La Selección Argentina dio el primer paso en la Copa América, y el técnico Gerardo Martino se mostró conforme con el nivel que ofreció el equipo ante Chile. “En la previa era un partido de instancia superior. Si bien no era decisivo, era evidente que el ganador iba a salir fortalecido. Fue importante haber ganado, pero mucho más haber terminado fortalecido desde el funcionamiento del equipo”, señaló Martino, en la conferencia de prensa que brindó en la madrugada de ayer.

Sobre la ausencia del capitán Lionel Messi, el conductor destacó: “Messi siempre nos hace mejor y hay que solucionar las cosas cuando él no está. El equipo manejó diferentes aspectos del juego. Corrió cuando era necesario, retrocedió cuando era necesario y si bien nos equivocamos algunas veces con la salida, a diferencia de otros partidos, y más con Chile, fuimos justos ganadores”.

Y fue más allá en su análisis: “Lo importante es que desde Colombia para acá (4ª fecha de las Eliminatorias Sudamericanas), el equipo se fue acomodando a las diferentes situaciones de juego. Contra Chile tiene algo de transcendental, porque siempre le manejamos el partido”, indicó el ex entrenador de Newell’s.

El cambio de roles de Angel Di María y Nicolás Gaitán, cuando promediaba el primer tiempo, también fue otro de los temas que refirió el técnico. Martino señaló que los extremos de su equipo tienen “total libertad para moverse” en el frente de ataque. “Al único que sostenemos es a Messi en la banda derecha, pero tanto Angel (Di María), como Nico (Gaitán), Erik Lamela o Ezequiel (Lavezzi) son futbolistas que no tienen problemas para desempeñarse por los costados, ya sea de un lado o del otro”, apuntó.

La noche arrojó otro momento diferente en la exposición de Martino, cuando se refirió a la situación emocional de Di María, quien celebró su gol con la mirada y sus manos extendidas al cielo. “Sinceramente, no sabía que había muerto su abuela; no lo sabía. Por supuesto, eso es lo más importante en cualquier aspecto de la vida, pero no dijo nada porque se sentía bien para jugar”, argumentó Martino con cierto dejo de conmoción, por la situación del ex Central.

Por su parte, el volante Augusto Fernández expresó su conformidad por el triunfo, el cual consideró como “una buena prueba”, pero advirtió que deben ir “partido a partido” con el objetivo de alcanzar la final. “La Copa América es partido a partido. Le ganamos a Chile, pasamos una buena prueba, pero esto recién empieza y tenemos que crecer como equipo”, explicó Fernández en el Levi’s Stadium de Santa Clara.

El jugador de Atlético de Madrid de España señaló que Argentina hizo “un muy buen partido”, porque imprimieron “mucha intensidad” ante un equipo “dinámico” como el chileno. “A Chile lo presionamos mucho y no se sintieron bien con eso. Además tuvimos varias situaciones en el primer tiempo y en el segundo pudimos convertir, pero creo que lo mejor del equipo fue la presión que tuvimos todo el juego”, apuntó.

El mediocampista surgido en River resaltó que otra clave del triunfo ante Chile fue “la salida rápida” del seleccionado, para frenar las intenciones y proyecciones del contrario. “Siempre es bueno ganar, vale lo mismo para todo equipo, pero por cómo y ante quien lo hicimos sirve más para nuestro factor anímico”, remarcó el pergaminense. Fernández jugó de titular por el lesionado Lucas Biglia, y se estima que permanezca en el equipo el viernes próximo, frente a Panamá.

Argentina continúa sin complicaciones en la Copa América Centenario, y su nivel sigue en alza cuando se acercan las instancias finales. Con una actuación convincente superó anoche a Bolivia, para adjudicarse su grupo y esperar a Venezuela el sábado próximo, en Boston. La mayor importancia que adquiría el partido ante los bolivianos era ver en acción, por primera vez desde el inicio, a Lionel Messi. Pero el rosarino finalmente volvió a comenzar en el banco de suplentes, seguramente para hacer su aparición estelar en la serie de cuartos de final.

El equipo que presentó el técnico Gerardo Martino presentó a varios jugadores que no habían tenido mucha participación, preservando a los habituales titulares. Pero lo que cambió también, principalmente, fue la disposición táctica. A la línea de defensores se le agragaron dos volantes de contención, otros dos más adelantados, y dos delanteros. Estos últimos (Higuían y Agüero) volvían a jugar juntos luego de un largo tiempo. En la mayoría de las ocasiones, cuando uno estaba en la cancha, el otro permanecía afuera.

La apuesta fue positiva para el conjunto nacional, debido a que rápidamente definió el duelo: a los 14 minutos de juego ya se encontraba ganando por dos goles de diferencia. Y esas resoluciones se dieron en apenas dos minutos. Lamela, ejecutanto un tiro libre, convirtió el primero luego de que la pelota se desviara en Duk, que era el último hombre de la barrera. La segunda aproximación al arco boliviano terminó en el festejo de Ezequiel Lavezzi, quien empujó la pelota casi abajo del arco luego de un rebote que dio el arquero, después de un cabezazo de Higuaín en el segundo palo.

La predisposición de Bolivia fue todo lo contrario: cinco defensores, cuatro mediocampistas, y un solo hombre adelante (Duk). Encima, cuando éste se fue lesionado, en la primera parte, fue reemplazado por otro volante (Bejarano). A pesar de la desventaja, los bolivianos no podían reaccionar, y todo se les terminó de derrumbar cuando Víctor Cuesta convirtió el tercer gol. El jugador de Independiente había ido a buscar al área rival, y terminó tocanco la pelota de zurda luego de una habilitación de Lavezzi.

La aparición de Messi se dio en el segundo tiempo, cuando salió desde el arranque en lugar de Higuaín. Lo más curioso fue que el entrenador Julio Baldivieso decidió hacerle marca personal al rosarino, y Diego Bejarano fue el encargado de seguirlo por toda la cancha.

El capitán argentino se sintió incómodo con un hombre encima, pero se las ingenió para desmarcarse e, inclusive, dejarlo desairado en varias oportunidades a Bejarano. Al igual que frente a Panamá, estuvo cerca de convertir a través de un tiro libre, pero esta vez la pelota se fue al lado del ángulo del arco de que defendía Lampe.

Si bien Argentina siguió manteniendo el control del desarrollo, el ritmo fue más lento que al de la primera parte, y las acciones de riesgo fueron menores. La temperatura subía cuando Messi encaraba en velocidad y podía combinar tanto con Lamela como con Lavezzi. Y si él no le imprimía vértigo, todo se hacía más discreto.

El seleccionado argentino irá hoy ante el local Estados Unidos por el pase a la final de la Copa América Centenario, que de alcanzarla será la tercera consecutiva después del Mundial de Brasil 2014, y la anterior edición de este certamen, en Chile 2015. El encuentro tendrá lugar en otro de los imponentes estadios que posee esta competencia, como lo es el NRG de Houston, que a la hora del comienzo contendrá unos 35 grados de temperatura ambiente, algo acorde con el clima de esa ciudad del sur estadounidense, país donde justamente hoy se iniciará el verano.

Si Estados Unidos es “la tierra de las oportunidades”, la que se le presentará al equipo dirigido por Gerardo Martino surge como inmejorable, ya que tendrá ante sí a un rival de menor envergadura, que encima llega diezmado por las bajas por suspensiones de Bobby Wood, Alejandro Bedoya (ambos por sumar dos amonestaciones) y su principal figura, el volante Jermaine Jones, expulsado en el arranque del segundo tiempo del partido de cuartos de final ante Ecuador.

Este es apenas un detalle, debido a que la jerarquía individual de uno y otro es incomparable, más allá de que en lo colectivo el entrenador alemán Jürgen Klinsmann exprimió todo, para llevar a este equipo a ser el mejor de los que representan a la Concacaf en el torneo.

Argentina llega a este juego como claro favorito, como el candidato excluyente a ganar este campeonato, con su capitán Lionel Messi muy activo, luego de recuperarse físicamente de la lesión en la parrilla intercostal izquierda, y psicológicamente, después de afrontar en Barcelona una declaración ante la Justicia por presunta evasión fiscal.

Un total de catorce goles en cuatro encuentros, con apenas dos en contra, sugestivamente ambos de cabeza (Fuenzalida de Chile y Rondón de Venezuela), lo que marca que el juego aéreo es el punto débil de la defensa argentina, además de algunos desajustes circunstanciales en el retroceso, ponen al equipo de Martino ante otra gran chance de hacer historia grande para el fútbol argentino.

El único inconveniente que atravesó el equipo desde que llegó a los Estados Unidos, más allá de ser el que más viajó, fue el costado izquierdo de su ataque, para el que Martino deberá utilizar tres futbolistas diferentes en cinco encuentros.

Primero se lesionó Di María y luego lo hizo Gaitán, aunque el ex Boca no iba a poder estar igualmente hoy ya que llegó al límite de dos tarjetas amarillas, lo que obligará al ingreso de Erik Lamela o Ezequiel Lavezzi, dependiendo de las características con las que quiera sostener el técnico su idea de juego.

El seleccionado va en busca de una nueva final, con el convencimiento adquirido a lo largo de esta Copa centenaria.