Rebelión en Baltimore
Miles de manifestantes se movilizan exigiendo “Justicia por Freddie Gray”, el joven afroamericano asesinado por la policía. Motines y saqueos sorprendieron a la ciudad el lunes. Ante la escalada de los enfrentamientos entre los manifestantes y la policía, las autoridades imponen un toque de queda.
Fotos: La Izquierda Diario, desde Baltimore
Desde hace una semana la ciudad de Baltimore (Maryland, Estados Unidos) se encuentra movilizada contra la violencia policial. De la misma forma que sucedió en Ferguson y en Staten Island, el accionar brutal y racista de la policía despierta la furia de la comunidad negra y del resto de la población. El precipitante esta vez fue la muerte de Freddie Gray, un joven de 25 años que murió luego de una hospitalización de una semana, a consecuencia de una lesión en la medula espinal infligida durante su arresto, el día 12 de abril.
A partir de su muerte el domingo 19 de abril, hubo protestas todos los días, en su gran mayoría pacíficas. El sábado 25 de abril miles de manifestantes ganaron las calles de la ciudad, protagonizando la movilización más grande de las últimas décadas en Baltimore. Dos marchas partieron a las 2 y a las 3 respectivamente del distrito “Oeste” de Baltimore, donde Freddie fue arrestado por la policía, para converger frente al ayuntamiento.
Allí se celebró un acto donde dirigentes de la comunidad, amigos y familiares de Freddie y líderes religiosos hablaron a la multitud. Unas 3 mil personas cubrieron por completo la plaza frente al ayuntamiento. Cuando el acto terminó, la gran mayoría de los manifestantes se dirigieron a la zona del puerto y luego al estado de Béisbol. Allí se produjeron incidentes con la policía y seis patrulleros fueron totalmente destruidos.
Los acontecimientos tomaron otro cariz este lunes, cuando cientos de estudiantes de secundaria se dieron cita en un centro comercial para realizar destrozos y enfrentar a la policía. El flyer que circuló por twitter llamaba a todos los estudiantes secundarios de la ciudad a concentrarse a las 3 para realizar una “purga”, aludiendo a un ajuste de cuentas con la policía. Los enfrentamientos con la policía dejaron 15 oficiales heridos y múltiples vehículos destrozados. Una farmacia CVS fue completamente saqueada y luego prendida fuego. Cuando los bomberos acudieron a controlar el fuego, los manifestantes cortaron la manguera.
Los enfrentamientos duraron toda la tarde y tuvieron lugar en distintos sitios de la ciudad. Hacia la noche, la alcaldesa de la ciudad de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake declaró el toque de queda y pidió la intervención de la Guardia Nacional, además del apoyo del comando estatal de Maryland (State Troopers).
El arresto de Freddie Gray
El 12 de abril, Freddie Gray, de 25 años, llamó la atención de un oficial de policía a unas cuantas cuadras de su casa. En cuestión de momentos, él estaba atrapado, aprisionado contra el piso y arrestado.
El video de un observador capturó a los oficiales de policía arrastrando a Gray a una camioneta, el cuerpo fláccido con las piernas contorsionadas mientras gritaba de dolor. Los detalles de lo que sucedió dentro de la camioneta no han sido revelados. Casi una hora después, una ambulancia transportó a Gray a un hospital donde fue tratado por severas lesiones en la médula espinal. Gray entró en coma posteriormente y murió una semana más tarde. La policía de Baltimore aún no ha explicado la causa de su arresto.
Los escalofriantes gritos de dolor de Freddie Gray evocan inevitablemente aquellos de Eric Garnier, asfixiado hasta la muerte por el oficial de la policía del Nueva York Daniel Pantaleo, en Staten Island el 17 de julio de 2014.
De acuerdo con un testigo, Gray también gritaba “¡No puedo respirar!” en los últimos momentos de su vida. Estas tres palabras se han convertido en una de las conmovedoras consignas convergentes adoptadas por el creciente movimiento Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan).
El engaño presentado por las autoridades a la opinión pública es que este es un caso excepcional. La alcaldesa del partido demócrata Stephanie Rawlings-Blake y el Comisionado de policía de Baltimore, Anthony W. Batts, ambos afroamericanos despliegan frente a las cámaras este argumento, supuestamente impactados e indignados ante otro incidente de brutalidad policial que ocurre ante sus ojos.
Sus palabras –condolencias y promesas de investigación- suenan vacías para las decenas de miles de hombres y mujeres afroamericanos de Baltimore que sufren los abusos y la impunidad de la policía a diario.
Una opresión sostenida y sistemática
Pero la muerte de Freddie Gray no es un caso aislado ni el resultado de un unas cuantas manzanas podridas en el cuerpo policiaco. El asesinato de jóvenes en manos de la policía en los ghettos de afroamericnos e inmigrantes no es accidental. Es sistemática.
El caso de Freddie Gray es un ejemplo de los incidentes que suceden todos los días en los barrios pobres de Baltimore de mayoría negra. Se han publicado varios informes sobre el abuso perpetrados por la policía en las áreas económicamente más deprimidas de la ciudad. Aunque el gobierno de la ciudad se ha negado a reportar el número de hombres y mujeres de color asesinados por la policía, sabemos que desde 2011 han sido más de 100 las demandas contra la ciudad por brutalidad policial.
El creciente descontento social en comunidades negras es respondido con brutalidad policial como un elemento clave de control y represión estatal. La segregación racial y étnica juegan roles clave en retratar a las minorías como sujetos “peligrosos” y son parte del discurso oficialista. En las comunidades negras y barrios pobres, la violencia policial y la impunidad son intrínsecas y están ampliamente sustentadas por el sistema legal.
Delitos menores como deambular y beber alcohol en público son combatidos con una violencia desenfrenada y arrestos discrecionales.
El carácter racista de la sociedad estadounidense se pone de relieve en el accionar de la policía. Las muertes a manos de la policía han despertado motines, protestas y piquetes a lo largo y ancho de Estados Unidos en el último año. Martin Luther King dijo que los motines son el lenguaje de los que no son escuchados. Esta vez el pueblo de Baltimore está alzando la voz.