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General: El peor miedo se siente ahora con la inaudita anunciada devaluación de Macri
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 28/11/2015 10:57
CONOMIA › LA PROMESA DE MACRI DE ELIMINAR RESTRICCIONES CAMBIARIAS Y RETENCIONES PROVOCO FUERTES AUMENTOS

Los precios son los que primero cambiaron

En la última semana hubo subas generalizadas en el precio de alimentos e insumos de distintos sectores de la economía. Además, se están registrando faltantes porque los proveedores retacean bienes a la espera de que se concrete la devaluación.

 Por Sebastián Premici

La promesa de Mauricio Macri de eliminar las restricciones cambiarias y las retenciones a la exportación de materias primas, antes del ballottage y ahora como presidente electo, generó una escalada de precios en todos los productos de la economía. El lunes posterior a la segunda vuelta, la bolsa de harina se pagaba 200 pesos, el jueves pasado 220 pesos, y la semana que viene los industriales adelantaron que se ubicará en los 240 pesos, según lo informado a Página/12 por Jorge Alonso, dueño de la panificadora Elca. Esto implicará un incremento de 70 por ciento en el último mes. Los distintos cortes de carne vacuna ya tuvieron un incremento de 30 por ciento, mientras que los pollos aumentaron un 25 por ciento. Los ganaderos y frigoríficos no sólo especulan con la devaluación sino que aguardan la eliminación de retenciones y apertura irrestricta de las exportaciones. También se están registrando faltantes en varios sectores.

La empresa Dow Chemical, que provee plástico para la industria del juguete, dejó de vender hace una semana y media. “Dicen que no tienen material pero están esperando las promesas del nuevo gobierno”, sostuvo Matías Furio, presidente de la Cámara del Juguete. Los fabricantes de acero están abasteciendo normalmente, pero obligan a sus clientes a facturar después del 10 de diciembre.

Los sectores concentrados de la economía, formadores de precio, muchos de ellos asistentes asiduos al Coloquio de Idea, son los interlocutores principales de Mauricio Macri y su equipo económico. Ya lo había dicho el presidente electo, que en 2016 acordaría sus políticas junto a todos los empresarios. Por eso es plausible sostener que muchos de los aumentos de precios ya efectuados poseen la anuencia del presidente electo. La ecuación es sencilla: que el impacto inflacionario de la prometida devaluación se concrete antes del 10 de diciembre.

El horizonte de un dólar a 15 pesos y eliminación de retenciones al trigo disparó los valores de los productos panificados. “Cuando se anunció la devaluación antes del ballottage, todos los precios empezaron a moverse. De inmediato, la bolsa de harina aumentó un 35 por ciento. Arrancamos en 140 pesos la bolsa (50 kilos), el lunes estaba 200 pesos y hoy no la conseguís por menos de 220 pesos. La semana que viene nos adelantaron que llegará a los 240 pesos”, explicó a este diario Alonso. De punta a punta, es un incremento de 70,0 por ciento.

–¿Cuál es el impacto en los consumidores hasta el momento? –le preguntó este diario a Alonso.

–El otro día escuchaba a un diputado del PRO decir que si alguien no conseguía pan, que buscara otra panadería. ¿Pero dónde voy a conseguir yo la harina? Si suben todos los costos, obviamente los tenés que trasladar a precios o cerrar tu negocio. Hasta el momento les escuché hablar del shock de confianza. ¿Eso sólo tienen para mostrar? Como empresario, necesitamos algo más sólido –respondió el empresario panificador.

Los fabricantes de insumos industriales ejercen su poder dominante y ya comenzaron a facturar a un dólar a 16 pesos. “En líneas generales se han aumentado los precios y también se nota la falta de entrega. Los que sí venden mercadería, redujeron los plazos de cobro de 45 a 7 días. El polipropileno (termoplástico) ya tuvo un aumento de 26 por ciento”, sostuvo Fernando Lascia, dirigente de Apyme. El empresario también le contó a este diario otra de las alternativas de los grupos concentrados para acomodarse a la devaluación prometida por Macri. “Un fabricante de insumos para perfumería (sector químico) vende normalmente en términos de volumen pero sólo facturará en enero, para adecuarse al valor del dólar de ese día. Y proveedores de acero inoxidable venden ya con un dólar a 16 pesos con un plazo de 40 días y aclaran que si la devaluación es mayor a esa especulación, ajustarán nuevamente los precios con una nota de crédito. Cada uno tiene su librito”, agregó el dirigente de Apyme.

La empresa Dow Chemical dejó de vender materia prima para la industria del juguete. “Estamos en plena producción para las fiestas, algunos podemos reinvertir todo en el plástico y teníamos stock. Las pymes más chicas, no. Hay muy pocos escrúpulos por estos días”, analizó Matías Furio, titular de la Cámara del Juguete, quien agregó que antes de suspender las ventas, la multinacional había comenzado a cobrar todo en el acto, sin ningún plazo para sus clientes.

El industrial Juan Carlos Lascurain, dirigente de Adimra, también confirmó a Página/12 la movida especulativa del sector. “Las industrias siderúrgicas no venden materia prima y si lo hacen, te facturan recién después del 10 de diciembre”, sostuvo el ex titular de la UIA.

El cuadro de incertidumbre se agrava más con los vaivenes del propio líder de la alianza Cambiemos, quien primero sostuvo que las correcciones cambiarias se harían el 11 de diciembre, pero a los dos días aclaró que “sería lo antes que podamos”. En el medio de esos vaivenes, los empresarios continuaron con la remarcación.

Frutas, verduras y carnes

Los cortes de carne son otros de los alimentos que presentan subas constantes desde los días previos a la primera vuelta electoral. Frente a la promesa de devaluación y apertura irrestricta para exportar vacunos, la media res subió cerca de un 30 por ciento. “Hoy (jueves) aumentó dos pesos la media res y el viernes (por ayer) podría aumentar más. El kilo de carne de media res está 54 pesos cuando hace un mes era de 42 pesos. Y esto se traslada a los cortes. En pollos sucede lo mismo, el aumento fue del 25 por ciento. El cajón de 20 kilos se comercializa a 500 pesos cuando hace un mes rondaba entre 390 y 410 pesos”, explicó a este diario Alberto Williams, representante de la Cámara de Propietarios de Carnicerías.

El aumento de los pollos también se explica por la promesa macrista de eliminar las retenciones al maíz, uno de los principales insumos para la producción aviar.

“Hay retención de mercadería, los consumidores empiezan a quejarse, dicen `todo bien con las exportaciones, pero nosotros queremos comer ahora`. Si la carne sigue aumentando, la cosa se complicará”, sentenció Williams.

Las frutas y verduras también cayeron bajo la especulación empresaria, sobre todo en los grandes supermercados. “Le tengo miedo al oligopolio de los híper, que remarcan con altos márgenes todo lo que pueden por si las dudas. Ese es nuestro temor. El verdulero que trabaja con nosotros no aumenta así los precios”, indicó a este diario Fabián Zeta, titular de la cámara frutihortícola del Mercado Central.

El kilo de papa en un súper estaba el jueves a 9,9 pesos. El supermercado le aplicó un margen de rentabilidad de 300 por ciento, si se compara el mismo producto con el que se vende en el mercado concentrador. “Si la bolsa de zapallo la vendieran a 15 pesos, tendrían una rentabilidad de 50 por ciento pero la están ofreciendo a 22,9 pesos. Un exceso. Los tomates tienen un remarque de 200 por ciento”, afirmó Zeta.

El PRO fue uno de los bloques que se opuso a la ley que regula las relaciones del consumo (conocida como ley de abastecimiento). Durante la campaña, en un primer momento dijeron que no iban a mantener Precios Cuidados, y luego se rectificaron. Sin embargo, en los distintos eslabones de la economía dudan de que el gobierno macrista vaya a controlar los abusos de precios. Por la promesa devaluatoria, ya hay faltantes de hasta un 50 por ciento en los productos de Precios Cuidados.

spremici@pagina12.com.ar

En los supermercados los productos de Precios Cuidados empezaron a desaparecer de las góndolas.
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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 28/11/2015 19:34

Ganó Macri. Perdió Scioli. Triunfó el “modelo”.

Cuando los ecos de los festejos de los ganadores del balotaje cesen y los lamentos y reproches de los vencidos se conviertan en reflexión, será tiempo de un análisis más mesurado y objetivo de los resultados de ambas elecciones, las de primera y segunda vuelta.
No obstante, sin apresuramientos ni forzar demasiado conclusiones sobre los resultados, creemos que se puede arriesgar lo siguiente con el escrutinio provisional en la mano y “el diario del lunes”: el pueblo, la sociedad o “la gente” (dependiendo del gusto del lector) ha elegido a Mauricio Macri como el conductor del poder ejecutivo nacional para los próximos cuatro años, prefiriéndolo a Sergio Scioli por una mínima diferencia de 2,8% de los votos. Se trató de una elección bipolar donde si el oficialismo obtenía tan sólo un 1,5% más de votos (quitándoselos a Macri) hubiera seguido gobernando después de 12 años. Por lo tanto, podemos afirmar que brilló por su ausencia el famoso y muy publicitado desgaste por la gestión que se le atribuyó por adelantado: de ser así, el triunfo macrista debería haberse registrado en la primera vuelta o en esta segunda pero en una forma abultada. El famoso huracán de cambio macrista terminó siendo una alegre brisa de primavera que efectivamente cambió la conducción del estado pero no logró barrer al modelo. Más adelante veremos por qué lo decimos.
El que lllamamos aquí
“voto espanto” funcionó bien, impulsado tanto por la campaña del oficialismo como por la movilización espontánea en las calles, plazas, oficinas, talleres, fábricas como en las redes sociales por votantes del kirchnerismo no militantes, que superaron a los dirigentes, pero no fue suficiente. No obstante, eso no minimiza la derrota de Scioli ni explica totalmente la avalancha de votos inesperados por las encuestas de las semanas anteriores, las que vaticinaban un triunfo holgado de la ola amarilla de “la buena onda” de cambio macrista por entre 4 a 10 puntos.
Por lo tanto, podemos ahora sí preguntarnos si verdaderamente perdió el modelo, como se aventuraron a afirmar los periodistas, analistas, políticos y medios opositores al kirchnerismo. Sostenemos aquí que no, que el ampliamente difundido “modelo” o proyecto político o de país que rigió desde 2003 hasta hoy no sólo fue reivindicado abiertamente por Scioli y no fue impugnado por Massa (que obtuvo alrededor de un 20% de los votos y propuso cambios en el modelo, no su remoción), sino que el macrismo, que en las PASO obtuvo un 24,28% de votos (sumando los de Sanz y Carrió fueron 30%), sólo logró aumentar hasta los 34,15% en la primera vuelta luego de retroceder sobre sus pasos de ocho años de discurso neoliberal de impugnación del modelo kirchnerista (economía de inclusión, un estado grande y presente, una YPF estatal, una Aerolíneas Argentinas estatal, fondos jubilatorios en manos del estado, los nuevos derechos sociales adquiridos en esta década, etc) a reivindicar esos logros recién desde agosto pasado, cuando casi pierde el gobierno de la ciudad. Claramente, los nuevos votantes macristas creyeron ese nuevo discurso de Macri, esa rápida (y probablemente fugaz) conversión desde el crudo neoliberalismo del PRO al actual y sorpresivo neokirchnerismo light de Cambiemos. Se puede argumentar que el próximo presidente camufló durante unos meses su ideología para alzarse con los votos necesarios para ganar las elecciones. También, que el modelo neoliberal enarbolado por el macrismo hasta agosto no contaba con el apoyo popular suficiente como para regir los destinos del país; pero allí apareció la mano del asesor de marketing político de Macri, Durán Barba, quien aconsejó esa brusca mutación que sorprendió hasta a la propia audencia de millitantes PRO en aquellos festejos en el bunker macrista, la que abucheó esa reivindicación sorpresiva del modelo vigente hasta hoy.
Es por eso que podríamos decir que una abrumadora mayoría de votantes (entre los que contamos a ese nuevo porcentaje de votantes de Macri que se sumaron luego de las PASO) plebiscitó el modelo. Sin embargo, esa mayoría no se vio reflejada en las urnas, porque votó en forma dividida al elegir al conductor del modelo, lo que benefició a Macri.

Un tema a analizar en otra oportunidad es por qué ese porcentaje de quienes avalaban el modelo pero lo preferían conducido por Macri, le creyeron esa vuelta de 180° en su ideología, ese giro “kirchnerista”; o si realmente no creyeron o ni se enteraron de que ese giro había existido, debido a su desinterés o falta de información detallada sobre política. Entonces, la sociedad en su conjunto no lo escogió al kirchnerismo para seguir gobernando al país, pero no le dio la espalda, porque su modelo económico o proyecto de país fue avalado en forma mayoritaria, reconocido como un piso geológico económico-social, reivindicado y considerado algo que no tiene vuelta atrás (concepto éste que la historia argentina desmiente rotundamente).
A su vez, de esa misma elección a presidente surgen los grandes desafíos que debe enfrentar el nuevo gobierno. La vara social y económica del país que deja Cristina es muy alta, la más alta que haya dejado gobierno alguno en décadas. Esa vara es el piso desde el cual el macrismo deberá construir sus logros y cualquier disminución del mismo le será facturada como error o quita de derechos o beneficios, sin importar las excusas que puedan servir para la coyuntura. Y a su vez, ese déficit del gobierno será anotado en el haber de Cristina, quien se convertirá desde el primer día en un faro de referencia política insoslayable, gusten o no sus modos o maneras (criticadas por políticos y medios opositores asiduamente hasta hoy) pero que se desvanecerán en el recuerdo si los ideales y esperanzas populares puestos en el nuevo gobierno no se cumplen.

De ahora en más, Cristina tiene en su haber el crédito de ser la cabeza visible del gobierno que produjo esos avances sociales y económicos, lo que repercute en su alta imagen positiva. Imagen que el macrismo deberá desgastar desde el primer día, con la ayuda de los medios hegemónicos más interesados en demoler el kirchnerismo que en apuntalar al macrismo (en realidad, aprovecharán su apoyo para sacarle concesiones para su propio beneficio, como acostumbraron desde hace décadas).
A su vez, con la derrota de Scioli asoma ahora Cristina Fernández como la referente indiscutible (y que no ha perdido ninguna elección) no sólo del FPV sino de la oposición. Pero cuenta también con la legitimidad y la autoridad de ejercicio que la posicionan como referencia ante cualquier medida del nuevo gobierno. Forzando un poco las similitudes históricas, podríamos decir que Cristina desde el llano ocuparía un lugar político similar al del Perón en el exilio frente a los gobiernos que lo sucedieron. A su caída, le siguieron años de denuncias, calumnias y prédica contra su figura y su gobierno, llegándose a prohibir hasta la mención de su nombre. Sin embargo, tres años después Frondizi tuvo que pactar con él, cuando el peronismo ni siquiera podía presentarse a elecciones, para poder ganar las elecciones a presidente. Y dijimos forzar la similitudes porque las circunstancias históricas son bien distintas, Cristina no está exiliada, su voz no está prohibida ni prohibido su partido, pero como Perón en su momento, el próximo espacio opositor no cuenta con un referente comparable a ella, y además su espacio detenta la primera minoría en diputados, mayoría y quorum propios en senadores y gobierna la mayor parte de las provincias. Ella se constituye en el significante de un modelo de gobierno o proyecto de país conocido, probado, con sus pros y sus contras pero que sacó al país del marasmo económico y el caos social post 2001 y lo llevó a estos 12 años de crecimiento continuo con recuperación política y social evidente, y cuyos logros fueron reconocidos últimamente por el mismo Macri, forzado por la opinión mayoritaria de quienes terminaron siendo sus votantes.
El kirchnerismo se constituye, de esta manera, en la expresión más exitosa del peronismo desde 1955, lo que lo coloca en la pole position para cualquier próxima elección. El tiempo colocará a esta experiencia de gobierno en el lugar que se merece, más allá de las opiniones que se deslicen hoy, inmersas en el barro de la cotidianidad, del debate político del día a día y que soslayan el marco de época de un gobierno. Lo mismo sucedió con el gobierno de Perón, pero también con el de Alfonsín, ambos fueron reivindicados en distinta medida con el transcurso de los años por quienes se opusieron a ellos contemporáneamente.

Macri deberá hacerse cargo de sus promesas de cambio y de las promesas de continuidad que sugirió, o de las expectativas populares que despertó. Debe satisfacerlas desde el primer día. Consolidar los logros, derechos y mejoras nuevas encarnados en Cristina (que el kirchnerismo neokeynesiano ya convirtió en sentido común de la sociedad) pero con ese neoliberalismo macrista que está en su ADN, que a su vez desestima y aborrece los métodos y medidas que las propician.
El macrismo recibirá una herencia económica y social enormemente propicia para mejorar las condiciones del país y su población. El desempleo más bajo en tres décadas, un salario real recuperado, al igual que las jubilaciones y pensiones, una inflación en baja desde hace más de un año, un PBI en crecimiento, un consumo en alza, una cobertura previsional envidiable para la región y gran parte del mundo, un país desendeudado, calles en paz, sin conflictos sociales, con los ferrocarriles totalmente renovados, un desarrollo científico y tecnológico envidiable y demás ventajas especificadas por Basurero Nacional
aquí, más aún si se la compara con la que recibió el kircnerismo en 2003 o las recibidas por Alfonsín, Menem, De La Rúa o Duhalde.

[Una actualización oportuna de estos datos (a cuenta de las excusas ya evocadas por el macrismo para justificar las primeras medidas cruentas que anunciará su gobierno: los remanidos “cuatro años sin crecimiento” y una “inflación incontrolada”) la podemos encontrar aquí.]

Sabemos que el macrismo nunca se presentó como el garante de la continuidad del modelo económico que rigió entre 2003 y 2015, si no que recién en los últimos meses reconoció (apremiado por una escasa fuerza electoral para llegar a la Rosada) sus principales logros. Y dejó entrever o sugirió oportunamente a la ciudadanía que no los perjudicaría, que los protegería, que nadie perdería lo que tenía. Por eso un importante porcentaje de electores que no lo votaron en la primera vuelta decidieron acompañarlo en la segunda, tomando esa promesa como confiable. Sin embargo, el neoliberalismo del PRO-Cambiemos no parece ser el mejor garante de continuidad del modelo, ya que su visión, sus objetivos económicos y sus herramientas van en sentido opuesto a ese piso de logros y derechos alcanzados en esta década. Ésta es la principal contradicción entre el resultado del balotaje y lo que atisbamos que podrá suceder durante el próximo gobierno. De ocurrir esto, los resultados de las próximas elecciones generales dependerán de la interpretación que el pueblo haga de esto. Pero esa ya es otra historia…

Finalmente, y a manera de recordatorio histórico de aquella época (que viene al caso, aggiornado a estos tiempos por supuesto, y que interpela a muchos argentinos), podemos agregar que en una oportunidad durante una conversación en la que el ex presidente Perón, ya exiliado, discurría sobre lo que podría suceder con el gobierno de facto que lo sacó del poder en 1955 y con su movimiento político. el líder en el exilio afirmó:
“Si tenemos razón, volveremos y si no tenemos razón, mejor que no volvamos”.
Las épocas y los contextos históricos son bien distintos, pero las circunstancias políticas no dejan de ser comparables.


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 29/11/2015 10:01

Norte, transición y después

El primer gobierno de derecha que llega por voto popular. Un gabinete que no deja lugar a dudas. Corporaciones, CEO y gerentes al poder. Una transición sosegada, con mensajes de la Presidenta a sus bloques parlamentarios. Macri ya no oculta a sus economistas. Nuevo alineamiento internacional: una promesa cumplida. Otras que están en riesgo. Y reflexiones sobre el mapa electoral.

 Por Mario Wainfeld

El ballottage funciona como el suplementario o la definición por penales en una final de fútbol. Un gol de diferencia basta para vencer. En este caso fueron menos de tres puntos porcentuales, que describen una elección reñida pero no empatada.

El presidente electo Mauricio Macri tiene legitimidad de origen y se encuentra con un legado mucho más propicio que el que recibieron anteriores mandatarios: Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Néstor Kirchner por no hablar de los provisionales que se sucedieron en 2001 y 2002.

En 2007 Macri explicó en la Embajada de Estados Unidos que “somos el primer partido pro mercado y pro negocios en cerca de ochenta años que está en condiciones de asumir al poder”, tal como reveló la nota de tapa de Página/12 del 21 de febrero de 2011, escrita por Santiago O’Donnell en base a los cables secretos de la Embajada desclasificados por Wikileaks. Le tomó un tiempo pero lo concretó, en comicios libres y pacíficos. Las comparaciones con la Revolución Libertadora u otras dictaduras son, pues, improcedentes. La remisión a los 90 es imperfecta entre otros muchos motivos porque después de esa etapa aciaga hubo largos doce años de gobierno kirchnerista.

Lo que sí es claro es que venció una coalición de derecha que, por remilgos muy argentinos, elude llamarse así. Los primeros pasos de Macri y las reacciones de poderes fácticos lo confirman sin ambages. La pregunta inexorable es si esa fuerza será capaz de construir gobernabilidad y preservar derechos, lo que le permitiría ser competitiva en 2017 y especialmente en 2019.

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La transición breve: La transición comenzó. El gabinete nacional no deja lugar a equívocos, las corporaciones no son “apenas” aliadas del gobierno. Integran su elenco, las patronales “del campo” en Agricultura, un cuadro de Shell en Energía. El conflicto de intereses está en germen. Ricardo Buryaille engrosará su patrimonio personal con las decisiones que tome, Juan José Aranguren puede mejorar a Shell...

CEO, patrones, gerentes por doquier, egresados de universidades pagas... Se sabe que hablar de clases sociales pasó de moda en los cenáculos VIP. Remando contra esa corriente falaz, son las clases dominantes las que ejercerán el poder votadas por una mayoría innegable que seguramente espera mejorar y no resignar derechos, ni patrimonio, ni empleo, ni capacidad adquisitiva, ni proyección de futuro.

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Señales y fotos: La presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibió a Macri en la quinta de Olivos. Macri criticó su gestualidad, lo que fue comprado sin beneficio de inventario por la prensa dominante que lo apoya sin fisuras y le brindará un blindaje absoluto. No se conoce el contenido del breve palique entre dos pero sí se sabe que Cristina les ordenó a sus ministros recibir de buen modo a quienes los sucederán. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, departió con Marcos Peña. El gobernador Daniel Scioli atendió con cortesía y buena información a la figura clave del comicio: María Eugenia Vidal. Los demás ministros actuarán en consonancia.

La presidenta convocó a los bloques parlamentarios del Frente para la Victoria (FpV). Se difundieron directivas claras y sistémicas: no dejar sin Presupuesto al futuro oficialismo (que incurrió en esa conducta contra el actual) y facilitar que la vicepresidencia provisional del Senado honre la tradición de ser ejercida por el partido del Ejecutivo.

También se dio vía libre al ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, para seguir en su cargo. La advertencia que le hizo Cristina es sensata y forzosa: que se sostenga el apoyo recibido por esa cartera, que supone recursos económicos. La asfixia presupuestaria pinta ser una de las herramientas del macrismo para disminuir la incidencia de determinadas políticas públicas.

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#Y sí, ganó Macri: La apodada “campaña del miedo”, en verdad campaña negativa que se ejercita en toda contienda, fue respondida con chanzas virtuales con el hashtag “#si gana Macri”. Uno de los motivos de broma era mofarse de quienes asociaban al pastor electrónico con economistas de derecha, representantes cabales del sector financiero. Los nombramientos comprobaron que la denuncia no era tan graciosa ni imaginativa. Alfonso Prat-Gay ministro de Economía, Carlos Melconian en el Banco Nación y Federico Sturzenegger a la espera de recalar en el Banco Central. Ninguno es sospechoso de ser desarrollista, productivista ni siquiera de conocer algo de la economía real. En sus manos está decidir una devaluación brutal o atenuada antes de que llegue el verano.

A pocos días de que se resuelva tal vez no valga la pena hacer vaticinios subjetivos, pero sí es sensato leer lo que dice un consultor sagaz y los propios cuadros intelectuales de Cambiemos.

Miguel Bein es el especialista no K que mejor siguió y describió la política económica del kirchnerismo, con la que tuvo ciertos acuerdos y varias discrepancias. Su más reciente informe estima el escenario de fin de año y 2016 con una devaluación alta e inmediata. Textualmente, con mínima edición: “un dólar a $13,8 a fines de diciembre de 2015 (...) y un tipo de cambio promedio de $14,8 para todo 2016, paritarias en torno al 28 por ciento (lo cual requiere un fuerte manejo de la política) y un aumento de la tarifa eléctrica en torno a 35 por ciento. En este escenario el déficit primario se estabiliza en la zona de 4,5 por ciento del PIB (...) En 2016 la economía caería en torno al 2 por ciento, con un consumo que lo hace algo más rápido y una tasa de inflación promedio en torno al 40 por ciento (34 por ciento en la punta), producto de la incorporación del cambio en los precios relativos, después de un 2015 donde la aceleración de la inflación en el último bimestre llevaría el índice del 22 por ciento de octubre a un número más cercano al 35 por ciento en diciembre”.

Bein no es catastrofista sino ponderado y costumbrista. Escuchemos otras veces, más afines al macrismo. El diario La Nación reseñó anteayer un cónclave con referentes intelectuales de la derecha o centro derecha: Ricardo Arriazu, Eduardo Fidanza y Mario Blejer (que fue asesor de Scioli, anyway). El periodista Germán de los Santos firma la nota, ajena a toda influencia populista. “Los expositores recomendaron reducir el costo laboral de los trabajadores en un 30 por ciento en dólares”. La gente linda nombra “costo laboral” a los salarios aunque hay quien predica que las ideologías no existen.

La idea del gobierno entrante es “mantener casi intacto el nivel de empleo”. Un modo casi encantador de decir que el neo conservadorismo compasivo se apresta a poner decenas o cientos de miles de argentinos en la calle. Fidanza calcula que hay “cierto consenso sindical de resignar algunos puntos de salario mientras no se pierdan puestos de trabajo”. Arriazu es sedante: “No se necesita un ajuste general como en 1989 y 2001 aunque sí se precisan ajustes micro sobre todo en el costo laboral y en las tarifas de servicios públicos”.

Aranguren afila los números para aumentar exponencialmente las tarifas eléctricas, diz que preservando a los argentinos de menos recursos. Mínima observación de este cronista que hasta acá solo citó a fuentes calificadas: lo primero está cerca de ser un hecho, lo segundo una intención proclamada.

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Entre el pressing y la ilegalidad: Sin dormirse en los laureles La Nación madrugó la semana con un editorial perverso exigiendo un viraje tremendo en la política de derechos humanos. Ni siquiera se apuró a saludar a Macri. Tan brutal fue la pieza que, en gesto que merece resaltarse, periodistas y trabajadores de ese medio manifestaron repudio. Una conducta digna que no fue acompañada por los columnistas invitados de ese diario o de Clarín, por académicos u opineitors.

Quienes se llenaron la boca hablando de equilibrio de poderes, de recuperar la república y las instituciones callan-otorgan. Su campeón llegó a la Casa Rosada, cambiemos el relato intelectual: se adscriben al nuevo oficialismo sin preocuparse por conservar coherencia discursiva. Por eso tampoco se interesan en los embates del macrismo contra funcionarios ligados al poder ejecutivo o del judicial.

Macri y sus adláteres les piden renuncias a Alejandro Vanoli, Martín Sabbatella, Tristán Bauer y Alejandra Gils Carbó. Maticemos: pedir “un paso al costado” es una movida política, acaso prepotente pero no ilegal.

Si se pretenden suplir los mecanismos legales de remoción de esos protagonistas por un poker de decretos ilegales, será muy otra cosa.

Si bien hay un patrón común, el caso más chocante es el de la procuradora general. Por mandato constitucional cuenta con acuerdo del Senado, revista en otro poder del estado, goza de estabilidad similar a los jueces, solo es removible mediante juicio político.

Los argumentos de funcionarios o dirigentes macristas son banales: “Se debe ir porque es militante, “es cierto que hay una norma pero también hay necesidad de buen gobierno” (sic, de veras). La Constitución no dice que la opinión de Macri, Hernán Lombardi o Sturzenegger supla al pleno del Senado como tribunal de Gils Carbó.

La jueza de la Corte Elena Highton de Nolasco hizo declaraciones periodísticas ayer en defensa de la legalidad. Gils Carbó –dijo-– solo puede ser removida por juicio político. Tuvo seriedad y apego de la ley, al cierre de esta nota es la única integrante de la Corte que no valida, con su silencio, el ataque a la Procuradora.

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Esa costumbre de fallar: La Corte apuró sentencias que tuvo encajonadas durante años. El tribunal ya no es el cuerpo respetable y prestigioso que conformó Néstor Kirchner. Los mejores exponentes, Enrique Petracchi y Eugenio Raúl Zaffaroni ya no están. Sensible y con problemas de salud, Highton de Nolasco se viene negando a suscribir o vota en disidencia fallos vergonzosos que promueve Lorenzetti. El presidente re-re-reelecto de la Corte apuró decisiones porque solo construye mayoría de tres con el concurso del juez Carlos Fayt. Una sentencia deplorable le devolvió poder al dirigente amarillo y patronalista Jerónimo Momo Venegas. Maná para empleadores como Buryaile quien declaró que las denuncias sobre trabajo esclavo son una pavada.

La resolución más alocada fue la que decidió sobre reclamos de tres provincias (que por esas cosas de la vida no son gobernadas ni por Cambiemos ni por el FpV). Es un sacudón de miles de millones de pesos, las estimaciones varían. En declaraciones periodísticas Lorenzetti confesó que no conoce el quantum del agujero fiscal que produce. Reconoce una irresponsabilidad llamativa. Desfinanciar la Anses y sisar el patrimonio de la AFIP no afecta personalmente a Lorenzetti quien gana un sueldo bastante superior al que percibirá Macri, no paga impuestos y tiene garantizada una de las jubilaciones más altas de la Argentina.

La Corte agregó un ítem indigesto al gobierno entrante: llegarán reclamos de otras provincias. Se habla de la necesidad (flagrante) de discutir una ley de Coparticipación pero se soslaya que la Constitución del 94 (que contiene aciertos, novedades, errores graves, como casi cualquier producto humano) impone requisitos imposibles de cumplir para dictarla.

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Promesas de campaña: El realineamiento internacional fue una promesa de campaña tanto como la supresión de ciertas retenciones y la reducción de las que gravan la exportación de soja y el aumento del mínimo no imponible de ganancias. El padrón ciudadano las convalidó. Sin caer en el oportunismo estadístico de cambiar de idea, a los opositores les cabe cuestionar las medidas pero no su coherencia inicial.

Wikileaks develó como Macri se puso al servicio de la Embajada. El presidente electo contó que para designar al vil comisario Fino Palacios requirió consejo a la CIA y al Mossad. Tal vez con el tiempo se revele la génesis similar de varios nombramientos de esta semana.

Hay otras promesas de Cambiemos que, todo lo indica, serán puestas en entredicho en los próximos meses o semanas. Aquella que expresó “conservarás todo lo que tenés, es tu derecho” enumerada en discursos y spots publicitarios. Es más que verosímil que el gobierno arranque con una formidable y regresiva redistribución de ingresos, que eleve el nivel de desempleo.

Las gentes de PRO se remiten al ejemplo del ex presidente Arturo Frondizi, cuyo rostro aparecería en billetes de quinientos pesos. Curiosamente, la comparación les hace poco favor: Frondizi recaló en la Casa Rosada merced a la proscripción del peronismo, no pudo completar su mandato y reprimió brutalmente la protesta obrera mediante el Plan Conintes. La posición inicial de Macri es cualitativamente superior: fue elegido en un clima de tranquilidad, sin proscripciones y con participación masiva.

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Esperando a Godot... o a los bárbaros: Vale la pena releer dos columnas excelentes publicadas en Página/12 esta semana. La del sociólogo Carlos Acuña (viernes: “La elección de Macri: paradojas y escenarios futuros”) y la del periodista Washington Uranga (ayer: “El contenido y las formas”. Parafraseándolas vale señalar que el FpV ha quedado como una oposición democrática consistente, que predomina en el Congreso, tiene “capacidad de calle” y gobierna varias provincias.

De cualquier forma, el oficialismo saliente necesita repensar y elaborar por qué perdió el favor de las mayorías sin autocomplacencia y sin quedarse en culpar exclusivamente a los medios o a los errores de campaña (ver asimismo nota aparte).

Nadie puede querer que el macrismo choque con la calesita de movida. Una catástrofe social es indeseable antes que nada porque genera privaciones y sufrimientos a los sectores más vulnerables. Mucho menos importante pero digno de mención es que las crisis de gobernabilidad no suelen terminar como la del 2001: en la formidable presidencia de Néstor Kirchner y la continuidad coherente de Cristina. En general, las debacles “tiran a derecha” como sucedió en 1975, 1989 o 1999.

Ojalá el nuevo oficialismo capte que el alto nivel de empleo, el desendeudamiento público y privado, las paritarias en alza, el amplio sistema de protección social son baluartes para conservar y mejorar. Es lo que comprometió en su astuta campaña: su contrato electoral. Habrá que ver como lo honra o arriesga. Las predicciones razonables sugieren que un shock lo deterioraría severamente y generaría un verano triste para muchos, acaso caliente.

Habrá que esperar, la iniciativa la tiene el gobierno entrante.

mwainfeld@pagina12.com.ar

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