En febrero de 2016, Bolivia celebrará un referendo para decidir si reforma su Constitución y permite que su presidente, Evo Morales, se postule al cargo en 2019 por cuarta vez consecutiva. La campaña por el “sí” y el “no” comenzó con la reciente promulgación de la ley de convocatoria a la consulta. Varias encuestas han encontrado que la mayoría de los electores es contraria a la reelección de Morales, quien ya se ha convertido en el presidente con el mandato más largo de la historia del país.
Según una encuesta del diario paceño Página Siete, el 52% de la población se opone a la reforma constitucional, mientras que el 42% la apoya, y un 5% está indeciso. Otra encuesta, encargada por la oposición, otorga también un 10% de desventaja a Morales; pero la encuestadora Ipsos, que suele anunciar resultados más favorables al Gobierno, concluyó que el “sí” le gana al “no”, por un 49% frente a un 39%, aunque con un 11% de indecisos. Los datos son imprecisos porque las preguntas no pueden ser directas, a fin de eludir las restricciones que pone la ley electoral a las consultas de intención de voto.
La oposición, unida en su llamado al “no”, trata de disociar la posible continuidad de las políticas y logros del país de la permanencia de Morales
El oficialismo comenzó su campaña con la consigna de que votar por el “sí” permitirá que “sea el pueblo” el que decida. “Si todo está bien, entonces Evo está bien”, dijo el presidente, refiriéndose a la economía, que este año crecerá alrededor del 5%. “Digamos sí a la continuidad del modelo económico que le dio soberanía a los bolivianos”, exclamó el vicepresidente Álvaro García Linera en la entrega de una obra pública.
Mientras tanto, la oposición, unida en su llamado al “no”, trata de disociar la posible continuidad de las políticas y logros del país de la permanencia de Morales y García Linera en el poder. El gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, acusa a los mandatarios de “alterar la ley en su exclusivo beneficio personal”. El otro líder opositor, Samuel Doria Medina, considera que si Bolivia “sigue el camino [de reelecciones] de Venezuela, terminará igual que ella”. Aunque en esta campaña la oposición parte en mejor posición que en enfrentamientos anteriores con Morales, los recursos financieros y las posibilidades de hacer propaganda son limitadas, pues debe autofinanciarse y no puede hacer anuncios que hablen mal del presidente. Al mismo tiempo, el oficialismo ha puesto a todas las reparticiones gubernamentales a publicitar sus logros. En un anuncio reciente del Ministerio de Comunicación, García Linera aparece dirigiéndose a los habitantes de la ciudad de El Alto, protagonista de las convulsiones sociales que hace una década acabaron con el periodo neoliberal, y les dice: “El presidente Evo siempre va a dar plata. Siempre va a haber plata… para los constructores de la nueva Bolivia”.