Clientes compran alimentos en un mercado agropecuario, en La Habana. Ernesto MastrascusaEFE
El presidente Raúl Castro, cinco de los siete vicepresidentes del Consejo de Ministros, y nueve de los catorce miembros del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) son militares y delegados en el VII Congreso del partido, que este fin de semana renovará parte de su dirección con cuadros nacidos después del triunfo de la revolución de 1959. La presencia castrense seguirá siendo abrumadora en las estructuras del mando político y económico del país. El cónclave garantizará los puestos y prerrogativas de generales y oficiales en la gestión de consorcios y sectores estratégicos, y su protagonismo en las reuniones de trabajo con los empresarios e inversores extranjeros que negocian su entrada en la isla. El coronel Alejandro Castro Espín, de 51 años, hijo de Raúl Castro, ha llegado a ser uno de los hombres más poderosos de Cuba como Coordinador de los Servicios de Inteligencia de las fuerzas armadas y del ministerio del Interior.
Los equipos de dos vicepresidentes civiles, Miguel Díaz-Canel y Ricardo Cabrisas, y del zar de las reformas, el vicepresidente Marino Murillo, excoronel graduado en economía en el Colegio de Defensa Nacional, promueven y planifican el paquete de reformas económicas, cuyo desarrollo coordinan con el general de brigada Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, yerno de Raúl Castro. Casado con una hija del gobernante durante 20 años, padre de sus dos hijos, es presidente de GAESA, el Grupo de Administración de Empresas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), el conglomerado más potente de la isla, que controla las principales cadenas de distribución, las playas de Varadero, parcelas edificables, concesiones hoteleras y la conversión del puerto de Mariel en un emporio de contenedores y servicios.
El VII Congreso del PCC tomará decisiones teniendo en cuenta que el primer secretario, el general Raúl Castro, de 85 años, abandonará formalmente la presidencia de Cuba el 24 de febrero de 2018. Su sucesor, al frente del Consejo de Ministros y de las Fuerzas Armadas, es el ingeniero y ex ministro de Educación Superior Miguel Díaz-Canel, de 55 años, actualmente primer vicepresidente del ejecutivo y miembro del Buró Político, tenido como un tecnócrata entre la nomenclatura. Si la Constitución de 1976 no es enmendada, un civil será el nuevo comandante en jefe de los cuerpos de seguridad cubanos por primera vez cuando se produzca el relevo de Castro al frente de los Consejos de Estado y de Ministros.
Al presidente de la primera institución le corresponde la jefatura y organización de todas las instituciones armadas. Los militares son el verdadero poder, la columna vertebral revolucionaria, desde que Fidel Castro creara el Ejército Rebelde (1956-58) en Sierra Maestra para derrocar a Fulgencio Batista, y, años después, entrara en colisión frontal con Estados Unidos que organizó la invasión de la isla en 1961.
Raúl Castro fue nombrado presidente en 2008 y primer secretario durante el VI Congreso, en 2011, sustituyendo a su hermano Fidel por un período de cinco años, con la posibilidad de una prórroga de otros cinco. Los cargos oficiales no deben durar más de dos periodos, ha dicho. Fuentes oficiosas apuestan a que el cónclave comunista sustituirá al segundo secretario, José Ramón Machado, de 86 años, integrante de la denominada "generación histórica", que hace cinco años ya cedió su vicepresidencia a Díaz-Canel. El polémico Ramiro Valdés, de 85 años, vicepresidente, es otro de los comandante revolucionarios. Muy cercanos, los septuagenarios Leopoldo Cintras Frías, Álvaro López Miera y Ramón Espinosa, en departamentos clave del Buró Político y Comité Central, compuesto por 114 miembros. El general Abelardo Colomé Ibarra, uno de los colaboradores más cercanos del mandatario, renunció al ministerio del Interior el año pasado por problemas de salud, pero no al Buró Político.
No es previsible el nombramiento de militantes muy jóvenes a tenor de la confesión de Raúl Castro en el anterior congreso: “ A pesar de que seguimos promocionando a los jóvenes para puestos de responsabilidad, no siempre han sido la mejor opción. Estamos pagando las consecuencias de no haber tenido una reserva bien preparada”.
Lamentable que no hayan sido capaces de formar a jóvenes. Lamentable. Hasta es posible que esa incapacidad haya existido en otras áreas de la política.
Es que el pueblo no los quiere ni a ellos ni a eso " jóvenes" pues son mas de lo mismo, lo q se quiere son elecciones libres, así no tendremos ni a los hijos ni nietos de asesinos gobernandonos
Medio siglo con más de lo mismo y el pueblo con una hambruna bestial. En Cuba no hay personas, hay ovejas. Nepotismo puro y duro al modelo castrocomunista de dictadura sin salida que han implantado con los mismos logros en Venezuela. Ver los sobrinos de Cilia y Maduro presos por droga, la arbitrariedad de las leyes, (el pueblo ganó en las urnas, es decir, la oposición). Ver las nietas de Raul y los hijos de Fidel gastándose la pasta en Gucci, Prada, y barcos por el Mediterráneo. Eso sí es comunismo y lo otro bobería. Hasta el Che es símbolo de consumismo y nadie se entera. Gracias Europa. Gracias Usa.
Este año fui invitado por primera vez a hacer una estancia en la Universidad de La Habana, junto a Gonçal López y Carles Manera, ambos amigos y profesores de historia económica en la Universidad de las Islas Baleares. Esta es una versión reducida de mis memorias del viaje:
Facultad de Economía de la Universidad de La Habana
Llego a La Habana por la tarde, Gonçal me está esperando. Nos hospedamos en la casa de unos amigos suyos, un lugar precioso, frente al mar, con todas las comodidades y un jardín verde maravilloso. Estamos muy alejados de la realidad cubana. Deshago el equipaje y de inmediato nos vamos a pasear, hay mucho que ver. Primera parada: el malecón. Pasear por el malecón es una experiencia única, imposible de describir con palabras. Gonçal, un pseudo aristócrata con phd por la universidad de Leeds, lo recorre con la camisa por fuera, con un habano en una mano y una botella de ron en la otra. Estamos en La Habana. Carles, respetado catedrático en economía y político que no hizo amigos durante su etapa al frente de la economía balear debido a su extraña manía de querer tener conocimiento de lo que nuestra Hacienda ingresaba y gastaba, se une a nuestras fechorías y pasea con nosotros. La noche es mágica. Las muchachas se concentran en la zona al acecho de yumas (extranjeros), se te acercan constantemente y, tras un: ven aquí papi, te preguntan si quieres compañía, aunque en realidad te están ofreciendo su cuerpo. No hay nada más anti revolucionario que la prostitución, pero el fenómeno ha alcanzado tal magnitud que al gobierno le es imposible controlarlo. Alguno diría que se trata de la irrefrenable ley de la oferta y la demanda.
Al día siguiente nos tocaba clase en la universidad. La experiencia en las aulas fue muy enriquecedora. Se trata de una clase de master, el nivel es alto. Hay unos cuarenta alumnos, todos titulados: historiadores, economistas, abogados, médicos, maestros, etc. Todos participan: preguntan, opinan, etc. de manera bastante acertada y con intervenciones que en más de una ocasión nos ponen en un aprieto. Más allá de lo sesgada que pueda ser la información que llega a Cuba (al igual que lo es la que recibimos en España), están bastante actualizados, conocen al detalle los problemas políticos y económicos que atravesamos en Europa en general y en España en particular. Llama la atención la presencia de un comisario político en el aula; se hace pasar por alumno pero todo el mundo sabe que es un esbirro del gobierno. En general creo que no dijimos nada que le pudiera perturbar de manera significativa, aunque Carles mencionó un par de veces que Venezuela es un auténtico desastre. Los dos días de clases han ido bien, al final de las sesiones los alumnos se acercan y nos felicitan, nos dan sus tarjetas y piden seguir en contacto con nosotros. El Departamento está contento y nos ofrece dar una asignatura entera el año que viene (30 horas). No damos un sí de manera inmediata, pero me huele que el próximo año estaremos de vuelta.
Para un economista, ahora mismo Cuba es uno de los lugares más interesantes del mundo, si no el que más. El incremento del turismo ha supuesto un aumento de los precios de los alimentos, al crecer considerablemente la demanda proveniente de los hoteles y los restaurantes. A su vez, el turismo, el contrabando y las remesas están permitiendo que la transición del socialismo al capitalismo, es decir, la desregulación de la economía, no sea demasiado traumática. Cada vez más cubanos están conectados, en mayor o menor medida, con la economía informal: desde el operario que saca puros de la fábrica para venderlos en el mercado negro a yumas o a cubanos residentes en Miami o Europa, hasta el teniente que alquila habitaciones de su domicilio particular, pasando por las chicas que se prostituyen o el reportero de radio que, de camino a casa, “botea” (hace de taxista) y se gana unos mangos. Este dinamismo económico, sin duda permitido –e incluso hasta cierto punto incentivado- por el gobierno de Raúl, contribuye también al incremento de precios, algo que no supone un gran problema para aquellos capaces de moverse con soltura tanto en la economía formal como en la informal; sin embargo, quienes tienen acceso limitado o inexistente a esta última han experimentado una notable disminución de su poder adquisitivo, lo que se ha traducido en un importante aumento de la desigualdad y en un éxodo hacia la Habana, el centro neurálgico de la economía informal. La progresiva privatización de la economía está comportando un aumento de la productividad importantísimo: el mecanismo de incentivos está dando frutos. El aumento de la productividad no se ve reflejado en la economía formal, pero es evidente que está ahí y que se ha traducido en un aumento del ingreso. Pero el mayor ingreso no se traduce en un mayor ahorro: por un lado el aumento de precios ya comentado lo dificulta, por otro, han aparecido nuevos productos de consumo: la Revolución de Internet. Cuba tiene el Internet más caro del mundo, sin embargo es el servicio más ansiado por los cubanos, pues es su ventana al mundo. Una buena parte del ingreso de un cubano corriente va destinado a Internet, pero no importa, abrirse una cuenta en Facebook o Twitter, o hacer videoconferencia con familiares y amigos que viven en Miami no tiene precio. Junto a Internet van los Smartphones, ya sean Samsung, Sony o Apple, objetos a cambio de los cuales un cubano se privará de comer si hace falta. Ya no hay marcha atrás.
Embajada de España
A nivel macroeconómico también fue interesante nuestra visita a la Embajada Española. Era la primera vez que visitaba una embajada y, ciertamente, creo que será la última. Cuando salimos de allí lo primero que le dije a Gonçal fue: -te pongas como te pongas, esto no es más que una sucursal de la Patronal. Y así es, la misión de una embajada española en el extranjero se reduce a encontrar espacios de rentabilidad y facilitar el camino a empresas e inversores privados. De eso nos habló el embajador durante los 30 minutos que duró la reunión: de empresas españolas; las personas no se mencionaron en ningún momento. Aun así la visita fue agradable: tuvimos que pasar un control policial y dejar nuestros pasaportes en la entrada, pero una vez dentro todo fue cordialidad. Gonçal se mueve bien en esos ambientes: proviene de familia de diplomáticos (de hecho su hermano lo es) aunque él, creo que acertadamente, se decantó por la academia. La secretaria del embajador nos sirve un café maravilloso (el mejor que tomé en la Habana) mientras esperamos. Tras unos minutos el embajador nos recibe: -Bienvenidos, profesores. Viste una camisa blanca, por fuera del pantalón y remangada a lo David Bisbal, estamos en la Habana, aquí no se estila traje y corbata; aun así su apariencia es elegante. Es muy amable en el trato, me pregunta por mi tesis, hablamos de ello unos minutos y luego vamos al grano: -Que, ¿cómo veis el asunto por aquí? No está siendo fácil su misión en la Habana. Ahora Cuba es una perita en dulce y las diplomacias de todo el mundo se pelean por conseguir que sus empresas entren. España debería tener una posición privilegiada en esta puja, pero no es así: el gobierno cubano ni olvida ni perdona la etapa de Aznar. Salimos de la embajada y nos dirigimos hacia el hotel Plaza. Me espera un encuentro mucho más agradable: mi amiga Pame. Pame está radiante, feliz, ha encontrado el amor en Cuba y planea regresar a Argentina con su novio Carlos en septiembre. Habrá Boda en breve, y si puedo iré.
Los días pasan volando, las conversaciones, las reuniones, las anécdotas y las experiencias se acumulan. Aunque me da vergüenza admitirlo, la Habana me ha absorbido y en mi mente no hay espacio para otra cosa; se me ha olvidado momentáneamente que en España tengo una familia. Se acerca el final del viaje y no me podía ir de la Habana sin visitar al Comandante Arsenio García Dávila. Supe de él gracias a la tesis doctoral de un chico mallorquín, Nicolás Moragues, en la que narra la Revolución Cubana mediante entrevistas realizadas a Arsenio en la Habana. Arsenio fue el más joven de los 82 expedicionarios que en 1956 partieron en el yate Granma, desde México, con el objetivo de derrocar la dictadura militar de Fulgencio Batista. De los 82 hombres que desembarcaron en Cuba solo 16 llegaron a ver triunfar la Revolución: un preciso bombardeo de la aviación de Batista, pocos días después del desembarco, acabó con la mayoría de ellos. En la actualidad solo viven 3 de los 16 que llegaron al final: Fidel, Raúl y Arsenio. Llegamos a casa de Arsenio y lo encontramos por los pelos: hay un coche fuera esperándole, él ya ha salido y se dispone a cerrar la barrera del jardín. –Buenas tardes, estamos buscando al Comandante García Dávila. Nos responde de manera seca y con el semblante serio: -Soy yo, pero justo estoy saliendo de casa, tengo una reunión. Le decimos que venimos de parte de Nicolás, de Mallorca, entonces una sonrisa invade su rostro: -Pasen! Vuelve a abrir la barrera del jardín y nos invita a entrar. Su casa es un auténtico museo de la Revolución, las paredes están repletas de fotografías, títulos, condecoraciones, etc., y hay como 10 maquetas del yate Granma esparcidas por la casa. Ahí estábamos… junto a un hombre que había combatido en Sierra Maestra, que había luchado codo con codo junto a Fidel, Raúl, el Che y Camilo, entre otros. Arsenio tiene la mente muy lúcida, recuerda todo tipo de batallitas, le encanta reproducir las anécdotas de Sierra Maestra, y a estas alturas ya se le ha olvidado que tiene una reunión y que un chófer le espera en la puerta. Gonçal y yo disfrutamos, nos gusta la microhistoria; sobre todo la microhistoria de una historia que se acerca a su fin.
“ Estoy totalmente de acuerdo que nada mejor para conocer un país que pisarlo y confundirse con sus gentes. Mas con Cuba que tantos afectos y odios provoca. „
“ Estimada Jerzy, muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, viajar no tiene sentido si no es para intentar descubrir otras realidades. Un saludo „