RECUERDAN A LAS VÍCTIMAS
DEL REMOLCADOR CUBANO 13 DE JULIO
Jorge García, quien perdió a 14 de sus familiares , aún recuerda la despedida con sus seres queridos
NO FUE UN ACCIDENTE; FUE UN ASESINATO, UNA MASACRE
El gobierno cubano no ha permitido sacar los cuerpos de la profundidad del mar
POR LAURA GAMBA
Jorge García tiene en su memoria las imágenes de su nieto Juan Mario Gutiérrez García de nueve años, horas antes de que el pequeño abordara el remolcador 13 de marzo en la madrugada del 13 de julio de 1994.
“Él estaba tan feliz de montarse en un barco, que hizo una barita de pescar con una rama de un árbol, le amarró un hilo de nylon, y le puso un clip para papeles como anzuelo de pesca”, dijo García con un nudo en la garganta. “Se paró frente a mí, me miró sonriente, y con los ojos brillantes me mostró su caña de pesca y me dijo que me iba a traer un pescado bien grande para que me lo comiera”.
“Tú siempre tan amable”, le dijo García.
“Tú siempre tan amable”, repitió el nieto.
Pero García se quedaría siempre esperando ese gran pescado.
Juan Mario Gutiérrez García, fue una de las 37 personas que fallecieron cuando cuatro barcos pertenecientes al Estado cubano, que estaban equipados con mangueras de agua, embistieron el barco remolcador 13 de marzo, que había sido tomado por 68 personas que huían de Cuba.
El miércoles fue la Vigésima Segunda conmemoración de que el barco fue hundido a siete millas de las costas cubanas, frente al puerto de La Habana.
Testimonios de algunos de los 31 sobrevivientes señalan que las embarcaciones del Estado cubano embistieron con sus proas al remolcador mientras que les lanzaban agua a presión a las personas que se encontraban en la cubierta del barco, incluyendo a mujeres y niños.
Cuentan que algunas personas volaron por el aire y cayeron al mar cuando las embarcaciones empezaron a atacar el remolcador con las mangueras de agua.
García había decidido no ir para cederle el puesto a los más jóvenes. Pero ese trágico día perdió 14 de los 17 familiares que estaban en la embaración, incluyendo a su hijo y a su nieto.
“Juan Mario ahora cumpliría 32 años,” dijo, aunque sigue con la imagen del niño en su mente.
“Cuando uno pierde un familiar, hay una serie de eventos que tienen lugar, un velorio y un funeral, y entonces uno adquiere conciencia de que ese familiar ya no está más contigo, acá en la tierra,” dijo. “Pero en este caso el gobierno cubano no me entregó los cuerpos de mis familiares entonces los tengo en mi memoria cuando me dieron su último adiós”.
Sin embargo, en un pronunciamiento, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos recomendó al estado cubano proceder a recuperar la embarcación hundida y a rescatar y entregar los restos de las víctimas a sus familias, cosa que hasta el momento no ha hecho.
Algunos familiares de los que se ahogaron en el remolcador han tratado de hacer gestiones para tratar de sacar el barco de la profundidad, pero las autoridades cubanas no lo han permitido. Una organización que se dedica a rescatar balseros cubanos también pidió permiso para rescatar los cuerpos, pero la petición fue rechazada.
“El gobierno cubano debe permitir extraer el barco del fondo del mar ya que muchos de los cadáveres deben estar allí todavía”, dijo Ramón Saúl Sánchez, líder del Movimiento Democracia a el Nuevo Herald. Señaló que cuando se vieron embestidas por las naves del Estado cubano, muchas personas se metieron a la bodega del barco y no pudieron salir porque los golpes trabaron la escotilla.
Días después del ataque, Fidel Castro dijo que lo que dio lugar al hundimiento fue un accidental choque. Pero las víctimas y activistas cubanos aseguran que no es así.
“No fue un accidente; fue un asesinato, una masacre”, djo Sánchez. “Y el gobierno no demostró arrepentimiento”.
De hecho, las víctimas han dicho que los tripulantes de las embarcaciones no les prestaron auxilio cuando los vieron en el agua.
“Las víctimas han coincidido en decir que las embarcaciones del gobierno cubano tenían la intención de terminar de hundirlos a todos”, dijo Ninoska Pérez Castrellón, activista cubana.
Fueron los guardacostas quienes rescataron a los que se aferraban a una nevera que flotaba.
“Lo hicieron porque en ese momento se apareció una embarcación griega y la tripulación de los barcos no se lo esperaban, por lo que les tocó recoger a los que quedaban vivos”, dijo García.
Aunque han pasado más de dos décadas, recordar no es nada fácil para García.
“Cada año, este día es para mí una nueva cita de dolor, es repetir la película de aquellos días trágicos que conmovió a toda mi familia”, dijo.
Miami rindió tributo a las víctimas del remolcador 13 de marzo en el malecón de la Ermita de la Caridad . Después de una ceremonia, se realizó una misa para recordar a aquellas personas que yacen debajo del mar.