Varios cientos de personas volvieron a movilizarse el martes en la norteña provincia argentina de Tucumán contra las autoridades locales y en reclamo de nuevas elecciones por un supuesto fraude en la votación a gobernador, en medio de un clima de creciente agitación política en el país.
El gobierno argentino, en tanto, afirmó que las denuncias de fraude en Tucumán, a 1.200 kilómetros al norte de Buenos Aires, que motivaron violentos incidentes en la víspera, fueron instigadas desde el exterior y que podrían replicarse en otros comicios antes de las elecciones generales para elegir al sucesor de Cristina Fernández el 25 de octubre.
"Este es un sistema preparado afuera de nuestro país para deslegitimar las elecciones de los argentinos, para estorbar, para generar enfrentamiento", dijo a periodistas el jefe de gabinete Aníbal Fernández, en referencia a las denuncias de la oposición de que se cometieron irregularidades en los comicios del domingo para elegir gobernador en Tucumán.
El lunes por la noche la policía tucumana reprimió con balas de goma y gases lacrimógenos a miles de manifestantes que protestaban ante la sede del gobierno provincial por lo que consideraron unos comicios fraudulentos, en los que se consagró el candidato Juan Manzur, del oficialista Frente para la Victoria. Entre las personas que resultaron agredidas en los incidentes también había uniformados.
La protesta del martes se desarrollaba con tranquilidad frente a la sede de la gobernación, ante una escasa presencia policial. Algunos manifestantes identificados con partidos políticos tumbaron vallas y ocuparon la explanada de la dependencia oficial, pero se mantuvieron allí con cánticos contra las autoridades.
Por otra parte, medio centenar de personas se manifestaban en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, frente al palacio de gobierno nacional, en una protesta convocada por redes sociales bajo la consigna "Tucumanazo".
El gobierno nacional y el tucumano se han trenzado en acusaciones cruzadas con dirigentes de la oposición sobre quiénes habrían cometido las irregularidades y si realmente se produjo fraude.
Fernández declaró: "esto es un manual que viene de una de las tantas agencias que le gusta participar de las elecciones pero de forma subrepticia, con sus alcahuetes, (las diputadas nacionales opositoras) Laura Alonso y Elisa Carrió, que trabajan lisa y llanamente para ellos". En otras ocasiones el jefe de gabinete ha acusado a Carrió de colaborar con la agencia de inteligencia estadounidense CIA.
"Esta es la profecía autocumplida, este es el modus operandi que van a querer instalar en la Argentina", dijo el funcionario, que actúa de portavoz del gobierno de la presidenta Fernández, al aludir a las elecciones en la también norteña provincia de Chaco del 20 de septiembre. El peronismo oficialista aparece como favorito en esos comicios.
Las elecciones en varios distritos anteceden a las presidenciales del 25 de octubre, donde el peronismo oficialista intentará prolongar el poder que ejerce desde hace 12 años.
"En Tucumán se cumplieron con todos los pasos legales", aseguró Fernández.
Según datos provisionales, el peronista oficialista Juan Manzur se alzó con el triunfo al cosechar 54% de los votos. En segundo lugar, con 40%, quedó José Cano, candidato del frente opositor Acuerdo para el Bicentenario, que denunció distintas irregularidades.
El gobernador saliente de Tucumán, el peronista José Alperovich, repudió la represión policial y se mostró de acuerdo con que la justicia electoral abra todas las urnas para que se cuenten uno a uno los votos.
Sin embargo, se manifestó convencido del triunfo del oficialismo.
"Se investiga quién dio la orden de reprimir", dijo el gobernador e indicó que manifestantes intentaron irrumpir por la fuerza en la sede del gobierno provincial.
Cuarenta urnas fueron quemadas y la oposición denunció que sus fiscales no pudieron presenciar los recuentos de votos en varios lugares porque la fuerza pública les impidió el acceso. También se denunció el robo de los documentos con los que los votantes debían sufragar.
El gobierno nacional afirma que hay varios opositores detenidos por la quema de urnas.
El candidato presidencial Mauricio Macri, principal dirigente de la oposición y el cual apoya a Cano, negó que ante el temor de una derrota los opositores pretendan promover denuncias de fraude en otras elecciones.
Su rival en las generales, el peronista Daniel Scioli, lo acusó de incentivar el clima de violencia en Tucumán y le pidió que reconozca el triunfo del peronismo.
Cano pidió a su vez que se vuelva a votar para elegir al jefe del Ejecutivo tucumano. "Es una elección deslegitimada por el fraude", afirmó.
Sin embargo, el presidente de la Junta Electoral de Tucumán, Antonio Gandur, afirmó: "no se ha visualizado ningún fraude por el momento". Anticipó que en las próximas horas comenzará el escrutinio definitivo, que implicará el conteo de votos uno por uno para despejar dudas.
El funcionario descartó la anulación de los comicios e indicó que le corresponde al Poder Ejecutivo decidir si celebra una votación complementaria por las urnas que fueron destruidas. Según las autoridades éstas representan menos del 1% de los sufragios.
La oposición ha denunciado irregularidades en otras elecciones provinciales celebradas este año que no fueron confirmadas por la justicia electoral."