El Foro Económico Mundial (WEF por sus sigla en inglés) o más conocido como "Foro de Davos" se realiza en la localidad suiza desde el año 1976 como parte de una inicativa del economista y profesor de la Universidad de Ginebra, Klaus Schwab.
El encuentro, presentado por sus organizadores como una política propia de una ONG sin fines de lucro cuyo propósito sería el de evaluar el escenario global en materia de salud, medio ambiente y condiciones sociales para "mejorar la situación del mundo", en realidad, se ha revelado en un cónclave de las grandes multinacionales para definir y fijar las políticas a los gobiernos de todo el globo.
Algo similar al Coloquio de IDEA que se realiza en nuestro país, pero a escala global. La creciente presencia de mandatorios de gobiernos y funcionarios de primera linea de los países centrales y líderes políticos y la presencia de referentes políticos e intelectuales en su directorio no ha desplazado del centro de la escena el protagonismo del sector privado más concentrado. Por el contrario, le han servido de cortina de humo.
Bien leído, entonces, se trata de un escenario en el cual las grandes multinacionales le fijan el libreto a los gobiernos en función de sus intereses y demandas.
La Argentina ha participado de las reuniones y cumbres desde los primeros años hasta que ha interrumpido su presencia en consonancia con el distanciamiento con el FMI.
En rigor, el último presidente de nuestro país que participara del Foro hasta la actual delegación fue el presidente Eduardo Duhalde electo por la Asamblea Legislativa luego del default de 2001 y la caída del gobierno de De La Rúa. De aquel entonces a esta parte, los tres gobiernos sucesivos del kirchnerismo han evitado participar como resultado de su estrategia de distanciamiento de los organismos de crédito internacional. Para Alejandro Rofman, economista del Plan Fénix, "el kirchnerismo no participó porque visualizaban el modelo de desarrollo del país fundamentalmente en el ahorro y la inversión interna y en la capacidad de consumo de la población a través de políticas de expansión del gasto público y de intervención del estado en sectores claves de la economía que no se compadecen con los objetivos explícitos de los sectores que frecuentan Davos".
Según el economista, de hecho, "el objetivo de la presencia del presidente en Davos apuntó a tener un contacto directo con el gran capital financiero e industrial que ahí exhibe sus logros y apunta a que sigan sus pautas para los modelos de desarrollo de cada país. Es una movida que se compatibiliza con la política que el gobierno ha propuesto para el desarrollo nacional que es la de acuerdos con sectores del gran capital concentrado internacional y las agencias de financiamiento y con un proyecto donde la inversión extranjera tiene un peso importante". explicó.
De hecho el presidente mantuvo reuniones en el propio Foro, entre otros, con los CEO de Dow Chemical, de Shell, de Facebook y de Coca Cola, que prometió una inversión de U$S 1000 millones. El mandatario argentino informó a la agencia de noticias internacional Bloomberg que la participación en Davos habría generado inversiones potenciales estimadas en 20 mil millones de dólares aunque sin llegar a precisar el origen concreto de las mismas.
De hecho, además de los mil millones de dólares señalados y provenientes de la mencionada compañía de gaseosas solo se conocieron supuestas inversiones de la automotriz Renault por 600 millones de dólares para la planta de Santa Isable en Córdoba que, sin embargo, ya habían sido anunciadas el 7 de abril de 2015 por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
En el terreno político el mandatario mantuvo una serie de reuniones con mandatarios de primer nivel como el Primer Minsitro de Gran Bretaña David Cameron, el premier israelí Benjamín Netanyahu que había celebrado la intención de Macri de desactivar el el pacto con Irán por la causa de la Amia; y con el vicepresidente norteamericano Joe Biden. Se trata de un cambio sustancial en el eje de alianzas globales con relación a lo establecido por el gobierno anterior más orientado a los bloques regionales y al denominado eje sur-sur con las economías emergentes.
El gobierno de los Estados Unidos, en la reunión, prometió no obstaculizar los empréstitos de organismos internacionales. Se trata de la contracara del reciente fracaso en la emisión de títulos lanzado por el ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay que obligó al gobierno a orientarse, nuevamente, a esas fuentes de financiamiento tradicionales, en especial en la década del noventa pero a los que, en los casos del Banco Mundial y el BID, de todas formas ya había recurrido el ex ministro de economía Axel Kicillof.
Se trata de un giro en la política norteamericana que desde 2011 viene votando negativamente en los directorios de esos organismos como resultado de la negativa del gobierno argentino de entonces a ceder con los buitres y viabilizar los pagos a las empresas que litigan en el CIADI. Este giro refleja la percepción del gobierno norteamericano de que la Argentina, invariablemente, ahora se orientará en ese sentido.
Para Marcelo Ramal, legislador porteño y economista del PO-FIT, "Macri fracasó en su política de atraer capitales privados y por eso terminaron yendo derecho al FMI. El presidente fue a tramitar un salto en el endeudamiento nacional que va a llevar la relación entre deuda y PBI a un 80 por ciento", denunció.
Como parte de esas negociaciones se produjo un diferendo sobre el mentado artículo IV del convenio constitutivo del FMI que habilita al organismo a la supervisión de las cuentas nacionales de los países miembro y que la Argentina ha venido desoyendo desde la cancelación de la deuda con ese organismo en 2006. Prat Gay anunció el miércoles la voluntad de aceptar esas auditorías aunque fue relativizado por los voceros del ministerio ante la agencia TELAM. Sin embargo, días después, el propio presidente anunció su voluntad de subordinar al país a esos monitoreos. Como contraparte el FMI publicó un informe durante las jornadas del Foro en el que señalaba que a pesar de sus pronósticos recesivos para 2016, la Argentina a está "en el camino correcto". Ese camino, claro, es el de la década del novente: endeudamiento y sumisión a las multinacionales.
Ese es el mensaje final de la gira oficial en la ciudad de Davos.
Con el lastre de la emisión de BONAR 2020
La delegación oficial del gobierno argentino que desembarcó en Davos lo hizo conciente del contexto de restricción externa que arrastra la economía nacional y que no ha sido superada por la mega devaluación del peso como resultado del levantamiento de las restricciones en el mercado cambiario.
Por el contrario, a pesar de la fuerte devaluación y la quita de retenciones, las cerealeras no han liquidado toda las reservas de soja que se esperaba. Es que, de los 400 millones de dólares diarios que se esperaban apenas se alcanzó una liquidación promedio de 250 millones.
Es que la persistente devaluación del yuan ha amortizado la pérdida de valor del peso.
Ante ese escenario, el Palacio de Hacienda optó por emitir títulos público para atraer dólares de orígen privado.
Así, la licitación de una nueva emisión de BONAR 2020 realizada a principios de la semana y en vísperas del Foro de Davos quedó desierta a pesar de que el gobierno había anunciado su intención de obtener 5 mil millones de dólares a una tasa nada despreciable del 8% con la operación.
Más allá de las interpretaciones sobre los motivos (la crisis global o las fallas en la preparación de la emisión), el fracaso no pudo ser más rotundo.
Con este lastre es que la delegación llegó a Davos y es lo que en definitiva explica el giro desde la búsqueda de financiamiento privado hacia el salvataje directo de los organismos tradicionales de crédito como el FMI, el Banco Mundial entre otros.
Una delegación "concentrada"
El equipo oficial del gobierno estuvo acompañado además con una delegación de empresarios de nuestro país que repreesntan la crema del establishment nacional. El viernes se desarrolló una reunión con ellos con el propósito de evaluar el avance de las negociaciones y las ivnersiones que podrían destinarse al país. la composición de la delegación habla por sí misma acerca del carácter de la política que el gobierno pretende desplegar luego del foro y los intereses que representa. Viajaron Carlos Bulgheroni de Bridas, que es según Forbes el hombre más ricos del país con un patrimonoi de 4700 millones de dólares. Es quien encabeza las negociaciones y alianzas con los inversores chinos desde un tiempo a esta parte. Además, participaron de la delegación privada el metalúirgico Enrique Pescarmona de IMPSA, Martín Eurnekián que gestiona los negocios aeroportuarios de su familia que se desempeña entre otras actividades que lo conviertieron en el segundo hombre más rico del país según la misma revista. También estará Eduardo Elsztain de IRSA, propietario de una extensa red de shopping centers en todo el país entre otros de los principales empresarios de nuestro país. Un delegación que vale más que mil palabras.