Al parecer se ha acostumbrado a tenernos con los nervios de punta. Luego corre, ataca la varilla, no importa si en el primer, segundo o tercer intento. Con ella las rivales siempre sufren. Se trata de Yarisley Silva, quien coronó otra victoria con su pértiga sobre la altura de 4.90 metros en el Mundial de Beijing.
Enmudecido el Nido de Pájaro. Fabiana Murer (4.85) y la griega Nikoléta Kyriakopoúlou (4.80) plata y bronce por ese orden, la besaron en reconocimiento a su estirpe. El también pertiguista francés Renaud Lavillenie, para quien el oro ha sido esquivo en cuatro actos mundialistas, observaba desde las gradas poseído por su gen de la competitividad.
Foto: ReutersHoy, nadie recuerda el inicio gris de Yarisley en el 2015, cuando una nube de inseguridad se posó sobre su técnica, y le impidió subir la altura de su agarre hasta 4.30 m.
En la capital china fue la secuencia de Yarisley un hervidero de adrenalina: perfecta hasta 4.70, altura que superó in extremis en el tercer intento; un fallo sobre 4.80 y luego los 4.90 inalcanzables para cualquier otra garrochista en la campaña del 2015.
Durante la prueba, la pinareña de 28 años, 1.65 metros y 61 kilogramos de peso, se mantuvo en pie, repasó su técnica, observó las indicaciones de su mentor Alexander Navas, y bastó una seña. Tomó la garrocha a la altura de 4.30 crucial, e inició como gacela su esprintada de 14 pasos hacia la cuña. Al igual que en el disco, es la primera vez que una pertiguista antillana logra hacerse de un cetro universal.
Incluso, “Yarita” intentó emular el récord para los campeonatos del orbe, fijado en Helsinki 2005, de 5.01 conseguido por la mítica Yelena Isinbaeva, pero en definitiva el listón fue más caprichoso. Tercera ocasión en la que rebasó los 4.90, tras la clarinada en Hengelo, Holanda, 2014, luego los 4.91 del pasado 2 de agosto en Beckum, Alemania, y ahora en el momento decisivo. Otra atleta que nos hace pensar en un final de ciclo promisorio en Río de Janeiro 2016.
Foto: ReutersPero no fue solo Yarisley la que lanzó su clarinada. El triplista Pedro Pablo Pichardo se clasificó primero con estirón de 17.43 metros, escoltado por Christian Taylor (17.28), en señal de que una vez más la batalla está planteada de inicio, precisamente en el instante en el que se lean estas líneas.
Otra grata noticia salió de las piernas de la ochocentista Rose Mary Almanza (2:01.33 minutos). Su crono fue el número 23 entre las agraciadas semifinalistas, pero le bastó para llegar a la meta segunda en el cuarto heat. Las presencias en la siguiente instancia se completaron con Jhoannis Portilla (13.43 segundos en
110 c/v).
El resto de nuestros atletas no pudo hacerse justicia. Los velocistas Roberto Skyers (20.23) y Reynier Mena (20.56) no soportaron las semifinales de los 200; su homóloga Arialis Gandulla (23.35) quedó en preliminares. Tampoco avanzó en el martillo Yirisleydis Ford (69.43-puesto 15), ni Jordan O’Farrill (13.64 en los 110 c/v) muy por debajo de sus 13.19 cimeros.
La jornada deparó títulos, impresionante el del kenyano Julius Yego (92.72) en la definición de la jabalina más fuerte en la historia de los certámenes del orbe. Tercer intento de gloria para un hombre que dio sus primeros pasos en la técnica de lanzamiento observándola por televisión. A sus espaldas anclaron el egipcio Ihab Abdelrahman El Sayed (88.99) y el experimentado finlandés Tero Pitkamaki (87.64). Para tener una idea de la magnitud finalista nueve de los 12 involucrados lanzaron sobre los 83 metros.
África continuó con su estela dorada por intermedio de otra keniana. No podía permitirse Hyvin Kiyeng Jepkemoi (9:19.11) dejar escapar el vellocino de los 3 000 con obstáculos, modalidad considerada el plato fuerte de esa nación.
Pedro Pablo. Foto: Ricardo López HeviaLa sorpresa estuvo en la vuelta al óvalo, donde el sudafricano Wayde van Niekerk, estampó respetables 43.48 segundos que le merecieron el liderazgo del ranking universal además. El archifavorito granadino Kirani James (43.78) simplemente bronce, por detrás del legionario estadounidense LaShawn Merrit (43.65).
Selló el cartel de reina la checa Zuzana Hejnová (53.50) demostrando por qué es considerada la mejor corredora de 400 c/v.