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por Alejandro Mosquera

Los discursos de Macri parecieran mantener los criterios de la campaña, a cada paso vuelve a sostener la idea de pobreza cero, sin embargo,  el programa de gobierno, sus acciones y la misma conformación ministerial hablan con las representaciones empresariales y los CEOs de las multinacionales lo que muestra que estamos ante un gobierno de las corporaciones. La llamada nueva derecha, donde algunos “progresistas” políticos, periodistas e intelectuales vieron el surgimiento de una fuerza democrática, institucionalista, que generaba capacidad de alternancia y por lo tanto equilibrios de poderes de carácter pos neoliberal, parece derrumbarse con los primeros 20 días de ejercicio del poder político.

Sin disimulo estamos frente a un plan de transferencia de riqueza hacia los grupos más concentrados de la economía sostenido en la baja de retenciones, la mega devaluación y la asociación con los grupos del capital financiero, socios en el endeudamiento que se planifica (leer la nota de Horacio Rovelli http://goo.gl/3c9jdH). Todo ello implica una reducción de los ingresos públicos, una baja muy importante del salario real medido en dólares (inflación mas devaluación), por lo tanto, reducción del gasto público -ajuste- que en su faz salvaje va tomando la forma de más de 10.000 despidos en los primeros días de enero.

El gobierno de las corporaciones utiliza la presión y la amenaza de los despidos estatales y los despidos en las empresas privadas, sobre los trabajadores y sindicatos para disciplinarlos. Los dichos de Alfonso Prat Gay sobre que en las paritarias hay que disminuir las demandas porque crearían las condiciones para disminuir el empleo, es un sinceramiento de la política que describimos y a la vez construye un “relato” falso en el que los descalabros económicos provocados por esta política se originarían por la puja distributiva entre el capital y el trabajo.

 

A la operación política de amenaza a los trabajadores y sindicatos se suma la represión, hace unos días a los empleados de Cresta Roja, hoy a los empleados despedidos de la Municipalidad de La Plata. Gases y balas de goma y luego desde el poder la denuncia de “infiltrados” o “provocadores”.  La Capital de la provincia siempre tuvo dos características muy marcadas, por un lado una tradición combativa donde se combinan trabajadores y estudiantes, por otro,  una importante clase media con un gran segmento refractario al peronismo, al FPV y a CFK,  pero a la vez democrática y moderada, que seguramente apoyó a Macri y Vidal,  ahora con las escenas de represión y despidos deben asombrarse del parecido a los momentos cuando Duhalde o Ruckauf llevaban adelante ajustes y las calles del centro se llenaban de protestas, balas de gomas, gases y persecuciones a caballo por la montada.

La represión de la bonaerense a los manifestantes, televisada por los medios hegemónicos -parte del gobierno de las corporaciones-  como “incidentes” no solo tiene el carácter de ocultamiento  y justificación sino que además son una amenaza hacia el movimiento popular. El mensaje es terminó la etapa del kirchnerismo donde no se reprimía la protesta social (verdad a medias), ahora las revueltas será duramente enfrentadas.

Habría ahora que recordar los debates en el campo nacional y popular sobre la llamada ley  antiterrorista que se aprobó durante el gobierno K. El argumento de muchos frente a quienes nos oponíamos (leer http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-185642-2012-01-17.html)  fue que un gobierno de CFK nunca lo aplicaría sobre trabajadores y manifestantes, lo cual fue y es cierto. Pero, como señalamos en esos tiempos, en manos de un gobierno de derecha será un instrumento para la revancha social, por acción o por amenaza, actuará para achicar la democracia y reprimir a los que protesten.

Gobierno de las corporaciones, ajustes, devaluación, despidos y represión 1

Volviendo a la actualidad, el gobierno de las corporaciones cree que el crédito que goza frente a una parte importante de nuestro pueblo, que las campañas propagandísticas y masivas de los medios hegemónicos para acusar a los trabajadores de ñoquis, “militantes”, provocadores o insensatos, le dan el “blindaje” necesario para sostener la ola salvaje de medidas reaccionarias.

No es conveniente sobrestimar a la derecha porque genera pasividad, desgano y una cultura de la derrota que rinde culto al posibilismo, ni subestimar al gobierno ni al poder permanente, soñando con un final similar al de Fernando De La Rua. La ofensiva de las derechas sobre la región es una acción sostenida, cabalga sobre errores y una correlación de fuerzas que se modifica.  Los cambios en los países de gobiernos populares buscan quebrar la autonomía de la región, desarticular el mercosur y la Unasur, y volver a las iniciativas de libre comercio con EEUU y  la UE.

El gobierno intenta dividir al movimiento popular, lograr una “oposición sensata”, capaz de acompañar lo central del cambio de modelo y apuntalar la deskircnerización del movimiento popular. Basados en la historia argentina sabe que siempre existirán los colaboracionistas, los neutrales y los combativos en el movimiento obrero organizado. Tratará de evitar que una conducción (CFK) pueda unir las distintas vertientes políticas y sociales, que aún divididas tributen a una estrategia común. Esta será la misión del ala política del gobierno de las corporaciones.

La política, los sindicatos, las organizaciones, los conflictos sociales será atravesados por esta realidad, allí se fraguará una parte importante del futuro.