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من: t-maria2  (الرسالة الأصلية) مبعوث: 03/10/2016 12:36

Qué pasará en Colombia tras el rechazo al acuerdo de paz en las urnas

El expresidente Uribe y las FARC han pedido una nueva Constitución, que podría ser una salida para desbloquear la situación pero abriría la puerta a que la guerrilla recupere demandas antes descartadas

"Ahora es Uribe quien tiene la responsabilidad de demostrar que puede desarrollar un plan mejor", valora un analista

03/10/2016 - 13:41h
Uribe, gran ganador del plebiscito que deja a Santos y la paz como perdedores

El expresidente colombiano Álvaro Uribe comparece tras conocer los resultados del referéndum. EFE

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El rechazo de Colombia a un acuerdo de paz con los rebeldes de las FARC para acabar con 52 años de guerra no implica una vuelta inmediata a las hostilidades, pero hace que las posibilidades de que llegue la paz, que parecían estar al alcance de la mano, vuelvan a ser una perspectiva lejana.

Todas las piezas estaban colocadas para empezar a aplicar un acuerdo que se estuvo cocinando durante cuatro años de conversaciones entre los negociadores del Gobierno y los de las FARC en La Habana. La guerrilla ratificó el acuerdo en una conferencia nacional. El presidente, Juan Manuel Santos, y el líder de las FARC, Timochenko, lo firmaron en una ceremonia pública. Los observadores de la ONU estaban preparados para supervisar la reunión y el desarme de los 5.800 combatientes de la guerrilla. Se ha dicho que el comité que concede los premios Nobel estaba valorando otorgar el de la paz a Colombia.

 

Pero al someterlo a una votación popular, los colombianos dijeron no este domingo, aunque por un margen muy estrecho. Solo el 37% de los electores fue a las urnas. De entre ellos, el 50,2% votó en contra del acuerdo de paz, frente al 49,7% que dijo sí.

Al igual que el referéndum sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea, fue un riesgo que Santos no tenía la obligación de asumir: una votación de sí o no sobre un acuerdo complicado que tenía un gran apoyo internacional, pero que chocaba con el resentimiento visceral que muchos votantes tienen hacia las FARC. La diferencia es que esta votación aspiraba a poner fin a una guerra.

El resultado dejó pasmados al Gobierno, a las FARC, a los analistas e incluso a algunos de los defensores del no. "Esto es un baño de realidad", valora Kristian Herbolzheimer, experto en resolución de conflictos de la consultora de paz británica Conciliation Resources.

Tratando de mitigar el miedo a un regreso a la guerra, tanto el Gobierno como las FARC pronto dijeron que, a pesar del revés en las urnas, seguirían insistiendo en la paz. Santos aseguró que el alto el fuego bilateral que lleva en vigor en torno a un mes seguirá adelante, y las FARC prometieron que sus armas serán las palabras.

Abrir el diálogo a más interlocutores

Herbolzheimer cree que el proceso de paz continuará ahora con nuevos parámetros. "Ya no será un diálogo entre el Gobierno y las FARC", explica. "Tendrán que buscar soluciones creativas que podrían convertirlo en negociaciones multilaterales".

Santos ha convocado un diálogo con todas las formaciones políticas, incluida la campaña por el no liderada por su mayor crítico, el expresidente Álvaro Uribe. Aunque Santos fue el ministro de Defensa de Uribe, los dos políticos se convirtieron en enemigos encarnizados desde que Santos, tras ser elegido presidente, no dio continuidad a las políticas de mano dura contra las FARC, sino que prefirió sentarse a negociar con ellas.

El acuerdo que alcanzaron incluía disposiciones para que las FARC rompan sus lazos con el narcotráfico, entreguen las armas y se transformen en un movimiento político. Mientras que los combatientes de base serían amnistiados, los líderes pasarían por un tribunal especial que, si confesaran, los sentenciaría a penas que no serían de cárcel. 

Según Uribe, el acuerdo daría impunidad a líderes responsables de graves crímenes, premiaría a los criminales al permitirles participar en política y erosionaría la Constitución y las instituciones de Colombia.

Un reto para Uribe

No está claro si se podrá alcanzar un nuevo acuerdo. "Ahora es Uribe quien tiene la responsabilidad de demostrar que puede desarrollar un plan mejor", considera Herbolzheimer. "Es difícil decir qué es posible y qué no lo es".

El analista Héctor Riveros cree que podríamos ver pronto una reunión directa entre Uribe y el líder de las FARC, Timochenko, aunque el primero rechazó en mayo una invitación a las negociaciones de La Habana. Ambos tienen un interés en común: tanto las guerrillas como Uribe han pedido una asamblea constituyente que reescriba la Constitución de 1991. Podría ser una salida a la enrevesada situación en la que se encuentra ahora Colombia, pero también abriría la puerta a que las FARC recuperen demandas que se habían descartado en las negociaciones.

"Las FARC subirán el listón de nuevo y volverán a sus demandas originales", pronostica el analista político Fernando Giraldo. Advierte que, aunque los rebeldes han mantenido un estricto mando sobre sus tropas, los resultados de la votación pueden empezar a mostrar fisuras en la determinación de la guerrilla por la paz. Incluso antes del plebiscito, miembros renegados de una unidad rebelde dijeron que no participarían en el acuerdo de paz.

"Ahora las FARC son totalmente vulnerables y están abiertas a profundas divisiones", apunta Giraldo. "Tendrán miedo a que todo esto se venga abajo en cualquier momento".

A pesar del resultado, Herbolzheimer no cree que fuese un error someter el acuerdo a una votación popular. "Si no hubiera habido un plebiscito, los críticos se habrían pasado la vida culpando a Santos de todo lo que pudiera haber salido mal".

El analista Fernando Cepeda considera por su parte que la situación inesperada en que se encuentra Colombia puede tener ventajas. "Es posible que esto sea una gran oportunidad para construir una paz sobre un consenso nacional", señala.

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo



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جواب  رسائل 2 من 4 في الفقرة 
من: marce702 مبعوث: 03/10/2016 22:33
Y Rubén que dice? todavía vive en Colombia?

جواب  رسائل 3 من 4 في الفقرة 
من: Nobotuma مبعوث: 06/10/2016 16:28
Cuando escuché a Juan Manuel Santos diciendo que el cese al fuego es hasta el 31 de octubre, se me asomó en el horizonte la continuación de la guerra.
En los sitios afectados por la guerra ganó el SÍ ¿significa que a quienes están retirados de esos escenarios de violencia les importa un carajo la paz? ¿quieren que siga el conflicto armado?...
Detrás de Uribe están los paramilitares, los narcotraficantes, el negocio de ventas de armas, las ejecuciones con moto sierras, las tumbas o pozos de la muerte, en fin, la desgracia. Si los colombianos votaron a favor de esa vaina, entonces mijitos, que no se anden lamentando de la violencia..a morir calladitos. NJ

جواب  رسائل 4 من 4 في الفقرة 
من: TATIS-7 مبعوث: 24/10/2016 14:39
¿Y qué pasaría si no se logra concretar un acuerdo de paz con las Farc?
 

“Tenemos información amplísima de que ellos (las Farc) están preparados para volver a la guerra urbana, que es más demoledora que la guerra rural”: Juan Manuel Santos, presidente de Colombia. 16 de junio de 2016.

Esa frase la lanzó el Jefe de Estado 77 días antes del plebiscito en el que 34 millones de colombianos decidirían si refrendaban o no los acuerdos de La Habana entre las Farc y el Gobierno.  Lea también: Gobierno y Farc se reunieron en Cuba para concertar ajustes del acuerdo de paz

Amplios sectores dijeron que era una amenaza.

Ya pasaron 21 días desde que el No ganó en la urnas  y no ha muerto un solo soldado, policía o guerrillero en un enfrentamiento armado o en un ataque.

II 

“Nuestro deseo es que los acuerdos de paz se logren lo más pronto posible. Hay que escuchar a todo el mundo, pero tiene que ser en un lapso no muy amplio porque si no, se nos muere la paz... Del limbo podemos pasar al infierno”: Iván Márquez, jefe de la delegación de paz de las Farc. 16 de octubre de 2016.

Esas palabras se las dijo el  guerrillero el pasado domingo al periodista Daniel Coronell a quien le insistió  en una entrevista de 16 minutos que “renegociar sobre bases que  no son propositivas nos va a dilatar esto en el tiempo y corremos el riesgo de que el proceso termine mal”.

III

Aquí o allá insisten en eso. ¿Pero corre algún riesgo el país si no se implementa en un tiempo prudente el acuerdo logrado en La Habana o, peor aún,  si no se llega a un consenso sobre la paz que necesita Colombia?

Los escenarios planteados son amplios y anchos. Mientras algunos analistas aseguran que habrá consecuencias macroeconómicas por no haber logrado la paz, otros dicen que eso solamente ocurrirá en caso de que Colombia vuelva a una situación de inseguridad igual o peor a la que se vivió hace más de una década.

 Pero expertos en seguridad sostienen que es difícil que el país atraviese una crisis de tal magnitud porque la guerrilla en los últimos cinco años perdió un 70 % de su capacidad bélica.

Sin embargo, hay quienes dicen que la sola incertidumbre ya aleja la inversión extranjera. Y el sector más golpeado, sin duda, es el político que pierde  credibilidad, más de la que ya se le ha embolatado.

Henry Acosta, facilitador de estos diálogos, hace un análisis económico en el que sostiene que de no implementar los acuerdos de paz la deuda externa colombiana aumentará; que los créditos externos que se estaban gestionando  se pararán y que las inversiones que se estaban dando para llegar al país se aplazarán y algunas nunca más vendrán.

“Todo ello hará que la Reforma Tributaria se haga de una manera más drástica para generar ingresos al Tesoro Nacional que le permita pagar los intereses aumentados”, agrega.

Pero Daniel Velandia, jefe de investigaciones económicas de Credicorp Capital, dice que el riesgo de  cara a la confianza inversionista sería en el caso de  la prolongación de un acuerdo de paz por varios años; en el escenario de que no  dé frutos una renegociación o “si nos devolviéramos diez años en el conflicto y la verdad es que ese no es el escenario de prácticamente nadie”.

El economista   comenta que los inversionistas y las calificadoras de riesgo ahora están concentradas en el éxito o no de la Reforma Tributaria.

Iván Márquez, jefe de las Farc, también habla de números. En la entrevista con Daniel Coronell dijo que  los recursos  se están acabando y que habrá que recurrir  a organizaciones internacionales para “mantener al ejército campamentado que está en tregua”.

Pero Mauricio Jaramillo, analista de política exterior, indica que al estar en puntos suspensivos, hay un “riesgo gravísimo” porque se  cierran los años fiscales en Estados Unidos y algunos  de los estados europeos que habían prometido recursos  para el posacuerdo: “El interés en Colombia no se va a perder así no más, pero la imagen  se va a afectar y el margen de maniobra se reduciría porque el Gobierno tenía comprometida su credibilidad y el resultado del plebiscito y esta dilación lo que hace básicamente es enviar un  mensaje de que  no cumple lo que promete o no está en capacidad  de hacerlo y le toca recular”.

El analista económico Daniel Velandia sostiene que ahora o más tarde, el acuerdo de paz le  conviene  no solo a Colombia sino a toda la región. “La comunidad internacional lleva cuatro  años esperando las negociaciones, no creo que se vayan a retirar  en un corto plazo mientras se destraban”.

En buena medida, dice John Marulanda, experto en Seguridad y Defensa, la crisis económica de las Farc es positiva porque “si ahora no tienen recursos (según ellos), de romperse los diálogos ¿con qué podrían contar para realmente asustarnos o conducir al país a un estado de pánico? ¡No tienen con qué!”.

 Explica que además de alimentar a su ejército,  la guerrilla tendría que comprar  municiones, armamentos, entre otras cosas, “de modo que retornar a la  guerra es bastante complicado para ellos”.

También considera que volver abiertamente a la extorsión o al secuestro  y echarle la culpa de eso a que no se pudo un acuerdo con el Gobierno sería un descrédito aún mayor para las Farc ante la opinión pública y eso les acabaría “el poquito espacio político que han ganado gracias a  que el Gobierno actual se los permitió”.

Si la situación del Gobierno es comprometida y complicada con el limbo  en el que se encuentran los acuerdos, las Farc —agrega Marulanda—  no se quedan atrás y están en una  sin salida.

“Están comprometidas, militarmente han perdido un 70 % de su capacidad y políticamente están jugando con candela porque no sería solo el prestigio nacional sino internacional el que estarían perdiendo”, por lo que el experto considera que más temprano que  tarde las Farc van a tener que lograr un consenso no solo con el Gobierno sino con las fuerzas del No y otros sectores de colombianos.

Pero el analista Pedro Medellín no ve la situación tan crítica para el país. Para él, el riesgo que pueda enfrentar la Nación depende del afán  que tenga el Gobierno para lograr un acuerdo. “No  creo que haya mayor presión  distinta a la que pueda tener el presidente Santos de que los acuerdos estén firmados para antes de diciembre cuando él reciba el Premio Nobel de Paz”.

Gobierno y oposición

El costo político de no tener unos acuerdos de paz que puedan implementarse en los próximos meses será no solo alto para el Gobierno sino también para la oposición que promovió el voto negativo en las urnas.
 
Jaime Bernal Cuéllar, exprocurador General de la Nación, dice que  por ahora se pueden hacer algunas cosas, como mantener el cese el fuego,  pero, por ejemplo, los cambios en el sector rural de Colombia se quedarán estancados y ello generará un perjuicio político: “Pierde la ciudadanía la credibilidad  en el Gobierno aún más y desde luego para la oposición que  tiene una responsabilidad de entregar en concreto los puntos de conformidad  a lo que promovieron para que se votara No, teniendo en cuenta que  lo que se adicione no sea inaceptable. En esto hay que mirar lo justo”.
 

¿Y la seguridad?

 
Mientras Jaime Bernal Cuéllar, exprocurador General de la Nación, dice que el reacomodamiento de algunos integrantes de las Farc será igual si hay o no proceso de paz, John Marulanda, experto en seguridad, sostiene que ese es un problema “muy serio” que va mas  allá de las Farc.
 
Advierte que es un problema  que el Gobierno no ha manejado adecuadamente porque “en una mala decisión acordó —por presión de las Farc— suspender la fumigación aérea y ya sabemos que se han incrementando los cultivos ilícitos” que generan un flujo de dinero en la economía ilegal que desata todo  tipo de intereses.
 
Pero Bernal comenta que “sí es posible una desbandada aún  con una desmovilización general, pero las Farc han manifestado su propósito de seguir con los acuerdos para la paz”.
 
 


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