Un juez ha anulado este jueves de forma cautelar el nombramiento del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva como responsable de la Casa Civil (una especie de primer ministro) en el gabinete de su sucesora, Dilma Rousseff. El magistrado Itagiba Catta Preta Neto, del Tribunal Federal de Brasilia, teme que el nombramiento de Lula, sobre el que pesan acusaciones de corrupción, obstaculice investigaciones judiciales. Los ministros solo pueden ser juzgados por el Tribunal Supremo Federal, y no por la justicia federal.
En su decisión, el magistrado argumenta que, si Lula asume el cargo de ministro (que hoy aceptó ante Rousseff) tendrá poder para realizar una "intervención indebida y odiosa" en la policía, la fiscalía y el poder judicial. La decisión responde a una petición popular. El partido Demócratas y el Partido Socialista Brasileño (PSB), este último exaliado del Gobierno, anunciaron también que apelarán a la Justicia para suspender el nombramiento.
En su resolución, el juez señala que Rousseff podría haber incurrido en un delito de "responsabilidad" al nombrar a Lula, puesto que la ley impide al presidente de la República cometer actos contra "la probidad" (honradez) de la Administración pública. Los delitos de "responsabilidad" son uno de los motivos por los que la Constitución permite realizar un juicio político con el objetivo de destituir el jefe del Estado. De hecho, la Cámara de Diputados reanuda este jueves la discusión de una posible destitución de Rousseff.
El nombramiento de Lula ha estado rodeado de polémica. La oposición y los movimientos sociales contra el Gobierno lo acusan de intentar rehuir a la Justicia. Además, el miércoles, la Policía Federal reveló unas grabaciones de conversaciones entre la presidenta y Lula. Los investigadores creen que las charlas prueban que Rousseff designó a Lula ministro para demorar el proceso judicial contra el expresidente. El Gobierno lo niega y asegura que la llamada en la que la presidenta avisa a Lula de que le envía un documento para firmar "en caso de necesidad" era, en realidad, un trámite burocrático por si éste no conseguía asistir a la toma de posesión.
La polarización crece en Brasil, sumido en la crisis política. Este jueves la tensiónalcanzó al acto de la toma de posesión de Lula como ministro de la Casa Civil. "¡Vergüenza!, gritó alguien al principio del acto oficial, a lo que el público respondió gritando "No habrá golpe", uno de los lemas de la izquierda brasileña estos días.
La noche anterior, miles de ciudadanos se manifestaron en São Paulo y Brasiliacontra el PT y a favor de las investigaciones anticorrupción del juez Sérgio Moro, responsable por la operación Lava Jato (que investiga, entre otros muchos políticos, a Lula). El mismo día de la toma de posesión, simpatizantes del PT y opositores se enfrentaron en los alrededores del Palacio del Planalto, la sede del Ejecutivo, en Brasilia.