Después de las recientes caídas de los mercados bursátiles, los
commodities y la condición de recesión en que han ingresado países como
Noruega, Canadá, Brasil, Rusia y Finlandia, la economía mundial se
dirige a un evidente estado de paralización que podría profundizarse en
los próximos meses.
Ya publicados los datos del empleo de Agosto que prepara el U.S.
Bureau of Labor Statistics, serían los últimos esperados por la FED para
decidir si sube o no las tasas en la reunión que sostendrá el 16 y 17
de Septiembre de 2015.
Los datos señalan que se crearon 173.000 puestos de trabajos, frente a
los 220.000 esperados por los economistas, argumentándose que la cifra
estaría sujeta a factores estacionales por el período de verano y las
vacaciones. La tasa de desempleo cayó a 5,1% desde 5.3% anterior, lo que
se considera el nivel más bajo desde abril de 2008. Respecto a los
Ingresos promedios por hora de trabajo, estos suben un 0,3% frente al
0,2% esperado por el mercado.
Las cifras señaladas se calculan sobre la base de una mano de obra
aproximada de 155 millones de personas, de un total de 315 millones de
habitantes, sobre las cuales se estiman en casi 17 millones los
norteamericanos que quieren un trabajo de tiempo completo y que todavía
no pueden encontrar uno, lo que se refleja en una tasa de 10,4% de
desempleo llamada “U6”, que aún es inusualmente alta para los seis años
de lo que se considera “recuperación”. Si tomamos como cierto el
optimismo de los economistas respecto a que el crecimiento salarial
comenzaría a acelerarse a medida que la tasa de desempleo baja y las
empresas encuentran más difícil atraer y mantener a los empleados más
capacitados, los salarios deberían subir.
Lo anterior es clave para definir si podemos estar optimistas de una
economía cuyo promedio de aumento salarial ha sido un 2% al año desde
2010 en lugar de tasas del 3% a 4%, que es lo que se espera aumente en
las últimas etapas, cuando se dan las características de una economía en
recuperación. Hasta ahora aquello no ha ocurrido seis años después de
la “recuperación”, muy por el contrario, si al 2% nominal de aumento
salarial se rebaja la inflación oficial de 1,2%, el aumento neto queda
reducido a 0,8%, una cifra marginal débil e insuficiente para estimular
la demanda que requiere una economía fuerte para mover al resto del
mundo.
El factor China
En la primera semana de Septiembre, China ha tenido dos días cerrados
sus mercados bursátiles por feriados y la bolsa de Wall Street ha
vuelto a caer en rojo, concentrando la discusión en estos días en los
mercados volátiles y ansiosos a la espera de la decisión que pueda tomar
la FED el 17 de Septiembre.
Las derivaciones que ocurran a partir de ello es, si la decisión es
subir los tipos de interés, los inversionistas saldrán de la renta
variable y habrá una psicosis vendedora que puede romper la burbuja
bursátil actual que ha sido estimulada por bancos centrales que han
inyectado más de US$ 10 billones de dólares.
No obstante lo anterior, el principal peligro que puede derivarse del
aumento de tasas es que ocurra un retroceso en la economía de EE UU., a
cifras negativas, no obstante, Ben Bernanke dijo en alguna oportunidad,
“No sé si (la subida de tipos vendrá), pero cuando eso comienza, es una
buena noticia, no una mala noticia porque significa que la economía de
EE UU., es lo suficientemente fuerte”.
Si ocurre lo contrario y la FED decide mantener las tasas hasta fines
de año o principio de 2016, será un signo de debilidad porque significa
que la economía de Estados Unidos está frenando y que requiere de más
estímulos, contrariando a ciertos sectores financieros que señalan que
el frenazo de China no contagiará a los Estados Unidos, subrayado en el
carácter relativamente cerrado de la economía hacia el consumo interno.
Las recientes caídas de Wall Street y los efectos negativos que se
están produciendo en las empresas norteamericanas en el extranjero, en
las grandes petroleras, las mineras, además de la manufactura que se
produce en el país, hace muy difícil, sino imposible que EE UU pueda
eludir el contagio de bajar su actividad. Un indicador importante de la
ralentización es la industria química que se está desacelerando.
El Barómetro de Actividad Química (CAB), cuyos indicadores incluyen
la producción, el inventario y los precios de venta de numerosos
productos químicos, así como los precios de las acciones químicas, subió
un 1,8 % en agosto desde hace un año, el ritmo más lento desde finales
de 2012.
Estados Unidos tiene la principal responsabilidad en la actual
crisis, porque es ahí donde la ingeniería financiera preparó la bomba
Sub Prime del 2008, que ha continuado hasta hoy con un volumende
capitalización de casi US$ 19,8 billones de dólares, es decir, posee el
52% de la capitalización total de mercado, seguido por Japón con US$ 3
billones de dólares, etc.
La magnitud de esta capitalización está ejerciendo una enorme presión
en la FED, porque saben que las condiciones financieras extremadamente
laxas durante tanto tiempo han sido negativas para la economía y ha
destruido valores esenciales en la dinámica capitalista reflejado en
seguros, pensiones y la baja propensión al ahorro.
Numerosos países están siendo afectados por la expansión del dólar,
al encarecerse las importaciones desde Estados Unidos, lo que hace caer
la producción fabril y traspasa inflación disminuyendo la actividad
económica al resto de los países, donde lo más gravitante es el aumento
de las deudas contraídas en dólares, que están siendo afectadas por la
desvalorización de las monedas locales y luego por el aumento de tasas.
El Vicepresidente de la FED, Stanley Fischer adelantaba a comienzos
de agosto, que Estados Unidos se acerca al pleno empleo, con una
inflación de 1,2 % en julioque seguía siendo “muy baja”. Loque ha
señalado viene a ratificar que pese a la caída del desempleo a 5,1%
dentro del rango que llaman “pleno empleo”, no han logrado mejorar los
salarios, lo que se ha convertido en la trampa que impide subir la
demanda y contradice los indicadores de producción, que motiva a
preguntar, ¿Dónde está colocando la producción manufacturera o los
servicios Estados Unidos al amparo del auge que vive, cuando el resto
del mundo está cayendo en picada y el consumo interno sigue frenado?. La
respuesta podría estar en la conexión del consumo interno asociado al
aumento del crédito, que desde el 2008 ha subido un 30%, aumentado la
deuda mundial en US$ 200 billones la cual es impagables a menos que
todos los países crezcan sobre el 6%.
Los precios de los inmuebles y de la tierra son los principales
factores que han capturado la deuda de los hogares. En Estados Unidos la
deuda de los hogares era 16% en 1945 y en los inicios de la crisis 2007
era de 125% y los datos muestran que las hipotecas representan en la
actualidad el 74% de la deuda de los hogares en las economías avanzadas y
el 43 % en las economías en desarrollo, donde el arriendo es
importante.
El crecimiento de la deuda hipotecaria tiene relación con incentivos
fiscales que favorecen la deuda y la tasas de interés, una estrategia
neo liberal diseñada para succionar el trabajo de la gente año tras año,
otra falla estructural del sistema neo liberal.
Los inversionistas buscan en los ratios, las razones de las
variaciones bursátiles. Uno de ellos es el “PER”, que muestra en el caso
del S&P 500, que cotiza actualmente a 16,8 veces y la media de los
últimos diez años es de 13,8 veces, razón muy poderosa por la cual la
bolsa de Estados Unidos, se ve muy cara y sensible a factores externos,
aumentando el peligro de una caída bursátil con correcciones que pueden
variar entre 20% y 50%, que sería grave por el volumen en acciones que
se ha disparado sobre US$ 3 billones de dólares, debido al dinero fácil
de la FED.
Además de los países que están entrando en recesión, están los
indicadores macroeconómicos recientes de China y EEUU que están
alertando del riesgo de estancamiento económico al resto del mundo. El
propio vicepresidente de la FED, Stanley Fischer sostuvo que la
apreciación del dólar durante el último año jugó un papel importante que
podría limitar el crecimiento del Producto Interno Bruto de Estados
Unidos durante el 2016 e incluso hacia 2017.
Es preocupante encontrar expresiones de importantes economistas que
han ocupado altos cargos dentro del aparato financiero de Estados
Unidos, como elex secretario del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence
Summers, profesor en Harvard, quien comparó los últimos acontecimientos
con la crisis financiera asiática de 1997-1998 y la crisis de crédito
subprime 2007-08, diciendo: “Podríamos estar en la fase inicial de una
situación muy grave”.
Ya no resulta extraño encontrar opiniones de quienes creen que la
flexibilización cuantitativa (QE4) está a la vuelta de la esquina,
concentrando la atención en la decisión de la FED del 17 de Septiembre.
Si continúan bajas las tasas, es un indicio para que pueda seguir
subiendo la bolsa, pero luego será una caída mayor anunciada con riesgo
mundial de tocar fondo nuevamente, frente a lo cual, la última medida
desesperada de la FED sería volver a emitir más dinero (QE4), tal como
lo ha anunciado Mario Draghi respecto a más euros del BCE, dinero que
seguirá el camino de la especulación incrementando las actúales burbujas
con consecuencias futuras insospechadas.
Hay una variedad de estimaciones que apuntan a que en el mundo están
dando vueltas US$ 3 mil billones de dólares en futuros y derivados,
mientras que otros señalan a los Credit Default Swaps y otros
instrumentos exóticos, por un valor total de derivados nominales en de
cerca de $ 1.5 mil billones de dólares, un 20% más que en 2008. Con
cualquiera de estas cifras, aun cuando hayan aumentado la capitalización
de los grandes bancos de Estados Unidos, no hay banco en la faz de la
tierra capaz de resistir tal descalabro.
La economía está en el preludio de una crisis financiera de gran
magnitud y esta vez los bancos centrales no podrán aplicar planes de
rescate después de haber agotado todo su arsenal de políticas. Estamos a
pocos días de conocer hacia donde se dirigirá el mundo, con líderes que
no aceptan ni quieren entender que estamos en una crisis sistémica
terminal de un modelo que se agotó y cuyos síntomas aparecieron el 2007 y
reventó el 2010.
En los últimos cinco años, la ratio deuda privada sobre el PIB de
China se ha disparado un 60%, hasta llegar al 200% del PIB. En
comparación, en la burbuja inmobiliaria española, el crecimiento de la
deuda privada fue de un 49%. Cuando se pinchó la Bolsa de Shangai en
junio se perdió el selectivo que se desplomó un 30%. En términos de
capitalización bursátil se perdieron € 2,7 billones de euros, el
equivalente a un tercio del PIB chino.
Debido al pánico vendedor desatado en China, más de 700 empresas que
cotizan en Bolsa han superado su límite del 10% de caída diaria, entre
ellas sus poderosas petroleras estatales. Durante el 2015, el Banco
Popular de China ha bajado los tipos de interés en cuatro ocasiones. En
febrero los dejó en 5,35% del 5,60% anterior, en mayo descendió hasta el
5,10%, en junio los llevó hasta el 4,85%, y finalmente en agosto los
rebajó hasta el 4,60%.
El gobierno chino cree que el crecimiento de la economía será del 7%
en este 2015 pero dada la falta de transparencia de sus administraciones
y la falencia de los datos oficiales, existen sospechas de datos malos.
Las estimaciones de diferentes analistas se mueven entre un 3,5 y un 4%
del PIB, si eso se confirma en el tiempo, asistiremos a una caída
bursátil que hará historia mundial. A pesar de ello o mucho más, China
es un catalizador de una crisis que fue decidida en Estados Unidos hace
varias décadas, por ambiciosos hombres que son intocables.
Mario Casasús