La gente no dio mucha importancia a su presencia,
y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población.
Incluso después de algún tiempo llegó a ser motivo
de risas y burlas de los habitantes de la ciudad.
Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar,
Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar,
un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo.
En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó
a ellos y los bendijo.
Uno de los hombres comentó:
- "¿Es posible que, además, sea usted sordo?
Uno de los hombres comentó:
- "¿Es posible que, además, sea usted sordo?
¡Gritamos cosas horribles y usted nos responde
con bellas palabras!".
"Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene"
"Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene"
-fue la respuesta del sabio-.