Al impresentable derechista Henry Ramos Allup y su pandilla de “guarimberos” se les han agotado las patrañas para intentar hacer realidad las alucinaciones que padecen de derrocar a la Revolución Bolivariana, y acuden a viejas y fracasadas mentiras como la de reiterar que el presidente Nicolás Maduro es colombiano de nacimiento, y no venezolano.

Esa farsa de Ramos Allup ha sido repetida nuevamente en los últimos días por él, y multiplicada por la prensa ultraconservadora de Venezuela, Colombia y de otros países, como parte de la desenfrenada campaña mediática de que es blanco Maduro, y la Patria de Simón Bolívar y Hugo Chávez.

Al actual presidente de la Asamblea Nacional venezolana y sus compinches ya se les terminó el repertorio de ignominias, y evidentemente están desaliñados tras las derrotas sufridas en la Organización de Estados Americanos (OEA), donde quisieron se le aplicara a su país la famosa “Carta Democrática” de esa moribunda entidad, con el claro propósito de allanar el camino hacia una eventual agresión extranjera.

En la sede de la OEA en Washington, el cabecilla de la denominada Mesa de Unidad Democrática (MUD) vio frustrados sus antojos de que a Estados Unidos se le permitiera “legalmente” intervenir en los problemas internos de la nación sudamericana.

Una vez más al ahora jefe o portavoz de los “guarimberos” le salió el tiro por la culata, igual que hace pocas horas, cuando las autoridades de Bogotá informaron oficialmente que el presidente Maduro no nació en Colombia.

Por supuesto que el déspota opositor sabe muy bien que Maduro es hijo natural de la tierra de Bolívar y Chávez, y seguramente mucho más que Ramos Allup, a quien habría que preguntarle cuál es en realidad su verdadera nacionalidad, si la estadounidense o la venezolana.

Es bien conocido que el referido diputado es un clon “Made in USA” y ha sido amamantado por Washington hasta el punto que permanentemente recibe “instrucciones” de la embajada de Estados Unidos en Caracas, y directamente desde el Pentágono y la Casa Blanca.

Con solo revisar algunas escasas páginas de su vida es suficiente para corroborar que el chillón y violento representante de la MUD poco tiene de venezolano porque siempre ha respondido a los intereses de sus patronos de la potencia imperial del Norte.

Ramos Allup es otro “palanganero” de Washington en este hemisferio, como lo fue y sigue siendo mundialmente el expresidente del gobierno español José María Aznar, a quien sus propios compatriotas lo bautizaron así por su desmedida sumisión a Estados Unidos.

Los “palanganeros” o terminan expulsados de los gobiernos por sus pueblos, como le sucedió a Aznar, o no llegan nunca al poder. El destino del cabecilla de la MUD está cantado: ser solo un peón de las administraciones norteamericanas.