
El Gobierno de Alexis Tsipras y la Troika, conformada por el Banco
Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la
Comisión Europea (CE), se reunieron este viernes para avanzar en un plan
de privatizaciones sin precedentes en el país.
De esta manera el Ejecutivo griego dará luz verde a la venta de
empresas del Estado como la Autoridad Portuaria del Pireo,
infraestructuras públicas (puertos, aeropuertos, puertos deportivos), y
activos inmobiliarios.
Además, también se estudia la privatización de los recursos naturales (explotaciones mineras e hidrocarburos).
Profundo malestar popular
Estas medidas han generado un profundo malestar y frustración entre
la clase trabajadora griega, que vio como Tsipras llegó al poder
asegurando que iba a acabar con las recetas neoliberales.
Desde que se anunció el acuerdo entre Atenas y la Troika, que implica
la imposición de una nueva oleada de duros recortes sociales y
privatizaciones, los trabajadores y trabajadoras y las clases populares
del país han vuelto a secundar protestas en las calles en rechazo a este
giro antiobrero del Gobierno.
En buena parte, este nuevo ciclo de movilizaciones, está siendo
liderado por el sindicato PAME y por los comunistas griegos del KKE,
quienes advirtieron en su momento de las falsas promesas de cambio de la
coalición encabezada por Tsipras. Los comunistas hacen un llamamiento a
salir de la Unión Europea y del Euro como condición indispensable para
recuperar la soberanía.
LibreRed