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General: La difícil huida de los desertores norcoreanos
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De: t-maria2 (Mensaje original) |
Enviado: 24/08/2015 10:58 |
El régimen ha endurecido los castigos, lo que reduce el número de evadidos, afirma un intermediario que los introduce en en el Sur
Un joven recluta, identificado solo como Kim, es uno de los últimos desertores que ha pasado de Corea del Norte a su vecino del sur. Y tras recorrer más de 200 kilómetros a pie desde su cuartel, lo ha hecho por la vía más espectacular y directa, también la menos frecuentada: la frontera común, salpicada de minas. Toda una proeza, dadas las dificultades cada vez mayores para que los desertores norcoreanos puedan salir de su país y llegar a su meca soñada, Corea del Sur. Según el Ministerio de Unificación en Seúl, solo 1.396 norcoreanos pidieron asilo en 2014, la cifra más baja en nueve años. Entre 2007 y 2011 ese número había llegado a situarse entre los 2.400 y los 2.900.
Park Min-Soo, que llegó en 2009 a Seúl, asegura que esa disminución se debe al endurecimiento de las medidas de seguridad que ha impuesto el régimen. Park, que habla bajo seudónimo, sabe de lo que habla: es un broker, un intermediario que vive de facilitar que los disidentes de su país lleguen a la otra Corea.
La gran mayoría huye a través de la frontera con China, cruzando los ríos Tunmen o Yalu. Siempre en grupos de menos de seis personas, para llamar la atención lo menos posible. Es un trayecto peligroso: en verano hay que atravesar las aguas a nado. En invierno, cuando hiela, se puede cruzar a pie, pero es más fácil que los guardias norcoreanos puedan perseguirlos. Por eso, explica Park, el método más simple es sobornar a los soldados que guardan la frontera para que hagan la vista gorda. Preferentemente, mandos de mayor graduación: “Es más sencillo. Son más veteranos y están más preocupados por preparar su jubilación”. Pero desde la llegada al poder de Kim Jong-un esa posibilidad se ha hecho mucho más difícil.
Sobornos a 2.200 euros
“Cuando yo me marché (en 2009), el soborno podía costar entre 30.000 y 100.000 won coreanos (entre 24 y 80 euros). Ahora se paga como poco 2.500 dólares (2.219 euros), una cifra mucho más alta”, afirma el intermediario, de 37 años y que llegó a Seúl hace cinco, dejando atrás a sus padres. Por un lado, se han aumentado las rotaciones de los guardias, para evitar posibles confraternizaciones con los residentes locales. El régimen norcoreano se ha vuelto mucho más estricto a la hora de castigar a quienes ayuden en la huida, describe Park. No solo a los guardias, sino también a quienes actúen como intermediarios en el norte para organizar las fugas. Park asegura saber que varios de sus contactos en el norte han acabado en prisión.
Las penas de cárcel se han endurecido. Previamente, los desertores capturados, o quienes ayudaran al contacto con Corea del Sur, podían acabar cumpliendo largas condenas en un campo de reeducación, una prisión relativamente menos severa y que suele acoger a presos comunes. Ahora, denuncia Park, “inevitablemente” su destino es el campo de prisioneros políticos, “de donde es imposible escaparse. Y las cadenas son siempre perpetuas”.
Human Rights Watch ha descrito este último tipo de centro penitenciario como “caracterizado por abusos sistemáticos y a menudo unas condiciones letales, incluidas raciones escasas que llevan prácticamente a la inanición, apenas sin cuidados médicos, alojamiento o ropa adecuada y con maltratos habituales que incluyen abusos sexuales, torturas de los guardias o ejecuciones”.
Las amenazas hacen que cada vez sea más difícil encontrar colaboradores para las redes de fuga y organizar traslados, asegura Park. Aunque el intermediario reconoce que en la caída en las cifras de huidos también juega un papel el que la situación económica ya no es la de los tiempos de la hambruna de los años noventa. Los agricultores están autorizados a quedarse con el 60% de la producción acordada con el Gobierno y con el exceso, si lo hay. Sobre todo en las áreas fronterizas florece una muy incipiente economía privada, basada en el trueque y semitolerada por el régimen.
Pero, según él, el principal motivo es el endurecimiento de la persecución. Las órdenes de impedir el tránsito de los desertores, asegura, provienen directamente de Kim Jong-un y de su entorno. “Para él, los desertores somos escoria humana, traidores. Gente que ha difamado al régimen y lo ha puesto en entredicho ante la comunidad internacional”.
11 comentarios
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Tomás Pérez
Nada, este es un maldito. Mejor los que huyen de todos los países con los que tenemos vínculos y se mueren nadando en el mediterráneo. Esos sí que son privilegiados. Usuario destacado
Myungsoo Nam
Julio Cásar
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Alea jacta est
Si se puede. Chávez eterno.
Adela Lopez
Julio Cásar
Pues resulta curioso lo que dices, porque por desgracia miles de personas intentan llegar todos los días a esa "Europa de los banqueros" que tu dices, o intentan salir de Corea del Norte para llegar a ese capitalismo de Corea del Sur... Miles de personas se juegan la vida en viajes penosos intentando huir de los regímenes feroces, dictaduras brutales que tu pareces admirar. Lo tienes muy sencillo; píllate un billetito para La Habana -para Corea del Norte lo vas a tener más difícil, tendrás que conformarte con Cuba- pero sólo de ida. Si quieres vivir en la miseria y en una dictadura, vete tu y no vuelvas, pero no nos lo intentes imponer a los demás. Porque lo que tu propones -Podemos- es lo que acabaría trayendo: Miseria y totalitarismo; pensamiento único -como lo que acaba de pasar en el festival Rototom- y ruina. Así que lo dicho, billetito para La Habana de ida. Sin vuelta.
Julio Cásar
No al capitalismo de Corea del Sur. No al capitalismo y a los banqueros de Europa. PODEMOS
juan manuel segundo rita more
Pero si aqui no pasa nada .Los controles policiales y los deshaucios no existen Es mejor echarle la culpa de esto como siempre los chinos o a Putin. Las burbujas y los desastres del gran casino norteamericano causantes de la crisis mundial no tiene importancia..
juan manuel segundo rita more
Para ejemplo el nuestro con los desahucios y los controles policiales ya permanentes.
Ferdinando Zworikin
El país es como un campo de concentración fabril, en el que los amos someten a los trabajadores a condiciones rayanas en la pobreza, pero existe un progreso técnico Corea del Norte tiene la bomba A, tiene cohetes de largo alcance, es capaz de poner un satélite en órbita y otras muchas cosas más que también las tiene Irán, Pakistán, India y China con graves carencias de su población, aquí nada, donde está el dinero? como no podemos tener más centros de investigación que Irán, Pakistán, Corea e India?
manolito Perez
Mike Wazowski
Pues Cao de Benós, algún bloguero y varias páginas ( el que quiera reírse que mire http://kaosenlared.net/ o http://cort.as/WDQf entre otras), opinan que no hacerlo es alinearse con el imperialismo y la mentira.
Miguel Mateo
Mike Wazowski
Para defender eso hay que ser comunista de los que mandan y se llenan la saca, que son cientos de miles; no me refiero a los millones de pobres seres humanos sometidos ideológicamente, laboral, económica y militarmente.
Mike Wazowski
La foto principal de la noticia parece de una parodia de la alemania de los 30. El cartel de la foto interior sin comentarios. Cómo se tiene capacidad de defender esto?
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“Recorrí 6.000 kilómetros con mis muletas para escapar”
Ji Seong-ho, refugiado en Corea del Sur, perdió una pierna al ser arrollado por un tren
Si vivir en Corea del Norte supone afrontar diariamente duras restricciones, sufrir además una discapacidad incrementa las penurias “hasta el límite de lo humanamente insoportable”. La historia de Ji Seong-ho (1982, Hoeryong, Corea del Norte) probablemente traspasa esta frontera. Después de que la hambruna a la que el régimen de Kim Jong-il sometió a su pueblo en los noventa le dejara “con un peso de tan solo 20 kilos cuando tenía 14 años”, perder además la pierna izquierda al ser atropellado por un tren intensificó un largo martirio que solo concluyó cuando “logró huir a Corea del Sur tras recorrer 6.000 kilómetros con sus muletas”, afirma en una conversación en el Foro de Oslo para la Libertad, celebrado el pasado mayo.
“Después de 1994, mucha gente de mi ciudad [en la frontera con China] murió de hambre. Kim la convirtió en un campo de prisioneros políticos”, relata.
Junto a su madre y su hermana, Ji Seong-ho, que hoy en día dirige en Corea del Sur la organización Now, Action and Unity for Human Rights para ayudar a escapar a sus compatriotas, comenzó a recoger a escondidas carbón para “malvenderlo” y tener algo con lo que comprar comida. “Nos colábamos en el tren de mercancías que atravesaba el campo para trasladarnos”, recuerda.
A partir de este punto del relato, Ji no puede contener las lágrimas. “El 7 de marzo de 1996 me desmayé, cuando ya había subido al vagón, porque llevaba días sin comer. Cuando desperté, mi pierna estaba unida a mi cuerpo por un tendón y me di cuenta de que el tren me había atropellado”, narra Ji, que también perdió tres dedos de una mano.
El joven norcoreano fue operado durante cuatros horas y media sin anestesia. “Todavía recuerdo el sonido de la sierra cortando el hueso de mi pierna”, dice entre sollozos. Durante su recuperación, sin medicamentos ni comida, Ji solo “suplicaba la muerte por el inmenso dolor”.
Después de 10 años de sufrimientos y humillaciones por su discapacidad —“los soldados me gritaban que un tullido como yo era una vergüenza para la nación”— planeó la huida con su hermano, a través del río Tunmen, en invierno, cuando estaba helado. “Atravesé con mis muletas China, Laos, Myanmar y Tailandia, pero, finalmente, llegué a Corea del Sur”. Y allí cumplió su “sueño de vivir en un país libre”.
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