recuadro de Nahuel Moreno). En manos privadas eran una herramienta de la dependencia y el atraso del país, al servicio exclusivo de producir ganancias a sus dueños imperialistas. Gracias a la estatización, se pudo acceder al puerto de Buenos Aires y otras importantes salidas de los cereales y las carnes, se fue ampliando el kilometraje de vías férreas y la cantidad de formaciones, para carga y transporte de pasajeros (con tarifas accesibles), y hubo un gran desarrollo de la industria ferroviaria. Junto con otras medidas de nacionalizaciones y planificación económica, los ferrocarriles estatales fueron parte de mejoras importantes para las condiciones de vida de los trabajadores urbanos y rurales, en el empleo, salud, educación, vivienda, deportes y vacaciones.

Una herida abierta

A partir del golpe gorila y oligárquico de 1955, la Argentina se transformó nuevamente en semicolonia, esta vez del imperialismo yanqui. Se sucedieron distintos proyectos y avances de privatización. Frondizi y su ministro Alsogaray prepararon con los yanquis y el Banco Mundial el Plan Larkin, y en 1960 se aplicó el Plan Conintes, que militarizó al personal ferroviario. La huelga de 1962 frenó aquella ofensiva, pero siguieron otros intentos. Alfonsín auspició el gerenciamiento privado y la suspensión total de inversiones, mientras crecieron el vaciamiento y la corrupción.

Será un gobierno peronista quien liquide definitivamente esta conquista, privatizando por completo la empresa estatal Ferrocarriles Argentinos, en 1990. Fue Carlos Menem, con su ministro de Economía Felipe Cavallo y la complicidad de la cúpula de la Unión Ferroviaria, con José Pedraza. Derrotada la heroica huelga de 1990-91, quedaron despedidos decenas y decenas de miles de trabajadores. En menos de diez años, se levantaron el 66% de las vías. Desaparecieron los trenes de larga distancia que unían todo el país, infinidad de pueblos quedaron aislados, y se redujo a un mínimo ese transporte barato, popular y no contaminante. Los Kirchner, desde la presidencia de Néstor y ahora de Cristina, mantienen las privatizaciones de Menem y regalan jugosos subsidios a los empresarios, mientras millones viajan peor que ganado.

El repudio a la privatización ha ido creciendo con el paso de los años (ver pág. 5). La reestatización sin indemnización (ya robaron por demás) y bajo control de trabajadores y usuarios es la única vía para salvar al tren. Ese camino lo vienen defendiendo los Cuerpos de Delegados de TBA, junto a otros luchadores y usuarios.

 


Aún hoy siguen siendo tema de permanente debate los hechos ocurridos en el país entre 1943 y 1955, cuando nació y gobernó por primera vez el peronismo. Las nacionalizaciones han sido uno de esos temas, y en particular la de los ferrocarriles. El historiador marxista Milcíades Peña, por ejemplo, la criticó calificándola de desastre proinglés: “En 1947, el gobierno peronista nacionalizó los ferrocarriles británicos en condiciones desastrosas para el país, subordinando los intereses y necesidades de la economía nacional a las conveniencias de la decadente metrópoli. El peronismo prostituyó así una vieja aspiración nacional, pero su propaganda convirtió la nacionalización de los ferrocarriles en símbolo de… la independencia económica.*

El fundador de nuestra corriente, Nahuel Moreno, desarrolló un enfoque totalmente distinto. Sin caer en el apoyo al nacionalismo burgués de Perón, rechazó las visiones sectarias como la citada, destacando los hechos concretos que, aunque fuese de manera parcial y contradictoria, avanzaban en la recuperación de la soberanía del país. Decía Moreno en Método de interpretación de la historia argentina (Pluma, 1975): “[Inglaterra] cedió las dos piedras angulares sobre las que se asentaba el carácter semicolonial del país, los ferrocarriles y el Tratado Roca Runciman, pero lo hizo en las condiciones más armoniosamente favorables a sus intereses […] El Roca-Runciman dejó de funcionar […] la Argentina, consecuentemente, dejó de ser una semicolonia inglesa. Después de muchísimo años, desde 1880, se inició una etapa de independencia relativa. Quedamos a mitad de camino, en realidad, pues nos independizamos del imperialismo británico y no fuimos totalmente colonizados por el yanqui […]”.

 

* Masas, caudillos y elites. El Lorraine, 1986.

 

 



 
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