Por @undiaperonista
El otro día leí una nota de Martin Yeza, coordinador de la Dirección de Políticas de Juventud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y militante del PRO, quien escribe entre otras cosas que ser kirchnerista dejó de ser cool. Plantea incluso que a él le resultó muy difícil “explicar” porque no era kirchnerista luego de la muerte de Néstor, el 27 de octubre de 2010.
Mi experiencia personal es muy distinta. Jamás fue cool ser de La Cámpora. Al igual que todas las experiencias de organizaciones juveniles con verdadera vocación de poder -léase la JP de los ‘70 o la Coordinadora de los ‘80- nos estigmatizaron de manera muy fuerte desde el primer día.
Nos acusaron de yuppies, ladrones, incultos, vagos, lavacerebros, ñoquis, nazis, fascistas, falanges, zurdos, autoritarios, inexpertos y un largo etcétera. La lista de adjetivos de carga negativa a la que someten a la militancia juvenil kirchnerista es tan larga que su enumeración taxativa resultaría un embole. Esta circunstancia es muy clara para mi y creo que para todos los argentinos, adherentes o adversos a las ideas del kirchnerismo.
Por eso me resulta realmente extraño que Martín perciba una realidad tan diferente a la que expresan, inclusive, hasta los mismos diarios de los que saca todos los datos que utiliza para defenestrar a nuestro gobierno.
A Martín lo respeto, porque hace política y un joven que hace política en democracia siempre es una cosa buena. Los argumentos de su columna son atendibles en algunos aspectos, aunque peca de algunos abusos que son propios de discusiones muy acaloradas que no se condicen con el clima de consenso y parsimonia que dice desear para la Argentina y del que supuestamente nadie puede disfrutar porque nosotros somos autoritarios y malos.
Sostener que le pagamos a los jóvenes para ir a escuelas gratuitas es sostener una interpretación (estoy siendo benévolo) como mínimo forzada. Martín es contemporáneo mío en la Facultad de Derecho. Muchos me dicen que es una buena persona. Si mal no recuerdo, cursamos juntos Sociedades Civiles y Comerciales. Como militantes políticos, me atrevo a decir, ninguno de los dos disfrutó demasiado esa materia. Más allá de estos comentarios, que tienen el objetivo de demostrarle al ocasional lector que Martin es menos distinto a mí de lo que le gustaría admitir, el sabe que a la UBA, aún cuando es gratuita, acceden sólo argentinos de una determinada condición social y que han tenido algunas mejores oportunidades que muchos otros.
Que el Estado trate de igualar para arriba y que ofrezca mejores oportunidades no es un pecado, y mucho menos es antiperonista. A esta altura creo que uno de los logros de la década ganada es que todos los argentinos se pudieron comprar un peronómetro. Hasta los militantes del Pro se dan el lujo temerario de usarlo para medir el nivel de peronismo que tiene el kirchnerismo desde un gobierno que admite haber dejado afuera de las escuelas a más de una decena de miles de chicos y sólo “pide perdón”. Plantear desde una Dirección de Juventud que está mal un plan universal para tratar de igualar en oportunidades a los jóvenes más golpeados de la sociedad es lisa y llanamente un planteo extraterrestre, fuera de la realidad en que vivimos. ¿Qué política de juventud ofrecen ustedes para los jóvenes de la ciudad? Un mínimo plan, prácticamente desconocido, que se llama “Estudiar es Trabajar” y al que ustedes mismos describen como “un nuevo subsidio para que los jóvenes de 18 a 29 años puedan seguir estudiando en cualquier nivel del sistema educativo formal con reconocimiento oficial. ¡No pierdas tu oportunidad!” ¿No es (conceptualmente digo, no en términos de despliegue y calidad) más o menos lo mismo?
(Una pequeña disgreción: definir a los beneficiarios del Progresar como jóvenes que ni estudian ni trabajan, es denigrante y esconde una finalidad deshonrosa. Ese objetivo, ahora de uso extendido los medios de las empresas de comunicación dominantes, es significar que el estado está “subsidiando vagos”. Eso es falso. El “Ni-Ni” es un joven que busca trabajo y que quiere educarse o capacitarse y no accede a esas posibilidades por circunstancias ajenas a su voluntad. No es alguien que no trabaja ni estudia por que no quiere. Y el que sostenga lo contrario sólo le falta el respeto a miles de compatriotas que luchan día a día por mejorar su condición de vida.)
Pero volviendo a la diatriba anticamporista, quiero expresar que lo que más me sorprende y nunca voy a comprender es cómo un joven militante de estos tiempos, con la historia que tiene nuestro país, se puede tirar contra otro joven que hace política con tanta mala leche. Cómo es que no prevalece ahí algún espíritu de cofradía, de identificación con el otro. Sostener que todos los que tenemos estas ideas las tenemos fundadas en motivaciones non sanctas, ideas que además fueron acompañadas por el 54% de los argentinos, es muy duro.
Más allá de las diferencias ideológicas, Martín, yo no dudo de tus convicciones. No dudo de que vos estás en dónde estás porque creés en ciertos principios, razones y propósitos bienintencionados. ¿No te cabe la idea de que por ahí también estamos convencidos de algunas cosas nobles? Queremos vivir en un país mejor, no dudo de que vos y los jóvenes que militan con Mauricio Macri también. Pongámonos una ficha entre nosotros, no repitamos los errores de las generaciones políticas anteriores.
Afirman que sólo nos interesa el poder: ¿dónde estaba la juventud del PRO durante el conflicto con las patronales agrarias: del lado del poder o donde estábamos nosotros? Ahí se forjó La Cámpora, cuando el Verdadero Poder se le vino encima a la Democracia.
Un día antes del 27 de octubre de 2010 todo el kirchnerismo era denostado sistemáticamente. Murió Néstor y de golpe se evidenció -quiero poner énfasis en esa palabra- ante los ojos de los que la negaban una realidad que a partir de ahí se les volvió incuestionable: a él lo apoyaban millones de argentinos, muchos de ellos muy jóvenes.
Cool en argentina es algo parecido al mainstream. Cool es algo aceptado por el statu quo. Inclusive aquello que expresa una rebeldía que aparentemente cuestiona al statu quo pero que, al no tener entidad y capacidad transformadora -al no disputar poder- es aceptada por el establishment y hasta promocionada, en tanto no se le representa como una amenaza.
Néstor apeló a nosotros porque justamente no era cool, era un rebelde de verdad. Esa rebeldía se expresaba no sólo en sus ideas políticas, sino fundamentalmente porque tenía una práctica rebelde. No era distinto porque expresaba ser distinto, como el PRO. Era distinto porque hacía distinto.
Y tal vez una de las cosas más distintas que hizo fue hacerle un verdadero lugar a la juventud en la administración del poder del Estado. No nos prometió la Dirección de Juventud, a la usanza de los ¿viejos? partidos políticos. Nos hizo parte de un proyecto de país en toda su dimensión. Nos sentó en la mesa donde se deciden las cosas que nos van a afectar en el futuro. No nos reconoció como interlocutores de los jóvenes, nos dio una voz en todos los temas de todos los argentinos.
¿Qué joven militante puede decir lo mismo de sus referentes en este país?
Además de las enormes razones que nos ofrece la conducción de este proceso, nuestros compañeros saben que La Cámpora crece día a día porque todos los que arruinaron este país se la pasan diciendo que somos lo peor. Por eso vienen jóvenes a militar con nosotros por este proyecto. El día que La Cámpora sea cool será el día en que definitivamente tendremos que hacernos la pregunta que vos mismo formulaste: ¿para qué estamos en política?
Mientras tanto, fijense si pueden gobernar un poco mejor la ciudad. Traten de hacerlo sin endeudarse más, y si pueden traten de hacerlo desendeudando, como nosotros. Piensen en la idea de gestionar sin reprimir a la gente, ustedes que buscan siempre el consenso. Prueben con disminuir la mortalidad infantil, en vez de aumentarla. Que no se les pase de vuelta el tema de los miles y miles de chicos sin vacantes para estudiar. Entiendan que un presupuesto se vota para ejecutarlo completo, porque la subejecución no es ahorro sino falta de gestión o mero ajuste. Antes de criticar tan fuertemente la labor de los otros miren la propia. No le echen la culpa de todo lo que les sale mal al gobierno nacional o a la gente que vive en el conurbano, además de falso no hacen más que fomentar prejuicios. Entiendan además que gestionan un distrito muy rico y con una capacidad instalada de la que ningún distrito de nuestro país goza. Y que a pesar de todo eso, les falta mucho todavía para igualar no sólo la labor de nuestro gobierno, sino la de innumerables intendentes y otro tanto de gobernadores que con distritos muy pobres, poquísimos recursos, menos posibilidades y enormes desafíos llevan adelante gestiones ejemplares.
Néstor Kirchner agarró un país devastado y una sociedad dividida en mil pedazos. Cristina va a dejar un país andando, sin deuda externa significativa, con todo un abanico de nuevos derechos sociales, el mejor ingreso per cápita y la mejor cobertura social de toda América latina, después de un periodo de diez años de ininterrumpido crecimiento económico, en lo que constituye un ciclo inédito en toda la historia argentina. Esta enumeración no es taxativa tampoco, porque aún con nuestros errores, los logros de nuestro gobierno son prácticamente innumerables.
Por último, hablemos ya que estamos de que el kirchnerismo está en repliegue por el “paso del tiempo”: Propuesta Republicana (PRO), el partido que Macri fundó junto a Ricardo López Murphy (¿te acordás?), nació el 25 de mayo 2005, apenas dos años después de la asunción de Kirchner y de la creación del Frente para la Victoria. Nueve años más tarde, el movimiento creado por Néstor y Cristina Kirchner junto a sus aliados continúa gobernando un país, catorce provincias, cientos de municipios y cuenta con la mayoría en ambas Cámaras del Congreso Nacional. En tanto que Pro y afines gestionan un solo distrito, suman apenas una veintena de legisladores nacionales y otro tanto de escaños provinciales desperdigados por todo el país.
El tiempo pasa para todos: mientras algunos lo gastan en ver quien es cool o no, otros lo aprovechan. Abrazo grande.
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Link a la nota de Martin:
http://opinion.infobae.com/martin-yeza/2014/02/04/ser-kirchnerista-ya-no-es-tan-cool/
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