Hace 244 años nació el maestro de maestros, Simón Rodríguez. El 28 de octubre de 1771 la ciudad de Caracas presenció la llegada de un virtuoso venezolano que se caracterizó por seguir apasionadamente su ideal de pensar y enseñar en libertad plena. Éste gran filósofo, escritor, activista político y educador, fue conocido como uno de los intelectuales más destacados de la época.
De la infancia de Rodríguez se conoce muy poco, pero el carácter nada común de éste lo llevó a quitarse el apellido paterno y a quedarse sólo con el de su madre. Desde muy joven se interesó por la educación, por ello él se construyó su ruta erudita con estudios formales y por su esfuerzo personal, auto-educándose, leyendo innumerables libros.
El 23 de mayo de 1791, el Cabildo de Caracas le otorga el título de maestro y entra en la escuela de primeras letras para niños, lugar a donde gozó el honor de ser el maestro de Simón Bolívar, en quien influyó notablemente. Toda su vida estuvo acompañada de ideas revolucionarias, es por ello que simpatizó con el movimiento independentista de Gual y España, y ante su fracaso, él debió emigrar.
Sin emabargo, su migración por otros países le permitió al maestro profundizar en sus estudios filosóficos y entrar en contacto con las teorías revolucionarias que pronto implantarían un nuevo orden político y social de alcance mundial. Todos estos conocimientos más tarde los inculcó en Bolívar, su más destacado alumno.
Rodríguez sin duda fue un gran maestro y pensador, que determinó la historia de Venezuela, es por ello que el Comandante Chávez encontró en él las claves para la formulación ideológica de la Revolución Bolivariana. Este visionario observó la realidad americana y reflexionó sobre la necesidad de que antes de construir una patria había que construir ciudadanos, estaba convencido de que la educación no debía excluir a nadie y debía ser para todas y todos. Sin duda este es uno de los componentes que aparece con gran nitidez en el proyecto bolivariano de la educación popular, la formación de la mujer y el hombre socialistas, que Rodríguez en su tiempo llamaba el ciudadano.