LA HABANA
Ansias de infinito
Un crecimiento disgregado, y por momentos espontáneo, permitió florecer esa riqueza de lo inesperado y auténtico, junto al carácter múltiple que reserva un lugar para cada recuerdo, sentido o identidad
Por JESSICA CASTRO BURUNATE
Fotos: MARTHA VECINO Y GILBERTO RABASSA
13 de noviembre de 2015
El mar como principio de todo
La ciudad que se abre desde el mar, invariablemente regresa a él como refugio y sostén de todas sus esperanzas, impregnando de infinito las ansias de quienes la habitan.
Un crecimiento disgregado, y por momentos espontáneo, permitió florecer esa riqueza de lo inesperado y auténtico, junto al carácter múltiple que reserva un lugar para cada recuerdo, sentido o identidad.
Resulta difícil escoger un adjetivo que la contenga, por ser tantas sus formas. la ciudad antigua, de plazas y barroco en sus más suaves líneas, las señoriales casas de la Víbora, acompañadas por parques de extraña calma, la modernidad del Vedado con sus agitadas dinámicas de nueva urbe, el encanto único de poblaciones como Casablanca y Regla, la secreta vida de las periferias.
Para muchos, La Habana es el reflejo de tiempos diversos; para
En el Capitolio se marca el punto cero de la carretera
central.
otros, el cauce de múltiples destinos frustrados. Sin deshacer la huella de ninguno de sus siglos, la nostalgia parece estar siempre mediando en la voz de algunos de sus pobladores, tal vez como mágica fórmula para evadir la responsabilidad presente de seguir construyéndola.
Y sin duda continuará creciendo, entre utopías y pragmatismos, desde el bullicio y los pasos apresurados de la gente, tratando de salvar las brechas y vacíos que se acumulan en 496 años.
Marcada por la contradicción y cautivante ambivalencia, resulta siempre en esa doble condición de lo familiar y ajeno. Parece ser otra la que despierta cuando cae la tarde, más enigmática y sombría bajo luces que apenas la descubren. Mientras, en la mañana ya nada esconde, desnuda sus miedos y ansias, junto al ímpetu que acoge cada nuevo día.