Las autoridades del Fondo Monetario Internacional están “muy animadas” con el cambio de rumbo de la economía argentina a partir del desembarco del gobierno de Mauricio Macri. “Las políticas macroeconómicas que actualmente son identificadas por el nuevo equipo y las nuevas autoridades en la Argentina son alentadoras y esperamos que estabilicen la economía argentina”, afirmó ayer Christine Lagarde, titular del organismo multilateral. Entre las correcciones macroeconómicas celebradas sin eufemismos por el Fondo se destacan la desregulación del mercado cambiario, la devaluación, la apertura comercial y el aumento de tarifas. “Realmente los apoyamos”, lanzó la directora gerente del FMI aunque sus economistas consideran que el ajuste generará un escenario recesivo. “La determinación de tener datos transparentes y el estado de emergencia estadístico que ha sido declarado por las autoridades argentinas, todo eso es bueno”, consideró Lagarde al referirse al apagón estadístico implementado por las nuevas autoridades del Indec.
“Estamos muy animados al ver que la Argentina y su nuevo gobierno han tomado la iniciativa de entrar en negociaciones con sus acreedores”, celebró la francesa durante una conferencia de prensa online sobre los mercados emergentes donde también se refirió a la crisis de la deuda externa en Grecia y la desaceleración de China. Desde la perspectiva de Lagarde la disputa con los fondos buitre “ha estado pesando sobre el país y si las negociaciones arrojan un resultado justo y equilibrado que sirva para que Argentina regrese a los mercados financieros y restaure su posición financiera internacional, será algo muy bueno”.
La reinserción plena del país en la lógica del sistema financiero internacional requiere de la normalización del vínculo con el FMI. El encuentro de Lagarde con el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, en el Foro Económico Mundial de Davos fue el puntapié inicial de ese acercamiento. Pero el primer paso significativo será el regreso de las misiones del organismo para realizar la tradicional revisión macroeconómica del país. La última vez que el Fondo visitó la Argentina para elaborar ese documento fue en 2006, pocos meses después del pago anticipado de toda la deuda con el FMI concretada Néstor Kirchner.
El Artículo IV es una supervisión técnica de la economía local pero esos informes operaron históricamente como mecanismos de legitimación para implementar políticas fiscales y monetarias ortodoxas que no necesariamente eran exigidas por el organismo. La decisión de permitir la supervisión no representa un paso hacia la solicitud inminente de un crédito al Fondo sino que forma parte del proceso de reinserción plena en el sistema financiero buscada por el Palacio de Hacienda. Las autoridades del FMI ya habían expresado en diciembre su intención de restablecer “un diálogo más profundo con las autoridades argentinas sobre las políticas económicas”.
“América latina aún cuenta con varias economías entre las naciones con mayor inflación a nivel mundial, como Venezuela, que tiene la tasa de inflación más alta del mundo y Argentina que ocupa la tercera posición”, expresó Alejandro Werner, el director del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI. A través de una publicación en su blog oficial, el economista argentino reiteró el mantra monetarista ortodoxo para explicar los aumentos de precios: “Detrás de esta elevada inflación se encuentra un importante deterioro de las finanzas públicas y dominancia fiscal, que se expresa a través del financiamiento que los gobiernos demandan de los bancos centrales, producto de la falta de independencia de estas instituciones”. En sintonía con la decisión de las nuevas autoridades del Banco Central, el Fondo considera que se deben perfeccionr los regímenes de metas de inflación. Ese diseño institucional subordina los objetivos de crecimiento, empleo y equidad social al combate de los aumentos de precios. Las herramientas con las que se busca alcanzar el objetivo de baja inflación implican costos en materia de estabilidad financiera, empleo e inclusión social.