El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el primer ministro griego, Alexis Tsipras.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, dijo este viernes que se encuentra en Rusia en medio de las negociaciones de su país con los acreedores porque Europa ya no es el centro del mundo.
"Después de la crisis de 2008, el mundo es diferente. En Europa hemos tenido la ilusión de que somos el ombligo del mundo, cooperando solo con nuestros vecinos directos. Pero el centro del mundo ha cambiado de lugar, hay nuevas fuerzas a nivel político y económico. Las relaciones internacionales adquieren un carácter multipolar", dijo Tsipras.
Al intervenir en el plenario del Foro Económico de San Petersburgo, el primer ministro heleno subrayó que "la UE debe volver a sus principios de solidaridad y justicia social".
"El así llamado problema griego no es un problema griego, sino un problema europeo y se resume en si la UE será capaz de recuperar su esencia de solidaridad y justicia social", dijo Tsipras sobre la negociación con los acreedores.
El jefe del Gobierno griego calificó la política económica de "ajustarse el cinturón" impuesta por Berlín y Bruselas como "un camino que no lleva a ninguna parte".
"Estamos en medio de una tormenta, pero somos un pueblo que sabemos manejar el mar y la tormenta no nos asusta, ni la posibilidad de descubrir nuevos océanos y llegar a puertos más seguros", afirmó el líder griego sobre las presiones que recibe su país y el Gobierno que dirige de sus socios europeos.
Tsipras, que definió a su país como "un histórico amigo de Rusia", también se refirió a la crisis de Ucrania y a las sanciones adoptadas por la UE contra Rusia.
"La crisis en Ucrania ha abierto una herida en el corazón de Europa, una herida de inestabilidad. Y es mala señal para las relaciones internacionales, porque han empezado en la región procesos que llevan a la guerra, la militarización y las sanciones. Este círculo vicioso de sanciones debe romperse cuanto antes", recalcó.
Acuerdo para un gasoducto
En vísperas del encuentro, los consejeros del presidente de Rusia, Vladimir Putin, se negaron a indicar si Rusia se plantea ayudar a Grecia, uno de los pocos países que ha criticado publicamente las sanciones occidentales impuestas a Moscú por su implicación en el conflicto ucraniano.
Los dos Estados crearán una empresa conjunta, que controlarán a partes iguales, para construir un gasoducto en Grecia entre 2016 y 2019. "Es el inicio de un amplio proyecto de inversión en Grecia, que es benéfico para la economía del país", declaró el ministro de Energía ruso, Alexander Novak.
El gasoducto denominado South European costará 2.000 millones de euros -unos 2.260 millones de dólares-, y su capacidad de entrega alcanzará los 47.000 millones de metros cúbicos de gas.
Rusia llevaba meses negociando un acuerdo para prolongar en el territorio griego el proyecto de gasoducto Turkstream entre Rusia y Turquía.
El proyecto supone un revés para los occidentales. Primero para Bruselas que ve cómo Atenas se acerca a Moscú, y también para Estados Unidos, que se enfrenta a Rusia por la crisis ucraniana, y mira con recelos su intención de reforzar su capacidad de entrega de gas al mercado europeo.
Publicado: 3 jul 2015 16:59 GMT | Última actualización: 4 jul 2015 02:01 GMT. La policía griega usa gas lacrimógeno y granadas aturdidoras contra los manifestantes en la plaza central de Atenas. En la tarde .... Noticias por e-mailSuscríbase ...
El referéndum en Grecia provocaba debate este viernes en España: los aliados de Syriza ven en él una oportunidad "histórica" de cambiar Europa mientras la derecha en el poder teme un contagio que dañe la mejora económica antes de las legislativas.
La consulta griega toma especial relevancia en un país donde el gobernante Partido Popular (PP) teme ser expulsado del poder, en los comicios legislativos de finales de año, por una coalición de izquierdas liderada por el joven partido antiliberal Podemos que, como su aliado Syriza, denuncia las políticas de austeridad.
Los representantes de seis formaciones y plataformas de izquierdas expresaron este viernes en Madrid su apoyo a los partidarios del 'no', llamando a votar contra "el austericidio".
Votar 'no' a las últimas condiciones presentadas a Grecia por sus acreedores "significa un rechazo a las políticas de austeridad y también un rechazo a todos los gobiernos que aplican esas políticas en el resto de los países de Europa", declaró en rueda de prensa Rommy Arce, concejala de Ahora Madrid, plataforma ciudadana que gobierna la capital española desde mediados de junio.
"Somos solidarios con el pueblo griego, lo somos porque nosotros también hemos sufrido las políticas de la troika" (FMI, Banco Mundial y Banco Central Europeo), declaró Juantxo López de Uralde, portavoz del partido ecologista Equo y una de las figuras del movimiento de los 'indignados' que acampó en Madrid contra la austeridad y la corrupción en mayo de 2011.
"El 'no' en el referéndum griego no es un 'no' a Europa, no es un 'no' al euro, es un 'sí' a la democracia", agregó.
"El dilema fundamental es entre democracia y austericidio", subrayó por su parte Jaime Pastor, miembro de Podemos, partido de izquierda radical convertido en tercera fuerza política del país en un año y medio de existencia.
"Nuestro futuro dependerá de lo que pase en Grecia", agregó antes de considerar que se presenta una "oportunidad histórica de luchar por otra Europa" más social.
Podemos no llamó abiertamente a votar 'no', pero uno de sus representantes estará en Atenas el domingo y el partido defendió el derecho de los griegos a decidir su futuro.
España reanudó el crecimiento en 2014 (+1,4%), pero su tasa de desempleo sigue siendo muy alta, 23,78%, justo por detrás de Grecia, cuya desocupación supera el 25% según los últimos datos disponibles.
De ahí el temor a un escenario similar si Podemos llega al poder impulsado por una población asfixiada por cuatro años de austeridad.
El viernes, el ministro de Economía, Luis de Guindos, no ocultó su posición. Si gana el 'sí', "será mucho más sencillo, mucho más fácil y mucho más viable", declaró, agregando que el anuncio del referéndum -un "sinsentido" y un "error"- fue para los dirigentes europeos como "un jarro de agua fría".
El jueves, el jefe del gobierno, Mariano Rajoy, también se había pronunciado indirectamente a favor del 'sí', denunciando de paso las "decisiones unilaterales y las políticas de hechos consumados" de Atenas.
Sin perder de vista las próximas legislativas, De Guindos aseguró que la economía española es sólida, pero advirtió a los partidarios de Podemos: "No tengo la más mínima duda que si en España se revierten las reformas (...) podemos tener una caída muy rápida del crecimiento económico".
El debate llega también a la calle, con manifestaciones de apoyo al 'no' en Barcelona y Madrid viernes, sábado y domingo. En la capital catalana, unas 150 personas se reunieron frente a la oficina de la Unión Europa en la ciudad entonando gritos de "troika no, Grecia sí".
"Creo que lo mejor para Grecia es votar 'no', pero al final lo importante es que decidan ellos y no la troika", decía Pablo Martínez, un manifestante de 36 años.
Muestra del interés que suscita el referéndum, la radio privada Cadena Ser prevé realizar programas en directo desde Atenas el domingo por la noche y el lunes por la mañana.
Varoufakis: "Lo que le están haciendo a Grecia es terrorismo"
Mientras los griegos se preparan para el crucial referéndum sobre las propuestas de sus acreedores, el ministro de Finanzas heleno criticó las instituciones de la UE y el FMI. "¿Por qué nos han forzado a cerrar los bancos? Para insuflar el miedo en la gente. Y cuando se trata de extender el terror, a ese fenómeno se le llama terrorismo", sentenció.
Durante una entrevista a un diario español, Yanis Varoufakis sostuvo que la Eurozona y el Fondo Monetario "tenían preparado todo esto desde el principio, (...) Ya hace cinco meses existía un plan para acabar con un gobierno que no aceptaba dejarse chantajear por el 'establishment' europeo".
Pero el ministro fue más allá en una entrevista que publicará mañana el "Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung" y que hoy tuvo un adelanto. Acusó a su homólogo alemán de estar a favor de una salida de Grecia del euro desde hace mucho tiempo. "En 2012 el señor (Wolfgang) Schäuble ya dejó claro que él favorecería un 'Grexit'", apuntó.
Además volvió a culpar a los acreedores del cierre de los bancos: "Europa decidió chantajearnos para que firmásemos un acuerdo que no es bueno para nadie". Después de meses de negociaciones y cuando todo hacía apuntar a un posible acuerdo, hace una semana el gobierno griego rompió las negociaciones y convocó para este domingo un referéndum sobre la última propuesta de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los seguidores del 'no', por la crisis, no están dispuestos a apretarse más el cinturón.
A lo que se enfrentarán los griegos este domingo no es de poca monta. El referendo convocado por el gobierno del primer ministro Alexis Tsipras pasará a la historia, pues puede al final marcar la salida del euro del país que se considera cuna de la democracia o, por el contrario, someter a la población a unas durísimas condiciones de austeridad, quizás más profundas de las que ya ha enfrentado en los últimos años. (Lea: El FMI reconoce que la deuda es 'insostenible')
Todo esto dentro de un enorme pulso no solo en el país, sino también con los acreedores y las instituciones internacionales, que aún no creen cómo el dossier griego terminó socavando de la manera que lo está haciendo los cimientos de la unión monetaria. (Lea también: Referendo, última carta negociadora del primer ministro griego)
Por eso, miles de griegos salieron a las calles este viernes para manifestarse por el sí o por el no en una clara muestra de que el país está absolutamente polarizado aunque las encuestas que mostraban a comienzos de semana que el ‘no’ iba ganando han tenido que cederle el protagonismo al ‘sí’ que, como caballo de carreras, está aprovechando el envión final para ganar.
Lo que votarán
La pregunta, en resumen, que definirán los griegos mañana es: ¿Debe aceptarse el plan de acuerdo presentado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en el eurogrupo del 25 de junio de 2015 y compuesto de dos partes, que conforman su propuesta conjunta? (...)
Palabras más, palabras menos, pregunta si los griegos están dispuestos a hacer más sacrificios en pos de salvar su economía, o si prefieren buscar otras alternativas. Pero ya en el lenguaje de la politización griega y europea, un ‘sí’ significaría que Grecia continúa en la eurozona, y un ‘no’ que marca su salida de la unión monetaria y quizás de la UE, matices que no son tan definitivos pero que guían los pensamientos de quienes mañana votarán. (Lea también: Ministro de Finanzas de Grecia renunciaría si gana el sí en referendo)
Sofía, una ciudadana, hace tiempo para escuchar a Tsipras. Visiblemente emocionada afirma que no se considera de izquierdas, pero que apoya el ‘no’ porque Tsipras es quien “puede salvar no solo a Grecia, sino a Europa”. Está convencida de que solo el ‘no’ puede dar a los griegos el poder para “cambiar las cosas”, pues muchos “lo han perdido todo” tras cinco años de crisis.
Eso no quiere decir, precisa, que defienda la salida del euro, quiere estar en la eurozona, pero sin que ello suponga la imposición de más recortes. (Además: Lo que los griegos no quieren ceder)
Consecuencias
A pocas cuadras de ahí, en la manifestación del ‘sí’, Yanis, un empresario de unos sesenta años, dice que el ‘no’ “significa una salida directa del euro”, algo que, en su opinión, conllevará “días muy duros para Grecia”. “Vamos a salvar a nuestro país de un grupo de ignorantes que nos gobiernan”, asegura.
Lo que sí parece claro es que si gana el ‘sí’, Tsipras ha prometido que renunciará, lo que pondría al país en un momento de inestabilidad política que se sumaría a la crisis económica. (¿Usted sabe qué está pasando con Grecia?)
De hecho varios partidos de centroderecha europea han planteado que la caída de Tsipras y su partido Syriza sería benéfica, porque si sube al poder un partido menos radical, o más moderado, como se quiera, las negociaciones serían más fáciles.
Tsipras dice que exageran por temor a las consecuencias para Europa y la economía global: “Lo que está en juego el domingo no es la permanencia de Grecia en Europa, sino si el chantaje nos obligará a aceptar la continuación de una política que los mismos prestamistas reconocen que es un callejón sin salida”, dijo en la arenga del viernes.
Sus oponentes, en cambio, lo acusan de jugarse el futuro de Grecia con un plebiscito de afán que para un organismo europeo de derechos humanos no cumple con los estándares internacionales de imparcialidad.
La semana que termina, al no haber un acuerdo, el eurogrupo, respaldado por Alemania, decidió no continuar con las negociaciones. Dijeron que las retomarán cuando se sepan los resultados del referendo, aunque se da por hecho que si gana el ‘no’ es nada lo que hay que negociar. (Un referendo engañoso en Grecia contra la Unión Europea / Análisis)
Pero también saben que una eventual salida de Grecia del euro no va a quebrar a la Unión Europea, las consecuencias políticas sí serían devastadoras para una unión en crisis y con múltiples frentes sin resolver.
El drama de sacar dinero en el exterior
La vida ya era dura para Vasilis, que abandonó Atenas en junio para buscar trabajo en Londres con 2.800 euros en el bolsillo, porque no consiguió un empleo tan rápido. En los últimos días la vida ha sido aún más difícil. Tiene dinero en una cuenta de un banco de su país, pero la restricción de retirar más de 60 euros diarios impuesta en Grecia implica que no tenga acceso a su dinero sin pagar altas comisiones por cada pequeña cantidad, por lo que está consumiendo sus ahorros.
Desde que los bancos cerraron el lunes en Grecia, en países como el Reino Unido, donde miles de griegos han llegado para trabajar, estudiar o visitar a familiares, muchos dicen que sus tarjetas de débito y crédito no han logrado sacar dinero en cajeros automáticos o cuando compran online. Atenas envió a varias embajadas solicitudes para tratar de mitigar el impacto de controles de capital para los griegos en el extranjero, particularmente a estudiantes y turistas.