China y Argentina. Las represas del Río Santa Cruz. Macri: ¿cambiemos o volvieron? El retorno del país chico y las viejas “relaciones” ¿internacionales?
El problema es China, sus yuanes, sus inversiones, su “win-win” y el desplazamiento que provocaron a las empresas, industrias y financieras estadounidenses y europeas.
05-01-2016 | LA VERGüENZA Y EL DIARIO “LA NACIÓN”. BREVE INTRODUCCIÓN… En respuesta al último informe publicado por este Observatorio dedicado a los aprovechamientos hidroeléctricos del río Santa Cruz (http://www.oetec.org/nota.php?id=1493&area=1), el diario La Nación volvió a la carga, por cierto, en una práctica de monótona y larga data. Nos referimos a su editorial del pasado sábado 2 de enero titulado “Dos vergonzosas represas”. Su copete: “Debería revisarse el proyecto hidroeléctrico sobre el río Santa Cruz, pues encierra demasiados puntos oscuros y peligros ambientales”. El texto resulta extraordinario por donde se lo mire, desde que encierra la disputa de fondo y que viene poniéndose en juego desde 1810: Nación soberana, autosuficiente, industrial, federal y socialmente justa o una Argentina subdesarrollada y sometida. El proyecto político que representa a la segunda opción es conducido y defendido por el neoliberalismo doméstico y aliados extranjeros, en una lamentable degradación societaria (en el siglo XIX, socios del establishment argentino fueron comerciantes, banqueros e industriales británicos; durante buena parte del siglo XX se repartieron entre británicos y estadounidenses, pero industriales y financistas; así hasta la aparición de los Chicago Boys de la mano de los genocidas Pinochet y Videla y, con ellos, el terrorismo financiero y corporativista occidental). Debemos recordar siempre que una Argentina sometida es inviable sin el respaldo extranjero. Los ataques del diario La Nación a nuestros aliados no tradicionales -la República Popular China-, cuyas inversiones no imponen subyugarnos a sus intereses industriales, comerciales, financieros y geopolíticos, forma parte de una estrategia superior que emanada de Occidente intenta aprovechar cierto reverdecer neoliberal en América del Sur. La alianza chino-argentina construida en estos doce años debe terminar, o bien, adecuarse a una nueva política de saqueo.
“Dos vergonzosas represas”, titula el matutino oficialista. Pero este diario no está moral ni éticamente en condiciones de hablar de “vergüenza”. ¿Siente vergüenza el diario La Nación de las represas? Vergüenza sentimos nosotros al ver que sus páginas siguen reivindicando el genocidio contra la hermana República del Paraguay; vergüenza siente el pueblo argentino ante su respaldo a todos y cada uno de los golpes de Estado acontecidos en nuestro país y en la región; vergüenza, sí, pero de la estafa de la deuda externa, de la deuda de los aportes que mantiene con sus empleados, de Papel Prensa y demás negociados que nos colmaron de hambre, miseria y desindustrialización y de los que este diario fue cómplice; vergüenza, sí, pero del ocultamiento y apoyo a los crímenes de lesa humanidad entre 1976 y 1983.
Ventiladores para todos y todas
Según el diario La Nación, el problema energético pasa por la excesiva y descontrolada demanda, alimentada, claro está, por el populismo energético de los gobiernos anteriores. La argumentación aburre por enclenque y repetitiva.Hostigar la demanda y el consumo popular es una práctica bicentenaria de la derecha argentina; es gestionar y planificar con el objetivo manifiesto de atrofiar el mercado interno y la industria, desfinanciar al Estado y desmantelar una infraestructura genuinamente federal. En otras palabras, se busca acrecentar el excedente para así aumentar el saldo exportable, menos poder para las fuerzas socioeconómicas privadas y públicas vinculadas al mercado interno y a la diversificación económica del país, más provincias subordinadas a un gobierno centralista y conservador, más poder para la tradicional oligarquía agroexportadora y sus socios de la gran burguesía rentista, mercantilista e importadora (de manufacturas extranjeras). En esta imagen que corresponde a un artículo publicado por Clarín días atrás sintetizado lo anterior:
La experiencia de 2001 y los punteros de mercado que renacen de las cenizas
31 de Enero de 2016 | 12:00
Planteábamos en nuestra columna del miércoles 20 de enero: "Supongamos por un momento que al neoliberalismo le asiste la razón: sus ejecutores -los desfalcadores de la República Argentina- vienen a salvarnos de la desastrosa herencia kirchnerista. Tres pavas preguntas desmantelan la enésima zoncera: ¿Estamos peor o igual que en 2001, luego de cuatro años de brutal recesión? Segunda: ¿Estamos peor o igual que, por ejemplo, en mayo de 2003? Y tercera: ¿Acertó Kirchner con sus medidas anti-crisis?". Las preguntas, por supuesto, dirigidas al ministro de Hacienda y Finanzas.
Deuda pública y FMI Si Prat Gay nos respondiera estamos "peor" o "igual", entonces... ¿cómo explicar que se decida por las mismas políticas económicas, financieras y comerciales que destrozaron al país? Veamos el gráfico que acompaña esta nota. Representa la evolución de la deuda pública como porcentaje del PBI y proyecciones, incluida en el documento "Assessing Sustainability" (FMI - 28 de Mayo de 2002). La revista oficial de la Reserva Federal del Banco de San Francisco explicó como sigue la pésima performance: "Este ratio mide la cantidad total de la deuda pública en relación con la capacidad de la economía de producir un ingreso (imponible) para servirla. En la figura, la línea gruesa continua muestra la ruta real mientras que las rayas más delgadas y las líneas punteadas representan los escenarios previstos por el FMI, primero bajo el Programa de Servicio Ampliado del Fondo de 1998 (EEF, siglas en inglés) y luego bajo el Acuerdo Stand-By de 2000 (SBA, en inglés). La figura revela que la relación deuda pública/PBI de la Argentina creció rápidamente, del 35% en 1995 a casi el 65% en 2001. También resulta evidente que a pesar de las asesorías del FMI, constantemente anticipó que el ratio deuda pública/PBI de la Argentina se estabilizaría o mejoraría, la recuperación no sucedió. La evolución de la relación deuda pública/PBI superó las proyecciones del FMI realizadas en cinco diferentes evaluaciones entre 1998 y 2000" (Economic Letters - Octubre 2002). ¿Se equivocó el FMI o fue la zanahoria delante del burro para avanzar en la ejecución del tradicional y premeditado ciclo del fracaso económico progresivo y recurrente, esencial programa para crear las condiciones de atraso y sometimiento nacionales?
Tecnócratas del mercado y sus ecuaciones salvadoras. En línea con lo anterior, véase la segunda imagen. Se trata de un particular recuadro dentro del informe "Lessons from the Crisis in Argentina", publicado por el Departamento de Revisión y Desarrollo de Políticas del FMI el 8 de Octubre de 2003. Hemos subrayado en rojo las partes que a continuación traducimos textualmente. Título: "¿Podría haber estabilizado la dinámica de la deuda la aplicación de políticas fiscales expansivas?". Recordemos que el informe es de octubre de 2003. Néstor Kirchner ya había comenzado a implementar una agresiva política de expansión fiscal. Sin embargo, los tecnócratas del FMI prefirieron responder a su propio interrogante no con la realidad sino con... fórmulas matemáticas. Argumentan pues: "Algunos comentaristas han afirmado que el ajuste fiscal, a través de un debilitamiento progresivo de la actividad [económica], exacerbó la dinámica de la deuda argentina [léase, el endeudamiento], acelerando las causas primigenias de la crisis. Para evaluar esta afirmación, es útil considerar bajo qué circunstancias una ampliación del déficit podría reducir la proporción de la deuda". ¿Y cómo fue que confrontaron la hipótesis anterior? ¡Con dos fórmulas matemáticas! Claro, el resultado de la ecuación no les dio muy bien, resultado que les llevó a concluir, finalmente, que "... incluso en circunstancias más favorables, una expansión fiscal no hubiera ayudado a estabilizar el nivel de deuda". Amerita, por tanto, preguntarle a Prat Gay y demás tecnócratas de mercado si están utilizando las mismas ecuaciones que las del FMI ahora que se supone estamos peor (o igual) que en 2001/02. En fin, parece que ahora tampoco están dadas las condiciones favorables para aplicar políticas contra-cíclicas (sería bueno que echando mano a esas fórmulas algún economista heterodoxo chequeara si tales condiciones se verifican o no; por las dudas).
Conclusiones Señor Prat Gay: ¿Estamos peor o igual que en 2001 o en mayo de 2003? ¿Acertó Kirchner con sus medidas anti-crisis? ¿Coincide con el análisis del FMI mediante el cual el organismo justificaba, en octubre de 2003, que la implementación de una política fiscal expansiva no hubiera servido para paliar la crisis de 1998/2002? Para estos tecnócratas y punteros del mercado el pueblo siquiera representa una variable matemática en sus célebres ecuaciones, aprendidas en alguna universidad occidental de nombre pomposo y ejecutadas impía y ferozmente. «