Durante un par de semanas de
agosto, el Festival Rototom en Benicassim fue objetivo de la polémica
por la actuación del cantante estadounidense y convertido al judaísmo;
Matisyahu. El debate se generó en torno a la campaña del BDS País
Valencià (Boycott, Desinversión, Sanciones) en solidaridad con Palestina
y de denuncia del concierto del cantante por su apoyo al estado de
Israel. Finalmente, el concierto se celebró y el rapero, visiblemente
incomodo, tuvo que aguantar los silbidos, pancartas, carteles y banderas
palestinas de parte del público, aunque no de la mayoría de los
asistentes.
El centro del debate se generó
por el espacio de debate del festival a los movimientos sociales, la
defensa de la paz y algunas causas internacionalistas, como la del
Sáhara o Palestina. Desde BDS, asistentes, diferentes artistas, etc, se
lanzó el llamamiento de boycott y criticó mucho en las redes sociales
que durante varios años se diera voz a la causa palestina y que en esta
edición se permitiese actuar a un cantante con conocidas simpatías
sionistas y la proyección de un documental financiado por Israel para
lavar su imagen ante el mundo.
Matisyahu, es un declarado
sionista no sólo por las declaraciones en entrevistas y en versos
sutiles de sus canciones, sino también por la participación en
festivales para recaudar dinero para las FIDF (amigos de las Fuerzas
Armadas de Israel) o de la AIPAC (conocido Lobby sionista que trabaja,
como su web dice, para mantener las relaciones entre EEUU e Israel).
Queda fuera de toda duda su apoyo al sionismo y las políticas genocidas
del gobierno de Israel. Por tanto y sin entrar mucho en la cuestión, el
Festival cayó en las propias contradicciones de una empresa que organiza
un festival y que dice defender la justicia y la paz en Palestina pero
por otro lado invita a un cantante como Matisyahu. Numerosos artistas y
activistas confirmaron que no asistían si tocaba el sionista; Payasos en
rebeldía, Fernando García Guereta, Yslem Hijo del desierto, La Gossa
Sorda, etc.
La campaña tuvo sus efectos y
Rototom decidió sustituir al cantante sionista, ya que este se negó a
rectificar sus declaraciones sobre Palestina a instancias de los
organizadores, pero el festival no rectificó en sus análisis, en boca de
su director llegó a llamar a todos los solidarios con Palestina de
racistas y antisemitas. A partir de aquí fue cuando el lobby sionista y
el imperialismo entró en acción. La prensa de todo el mundo (Jerusalem
Post, BBC, NBC, El País, El Mundo, etc) se hizo eco en cabecera de la
cancelación del concierto diciendo que se le pedía una declaración de
pureza política por ser judío, ocultando de manera interesada que fue el
mismo Matisyahu el que durante años de actuaciones en favor de Israel
se situó de parte del opresor y era por eso por lo que se le criticaba,
no por ser judío. Las embajadas de los EEUU e Israel, el ministro
Margallo, políticos de la derecha más rancia, el nuevo gobierno de
Compromís y el PSOE en el País Valencià, también presionaron de manera
descarada para que el cantante sionista actuase. Como no podía ser de
otra forma la clase dominante a través de las instituciones del poder y
de los medios de comunicación echaron toda la carne en el asador;
disfrazaron todo de una cacería antisemita, enarbolaron la bandera de la
libertad de expresión (olvidando que en el estado español se han
cancelado conciertos de numerosos artistas como Muguruza, SA, Su Ta Gar,
etc) y como ya hemos dicho, el concierto se celebró.
Pasada la tormenta, son varios
las conclusiones que se pueden extraer. En primer lugar, las libertades
se ejercen y se ponen en práctica en función de la clase social que
detenta el poder; se censura a determinados cantantes que no coinciden
en la línea política y tienen un mensaje o actuaciones incómodas y se
apoya sin ningún rubor a cantantes que son afines políticamente. Fue
curioso leer el apoyo de Esperanza Aguirre a Matisyahu (no la imagino
rapeando a ritmo de reggae con su perrito Pecas). En estas condiciones
la libertad de expresión se convierte en la libertad del opresor para
lanzar su mensaje frente al oprimido. Al oprimido en este caso no le
queda otra opción que la lucha y la denuncia de ese mensaje.
En segundo lugar, el poder del
lobby sionista se dejó patente. La excusa del antisemitismo es la
cortina de humo para borrar toda denuncia del genocidio del pueblo
palestino. Cuando la prensa que apoya el sionismo llamó a filas, cientos
de mensajes acusando de antisemitas y racistas a los españoles
inundaron las redes sociales para presionar a Rototom. Numerosas
publicaciones como The Jewish Chronicle se dedicaron a mentir y
tergiversar sobre organizaciones como el BDS y todo el que apoyase la
campaña de solidaridad con Palestina. Todo el que criticaba las
políticas del gobierno de Israel era declarado antisemita. El acoso
mediático lanzado fue un ejemplo de como la libertad de expresión es
algo tan maleable y endeble como la plastilina en manos de la clase
dominante. Sólo decir que el día del concierto la seguridad del festival
aumentó de manera desmesurada y no era para garantizar las libertades
de todos. La propia prensa burguesa se hace eco de un servicio de
seguridad para Matisyahu a cargo de la embajada estadounidense y el
ministerio de exteriores. A la entrada del festival los cacheos
exhaustivos de miembros de seguridad y la presencia intimidatoria de al
menos 12 miembros de la guardia civil ya dejaron claro quien tenía
derecho a la libertad de expresión y buenos altavoces para defender su
mensaje y quien lo iba a tener todo en contra.
En tercer lugar, el nuevo
gobierno valenciano que nos iba a traer aires de cambio, quedó en
evidencia. Apoyaron sin fisuras la actuación, y por tanto el lavado de
imagen del gobierno israelí, dejando en la estacada a la causa
palestina. Si bien, hay que decir que el grupo de un diputado de
Compromís (La Gossa Sorda) mostró su dignidad al negarse a tocar con
Matisyahu. La posición del gobierno socialdemócrata fue la esperada,
traicionar a Palestina en cuanto han llegado al gobierno.
En cuarto lugar, el boycott a
artistas que apoyan al gobierno de Israel les incomoda mucho. A pesar de
que no lo reconozcan e intenten minimizarlo, les duele. Los artistas
que se prestan a ejercer el lavado de cara del gobierno israelí deben
ser denunciados. La prensa sionista y afín se ha apresurado a decir que
Matisyahu actuó valientemente con un mensaje de paz ante una decena de
banderas palestinas, pero la realidad es bien distinta. La banda de
Matisyahu al escuchar los silbidos, banderas y carteles, se retiró del
escenario y el propio cantante reconoció que muy difícil actuar.
Por último, la posible
credibilidad que tenía el Rototom en cuanto a movimientos sociales ha
quedado por los suelos. Traer un año a la flotilla de la libertad y años
después traer a un defensor del sionismo apoyado por los EEUU, Israel y
la derecha más rancia, evidencia que no se es consciente de la
diferencia entre opresores y oprimidos. El festival ha sido presa de sus
propias contradicciones y su “peace revolution” ha quedado en evidencia
ante las amenazas del sionismo. Matisyahu es un cantante que ha puesto
su música al servicio del sionismo y los acontecimientos lo han
demostrado, por si alguien tenía dudas. No es antisemita condenar el
sionismo, ideología colonial aliada del imperialismo frente a los países
árabes, sino de justicia social.
Espero que este artículo se
difunda como un reguero de pólvora y que nadie lo olvide; no fueron
comunistas los que pusieron en marcha las cámaras de gas en la 2ª GM.
Alvaro Luque
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Escrito por Alvaro Luque
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Categoría: Internacional
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Publicado: 26 Agosto 2015