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*BLANCO Y NEGRO*
Son sólo dos tonalidades...
¿Por qué alguna gente se empeña en separarlos?
¿Qué importa el color de la piel, si Dios nos quiere a todos por igual? Si todos terminaremos siendo polvo, y el polvo que quedará es de los huesos; no de la piel...
Los seres humanos, todos somos especiales. Somos diferentes. Cada uno de nosotros, tenemos algo que nos distingue. Todos tenemos diferentes formas de pensar, de ver la vida, de caminar; hasta respiramos diferente y eso no quiere decir que debamos rechazarnos...
Vivimos en un mundo materialista y frío en el cual todo es más importante que los sentimientos. Debemos poner nuestro granito de arena y así cambiar el mundo. Debemos poner nuestras fuerzas en amarnos los unos a los otros, sin importar el color de la piel, ni la religión , ni el sexo; mucho menos nuestros ideales políticos.
Debemos poner más nuestro corazón al hacer las cosas y menos nuestros intereses. A veces no es tanto el color de la piel; sino quién es el portador de ese color...
Debemos separar el materialismo de lo verdaderamente importante. Nuestro interior, nuestro propio ser, lo que hacemos por los demás; la mano que tendemos en el momento preciso a la persona que lo necesita; independientemente de quién sea esta persona.
Si el color importara tanto..., ¿habría creado Dios, tantas razas diferentes? Por supuesto que no. Nos hubiera creado a todos del mismo color para evitar separaciones...
Así que, unámonos como hermanos que somos; sin importar nuestras diferencias y seamos los prójimos que debemos ser. Pongamos todo nuestro empeño en valorar más los sentimientos, el alma, la verdad, la justicia, la caridad, la bondad, el buen juicio y el corazón de las personas; ¡así seremos un mundo mejor, un paraíso terrenal...!
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Todos tenemos diferentes formas de pensar, de ver la vida, de caminar; hasta respiramos diferente y eso no quiere decir que debamos rechazarnos..." |
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Universidad de Cádiz DESCRIPCIÓN
...negro tienen muerto (Félix Lope de Vega)
Poema de Rafael Alberti al que Dante Andreo pone música.
Negro, da la mano al blanco. Blanco, da la mano al negro. Mano a mano, que Cuba no es del cubano, que es del norteamericano. ¿Ves, ves, ves? El negro va a cuatro pies, el negro baila la rumba, y aunque se vuelva tarumba del derecho o del revés, ¿ves? el negro va a cuatro pies. Mano a mano que Cuba no es del cubano. Digo, dice, dice, digo... digo que el cañaveral sabe muy bien que el Central muele con viento enemigo. Te lo dice un negro amigo: Blanco, ¿tú no ves que el negro va a cuatro pies? ¡Tú, tan listo, y no lo ves! Los yanquis vienen volando, urracas azucareras, urracas que urraqueando hasta nos están llevando el aire de las palmeras. Negro, da la mano al blanco, dala ya, dásela ya. Blanco, da la mano al negro, dala ya, dásela ya. Y al yanqui que viene y va, negro, dale ya, negro y blanco, dale ya. Mano a mano, contra el norteamericano. Negro, mano a mano, blanco, mano a mano, negro y blanco, mano a mano, mano a mano, mano a mano. (Por el mar Caribe me bajaba el cielo la voz firme y pura de Juan Marinello, la desconocida de Pedroso y el recuerdo mojado de José Manuel. Diez era de mayo cuando el “Siboney” zarpó de la palma cubana al maguey que el mar mexicano citó a recibirme, las dagas abiertas, gentil, para herirme.)
FECHA 2004 |
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