Nelson Lombana Silva
El apoteósico desarrollo del V Congreso Nacional de la Unión Patriótica, realizado en Bogotá durante los días 15, 16 y 17 de noviembre, tiene profunda significación política que es necesario analizar con detenimiento para poder interpretar correctamente el momento histórico que está viviendo el pueblo colombiano en su lucha denodada por cambios fundamentales en bien de los intereses de las clases sociales menos favorecidas y que históricamente han permanecido en el sótano de la explotación, la sumisión y la dependencia de un club criminal de la burguesía.
Panorámica del V Congreso Nacional UP. Foto Nelosi
El hecho político de la izquierda colombiana, que no pudo ser totalmente silenciado por los medios masivos de comunicación del régimen capitalista, en modo alguno constituye un suceso accidental, fortuito o quizás efímero. Todo lo contrario. Es producto de un proceso revolucionario científico y dialéctico que se viene desarrollando con ímpetu a pesar de la salvaje postura del sistema capitalista, lo cual prueba varias cosas:
1. Los pueblos son eternos y los tiranos efímeros.
2. La burguesía con todo su poder mediático, militar y económico no es invencible, invencible el pueblo.
3. Las ideas de la izquierda avanzan en medio de las contradicciones y dificultades, mientras que las ideas de la derecha son cada vez más obsoletas e incapaces de resolver la diversa problemática de la humanidad.
4. Cada vez se hace más evidente y claro la necesidad de la transición del capitalismo al socialismo. Mejor: cada vez el pueblo va asumiendo una postura crítica y consecuente con su clase social y con la necesidad de cambios profundos y estructurales.
5. A pesar de la criminalidad del sistema capitalista, caso concreto del desalmado genocidio contra la Unión Patriótica, los procesos revolucionarios siguen su cauce con avances y retrocesos, pero siempre con la firme perspectiva de seguir las manecillas del reloj.
6. Prueba además que la Unión Patriótica está en la conciencia del pueblo y, a pesar de la terrible orgía de sangre en su contra, el sistema capitalista no pudo borrar, matar ese proyecto social, político y económico. Sigue latente en el corazón y en la mente de millones de colombianos. La UP no se hizo de cara al pueblo, se hizo dentro del pueblo. Es decir, decir UP es decir pueblo.
Sus dirigentes no traicionaron sus principios, su programa y sus estatutos. Con toda la dignidad del mundo prefirieron inmolarse antes que hacerle una sola concesión al enemigo de clase. Los casi cinco mil asesinados de la UP murieron con toda la dignidad del mundo y a la memoria de ellos nuevos protagonistas están dispuestos a continuar la marcha hacia el puerto inexorable de la victoria popular más temprano que tarde.
Así podríamos seguir enumerando más razones que podrían explicar por qué la fortaleza arrolladora de la Unión Patriótica expresada en el V Congreso Nacional y por qué tantas perspectivas de convertirse en motor de unidad de toda la izquierda colombiana.
Los hechos demuestran inequívocamente que tendremos UP para mucho rato. Pone en evidencia que nuestra lucha es correcta. No estamos dando saltos al vacío. Estamos interpretando correctamente el sentimiento popular, los anhelos inmaculados del pueblo colombiano.
Durante muchos años el Estado impidió a sangre y fuego que las masas populares pudieran expresar libremente el sentimiento de aprecio y valoración de la Unión Patriótica. Usando los métodos más ruines como los siniestros planes, entre otros, Baile Rojo, conflicto de baja intensidad, Plan Golpe de Gracia, entre muchos otros, mataron, desplazaron y estigmatizaron en cantidades industriales. Sin embargo, a pesar de su cáustica criminalidad no pudo ni podrá jamás doblegar al pueblo colombiano y sus sueños de libertad, paz y justicia social. El pueblo no se da por vencido.
Hoy todo mundo habla de la Unión Patriótica, de su brillante pasado de lucha y lealtad al pueblo y de las posibilidades hacia el futuro que es prácticamente ya. La UP no traicionó, no expulsó a nadie. Es más: No vendió su ideología y por el contrario, todos los días la alimenta con más hechos novedosos que van apareciendo en el maravilloso torrente que se abre paso contra viento y marea.
Para la muestra un botón. La regia personalidad de Aída Avella Esquivel, la inmensa mujer del municipio de Sogamoso (Boyacá) se constituye en un ejemplo claro de lealtad, firmeza ideológica y política, grandeza y coraje para enfrentar el monstruoso régimen cada vez más incapaz de resolver sus problemas y por lo tanto, cada vez más violento y agresivo.
Aída Avella Esquivel no es candidatizada por un simple prurito o por un interés personal de alguien en particular. Es candidatizada a la Presidencia de la República por sus méritos, su capacidad de liderazgo y su dignidad como persona, como mujer, pero sobre todo como revolucionaria. ¿Quién podría dudar de Aída Avella Esquivel, cuando ha dado tantas demostraciones de lealtad hacia su pueblo? ¿Acaso es fácil sobrevivir a un rocketazo? ¿Acaso es fácil vivir 17 años por fuera de la patria sin poder llegar?
La compañera Aída tiene la suficiente autoridad moral y política para aspirar a la Presidencia de la República, tiene méritos y capacidad. Sabe cómo manejar la cosa pública con transparencia ética y compromiso revolucionario. ¿Acaso no le dice nada las palabras de otra mujer valiente e importante de la talla de Piedad Córdoba, sobre todo cuando dice con toda la sinceridad que está dispuesta a “cargarle la maleta” por todo el país?
Son muchas las razones que nos permiten entender por qué la estruendosa realización del V Congreso Nacional de la UP y por qué la compañera Aída Avella Esquivel es la mejor candidata a la Presidencia de la República. Nos permite explicar que este hecho no fue algo fortuito. El evento del Congreso Nacional de la UP es producto de hechos concretos y reales, no son inventos de unos pocos para obnubilar a la mayoría. Así las cosas, la UP tiene vigencia.