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General: El compañero Fidel cumple 90 años ! ! ! !
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Resposta  Mensagem 1 de 11 no assunto 
De: Gran Papiyo  (Mensagem original) Enviado: 13/08/2016 12:02
Un nuevo 13 de agosto se asoma en el calendario y nos saluda ! ! !
Y con gran alegría podemos festejar juntos, en cada rincón del planeta, el 90° Aniversario del querido, entrañable y admirado Comandante en Jefe ! ! ! !

Que sigas cumpliendo años, Genio de los Genios, Prócer de los Próceres, Maestro de los Maestros ! ! ! ! !
 

Artículo de Fidel Castro: El Cumpleaños

 

Mañana cumpliré 90 años. Nací en un territorio llamado Birán, en la región oriental de Cuba. Con ese nombre se le conoce, aunque nunca haya aparecido en un mapa. Dado su buen comportamiento era conocido por amigos cercanos y, desde luego, por una plaza de representantes políticos e inspectores que se veían en torno a cualquier actividad comercial o productiva propias de los países neocolonizados del mundo.

En una ocasión acompañé a mi padre a Pinares de Mayarí. Yo tenía entonces ocho o nueve años. ¡Cómo le gustaba conversar cuando salía de la casa de Birán! Allí era el dueño de las tierras donde se plantaba caña, pastos y otros cultivos de la agricultura. Pero en los Pinares de Mayarí no era dueño, sino arrendatario, como muchos españoles, que fueron dueños de un continente en virtud de los derechos concedidos por una Bula Papal, de cuya existencia no conocía ninguno de los pueblos y seres humanos de este continente. Los conocimientos trasmitidos eran ya en gran parte tesoros de la humanidad.

La altura se eleva hasta los 500 metros aproximadamente, de lomas inclinadas, pedregosas, donde la vegetación es escasa y a veces hostil. Árboles y rocas obstruyen el tránsito; repentinamente, a una altura determinada, se inicia una meseta extensa que calculo se extiende aproximadamente sobre 200 kilómetros cuadrados, con ricos yacimientos de níquel, cromo, manganeso y otros minerales de gran valor económico. De aquella meseta se extraían diariamente decenas de camiones de pinos de gran tamaño y calidad.

Obsérvese que no he mencionado el oro, el platino, el paladio, los diamantes, el cobre, el estaño, y otros que paralelamente se han convertido en símbolos de los valores económicos que la sociedad humana, en su etapa actual de desarrollo, requiere.

Pocos años antes del triunfo de la Revolución mi padre murió. Antes, sufrió bastante.

De sus tres hijos varones, el segundo y el tercero estaban ausentes y distantes. En las actividades revolucionarias uno y otro cumplían su deber. Yo había dicho que sabía quien podía sustituirme si el adversario tenía éxito en sus planes de eliminación. Yo casi me reía con los planes maquiavélicos de los presidentes de Estados Unidos.

El 27 de enero de 1953, tras el golpe alevoso de Batista en 1952, se escribió una página de la historia de nuestra Revolución: los estudiantes universitarios y organizaciones juveniles, junto al pueblo, realizaron la primera Marcha de las Antorchas para conmemorar el centenario del natalicio de José Martí.

Ya había llegado a la convicción de que ninguna organización estaba preparada para la lucha que estábamos organizando. Había desconcierto total desde los partidos políticos que movilizaban masas de ciudadanos, desde la izquierda a la derecha y el centro, asqueados por la politiquería que reinaba en el país.

A los 6 años una maestra llena de ambiciones, que daba clases en la escuelita pública de Birán, convenció a la familia de que yo debía viajar a Santiago de Cuba para acompañar a mi hermana mayor que ingresaría en una escuela de monjas con buen prestigio. Incluirme a mí fue una habilidad de la propia maestra de la escuelita de Birán. Ella, espléndidamente tratada en la casa de Birán, donde se alimentaba en la misma mesa que la familia, la había convencido de la necesidad de mi presencia. En definitiva tenía mejor salud que mi hermano Ramón —quien falleció en meses recientes—, y durante mucho tiempo fue compañero de escuela. No quiero ser extenso, solo que fueron muy duros los años de aquella etapa de hambre para la mayoría de la población.

Me enviaron, después de tres años, al Colegio La Salle de Santiago de Cuba, donde me matricularon en primer grado. Pasaron casi tres años sin que me llevaran jamás a un cine.

Así comenzó mi vida. A lo mejor escribo, si tengo tiempo, sobre eso. Excúsenme que no lo haya hecho hasta ahora, solo que tengo ideas de lo que se puede y debe enseñar a un niño. Considero que la falta de educación es el mayor daño que se le puede hacer.

La especie humana se enfrenta hoy al mayor riesgo de su historia. Los especialistas en estos temas son los que más pueden hacer por los habitantes de este planeta, cuyo número se elevó, de mil millones a fines de 1800, a siete mil millones a principio de 2016. ¿Cuántos tendrá nuestro planeta dentro de unos años más?

Los científicos más brillantes, que ya suman varios miles, son los que pueden responder esta pregunta y otras muchas de gran trascendencia.

Deseo expresar mi más profunda gratitud por las muestras de respeto, los saludos y los obsequios que he recibido en estos días, que me dan fuerzas para reciprocar a través de ideas que trasmitiré a los militantes de nuestro Partido y a los organismos pertinentes.

Los medios técnicos modernos han permitido escrutar el universo. Grandes potencias como China y Rusia no pueden ser sometidas a las amenazas de imponerles el empleo de las armas nucleares. Son pueblos de gran valor e inteligencia. Considero que le faltó altura al discurso del Presidente de Estados Unidos cuando visitó Japón, y le faltaron palabras para excusarse por la matanza de cientos de miles de personas en Hiroshima, a pesar de que conocía los efectos de la bomba. Fue igualmente criminal el ataque a Nagasaki, ciudad que los dueños de la vida escogieron al azar. Es por eso que hay que martillar sobre la necesidad de preservar la paz, y que ninguna potencia se tome el derecho de matar a millones de seres humanos.

Fidel Castro Ruz

Agosto 12 de 2016

10 y 34 p.m.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 

(Gran Papiyo)      



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Resposta  Mensagem 2 de 11 no assunto 
De: Gran Papiyo Enviado: 13/08/2016 12:05

Los 90 años de Fidel, obstinado revolucionario y patriota latinoamericano

 
Exposición fotográfica dedicada a Fidel. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate

Exposición fotográfica dedicada a Fidel. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate

Y llega el día en que Fidel cumple 90 años. 90 años del hombre que sobrevivió a mil atentados pergeñados por el imperialismo, pero, sobre todo, a las profecías de los “expertos”, a los anuncios fatalistas de la gran prensa monopólica que periódicamente le ponía fecha de vencimiento a su causa, a su protagonismo y a su vida misma.

El influjo de su palabra se mantuvo siempre vivo, aún en los tiempos más oscuros en que era despectivamente calificada de anacrónica, “ideológica”, anclada en un pasado definitivamente superado. Y sin embargo, su voz y su presencia irrumpían nuevamente, una y otra vez, persistentes, obstinadas, entregadas con pasión e inteligencia a la gran obra revolucionaria de construir una Patria Grande justa y libre.

Cuando nos visitó, allá por el 2002, con ocasión de la inauguración de la Capilla del Hombre, los ecuatorianos vivíamos los años finales de hegemonía neoliberal. La palabra de Fidel fue, entonces, como un rayo en cielo sereno: una voz que insistía, sin concesiones de ningún tipo, en denunciar las insultantes desigualdades de nuestra realidad social.

En esa visita, Fidel recordaba la entrañable amistad que lo había unido al maestro Guayasamín, así como la común preocupación por la dignidad humana y la justicia social. Y es que el lazo de Fidel con Ecuador le debe mucho a su encuentro con nuestro gran pintor, cuando “un hombre de rostro indígena, tenaz e inquieto, ya conocido y admirado por muchos de nuestros intelectuales, quiso hacerme un retrato”. “No era yo -decía Fidel en ese discurso-. Era lo que él deseaba que fuera, tal como quería verme: una mezcla de Quijote con rasgos de personajes famosos de las guerras independentistas de Bolívar”.

Y esa figura quijotesca que vio el maestro Guayasamín en Fidel Castro ha sido y es de una potencia y de un magnetismo poco comunes, digna de quienes encarnan los valores más altos de la humanidad y capaz de sublevar pueblos y movilizarlos hacia la libertad y la justicia.

En los años que siguieron a esa visita, tuvimos la suerte de seguir contando con la palabra y el liderazgo del Comandante Fidel Castro en el nuevo despertar del continente, cuando la batalla de ideas a la que él tan fervientemente había convocado comenzaba a rendir frutos y en diferentes rincones de la Patria Grande volvía a levantarse la bandera de la justicia social y la unidad latinoamericana.

Esa palabra y ese liderazgo han sido fuente extraordinaria de inspiración para el proceso que ha vivido el Ecuador en la última década, signada por la tarea de desmontar el andamiaje neoliberal y neocolonial que nos tenía cautivos y sentar las bases para construir la Patria nueva, un país de equidad y justicia social. De ese mismo espíritu humanista, de esa misma vocación soberana, es hija nuestra Revolución Ciudadana, el proceso de cambio más audaz y más ambicioso de nuestra historia liderado por otro gran patriota latinoamericano, que ha transformado millones de vidas y se ha inspirado en un modelo de desarrollo integral que tiene al ser humano, y no al capital, como el centro de todas las decisiones.

Con salud y educación gratuitas, con leyes hechas desde el pueblo y para el pueblo, con políticas de Estado que velan por la ciudadanía y la expansión de derechos, con soberanía y conciencia integracionista, desde el Ecuador nos hemos propuesto la superación de un modelo neoliberal, empobrecedor y excluyente. En esa tarea, Cuba siempre estuvo ahí presente como ejemplo de dignidad y de lucha.

Hace 10 años Fidel se retiró de las tareas de gobierno, pero no ha dejado de ser protagonista de la historia de su pueblo y de toda la Patria Grande, escribiendo, pensando, estimulando reflexiones y propiciando debates. La suya es una vida no sólo impregnada de los acontecimientos más relevantes del siglo XX y sus debates, sino que ha tenido la lucidez y la valentía de abordar los nuevos desafíos que enfrenta la humanidad y las amenazas de un orden civilizatorio cada vez más insostenible.

Celebramos con el hermano pueblo de Cuba, con el victorioso y solidario pueblo de Martí y del Che, y junto a los pueblos de Nuestra América, estos 90 años de vida fecunda de Fidel ¡Feliz 90 años a Fidel!

Gabriela Rivadeneira
Presidenta de la Asamblea Nacional del Ecuador

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 

(Gran Papiyo)      



Resposta  Mensagem 3 de 11 no assunto 
De: Gran Papiyo Enviado: 13/08/2016 12:08

Fidel, amigo entrañable, hermano inolvidable

 
Fidel saluda a Silvio Rodríguez y Amaury Pérez. Foto: Estudios Revolución

Fidel saluda a Silvio Rodríguez y Amaury Pérez. Foto: Estudios Revolución

Pasé mi cumpleaños 50 en Cuba, no de muy buenas ganas. Estaba aquí porque tenía trabajo; pero sucedía que en 1996 Niurka estaba cursando su beca en el Conservatorio Superior de París y ese año tenía más deseos de estar en la rue Monge que en mi casa.

En los días cercanos a mi cumpleaños, para matar el tiempo que no veía pasar, hacía casi cualquier cosa que se me presentara. Por eso el 25 de noviembre salí a encontrarme con alguien. Estando en aquel sitio, al que iba por primera vez, sonó el teléfono y, para mi sorpresa, me lo pasaron diciéndome que preguntaban por mi. Era Felipe Pérez Roque, que me dijo que estaba con Fidel en la puerta de mi casa y que no me moviera de donde estaba, que el Comandante quería pasar a felicitarme por mi cumpleaños.

Pablo, Vicente, Silvio y Fidel. Foto: En Caribe

Pablo, Vicente, Silvio y Fidel. Foto: En Caribe

Fidel me llevaba un libro de fotografías que se había publicado por aquellos días. Su título es Cien Imágenes de la Revolución Cubana, y en una de ellas aparecíamos los dos, sentados en un sofá, con gestos parecidos. Por supuesto, me dedicó el libro. Cuando terminó de escribir observó sus palabras y me dijo que le hubiera gustado ponerme algo más poético. La dedicatoria decía: “Para Silvio, amigo entrañable, hermano inolvidable.”

Hablamos poco. Por entonces Fidel casi siempre tenía prisa. Recuerdo que me preguntó cómo me sentía y le contesté que un poco raro, que no acababa de acostumbrarme a la idea de los 50. Entonces me puso una mano en el hombro y me soltó: “Deja que cumplas 70 para que veas lo que es raro”. Y claro que todos nos echamos a reír.

Me hubiera gustado devolverle aquella visita a Fidel, ahora que va cumplir 90 y que yo, como me prometió, voy a saber bastante pronto lo que es raro. Si lo viera, seguro me diría que más adelante sabré lo que es rarísimo.

Felicidades, Fidel, amigo entrañable, hermano inolvidable.
silvio fidel pablo

(Tomado de Segunda Cita, el blog personal de Silvio Rodríguez)

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 

(Gran Papiyo)        



Resposta  Mensagem 4 de 11 no assunto 
De: Gran Papiyo Enviado: 13/08/2016 12:10

A Fidel, en sus noventa

 

Fidel, 90 años haciendo historiaAlguna vez afirmó Fidel Castro que su mérito mayor es haber sobrevivido. Ahora que lo escribo, no sé si pensaba en él o en la revolución que forjó y dirigió por más de cincuenta años. Las dos supervivencias fueron igualmente muy difíciles y meritorias. Podría decirse que excepcionales.

Los líderes latinoamericanos que habían osado desafiar el poderío del gran capital de los Estados Unidos, habían tenido que huir de sus propios países o habían sido muertos o asesinados como retribución por la osadía. Tampoco habían perdurado los cambios sociales que llevaron a cabo.

En 1934, moría asesinado Augusto César Sandino, gran resistente antimperialista en Nicaragua, apresado a traición con sus colaboradores después de una reunión con el presidente de la nación y fusilados ante la fosa que habían cavado para ellos; en 1935, tras una delación, era cercado y asesinado en El Morrillo, cerca de Matanzas, Antonio Guiteras, que se preciaba de haber llevado a la firma de Grau las leyes más revolucionarias que dictó. Los generales Anastasio Somoza y Fulgencio Batista, fieles servidores de los intereses norteamericanos, pusieron fin a las vidas de estos líderes antiimperialistas.

En 1948, el candidato liberal a la presidencia de Colombia, Jorge Eliécer Gaitán, es asesinado en Bogotá, a días de unas elecciones que debía ganar arrolladoramente. Gaitán había sido defensor de los derechos de los trabajadores asesinados en la famosa Masacre de las Bananeras[1]. Había fundado la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria, que luego disolvió para unirse al Partido Liberal, pero llevando a él, el programa de una reforma agraria.

Seis años después del asesinato de Gaitán, era el presidente electo de Guatemala, Jacobo Árbenz, quien enviaba al congreso de su país una ley de reforma agraria que éste aprobaba, pero que claramente afectaba a la gran latifundista del continente: Mamita Yunai, la implacable United Fruit. El secretario de estado en Washington, era John Foster Dulles, abogado de la bananera, quien declaró comunista a Árbenz y con su hermano Allen, jefe de la CIA, organizó una invasión que mandaba el coronel Castillo Armas, el hombre a quien Árbenz había derrotado en la últimas elecciones democráticas que hubo en Guatemala. No volvió a haberlas en treinta años. El presidente derrocado murió de cáncer en México.

En 1964, el presidente de Brasil, el izquierdista Joao Goulart, se negó a romper relaciones con Cuba. El general Castelho Branco lo derrocó e instauró una dictadura militar con el apoyo político de los Estados Unidos, que torturó y asesinó a sus opositores y duró hasta 1985.

Goulart se exilió en la Argentina. Murió en 1976, durante la dictadura militar de Rafael Videla. La versión oficial atribuyó la muerte a un ataque cardíaco, pero a Goulart no se le hizo la debida necropsia: muchos afirman que fue envenenado como parte de las acciones del Plan Cóndor, –ideado por Kissinger–, que también asesinó a Carlos Prats, el general chileno que rehusó participar en la asonada militar que llevó al poder a Augusto Pinochet. El golpe del 11 de setiembre de 1973 cobró la vida del legítimamente electo presidente Salvador Allende y, enseguida, las de miles de chilenos. Agentes del Plan Cóndor secuestraron y asesinaron en Buenos Aires al expresidente boliviano Juan José Torres.

Recién asumida la presidencia por Ronald Reagan, se inicia la guerra de los Contras en Nicaragua y misteriosamente estalló en vuelo el avión que conducía al presidente Omar Torrijos, el hombre que recuperó la soberanía del canal para Panamá.

En 1959 Fidel viajó en plan amistoso a Estados Unidos, pero el viejo macarthysta que era Richard Nixon, lo catalogó enseguida como peligroso comunista. Desde que en mayo de 1959 se aprobó nuestra ley de reforma agraria, no tuvimos paz con los Estados Unidos. Por primera vez un gobierno latinoamericano era capaz de mantener su soberanía ante el intento de injerencia norteamericana, y era apoyado por su pueblo y sus fuerzas armadas.

En sus memorias, Philip W. Bonsal, el único embajador que tuvo el gobierno estadounidense ante la Revolución, ha contado cómo advertía a su gobierno que la hostilidad contra la Revolución Cubana era contraproducente. La administración Eisenhower-Nixon topó con un líder que, en Cuba, se enfrentó victoriosamente al anticomunismo de la guerra fría.

Si Fidel, Raúl, Che Guevara, Camilo, Almeida, e intelectuales como Antonio Núñez Jiménez y Alfredo Guevara planeaban el establecimiento de un régimen socialista en Cuba, Fidel se cuidó de proclamarlo.

La guerra fría y la mentalidad anticomunista que ella generó, habría hecho inaceptable un programa socialista en los días de la lucha contra Batista en las montañas y en el llano. Para el dominio de la burguesía era imprescindible que la población aceptara la validez de su ideología.

Por encima de la mediocridad republicana, Fidel fue a apoyarse en el más alto pensador de este país. Cuando Martí escribe su última carta, en vísperas de que una bala española tronchara su vida, decía a su hermano mexicano Manuel Mercado:

ya estoy todos los días en peligro de dar la vida por mi país
y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con
que realizarlo– de impedir a tiempo con la independencia de
Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y
caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América.

Y precisaba Martí:

Cuanto hice hasta hoy y haré, es para eso. En silencio ha tenido
que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas
han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían
dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin.[2]

A Fidel Castro se le ha acusado, entre tantas cosas, de haber traicionado aquel proyecto inicial de restituir la Constitución de 1940 y convocar a elecciones en 18 meses. Pero Fidel había anunciado en “La historia me absolverá”, que el Movimiento 26 de Julio se proponía hacer una revolución que enfrentara los grandes problemas de Cuba. Si no declaró desde la propia Sierra Maestra el radicalismo con que actuaría esa revolución fue sin duda porque sabía, recordando la cautela de Martí, que esa declaración “levantaría dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin”.

En cualquier caso, la Revolución Cubana tuvo un gran acto original (para los norteamericanos fue un “pecado original”) cuando proclamó la ley de Reforma Agraria el 17 de mayo de 1959, el día en que se conmemoraba la fecha del asesinato de Niceto Pérez, un campesino pobre, ultimado por la Guardia Rural al servicio de un latifundista. Hasta Celia Cruz celebró en una guaracha la proclamación de la ley.

La Constitución de 1940 establecía en uno de sus artículos: “Se proscribe el latifundio”, pero ninguno de los gobiernos que se establecieron bajo su vigencia, osó promulgar la ley que validara ese principio constitucional, porque los mayores terratenientes de Cuba eran empresas norteamericanas.

Los prepotentes gobernantes estadounidenses rechazaron la indemnización que Cuba iba a pagar a sus ciudadanos expropiados e iniciaron una disputa con las autoridades de la Isla que culminó en la ruptura de relaciones con Cuba, que el gobierno de Eisenhower decidió en enero de 1961. Previamente, las refinerías estadounidenses en Cuba rehusaron refinar el petróleo que Cuba importaba y los Estados Unidos se negaron a comprar el azúcar cubano.

El gobierno de Fidel Castro dejó que la realidad probara que cualquier reforma que favoreciera a los humildes, era inaceptable para los jefes del imperio. Los revolucionarios cubanos y su pueblo advirtieron que solo la Unión Soviética sería capaz de comprar a Cuba su producción azucarera y venderle el petróleo y las armas que precisaba para sobrevivir y defenderse: en marzo de 1960, la CIA había saboteado el barco francés La Coubre, que llegó a La Habana con un cargamento de armas y pertrechos adquirido en Bélgica: dos explosiones, con un intervalo entre ambas, dejaron cientos de muertos, mutilados y heridos sobre los muelles habaneros, en los momentos en que se descargaba el buque. Fue en el entierro de esos cubanos ultimados por el terrorismo de la gran potencia, cuando Fidel lanzó la consigna de Patria o Muerte.

Desde mediados de ese propio año, el presidente Dwight D. Eisenhower había ordenado a la CIA reclutar, entrenar y armar el ejército invasor que desembarcaría en Cuba en abril de 1961, ya bajo la presidencia de John F. Kennedy. Las Fuerzas Armadas y las Milicias Nacionales Revolucionarias derrotaron a esos invasores en menos de 72 horas. Ese episodio tiene dos nombres: para los Estados Unidos es la derrota de Bahía de Cochinos; para Cuba, la victoria de Playa Girón.

Antes y después de Girón, fueron centenares los intentos de asesinato contra Fidel Castro. Pocos hombres como él han sufrido tantos planes para poner fin a su vida y a su influencia en Cuba y en el mundo. Todos se han frustrado o han fracasado.

Cuando Fidel entró en La Habana el 8 de enero de 1959 y le hablaba al país desde el campamento de Columbia, el sitio donde años atrás se produjo el golpe de estado de Batista, dos palomas blancas fueron a posarse en su hombro. El norteamericano Tad Szulc, el reticente biógrafo de Fidel, A Critical Portrait, afirma que ese hecho insólito configuró la “deificación de Fidel” en el mismo inicio de la Revolución Cubana.

La paloma blanca simboliza la paz, pero para los cristianos es el Espíritu Santo; para los practicantes de la santería cubana, es el poder de Obbatalá, la más fuerte de las deidades, como el 1 de enero, el día del triunfo revolucionario, se consagra a Elegguá, la deidad que abre los caminos y hace posibles las empresas del hombre.

Pero al margen de esas explicaciones esotéricas, la enorme influencia de Fidel –eso que Szulc llama su deificación–, proviene en verdad de su recuperación del frustrado proyecto martiano: los Estados Unidos se extendieron por las Antillas, hicieron una pseudo colonia de Puerto Rico y dominaron sobre todos los gobiernos cubanos hasta 1959.

Cuando apareció la figura reivindicadora de Fidel Castro, el incuestionable imperialista que fue Richard Nixon vio con claridad que un gran peligro entraba en escena. Era el hombre que había que matar, pero ha vivido 57 años desde entonces. Está por cumplir los noventa y pudo ver al jefe temporal de los Estados Unidos venir a ofrecer una paz a Cuba, que ojalá su país sea capaz de mantener.

Creo que es el colofón de una vida consagrada a su patria y a Nuestra América.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 

(Gran Papiyo)      


Resposta  Mensagem 5 de 11 no assunto 
De: Gran Papiyo Enviado: 13/08/2016 12:13

“Y todo lo que parecía imposible, fue posible”

 

Fidel, 90 años haciendo historiaTuve la suerte de contar con dos abuelos que estuvieron muy vinculados a la lucha revolucionaria y de alguna manera al líder histórico de la Revolución: José (Pépe) Ramírez Cruz y Luis Cañedo García. Por lo que desde pequeño Fidel pasó a ser uno de mis héroes predilectos, alguien del que se hablaba con amor y admiración en mi familia, aunque aún me faltaba mucho por conocer y comprender sobre su historia de vida.

Mi abuelo materno, Luis Cañedo, de origen asturiano y quien había emigrado primero con su familia a Cuba y luego a los Estados Unidos durante la criminal dictadura de Batista, se unió a Fidel en Miami, en 1955. Son muchos los recuerdos que me trasmitió de aquellos días en que estuvo de colaborador de Fidel, sirviéndole incluso de chofer y cuando ofreció su casa para que se realizara la primera reunión del movimiento en esa ciudad. Pero de las cosas que me contó, una de las que más recuerdo es que mi abuela, descreída, escéptica en aquellos momentos –luego cambiaría su percepción- de la posibilidad de una revolución triunfante en Cuba, le había reclamado a mi abuelo: “Pero tú qué haces uniéndote a ese hombre. Tú crees realmente que ese hombre que asaltó la segunda fortaleza militar de Cuba con escopetas de matar tomeguines y ahora anda vendiendo libritos –se refería a la Historia me Absolverá, cuya venta contribuía a la recaudación de fondos- va a lograr tumbar a Batista. No seas ingenuo”. Pues resulta que ese hombre en 3 años y unos meses estaba “tumbando” a Batista. En aquella época no solo mi abuela era escéptica. Ella representaba una tendencia que pensaba que era imposible quebrar el “orden natural de las cosas”.

Y es que, una de las grandes enseñanzas que nos ha legado el Comandante en Jefe, Fidel Castro, a los revolucionarios cubanos y del mundo, es que las revoluciones solo triunfan cuando desafían constantemente los límites de lo posible, y que el revolucionario debe tener una fe inquebrantable en la victoria, aún en las peores circunstancias. Por lo tanto, no se trata de un optimismo complaciente y pasivo, sino activo y crítico, de una confianza basada en la voluntad de lucha.

Sobre este rasgo de la personalidad de Fidel, ha dicho el General de Ejército Raúl Castro: “Yo no he visto a nadie –y lo digo apoyándome en hechos concretos- que haya tenido una voluntad más grande mientras mayores son las dificultades, que Fidel”.

Fidel además se rebeló contra todos los pesimismos, derrotismos, prejuicios y dogmas de la época. Hizo la Revolución alejándose de lo que planteaban los manuales marxistas con relación a que el cambio revolucionario solo era posible cuando se produjera una ruptura en la correspondencia entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, es decir, cuando las condiciones objetivas estuvieran creadas. ¿Siguiendo esa lógica, cuánto hubieran tenido que sufrir aun los cubanos y las cubanas, en espera de una Revolución?

Realmente Fidel fue el más marxista entre todos los marxistas de su tiempo, al asumir el marxismo como un método, no como una doctrina, y lograr, mejor que nadie, interpretar correctamente las condiciones de Cuba y las vías adecuadas para hacer una Revolución verdadera. No es que obviara las condiciones objetivas, todo lo contrario, pero entendió que el factor subjetivo es el polo fundamental para producir el cambio revolucionario y crear nuevas realidades, pues éstas no cambian por sí solas, sino a través de la praxis revolucionaria, consciente y organizada.

A pesar de determinas “verdades establecidas” como aquella que planteaba que se podía hacer una revolución con el ejército o sin el ejército, pero nunca contra el Ejército, Fidel dirigió una Revolución contra un ejército poderoso y moderno que contaba con el apoyo de los Estados Unidos. [i]

Asimismo, ciertos teóricos del marxismo planteaban que solo el partido comunista podía hacer la revolución social, pero en el caso de Cuba fue a la inversa: la revolución social hizo al partido.

Otros señalaban que un hombre de extracción acomodada como Fidel no podía ponerse al frente y defender una revolución verdaderamente radical. Fidel barrió con todos esos prejuicios y esquemas de pensamiento. Demostró una vez más en la historia, que el hombre no es la clase, e incluso, puede llegar a enfrentar su propia clase al cuestionarse la realidad que lo circunda y asumir una conducta en correspondencia con ideales revolucionarios.

Pocos creían que a 90 millas de los Estados Unidos, en su tradicional “esfera de influencia”, y en un país en el que el anticomunismo había sido inoculado hasta el cansancio, en especial a partir del comienzo de la Guerra Fría, fuera posible el socialismo. Sin embargo, la Revolución Cubana, bajo la guía de Fidel, barrió también con todas las teorías geopolíticas del momento y solo tardó 2 años y unos meses en declararse el carácter socialista.

Había también quien pensaba que el proceso revolucionario cubano tendría una corta vida, pues era imposible resistir por mucho tiempo el embate de la agresividad de los distintos gobiernos de los Estados Unidos. Sin embargo, ya es una realidad histórica que la Revolución Cubana ha sobrevivido a 11 administraciones estadounidenses y sus más disímiles e impensadas variantes de política, dirigidas todas sin excepción a destruir el proceso revolucionario.

También pocos imaginaban que una isla tan pequeña en extensión, tuviera una política exterior tan influyente en el mundo –casi como la de una superpotencia- y al mismo tiempo totalmente independiente de los grandes poderes de la Guerra Fría. Y así fue durante décadas bajo la sabia conducción del Comandante en Jefe. En determinados momentos, incluso, como ha demostrado en sus brillantes libros el investigador Piero Gleijeses, Cuba no solo desafió a los Estados Unidos, sino también a la propia URSS. Cuba no fue jamás satélite de nadie.[ii]

Al producirse la caída del campo socialista los agoreros del sistema imperial pensaban que Cuba no resistiría, que sus minutos estaban contados, y la Revolución no solo resistió, sino que en estos últimos más de 20 años ha logrado avances insospechados en el orden económico, social, científico y cultural.

Pero habrá algo que parecía más imposible y también fue posible como los anuncios del 17 de diciembre del 2014. El gobierno de los Estados Unidos tuvo que reconocer el fracaso de una política de corte agresivo contra Cuba durante más de 50 años, aunque sin desistir de sus propósitos de “cambiar el régimen” por otras vías. Se demostró una vez más en la historia de Cuba, como tanto ha advertido Fidel, que “no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas”.

Pero todo aquello que parecía quimérico, Fidel se propuso hacerlo realidad a fuerza de coraje y patriotismo, exponiendo continuamente su vida a los mayores peligros. Así fue durante sus luchas como estudiante universitario, en la llamada expedición de Cayo Confites, durante la rebelión popular conocida como el Bogotazo, en el Moncada, en el Granma, en la Sierra, durante la invasión mercenaria por Playa Girón, la Crisis de Octubre, la lucha contra bandidos y en otros muchos momentos de la Revolución. Lo que incluye más de 600 planes de atentado contra su vida. Es innegable en el caso de Fidel, el papel de la personalidad en la historia, Fidel se fundió en la masa, y toda ella se convirtió en fuerza material.

Hoy la Revolución no deja de enfrentar grandes dificultades, retos y amenazas, pero nunca la situación va a ser tan desfavorable como aquella que le tocó enfrentar al líder de la Revolución Cubana, cuando en Cinco Palmas, luego del revés de Alegría de Pío, muertos, heridos y prisioneros la mayor parte de los hombres que habían venido en la expedición del yate Granma, pudieron reunirse solo 8 hombres y 7 fusiles, y aún en esas circunstancias mantuvo su convicción de que era posible vencer. “Ahora sí ganamos la guerra”, fue la frase que Fidel inmortalizó en los pasajes más gloriosos de nuestra historia. Como expresara Cintio Vitier:

La fe inquebrantable de Fidel cuando se quedó prácticamente solo, con un reducidísimo grupo en las escabrosidades de la Sierra Maestra, salvó a la Revolución de caer otra vez en el abismo del “imposible”. Contagiando, irradiando y atrayendo con la imantación moral del heroísmo, esa fe, nutrida de análisis, se fue convirtiendo en experiencia viva sobre el terreno mismo de la lucha. Frente al escepticismo de los “teóricos” que solo veían la “correlación de fuerzas” –que sólo hablaban de la “atmósfera” y no del “subsuelo” como le dijo Martí a Nicolás Heredia en vísperas del 95-, que se basaba nada más en las posibilidades “objetivas”, el Ejército Rebelde apoyado por los luchadores clandestinos de las ciudades creó una nueva realidad, una nueva objetividad, una nueva correlación de fuerzas. “Y todo lo que parecía imposible”-así lo diría el propio Fidel el 26 de julio de 1971-, “fue posible”. [iii]

Hay quienes hoy, al igual que en el pasado, se mantienen escépticos, dudan, no creen, y peor, los que se dedican a trasmitir desánimo y derrotismo, sin haber hecho el más mínimo esfuerzo por cambiar las cosas, pero también, por suerte, en la actualidad no somos 8 hombres, sino miles los que educados en el ejemplo de Fidel y basándonos en lo que ha demostrado durante años la Revolución Cubana, estamos confiados en que, por muy difíciles que sean las circunstancias, seguiremos triunfando y haciendo posible los imposibles.

Todavía tengo frescas en mi memoria aquellas palabras de Fidel en su histórico discurso del 17 de noviembre del 2005 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, cuando al referirse a una serie de insuficiencias y desviaciones de la Revolución expresó: “Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos –se refiere a los imperialistas-; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra”. Fue un llamado de alerta fuerte y crítico que aun está absolutamente vigente, pero no había en su intervención, destello de pesimismo y derrota, todo lo contrario, fue un grito de guerra basado en la confianza de que es posible vencer si se moviliza la mayor fortaleza que siempre ha tenido la Revolución: el pueblo. “Y, en general, lo sabemos todo –señaló Fidel en sus palabras-, y muchos han dicho: “La Revolución no puede; no, esto es imposible; no, esto no hay quien lo arregle.” Pues sí, esto lo va arreglar el pueblo, esto lo va a arreglar la Revolución,.”.

Hoy más que nunca es imprescindible que los revolucionarios cubanos nos apoderemos de toda esta historia y de las enseñanzas de quien nos ha guiado siempre hacia la victoria. Como recientemente expresara el presidente Raúl Castro, quien ha sido el más fidelista entre los fidelistas: “Frente a las dificultades y amenazas no hay espacio para las improvisaciones y mucho menos para el derrotismo”. [iv] Al cumplirse el 90 cumpleaños de Fidel, no puede haber mejor homenaje a nuestro líder que el cumplimiento sagrado del deber y no cejar en lo más mínimo en nuestro espíritu de lucha, por inmensos que parezcan los desafíos.

 

Notas

[i] Sobre este tema exclamó Fidel en discurso pronunciado el 20 de abril de 1959: “Es importante señalar varios hechos, porque hay en el mundo muchas mentiras convencionales, porque todo el mundo parecía estar de acuerdo en que una revolución era imposible, cuando el pueblo no estaba hambriento; muchas personas creían que la revolución solo era posible cuando el pueblo estaba muy, muy hambriento, cuando estaban muriéndose de hambre. En segundo lugar, muchas personas aceptaban como una absoluta verdad que la revolución era imposible hacerla contra un ejército moderno, contra un ejército que tenía las mejores y más modernas armas: aeroplanos, tanques, ametralladoras, bombas y todas las armas automáticas. Otra mentira: que la revolución era posible con el ejército, o sin el ejército, pero nunca contra el ejército. Eso tenía efecto sobre todo el mundo. ¿Por qué? Yo pienso que era porque ellas tenían muchas ideas confusas sobre lo que es una revolución y muchas personas creen o creían que una revolución es un simple golpe de Estado, es un simple derrocamiento de un gobierno para tomar su puesto, y ellas toman la palabra revolución como una palabra común de los que hablan sobre estos asaltos al poder, pero hasta las personas que creían conocer lo que era la revolución eran escépticas acerca de la posibilidad de combatir contra las armas modernas. Nuestra revolución estableció dos o tres cosas nuevas en el mundo: Primero, que la revolución es posible cuando hay una situación económica relativamente buena, cuando el pueblo no está desesperado, algunos desempleados, algunos hambrientos, las mismas cosas que en otras condiciones, en otros lugares. En segundo lugar, que la revolución era posible contra el ejército. En tercer lugar, que la revolución era posible contra un ejército moderno”. También en otro de sus importantes discursos, pronunciado el 26 de julio de 1971 dijo: “Para muchos teóricamente nuestra Revolución era imposible. Teóricamente sí: análisis de correlaciones de fuerzas, de armas del enemigo, de armas nuestras. Teóricamente era imposible la victoria. En las prisiones, en los lugares más apartados, ¡nunca la fe en la victoria se perdió! Ni el 26 de julio, después del asalto al Moncada; ni el 5 de diciembre, después que disolvieron la expedición del Granma; ni cuando quedamos 2, 10, 12, ¡nunca se perdió la convicción y la seguridad en el triunfo! (APLAUSOS.) Los teóricos habrían dicho: esa revolución es imposible. Los teóricos habrían dicho: esa guerra es imposible. Los teóricos habrían dicho: esa correlación de fuerzas entre revolucionarios y enemigos de los revolucionarios es imposible de superar. Pero la vida enseña que la cosa imposible, o aparentemente imposible, es posible en la realidad de la vida. Es posible sobre todo cuando los pueblos enarbolan las ideas, cuando las ideas revolucionarias se convierten en ideas de las masas, de los pueblos. Y todo lo que parecía imposible fue posible. Los teóricos dirían: esa Revolución a 90 millas de los imperialistas es imposible. Ese socialismo a 90 millas de Estados Unidos es imposible. Ese comunismo a 90 millas de Estados Unidos es imposible. Ese marxismo-leninismo a 90 millas de Estados Unidos es imposible (APLAUSOS). Y con bloqueo, con amenazas, con agresiones, con dificultades, ha sido posible llevar adelante la Revolución socialista a 90 millas de Estados Unidos (APLAUSOS); ha sido posible llevar adelante la Revolución comunista y el marxismo-leninismo a 90 millas de Estados Unidos; ha sido posible derrotar ideológicamente a los enemigos; ha sido posible derrotar sus incursiones, sus agresiones, sus amenazas. ¡Fue posible unir al pueblo —y también aquello parecía imposible—, fue posible unir al pueblo en una sola fuerza, en un solo partido! Fue posible unir a los trabajadores, a los estudiantes, a los campesinos, a las mujeres, a los ciudadanos, en sus organizaciones. De ahí la fuerza de la Revolución, de ahí su poder de movilización, demostrado en todas las circunstancias”.

[ii] Véanse los libros de este autor, Misiones en Conflicto y Visiones de libertad, ambos publicados por la editorial de Ciencias Sociales.

[iii] Cintio Vitier, Ese Sol del Mundo Moral, Ediciones Unión, 2008, p.198.

[iv] Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el VII Período Ordinario de Sesiones de la Octava Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Convenciones, el 8 de julio de 2016, “Año 58 de la Revolución”.(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado), en: Cubadebate, http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/07/08/raul-castro-la-velocidad-de-los-cambios-seguira-estando-condicionada-por-nuestra-capacidad-de-hacer-las-cosas-bien/#.V6jadxKubIU (Internet)

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 

(Gran Papiyo)      


Resposta  Mensagem 6 de 11 no assunto 
De: t-maria2 Enviado: 13/08/2016 12:33
 
 
 

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Resposta  Mensagem 7 de 11 no assunto 
De: Nobotuma Enviado: 14/08/2016 21:38
     Por ocupaciones no pude ingresar ayer para dejar constancia de mi alegría por los 90 añitos de mi Comandante Fidel. Pude ver la transmisión de la celebración que se le hiciera en el teatro Carlos Marx y allí estuvo presente nuestro Presidente Nicolás Maduro.
     90 años del parto en Birán no es poca cosa, Fidel invicto, camarada, compañero, solidario, combatiente, guerrillero eterno, comandante de comandantes: todos los revolucionarios del mundo celebramos tanta vida productiva. Agradecidos por tanta solidaridad.
 Fidel: 90 y más   

     

Resposta  Mensagem 8 de 11 no assunto 
De: t-maria2 Enviado: 15/08/2016 16:02

Resposta  Mensagem 9 de 11 no assunto 
De: adamar okoye Enviado: 16/08/2016 17:33
 
 

Resposta  Mensagem 10 de 11 no assunto 
De: Nobotuma Enviado: 16/08/2016 18:42
¡¡VIVA EL COMANDANTE FIDEL CASTRO CARAJO!


Resposta  Mensagem 11 de 11 no assunto 
De: Nobotuma Enviado: 16/08/2016 18:44
Más de uno quisiera llegar a 90 años con esa lucidez y capacidad intelectual tan grande como la del Comandante Fidel
      


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